Capitulo once
TENGO UN HIJO
ABRIL 1979
Kendra seguía con su cabeza en el pecho de James haciendo figuras imaginarias con su dedo.
Los dos recostados en el suelo de la habitación con una pequeña manta cubriendo sus cuerpos y las velas iluminando.
Kendra levantó su rostro mirando a James, dejó un beso en su pecho antes de volver a dejar un beso en sus labios.
— Tengo un hijo.
James frunció el ceño ante las palabras de Kendra. Fue una gran primera impresión.
Ella se sentó. — Se que todos tus amigos y tú tienen la misma pregunta ¿porqué pasa tiempo con Black? — James se golpeó mentalmente había olvidado por completo a Sirius, ahora se sentía culpable. — Tenemos un hijo de dos años, es lo único que nos une.
El azabache proceso las palabras de la ojiverde en silencio.
— ¿Pero él jamás nos habló acerca de su hijo?
— Fue porque lo obligue a no decir nada, ustedes son amigos de él no míos — concluyó ella poniéndose de pie.
James estaba confundido, ¿en que momento Sirius y ella se conocieron?
Kendra no se molestó en ponerse ropa, se paseaba por la habitación sin sus ropa al final del día esa es su casa, logrando que James adorara más la vista. Sus ojos avellana se posaron en una fotografía donde había dos niños sonrientes.
— ¿Quienes son? — señaló la foto.
Kendra suspiró mirando la imagen. — Mi hermano y yo.
¡¿KENDRA SALAZAR TENÍA UN HERMANO?! Esa fue la pregunta que apareció en la mente de James.
— ¿Qué le sucedió?
— Lo asesinaron.
La conversación murió en ese momento, Kendra se marchó dejando a James en aquella sala. El azabache sentía que había metido la pata al hablar de su hermano.
Mientras la ojiverde avanzaba por el pasillo los recuerdos la inundaron, aquella casa la abandonó con su hermano y prometió regresar a su lado, pero nunca podría cumplir esa promesa.
Albus había citando a varios miembros de la orden en su despachó, los miembros más cercanos a Kendra Salazar y James Potter.
La pierna de Saori subía y bajaba. Ariana estaba sentada, su vientre rondaba los cinco meses de embarazo mientras Sebastian tenía una mano en su hombro y otra en el de su hermana, era el más nervioso pero al mismo tiempo intentaba mantenerse sereno por ellas.
Coraline se mordía la uña, Remus estaba preocupado por James al igual que Lily.
Por el contrario, el rostro de Sirius Black parecía otro, ojeras debajo de sus ojos y un cansancio abundante en su rostro, había cambiado en el tiempo que su amigo y Kendra se habían ido.
Albus entró sin muchas noticias para los miembros, al igual que todos estaba preocupado y las noticias de mortifagos buscando el paradero de Kendra no le ayudaban demasiado.
— ¿Alguna noticia, profesor? — preguntó Cora ansiosa. Le preocupaba su hermano, sus padres habían estado ansiosos desde hace unos días por no saber nada de su hijo.
— Nada señorita Potter — Las esperanzas del grupo decayeron al escuchar al hombre. — Tengo a dos de mis mejores personas buscándolos.
La mirada de Dumbledore se encontró con la de Sirius quien sabía de quien se trataba.
— Pues no es suficiente — respondió Coraline, molesta, Ariana se frotó la sien. — Nadie hace lo suficiente por buscar a mi hermano. Todo esto es culpa de Kendra, si ella no hubiera llevado a mi hermano a una misión suicida, él estaría aquí.
— ¡Ya basta! — gritó Sirius asustando a todos tras haber golpeado el suelo con su pie. — Ya me canse de que culpes a Kendra de todo lo malo, ella no pidió esta tonta guerra, nadie la pidió, deja de culparla.
— ¡¿De cuándo acá te convertiste en su guardián?! — Coraline lo miró con molestia. — Ahora eres su perro faldero.
Sirius estaba molesto, deseaba poder gritar porque la defendía, porque estaba de su lado, pero sin ella con ánimos de defenderse prefirió guardar silencio.
Saori se puso de pie caminando hasta donde estaban Black y Potter, miró a Coraline para darle un golpe que se escuchó por toda la habitación.
Saori había dado una cachetada a Cora.
— Tal vez Sirius no iba a golpearte porque es un caballero, pero yo soy una chica y puedo golpearte.
Cora estaba por regresar el golpe a Saori, la rubia detuvo su mano. Fue Remus y Marlene quienes tuvieron que alejar a Coraline, la rubia estaba molesta con Coraline.
Lily se sintió incómoda, desde que Kendra se unió a la Orden no escuchó más que quejas por parte de Coraline, razón por la que terminaron hace meses atrás. ¿Porque Coraline Potter odiaba tanto a Kendra Salazar?
— Dumbledore, no me puedes pedir que regrese a casa y le diga a mis padres que mi hermano sigue sin aparecer por culpa de una huérfana.
Ariana acariciaba el brazo de Sebastian quien con cada palabra de Cora deseaba intervenir.
— Kendra también está desaparecida y tiene a una familia que la está esperando, no solo es tu hermano quien no está — hablo Ariana acariciando su vientre. — Esta familia necesita a Kendra Salazar, te guste o no.
— Los he intentado rastrear, pero al parecer Kendra puso protecciones en ambos por si alguien intentaba seguirlos, fue astuta, pero ahora nos preocupa más — lo último lo dijo el hombre mirando a Sebastian.
— Si mi hermano no aparece a fin de mes, iré yo misma a buscarlo así tenga que venderle mi alma a Lord Voldemort— hablo Coraline.
Al pasar por el lado de Sebastian la tomó del brazo.
— No me importa si tu hermano está desaparecido, mi hermana lo está y créeme que no me importa James sino ella, así como a ti yo te importa mi hermana a mi no me importa el tuyo, Coraline — Murmuro Sebastian mirando a la chica que intentaba soltarse de su agarre. — Se quien eres y no me retes a decirlo en voz alta.
Coraline estaba molesta y se notaba, pero algo que confundió a más de uno fue la forma en que se dirigió al Señor Tenebroso, al azabache se fue haciendo un gran ruido al salir.
— Intentaré buscarlos — habló Sebastian tras ver cómo Cora se iba. — Hay un viejo ritual, puedo hacerlo.
— No va a arriesgarse en este momento señor Grindelwald — la voz de Albus estaba cansada. — No tomando en cuenta el estado en que se encuentra Ariana. Dejemos que los especialistas se encarguen y sino aparece a finales de mes, enviaré a un tercer grupo.
Los ánimos estaban por los suelos, Sirius tendría que regresar a casa junto a su hijo quien lloraba todas las noches en búsqueda de su madre.
Tanto qué Walburga había tenido que confeccionar un oso de peluche con una prenda de Kendra, era la única forma de que Credence pudiera dormir.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro