Quinto (AU)
Cuanto más perfecto es algo, más dolor y placer siente.
Dante,
La divina comedia.
Eran años el tiempo que había visto por última vez a su hermano. Pero eso no significaba que no supiera noticias sobre él.
Había recibido un mensaje de su hermano que decía que se había casado con un hombre joven de Florencia, Italia. La carta decía que su marido eran joven de treinta años menos que él y no le sorprendió, su hermano iba por los sesenta años. La carta decía también, que el joven se había casado con su hermano por conveniencia.
Estaba en desacuerdo sobre las razones de la unión, pero sabía qué así eran las cosas en los tiempos que vivían.
Magnus (que era al menos veinte años menos que su hermano) siempre se había preguntado como era casarse por amor. Si no hay amor, de qué servía la unión? Un matrimonio sin amor no es nada, aunque eso fuera difícil.
Magnus llegó a la casa de la familia del marido de su hermano. Una casa que era igual a las otras de Florencia, pero a la vez tan distinta. Como si lo que la hiciera única, fueran las familias que las habitaban y sus posesiones terrenales.
Magnus bajó del carruaje y antes de entrar, un anciano salió de la casa y lo abrazó en modo de saludo. El joven no entendía nada.
-Magnus- dijo él- bienvenido, hermano.
-Giovanni- dijo Magnus- Que bien te trata el Señor, aún vives bien y sano.
-Tonterías- dijo Giovanni- Estoy jorobado y cansado todo el tiempo. Pero al menos pude vivir lo suficiente para poder encontrar esposo.
-Eres monstruo, hermano- dijo Magnus. No sabía si en broma o no- Condenar a un pobre joven a estar contigo.
-Tonterías, tonterías- dijo él.
-Y para qué me invitas?- dijo Magnus- Muchos tiempo es desde que no te veo. Por qué quieres verme ahora?
-Es con respecto a mi marido- respondió- Ven, entremos a la casa.
Giovanni tomó a Magnus del brazo y lo invitó a la casa. Magnus quedó maravillado ante los objetos y demás.
Se sentó en un sillón y ahí estaba un hombre y una mujer. Los padres del joven marido.
Magnus los saludó con cortesía, pero decidió quedarse parado.
-Alec- llamó el hombre- Ven aquí, Magnus llegó.
-Enseguida voy, padre- se escuchó como respuesta.
Al rato, un hombre joven ingresó a la sala y Magnus se quedó sin habla.
El joven tenía cabello negro, ojos azules y piel pálida.
La mirada de Alec estaba en Magnus. Estaba cautivado.
-Alec- dijo el padre de este- el es Magnus, hermano de Giovanni.
-Mucho gusto- le dijo Alec a Magnus.
-El gusto es mío- le dijo Magnus.
El joven galante se acercó a su cuñado y besó su mano como saludo. Luego, se vieron a los ojos.
Ambos no sabían que una sola mirada desataría su desgracia.
***
Magnus caminaba por los jardines de la casa. Durante los días que pasaron después de su llegada, lo único que protagonizaba sus pensamientos eran los ojos azules de Alexander.
Pero el joven estaba casado con su hermano y se recriminaba por pensar el.
Estaba tan distraído, que no se dio cuenta que alguien lo observaba. Hasta que lo vio.
Magnus fruncio en seño y se acercó a Alec.
-Alec?- preguntó Magnus.
-Magnus!- Alec tenía el rostro rojo.
-Que haces escondido?- preguntó- Por qué me espías?
-Yo...solo quería preguntarte si querías leer conmigo- respondió.
-Oh- contestó el otro- sería un placer.
Alec sonrió y tomó la mano de Magnus. El joven lo guió a una banca de madera y los dos se sentaron en ella.
Alec abrió el libro que tenía.
-Conoces la historia de Lancelot y Ginebra?- le preguntó Alec.
-No- contestó Magnus.
-Entonces, ahora sabrás de lo que te has perdido- le respondió.
Desde ese día, ambos leían todo el tiempo.
Leían en el jardín, en la casa, en la placer, en cualquier lugar que pudieran encontrar como adecuado para sus lecturas. Era un placer leer.
Una tarde, ambos estaban en la sala. La casa solo para los dos.
Fue allí, que mientras leían, sus miradas se habían cruzado.
Se perdieron en el iris del otro y pudieron descifrarse.
Ambos temblaban, sabían que sus sentimientos habían evolucionado con el tiempo. Sin embargo, estos sentimientos que tenían por el otro, habían nacido el día que se vieron por primera vez.
El temblor, fue callado con un beso y el fuego apasionado.
Nunca más leyeron desde allí.
***
Hacían el amor a escondidas y con el temor de ser descubiertos. Aunque preferían la unión en la muerte antes que ser separados en vida.
Era una noche, en la que estaban en la cama de Alec. Las sabanas tapaban su desnudes y Magnus hacía círculos en la espalda de Alec.
-De todos los hombres con los que te casaste, por qué con mi hermano?- preguntó Magnus.
Alec se acurrucó más en el pecho de Magnus.
-El se presentó un día en esta casa y pidió audiencia con mi padre- dijo el de ojos azules- había venido para pedir mi mano y me negué. Pero mi padre no escuchó, solo le importaba lo que podría ganar con mi matrimonio. Maldije el día en que vino a esta casa y maldije dos veces el día que nos unimos bajo las leyes de Dios.
-A donde tu estés, yo estaré contigo- le dijo Magnus- Te daré lo que mi hermano no podría darte nunca. Seré tu consuelo.
-Mi amor por ti es lo único que hace del infierno un paraíso- le respondió Alec.
-Y mi amor por ti, es todo el paraíso que necesito- le respondió Magnus.
Hubo un día en el que llegó el aciago destino.
Alec y Magnus hacían el amor en la habitación de Magnus, cuando Giovanni había llegado del mercado.
El hombre escuchó ruidos y no pudo evitar tener sospechas.
Subió las escaleras, entró a la habitación y los vio.
-Malditos!- gritó el viejo.
Alec y Magnus se separaron al escuchar el grito de Giovanni.
-Arderás en el infierno por traicionarme- gritó Giovanni a Alec.
El viejo sacó la espada que llevaba y la dirigió a Alec.
Magnus fue mas rápido y cubrió el cuerpo de Alec con el suyo, en un abrazo.
La espada cruzó a los amantes y se escuchó el grito del asesino.
Los amantes, se dieron un último beso.
Los labios del otro, lo último que sintieron. La mirada del otro, lo último que vieron de este mundo.
Pero no lloren, por qué la espada que los separó de la vida, lo había unido mas allá de la muerte. Ahora, juntos por toda la eternidad.
Holaaaaaaa.
*Les pasa pañuelos*
Esta historia, es una adaptación de la historia de Francesca y Paolo.
Estaba leyendo para el profesorado, la Divina Comedía de Dante. Una obra escrita por un hombre en la edad media.
En la obra, Dante cruza el Infierno y el Purgatorio hasta llegar al Paraíso y encontrarse con su amada Beatríz.
Cuando Dante cruza el infierno, ve las torturas que pasan las almas y cuando llega al infierno de los lujuriosos (su castigo es que los vuela un viento terrible que los va chocando entre sí) conoce la historia de dos almas que allí se encuentran: Paolo y Francesca.
Pero para ellos, el infierno no es infierno porque se tienen el uno al otro.
Dante, al escuchar la historia, se desmaya por lo tan conmovido que estaba.
El nombre del cap, es el canto (o capítulo) en el que los lujuriosos aparecen por primera vez.
La historia de estos dos personajes me conmovió tanto, que quise adaptarla al Malec.
Espero que les haya gustado.
Que les pareció?
Besos😘
Caro.
Gracias por leer💜
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