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Y aquí estamos (AU)

Segunda parte de Sueño con encontrarte. Espero que la disfruten.

***

El amor es un sentimiento contranatural que une a dos desconocidos en una relación mezquina e insalubre, cuanto más intensa, tanto más efímera.
Gabriel García Márquez,
Del amor y otros demonios.



Que placer era el de tomar su mano. Que mágico era sentir su mirada. Que espléndido era besar allí mismo sus labios.
La distancia, dejada en el pasado. Parecía que los tiempos en los que el océano y la distancia los separaba habían quedado muy lejanos.
Ahora, solo eran dos chicos enamorados que tomaban café, juntos. Sin olvidar, que se habían conocido a través de una habilidad tan sobrenatural, y a la vez tenían la cabeza y los sentidos tan perdidos en el otro.

-Y en donde te quedarás?- le preguntó Alec, mientras se llevaba la taza a los labios y dejaba que el líquido caliente entrara en su boca y corriera por su garganta.

Magnus no contestó. Tenía la concentración en los labios carnosos y rosados de su novio. Un novio que había deseado besar desde que se había enamorado de él. Un chico que lo hacía ver el mundo diferente en cada mañana. Un novio, que hacía que su cabeza de vueltas y su corazón se salga del pecho con cada encuentro y pensamiento que tenía de él. Como podía alguien cambiar todo lo que conocía de aquella manera?

-Magnus?- preguntó Alec, algo confundido por qué Magnus no contestara.
-Que pasa?- preguntó Magnus, después de ver que Alec lo estaba llamando.
-Te pregunté con quien te quedarías- dijo Alec.
-No quería darte tan pronto la noticia- dijo Magnus. Alec asintió- Me quedaré contigo. Recuerdo que me mostraste  en donde dejas la llave y...bueno, cuando llegué fui a tu departamento y luego vine aquí.
-Oh- fue lo único que dijo Alec.
-"Oh?"- dijo Magnus- Acaso es lo único que dirás?
-Perdón- dijo Alec- Es qué, no esperaba que hicieras eso. Pensaba que odiabas mi departamento.
-Por qué lo odiaría?- preguntó Magnus, llevándose un pedazo de pastel de chocolate. Magnus pensó que los postres estadounidenses eran mejores que los de su país y concedió un punto a la gastronomía americana.
-Por qué es demasiado simple- contestó Alec- He visto tu departamento y el mío, comparado con el tuyo, es una vergüenza.
-Alexander Gideon Lightwood- dijo Magnus- Nunca más digas eso. Tu departamento es tan...tan...ni siquiera la palabra maravilloso alcanza a describirlo. Es tan tú y eso significa, que eres mas que maravilloso.

Alec sintió las mejillas arder, pero no desvío la vista de aquellos ojos que lo tenían tan enamorado. Los ojos y el resto del dueño. Tanto en belleza como en personalidad, Magnus era maravilloso y estaba tan perdido en  su amor por él.
Magnus solo tomó las manos de Alec y las besó. Logrando que el contacto liberara una sensación de electricidad.
Ambos se perdieron en la mirada del otro y sentían, que podrían seguir así por mucho tiempo.
-Me encantan los libros de la biblioteca de tu sala- continuó Magnus- Me encanta la vista a la ciudad. Me encanta encontrarte la mayoría de las veces leyendo en aquél pequeño sillón, con una taza de café. Me encanta tu pequeña cocina, una cocina que ha sido usada la mayoría de la veces para preparar algo para tus hermanos. Eso demuestra lo mucho que te preocupas por ellos y por las personas.
Me encanta tu departamento por qué es tu hogar y me entristece que estés tan solo allí, excepto por la compañía de tus confiables libros. Los libros, que han sido tu refugio y compañía, pero ellos te acompañan, porque los libros siempre se quedan.
Y quiero ser el refugio de tu corazón, al igual que esas páginas cobijaron tu espíritu.
-Magnus,- dijo Alec- no sé que decir. Estuvimos meses conociéndonos y no de una manera que otros lo han hecho.
-Es qué no somos como los otros, Alec- le dijo Magnus- Somos especiales y únicos.
-Sería un placer que te quedes conmigo, Magnus- dijo Alec.

Magnus apretó su mano con la de su novio y esta vez, fue el quien se sonrojó.

***

Después del café, Alec se la pasó mostrándole la ciudad a Magnus.
Habían ido a  todos los lugares favoritos del ojiazul: museos, bibliotecas, lugares históricos, los parques...
Habían estado afuera todo el día y al siguiente, irían a lugares que Magnus elegiría. Todo iba a la perfección.
Después de tanto caminar, llegaron al departamento de Alec.  El pelinegro empezó a dejar las bolsas de compras en la sala.
Mientras que Magnus se la pasaba admirando los estantes con fotografías de su familia. Sabía que la vida de Alec había sido difícil, el había tenido que enfrentar la homofóbia y la muerte de su pequeño hermano. Había pasado por tanto...y aún así, mantenía un buen trabajo como fotógrafo y periodista, y un sueldo aceptable.
Sintió que la nuca le hacía cosquillas y al darse vuelta, vio que Alec le rodeaba con los brazos y le dejaba un beso en la nuca.
-Me encanta como me hace sentir eso- dijo el de piel morena, su voz parecía un suave ronroneo.
Magnus se dio vuelta y besó los labios de su novio. Alec devolvió el beso con mucho gusto.

Cuanto habían esperado eso?
Ambos no podían creer como un solo beso los podía poner de tan ilimitada felicidad. Ese primer beso, que tan felices los podía hacer sentir. Un primer beso, que era dulce y lento; pero a la vez, maravilloso.

Al separarse por la falta de aire, ambos unieron sus frentes.
-Estás aquí, hombre de mis sueños- dijo Alec.
-No me iré, chico de mis fantasías- le respondió Magnus.

Alec llevó a Magnus al sillón y ambos empezaron una ansiada y lenta sesión de besos. Una sesión, que fue interrumpida por Alec.
El ojiazul fue a buscar algo entre las muchas basas. Magnus lo miraba de forma interrogante.
Al poco rato, Alec iba hacia Magnus y le daba una pequeña bolsa.
Magnus abrió el regalo y vio que se trataba de un colgante.
-Se supone que da suerte y protección- dijo Alec, mientras jugaba con algunos de los cabellos de Magnus.
-Gracias, Alexander- dijo después de besarlo- Siempre me sorprendes.
-Para bien, espero- dijo Alec.

Ambos volvieron a besarse y luego, empezaron a ver  la ciudad a través del ventanal de Alec.
Aquella sería una de las muchas veces que verían a Nueva York a través de esa ventana.
Aquél día, empezaba su vida juntos.





Holaaaaa
Espero que les haya gustado.
Que les pareció?

Sinceramente, no esperaba publicar una segunda parte de Sueño con encontrarte, pero hubo unas chicas que lo pidieron y no pude negar  (ustedes saben quienes son🙈)

Al final, me gustó escribir la secuela. Al igual que me gusta escribir Malec.

Siento que vomito azúcar por tanta miel, pero es qué vengo algo sensible después de haber leído una actualización de un fic muy muy triste (espero que sepan cual) Y es triste sobre como la gente puede lastimar hasta el punto de terminar de esta forma. En más, a gente que no ha echo ningún daño a nadie y lo único que quiere es ser amado y aceptado.

Mañana tengo escuela, pero me quedó algo de horario de fin de semana largo (que pasé haciendo tareas y leyendo libros para el profesorado)
B

ueno, es la comedía de mi vida.

Besos😘
Caro.

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