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Tritón (Malec AU)

El misterio del amor es mayor que el misterio de la muerte.
Oscar Wilde.

Hay historias que son más interesantes que otras para contar, pero la más grande de todas es la de uno mismo.
Mi padre siempre decía eso y creo que esa es la razón por la que decidió convertirse en pirata. Cuando se juntaba con otros hombres de mar, en algún bar perdido en algún lugar sin nombre y se ponen a contar historias frente a la luz de las velas. Una luz, que deja sin esconder los ojos cansados o los rostros viejos, prefiere que su historia sea la más digna en ser recordada y compartida. Como si pudiera vivir en las bocas y corazones de narradores y oyentes.

Una vez, fuimos a una de las muchas tabernas que a mi padre le gusta ir después de un largo viaje. Me recuerdo de niño, pero extrañamente no recuerdo la edad. 
No puedo decirte, querido lector, cuanto recuerdo de esa noche. Pero a mi mente regresan, como viejas imágenes, los hombres con sus jarras de cerveza, los finos rasgos de las camareras, las mesas podridas, la tripulación y a mí padre.

Mi padre me carga en brazos y me pone sobre sus hombros, ríe. Que riza la suya y que poca melodía tenía, debido a que consumía exuberantes cantidades de alcohol y fumaba como si esa fuera su profesión. Pero aún podía detectar la risa, uno de mis sonidos favoritos.

Nos sentamos en unas mesas y esperamos a qué tomaran nuestro pedido. Los hombres de mi padre (creo que olvidé mencionar que es el capitán de su barco) iban de aquí para allá, la cerveza se derramaba de sus jarras y manchaban sus botas.
Mientras esperábamos, logramos ver a un grupo de personas escuchar con atención a un hombre que de seguro estaba contando una historia. Con mi padre nos acercamos a escuchar.
-Tenían garras y dientes- decía él- Las mujeres y los hombres, eran igual de hermosos. Pero su mirada era como la de tiburón!
-De qué habla?- preguntó mi padre a un hombre cerca suyo.
-Sirenas y tritones- contestó.
-Se los digo con toda verdad- volvió a decir el narrador- esas criaturas eran como demonios y tiburones.

Como dije antes, no recuerdo mucho de esa noche. Excepto por algunas cosas, claro. 
No puedo recordar mucho de esa noche, pero jamás olvidaré el relato de ese viejo pirata. El único sobreviviente de su embarcación, después de encontrarse con las sirenas y tritones.

Dicen, que ellos dejan vivir a uno solo para que cuente la historia y advertir al que sea, que no se acerque a esas aguas que creen que les pertenecen.
-Papi- dije yo- es cierto lo qué dijo el señor? Sobre las sirenas y tripones.
-Es tritones, mi niño- dijo mi padre.
Ambos caminábamos al barco.
-Es cierto?- volví a preguntar- yo no quiero que me lleven.

Pequeñas lágrimas caían de mi dulce rostro infantil.

-No creas todo lo que dicen, Magnus- respondió mi padre- Sabes como son los hombres con la bebida. Te acuerdas de Joe?
-Besó al mástil- dije, mientras reía.
-Las leyendas solo son eso, leyendas- dijo él.
-Pero los vampiros existen- dije.
-Pero las sirenas no- dijo mi padre- Ahora vamos al barco.

La charla con mi padre, ayudó a alejar mis temores. Pero los días felices pasaron al peor día de mi vida.

Entonces, tenía catorce años.
La tormenta era espantosa y los hombres corrían de aquí para allá, cuidando la vela y tratando de qué el mar no los lleve. Lanzaba hechizos a diestras y siniestra, tratando de qué el otro barco no nos alcanzara.

-Los vanpiratas se acercan cada vez más!- gritó un hombre que trataba de amarrar las cuerdas de la vela.
Entonces, una bala de cañón se dirigió al casco del barco y usé mi magia para evitar el golpe. Funcionó.

-Así que quieren jugar!- dijo mi padre, su voz aún escuchándose a pesar de la lluvia- fuego!
-Fuego!- gritó un hombre.
-Fuego!- gritó otro.
-Fuego!- dije yo.

Los cañones salieron disparados al barco de los vampiros, pero ellos estaban cada vez mas cerca. Devolvieron el golpe, pero mis hechizos evitaban que las balas tocaran el barco. 

Los vampiros saltaron a nuestro barco y sacaron sus espadas. Los hombres de mi padre hicieron lo mismo.
La lluvia seguía fuerte y el mar parecía gritar mas fuerte. Vi al capitán Santiago acercarse a mi padre, ambos con sus espadas en sus manos y listos para comenzar un combate que tendría a uno solo con vida.

Corrí hacia ambos piratas, pero un vampiro se interpuso en mi camino. Saqué mi espada y me preparé para pelear.
Pero antes de qué uno de los dos moviera un solo musculo, algo apareció de la nada y se enredó en el cuello del vampiro. Luego, tiró de él y se lo llevó fuera del barco. 

Me quedé petrificado por el asombro. Entonces, vi que hombres y vampiros eran llevados al océano salvaje. 
Seguí corriendo hacia donde estaban mi padre y Santiago, ellos habían visto lo que yo. Los tres estábamos igual de sorprendidos por el giro de las cosas. 

Vampiros y humanos seguían siendo llevados al océano. Trataba de usar mi magia para salvar a todos los que podía, pero esos látigos de agua eran más fuertes.
Al final, uno de esos látigos me atrapó. Lo último que vi antes de desaparecer, fue el rostro de preocupación de mi padre.
Intenté tomar todo el aire que pude, antes de sumergirme. Tenía los ojos cerrados, pero cuando los abrí, no podía creer lo que veía. Veía sirenas y tritones, todos de ojos negros.

A mi lado, un tritón sujetaba mi mano. Era seguro que fue él quién me sacó del barco. 
Tenía ojos azules, cabello negro, garras y escamas en la mayor parte de su piel. También tenía una aleta de color verde.
Sus ojos no parecían tener ferocidad, sino asombro y me estaba mirando.
Su mano se acercó a mi rostro, pero parecía dudar de hacerlo. Pero lo hizo, acarició mi rostro. Su mano parecía mas fría que el agua.

Ambos nos quedamos mirando a los ojos del otro, pedidos en la mirada.
Sus ojos, sus bellos ojos azules, eran lo mas hermoso y misterioso que he visto en mi vida. Pero también, las más grande de todas las maravillas que hay en este mundo.
Entonces, hizo algo que jamás creí que pasaría si me encontraba en una situación como esta: me besó. Sin entender, devolví el beso.
Cuando nos separamos, creía que iba a ahogarme, pero no lo hice. Podía respirar.

Tomó mi mano y empezó a llevarme a un destino desconocido. Solo pude mirar atrás una vez y fue para ver como el barco en el que había vivido toda mi vida, era llevado por las profundidades.
Desperté en una playa, el sol bañaba mi cara. Reconocía esta playa, estaba cerca de un puerto y fácilmente podía caminar hasta llegar al pueblo.
Allí lloré. Estaba triste y furioso por haber perdido a mi padre.
Hubo días amargos, pero ninguno como hoy. 

Mi padre, el único quién se había preocupado por mí. Quien me había encontrado cuando era un niño y criado como si fuera su sangre. Una persona que hizo un lugar en su corazón para que yo estuviese.
Y ahora lo perdí todo.
Sin embargo, no sabría que el destino me prepararía para volver a encontrar a esos ojos azules.

***
Siete años después...

Muchos creerían que me alejé del océano desde entonces, pero al igual que el mismo Gulliver, no lo hice. Durante estos años, me las arreglé para conseguir un barco y una tripulación.
Pero durante el viaje, ganaba amistades que me acompañarían siempre. Ellos eran Malcom Fade, Catarina Loss y Ragnor Fell.
Después de embarcar en El Puerto de las Sombras, un puerto pirata de subterráneos, me dirigí con mis amigos a la taberna más famosa del lugar: el jade wolf.
Los cuatro divisamos una mesa y nos dirigimos allí para sentarnos. Y como típico pirata, puse los pies sobre la mesa. Catarina pone los ojos en blanco y chasquea sus dedos, antes de que me de cuenta mis pies se bajan rápidamente del mohoso mueble.

-Tienes que hacer eso siempre que venimos aquí?- digo, indignado.
-No seas patán, Magnus- me dice mi amiga, su voz cansada por repetir el mismo discurso de siempre- Somos piratas, no ensucia muebles.
-A quien le importa?- dijo Malcom.
-A Maia le importa- dice Catarina- Recién llegamos y no quiero que la dueña nos eche.
-Hablando de la loba- dice Ragnor cuando ve a la licántropa acercarse a nosotros.
-Buenos días caballeros- dice Maia.
-Buenos días- digo- Trae cuatro jarras de tu mejor cerveza.
-Salen cuatro cervezas para mis mejores clientes- dice Maia.
Los cuatro nos quedamos hablando sobre nuestra más reciente aventura. Entonces, un hombre entra al bar.

Parecía viejo, pero no tanto. Arrastraba los pies y parecía haber vivido muchas cosas que lo hayan envejecido más que los años. Una caja que en su interior escondiera cosas oscuras y supiera más que la mayoría aquí presente, mucho más que otros que han vivido en el mar mucho más de la cuenta y aún tuvieran mucho que vivir. El desconocido, era una pesadilla andante.

Y los peor, era querer saber sobre esa pesadilla aunque todo en el gritara peligro.
Y como deben de suponer, no tardé en hacer lo que tenía planeado en mi mente.
-Oiga, señor- el hombre me mira al escuchar que lo llamo- Por qué no viene a sentarse con nosotros?
-Que eres tonto?- preguntó Catarina, después de darme golpearme la cabeza.
-Y tu eres ruda- dije- Solo quiero ser amable, Cat.
-Más bien, eres tonto- dijo Ragnor- Eso te va mejor.
-Alma sin corazón- le digo, fingiendo estar herido.
-Brujo sin cerebro- me responde.
El hombre se sienta con nosotros cuando Maia nos trae las bebidas. Agarro la mía y tomo un gran trago.
-Entonces- dice el desconocido- Ustedes son piratas?
-Somos La Banda de Bane- digo- de seguro nos conoce.
-Lo lamento, pero esta es la primera vez que escucho de ustedes.
-No lo lamente- dice Malcom- Le pasa tantas veces que ya está acostumbrado.
-Sigue creyendo eso- le digo a Malcom.
-Y será mejor que empieces a acostumbrarte- me dice Catarina.
-Y que lo trae a El Puerto de las Sombras?- pregunta Ragnor.
-Solo soy un mundano- dice el hombre- Pero soy el mundano con la carga más interesante de todas.
-Que carga?- pregunto.
-Una carga muy...exótica. Se supone que debo llevarlo a unos comerciantes en Idris, pero el trabajo es tan tedioso, que prefiero deshacerme de él en cuánto pueda.
-Y está buscando a alguien que la lleve?
-Estoy buscando a alguien para pagarle a cambio de que haga mi trabajo. Por eso vine aquí.
-Entonces está de suerte, porque nosotros haremos eso por usted- mis amigos me miran atónitos y enojados- pero primero debo hablarlo con mi gente de más confianza.

Con mis amigos, nos apartamos y empezamos a discutir en hacer el trabajo. Antes de aceptar, le preguntamos al hombre cuanto nos pagaría y después de darnos una cifra que nos hace babear, aceptamos el trabajo.
Cuando terminamos de beber y charlar, nos dirigimos al barco del mundano. Sus hombres llevan un gran sarcófago hacia ni barco.

La caja es muy grande y parece más pesado de lo qué puedo imaginar. Siento una enorme curiosidad e inquietud.
Por qué llevar un sarcófago era tan difícil? Por alguna razón, empecé a sospechar por el contenido. Me inquietaba.
Los mundanos llevan el sarcófago a mi barco y le indico que lo pongan en una habitación que usamos para poner riquezas u otra cosas de valor. Veo como aseguran el féretro para que el movimiento del barco no lo dañe.

Malcom usa un hechizo para asegurarse.
Antes de irse, el mundano nos da la paga.
-Muy bien- le digo a Malcom- es hora de irnos.
-Le diré a los hombres que se preparen- me contesta.
Yo asiento y el se va. Me quedo un rato viendo el sarcófago hasta que me canso de hacerlo.
Pero cuando estoy a punto de desaparecer por las escaleras, escucho al sarcófago hacer ruido, como si se moviera.
Me doy la vuelta y en efecto, lo veo moverse solo.

***
Durante el resto del día me pongo a pensar sobre lo que hay en esa caja. Empiezo a arrepentirme por no interrogar al mundano sobre lo que hay en ella. 
A veces mi codicia me traiciona cuando menos lo espero.
Sin embargo, durante varios días, no se mueve. Era una calma que no siente cómoda, pero aún así la recibo bien.
Hasta que lo escuché.
Liberame, dijo una voz en ni cabeza.
-Que?- digo, medio adormilado. 
Estaba durmiendo cuando lo escuché. Era la primera vez que escucho esa voz en mi vida.
He dicho que me liberaras, volvió a repetir la voz.

Durante mi vida, he pasado por cosas extrañas. He comerciado guano en Perú, comí alimento de hadas e incluso monté borracho  una alfombra voladora. No había locura que no me pasara, pero sentía que había algo extraño en lo que me estaba pasando ahora.
Me levanté de la cama y seguí la voz, sin tener en cuenta de donde provenía y adonde me llevaría.
Salgo de mi habitación y cruzo todo el barco hasta llegar a donde está el sarcófago. La caja y yo estamos inmóviles.

Por qué siento que lo qué está sucediendo va más allá de lo que creo poder entender? 
-Abre la caja- dice la voz en mi mente.
-No hasta que me expliques quién eres y que haces allí- digo.
-Primero abre la caja.
-No lo haré. Eres un demonio?
-Y tu eres tonto?
-Me lo dicen mucho. 
-Quizás tengan razón. Por favor, liberame. Ese mundano me alejó de mi hogar, solo quiero volver.
-Y por qué estás en el sarcófago?
-No muchos humanos tienen la suerte de atrapar a alguien como yo. Por favor abre la caja, me estoy muriendo aquí.

Empiezo a considerar en abrir la caja, pero una parte de mi no para de gritar que es mala idea. Y no sé por qué no le hice caso.
Abro la caja (asegurando el barco con un hechizo) y me quedo estático al ver lo que hay adentro: un tritón.

Parece desmayado, pero después recuerdo que decía que se estaba asfixiando. Me acerco y veo su hermosa aleta color verde, su cabello negro, su piel cubierta en mayoría por las escamas.
Palpo su hermosa piel y no puedo evitar sentir que lo vi en algún lado. Era como si mi memoria estuviera buscando algo en particular o a alguien en particular. Que secretos escondes? 

Sin darme cuenta, su aleta empieza a desaparecer y en su lugar, solo hay dos pares de piernas y...bueno, el resto de la anatomía humana.
De repente, se sienta y abre los ojos. Mi memoria regresa.
Tiene ojos azules.
Por qué siempre es  difícil estando vivir en presente, estando tan lejos el pasado?
Ambos nos quedamos viendo al otro, sin saber que hacer. Antes de darme cuenta, las cosas pasan mas rápido de lo que creo.
El tritón nueve sus manos y manipula el agua que se encuentra en el sarcófago. La usa para golpearme y sale corriendo.
-Que he hecho?- me pregunto mientras salgo corriendo a buscarlo.

Durante el camino, me encuentro varios de mis hombres desmayados en el piso. Están rodeados de un leve rastro de agua.
Salgo hacia el exterior del barco y veo que está por saltar por la borda. Muevo mis manos y con mi magia evito que logre escapar.
-Sultame- grita.
-No voy a hacer eso- le respondo.
-Eres despreciable.
-No me importa lo qué pienses. Solo me importa lo que pueda conseguir contigo.

Una vez que se lo dejo claro, aseguro las salvaguardas para evitar que escape.

-Este barco está protegido- le digo antes de soltarlo- Si intentas escapar, morirás.
-Y de qué te serviría muerto?- me dice, un rastro de desafío en su voz.
-Preferiría que no sea de ese modo- aunque la verdad prefiero que sí sea de ese modo- Ahora regresarás a la caja...
-No!- exclama.

El tritón sale corriendo y lo persigo. Antes de que pueda saltar por la borda, lo atrapo. Ambos caemos al piso.

-No quiero regresar allí!. Prefiero morir.
-Se qué no piensas de ese modo.
-Entonces no me encierres en la caja.
-Y por qué debería tener compasión por ti? Después de todo no la tuviste con mi padre el día que tu y tu gente hundieron nuestro barco.

El se queda callado unos segundos. Su mirada se aparta de la mía y sus ojos azules se oscurecen más, como si la vergüenza y la pena fueran pesados. Pero hasta donde sé, su gente no puede sentir eso.

Acaso podría, con mucha atención, verle los ojos y encontrar un ápice de su alma?
-Ven- dije- dormirás conmigo.
Empezamos a caminar hasta llegar a mi camarote. El tritón empieza a ver todo con determinada atención. 
Camino hacia el ropero y busco unas ropas. Me doy vuelta y lo veo revisando los libros y otras cosas de aspecto común, pero que el parecía encontrar interesante.

Mi ojos ven su trasero y siento que empiezo a tener un problema en mis pantalones. Le alcanzo ropa antes de que tenga que cambiarme los pantalones.

-Es la primera vez que ves cosas como estas?- pregunto.
-Casi- contesta mientras empieza a cambiarse- Hay muchos barcos hundidos en el océano y las cosas son como basura que encuentra mi gente.
-Entonces, imagino que nunca has visto una cama.
-No- contesta mientras se sienta en ella- Nunca me había encontrado con algo tan...tan...
-Cómodo?- pregunto.
-Si.
Se acuesta en la cama y yo hago lo mismo, uno de cada lado. Estoy por apagar la vela, cuando me percato de qué ni siquiera sé su nombre.
-Como te llamas?- pregunto.
-Alec- me dice- Y tu?
-Magnus.
Después de un rato, ambos nos quedamos dormidos.

***
Ruedo en la cama y siento un cuerpo a mi lado, instintivamente abrazo su cintura. Se siente bien, cálido. 
Desde la muerte de mi padre, no he podido dormir tranquilo. Aunque he compartido la cama en el pasado con numerosos amantes, mujeres y hombres, siento que esta es la primera vez que encontré calma. Que no me he sentido solo.

El otro cuerpo también me abraza e instintivamente, una sonrisa nace en mis labios. Mi corazón parece salir del pecho. Como puedo tener el alma abrumada un día y al otro encontrar una paz que no he sentido en tanto tiempo? 

Entonces, recuerdo quién es el que duerme a mi lado. Abro los ojos y lo encuentro como esperaba.
Alec sigue durmiendo, pero cuando trato de apartarme un poco, el se aferra más a mi. No sé por qué, pero no lo aparto.
Quiero alejarlo de mí, no quiero saber nada de él. Pero hay algo que no lo permite, algo que no nos separa, algo que no me hace alejarme.

Entonces me doy cuenta, no quiero que se aleje. No quiero que esa poca vida que me dio, desaparezca. Por qué es cierto, yo estaba muerto, hasta que lo encontré y entonces sentí que volvía a vivir.
Pero que rayos estoy pensando? El ayudó a matar a mi padre!
Pero como alguien como él, puede catalizar tanto en mi?
Y ahora necesito respuestas.

Con brusquedad, me separo del agarre de sus brazos y me levanto de la cama. Me dirijo a mi armario y saco ropa. Empiezo a desnudarme sin importarme que me vea.
Después de un rato, siento algo. Siento que me observan. 
Obviamente es Alec.

-Te gusta la vista, cariño?- digo para provocarlo.
-Me gusta el dibujo sobre tu piel- dice el.
Recuerdo cuándo me hice el tatuaje. Entonces, tenía quince años y aún recuerdo como grité cuando la aguja hizo contacto con mi piel.

-Se llama tatuaje- le digo.
Término de ponerme la camisa y me siento a su lado. Seguimos mirándonos, como aquella vez que nos conocimos. Aún recuerdo lo hermoso que me parecieron sus ojos, aún lo pienso.

Alec se sonroja de inmediato. El rojo tiñe su tez.
-Que pasa?- pregunto con curiosidad.
-Nada- dice rápidamente.
-No- le digo, insistiendo- quiero saber.
-Es qué....de verdad crees que mis ojos son hermosos?
-Como puedes saber eso? Lo pensé, pero no lo dije.
-Es complicado, pero yo puedo saber lo que piensas. 
-Así es como me llamaste para que te liberara? 
-Se trata de un...enlace psíquico que solo tenemos los dos.
-Entonces, sabes que tengo preguntas sobre ese día.

Alec aparta el rostro, como si así pudiera evitar que hablemos o solo tratase de esconder algo.
-Ustedes estaban cerca de nuestro territorio- dijo- Mi gente y yo recibimos órdenes de atacar y no dejar sobrevivientes.
-Pero aún así me salvaste- le digo- Por qué?
-Era la primera vez que hacía algo como eso. Nunca había visto humanos en mi vida- dice- Yo no quería, pero tenía ordenes. Cuando te vi...no pude evitar ser débil. No pude evitar salvarte. 
-Fuiste compasivo- de la nada, tomo su mano.
-Mi gente decía que era débil por qué mi madre era humana- aprieta mi mano- La gente del mar no tiene alma, pero yo sí.    Me desterraron y estuve solo por mucho tiempo. Hasta que me capturaron y llegué aquí.
Lo siento por tu padre, Magnus. 

-Como pudiste soportar tanto tiempo solo en estos años?
-Como sabes que he estado solo?
-Puedo sentirlo.
Alec emite un suave risa.
-Te salvé, valió la pena el destierro. Cada noche, miraba la luna y las estrellas y sonreía, porque sabía que había válido la pena, y lo volvería a hacer.
Me lo quedo mirándolo y me sorprendo al encontrar verdad en sus palabras. 

Es extraño para mi, siempre me imaginé que lo volvería a ver y lo interrogaría para poder obtener las respuestas que quería, pero nunca imaginé como sería el resultado de nuestro encuentro.

El silencio se convierte en un tercer ocupante en esta habitación y  nosotros dos no sabemos como acabar con él.
Hasta que alguien entra.

-Capitán- llama Ragnor.
Alec y yo nos soltamos las manos y miramos a Ragnor.
-Que quieres?- pregunto. 
-Oh- dijo él al ver a Alec- Entonces está contigo. Malcom está haciendo un escándalo y será mejor que vengas rápido.

Me levanto y le digo a Alec que se quede aquí, el obedece.
Sigo a mi amigo por las escaleras y llegamos a la habitación donde está la caja de Alec. Diviso a varios brujos en rodear la caja, Malcom uno de ellos.

Miraba la caja, su mirada perdida en ella, como que si pudiera encontrar la respuesta a los grandes interrogantes del universo con solo mirarla.
Hago un carraspeo y mis hombres se me quedan viendo. Catarina, quién estaba en un rincón algo lejano, se acercó a mí y se puso a mi lado. Ella me da una mirada de apoyo y sonrío, sabe que la necesito.
Malcom se me queda viendo con confusión y algo de enojo. Odio cuando me mira de ese modo, parece que tuviera en mente tirarme de barco y no dudo que  lo haría.

-Que hiciste, Magnus?- pregunta.
-Necesito que seas mas preciso- le digo, aunque sabe que bromeo.
-Liberaste a la mercancía- me dice- Usé un hechizo y descubrí que fuiste tu.
-Acaso sabías lo que había en esa caja, Malcom? 
-No, pero...
-Había un tritón.
-Y eso qué?! De todas formas lo íbamos a vender y nos habríamos hecho los brujos más ricos de todos. Además, se supone que no te gustan las sirenas o los tritones.
-Ese no es el punto. Es un ser vivo, Malcom. 
-Te respeto, Magnus y eres mi amigo. Pero voy a ir por ese tritón y voy a meterlo en la caja para que lo vendamos.
-Y tu olvidas que soy tu capitán, Malcom. No tocaras a Alec y no lo venderemos, esas son mis ordenes.
-Alec? La cosa tiene nombre? 
-No es una cosa! 
-Claro, solo es una criatura repugnante que sería capás de matarnos cuando quiera.
-No lo llames repugnante y él es diferente, solo tienes que conocerlo.
-De seguro tu ya lo conociste demasiado anoche, Magnus.
Fuego azul sale de mis manos y de las de Malcom.

Los demás miembros de la tripulación  se nos queda viendo. Catarina camina con rapidez hacia nosotros y se pone en el medio. Nos mira a ambos con una mirada de lobo que nos hace entrar en razón. 
Malcom es mí amigo, pero no voy a dejar que insulte a Alec. Y tampoco voy a dejar que le haga daño.
-Escuchen todos- digo a la tripulación- El tritón se quedará con nosotros, será un invitado. También quiero que lo llamen por su nombre: Alec. Donde descubra que le hacen daño, los arrojaré por la borda. Entendieron?

Todos asienten, algunas murmuran un asentimiento y otros solo mueven la cabeza en silencio.
Satisfecho, camino hacia mi camarote y veo que Alec sigue sentado en la cama, tiene la vista en un libro que está leyendo.
Cuando entré, Alec aparta la mirada del libro y me da espacio en la cama para que me siente.
-Como te fue?- preguntó.
-Creí que lo sabrías- dije en broma.
-Lo sé, pero quiero ser amable y por eso pregunto- dice.
Una pequeña sonrisa se forma en mi rostro.
-Tuve una fea pelea con un amigo- digo, Alec asiente- Pero se arregló.
-Fue por mí. Verdad?
-No tienes nada de qué preocuparte. Ya está todo arreglado. 
-Arreglado?
-Si. Serás mi invitado, hasta que decidas si quieres irte o lo que sea que se te ocurra.
-Si quisiera,  podría irme ahora? 
-Puedes hacer lo que quieras que desees.

Alec asiente y antes de que me de cuenta, se acerca a mis labios y me besa. Me quedo estático ante el contacto de sus labios sobre los míos. 
Parecería que el sabor es distinto esta vez, aunque recuerdo que nuestro primer beso había sido bajo el agua. 
Me sigue besando hasta que para al ver que yo no devuelvo el beso.
-Lo siento- me dice, arrepentido.
Oh, mi Alec. No hay razones para hacerlo, pienso. Aunque no parece saberlo.
-No debí hacerlo- dijo Alec- Debí....

Pero lo callo con un beso. Me lo devuelve con intensidad y nuestras lenguas se enredan. Lo acuesto en la cama y quedo sobre él, sus piernas enrollan mi cintura.

Me quito las botas y mis dedos se enredan en su cabello. Sus manos se meten adentro de mi camisa y acaricia esa parte donde tengo el tatuaje.

Mis labios besan su cuello y le saco un gemido que hace que me descontrole.
Como puede alguien como el volverme tan loco? 
Una parte de mi ser piensa que algo emergió en nosotros desde que lo vi a los ojos, hace siete años. 

Que su hechizo comenzó cuando vi sus ojos azules. Unos ojos azules que hacían que mi corazón saliera del pecho, para poder dárselo.

Cuando nos separamos, los ojos le brillan y creo poder encontrar en ellos el corazón y su alma. Recuerdo que dijo que su gente lo desterró por ser diferente, por salvarme y me pregunto como pueden detestar a un ser como él. Pero eso por las razones que lo despreciaban, lo hacían alguien maravilloso a mis ojos.
-Ven- le digo- Voy a mostrarte el barco.
Extiendo mi mano y el inseguro la toma.

***
Alec pasó un largo tiempo con nosotros, ya creo que va un mes.
Mis amigos lo aceptaron con gusto entre nosotros y eso me daba dicha. No tardó en acostumbrarse a esta vida.
Las veces que sacaba las salvaguardas, Alec nadaba y seguía al barco. Me encantaba verlo nadar y como hacer del agua una extensión de si mismo. Era maravilloso verlo feliz.

No tardó en ganarse el respeto de los demás brujos y ayudaba en el barco de muchas maneras útiles. En las noches, contaba historias a la luz de las velas. Historias sobre todo lo que había visto y sobre la gente del mar.  

También le dimos una habitación para que se sintiera cómodo, pero el solía escaparse por las noches y se iba a mi puerta, con gusto lo recibía.

Compartíamos besos y caricias como amantes. Nuestros cuerpos que con un abrazo parecían destinados para estar juntos, por qué están hechos a la medida del otro. Todo con solo compartir un abrazo.
No sabía a donde me llevaría todo esto, pero presentía que a algo bueno y hermoso. Por qué yo no quería dejarlo ir.
Es decir, no eramos novios, pero sabía lo que mi corazón sentía y podía presentir que Alec también.
El me escuchaba de una forma que otros no y podía entenderme de esa manera que siempre esperamos ser comprendidos. Es dulce, amable, honesto e inteligente. Me daba esa paz y tranquilidad que nadie más puede, el es especial.

-Magnus- escucho un suave susurro- Magnus. Magnus. Magnus.
-Alec?- pregunto.
El pelinegro asiente. Me levanto de la cama y veo que está vestido.
-Vamos a dormir, es muy temprano.
-Esa es la idea. Ven.
Sin poder negarme, me levanto y me visto. Salimos del camarote y vamos a la cubierta.

Alec se desviste quedando como cuando lo conocí hace un mes: desnudo. Oh, por todos los dioses, que culo tan sensual.
Alec se arroja al agua y yo me quito los zapatos y la camisa. Lo lindo de estas aguas, es que son tropicales.

Salto al agua y uso un hechizo para poder respirar debajo de ella.
Alec toma mi mano y mueve la aleta, ambos nos sumergimos más y más. Incluso vemos un  cardumen de peces con escamas muy bonitas.

En un momento, besa mis labios y yo le devuelvo el beso, no pude evitar recordar ese primer beso que nos dimos.
Mis dedos se enredan en su cabello y los suyos en mi cintura. Era un momento mágico.

Cuando salimos a la superficie, el dice algo que jamás pensé que diría.
-Te amo. Siento que me enamoré de ti en el momento en el que te miré por primera vez.
Durante este tiempo que estuvimos juntos, nunca pensé que sentiría algo así por alguien. Nunca pensé que el conocerte cada vez más, haría que me enamorara cada día más de ti. 

Quiero quedarme, pero más que nada, quiero quedarme contigo. Dejame estar a tu lado por mucho tiempo a partir de hoy.
Las palabras de Alec siempre tienen el poder de  matarme y darme vida. Ese poder que solo le había dado mi corazón.

Me quedo viendo sus ojos, en ellos podía ver cosas que otros no. Estaba perdido en lo que otros no alcanzaban a encontrar.
Envés de contestar con palabras, con un beso le prometo mi eterna compañía.
-Te amo. Te amo. Te amo- le digo.
***
Años después...

Veo a Alec mirar el atardecer desde la proa del barco y me acerco. Beso su cuello y rodeo su cintura con mis brazos. Acuesta su cabeza en mi pecho. 

-Este es uno de mis momentos favoritos- dice él- El atardecer es hermoso. 
-Es cierto- le digo- Pero es más hermoso verlo contigo.
-Tienes razón.
-Hablame de esa conexión.
-Siempre me pides que te hable sobre ella. 
-Vamos a casarnos, se supone que debes hablarme de ella.
-Creo que no tengo opción.
Se voltea a besarme.
-Cuando los tritones o sirenas encontramos a alguien, es para toda la vida. Para nosotros, un primer beso es la unión tanto psíquica como emocional. Una que dura para toda la vida.

-Entonces, te gusté en cuanto me viste?- lo miro pícaro. 
-Eres un tonto- exclama entre risas.

Sonrío y me acerco por un beso.
Sus besos, tan suaves, dulces y amorosos.
Mágicos.

Fin

Gracias por leer 💞

Posdata: Leyeron Seis de cuervos de Leigh Bardugo?

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