Capitulo diecinueve
VIVIENDO CON JAMES POTTER
FEBRERO 1980
Kendra había citado a James para hablar en una cafetería, un lugar concurrido para dar la noticia de que serías padre sonaba a una buena idea.
— Gracias — agradeció a la camarera por la tarta de moras le trajo.
Sorbió un poco de su té de frutos rojos antes de darle un mordisco al pedazo de tarta.
La puerta se abrió anunciando la llegada de un cliente, no hizo falta que la chica levantara la vista para saber de quien se trataba.
— ¿Acaso te pusiste toda la botella de perfume? — cuestionó Kendra frunciendo la nariz.
— No como crees — respondió James sentándose en la silla. — ¿Para qué querías verme?
— Iré directo al punto — se acercó a la mesa. — Estoy embarazada, dos o tres meses.
James parpadeó ante el golpe de noticia. Sabía que Kendra no era de las personas que te dicen algo de manera dulce o con un poco de anestesia, ella iba directo al punto.
Parpadeo confundido haciendo cuentas del momento en que quedó embaraza. La noche en el callejón Diagon.
— En el caldero Chorreante — susurro, Kendra asintió.
— No te estoy pidiendo que te hagas cargo, ya pude con un hijo sola, podré con dos, pero supuse que debías saberlo.
Kendra se levantó para salir del establecimiento, dejó en la mesa el dinero de lo que consumió junto a una propina.
James salió detrás de ella deteniéndola antes de que se fuera.
— Me lo dices así como si nada y luego te vas.
— ¿Cómo querías que fuera? — Kendra se cruzó de brazos. — ¿Te trajera globos y un regalo? Esa no soy yo, déjale las cursilerías a alguien más.
— Pero quien te dijo que yo no me haría cargo de ese bebé — hablo James mirándola. — Lo hicimos los dos y los dos lo haremos juntos.
— No quiero que hagas esto por lástima o porque pienses que tienes una responsabilidad conmigo — ella lo señalo. — Por Merlin, ni siquiera somos una pareja.
— No necesitamos ser una pareja para que me haga responsable — James la miró tomándola de las mejillas.
Allí estaba otra vez, otra vez ese ardor, esa chispa que siempre sentía la de ojos verdes con tan solo el tacto del azabache.
Kendra entre abrió los labios haciendo que James la mirara. Su hermana tenía razón, Kendra Salazar se estaba volviendo su debilidad.
— Mamá pero ¿por qué nos mudamos? — preguntó Credence a su madre.
Luego de que Kendra y James hablaran, llegaron a la decisión de vivir juntos, así ambos podrían familiarizarse con la presencia del otro y para estar cerca de su hijo.
— Cariño, iremos con un amigo de tu papá— intento explicarle Kendra.
— ¿Y papá? — preguntó Credence.
— Él nos verá luego.
Kendra aún no encontraba las palabras para explicarle a su propio hijo que estaba por tener un hermano y que se mudarían con el padre de ese hijo.
James les abrió la puerta encontrándose a Kendra junto a dos baúles.
— Hubiera ido por ustedes — dijo James al verla.
— No quiero dar más molestias — respondió ella entrando a la casa.
Credence miró con atención la casa, era una casa ubicada en Godric Hollow's, algo acogedora y con un jardín para que Credence jugara.
— ¿Dónde dormiré yo? — le pregunto Credence a su madre.
— Por acá campeón — le respondió James invitándolo a subir.
Credence miró la mano del hombre delante suyo, pero no la tomó, para él esa persona era un completo extraño que estaba haciendo que su vida cambiara, quería su anterior casa, quería estar con Lily y Remus, jugar al caballito con Remus y hornear galletas con su tía Lily.
Credence tomó la mano de su madre para arrastrarla hasta la parte de arriba. Kendra miró a James encogiéndose de hombros.
— Dale tiempo — le pidió ella. — Cuando te tenga confianza será como tú mejor amigo, con Remus no se separaba nunca.
Siguieron caminando hasta llegar a una habitación donde ya estaba una cama y tenía varios juguetes, incluso un caballito de madera.
Credence se escondió detrás de las piernas de su madre como si hubiera visto algo que lo asustó.
— ¿Qué sucede, cariño? — preguntó Kendra agachándose para verlo.
— ¿Cuándo regresaremos con la tía Lily? ¿Cuándo nos iremos de aquí? Quiero estar con papá — lloriqueo Credence.
Kendra abrazó a su hijo quien comenzaba a llorar, su corazón se rompió al verlo de esa forma.
James intentó ocultar la mueca de su rostro ante el rechazo de Credence, sabía que él sería un hombre extraño en su vida, pero jamás se imaginó que él niño lo rechazaría tan pronto como lo vio.
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