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Malec al crepúsculo? (AU)

-Ese chico viene todos los días- dijo Catarina
-Lo sé- dijo Magnus- No puedo dejar de mirarlo.
-Yo no puedo creer que haya alguien a quién le guste tu café- le dijo Ragnor a Magnus.

Los tres amigos se quedaron viendo al chico de ojos azules, cabello negro y piel sorprendentemente pálida. La cafetería siempre recibía gente diferente cada día, pero había un chico que siempre llegaba puntual al momento de abrir y se marchaba sólo cuando era la hora de cerrar. Magnus era el que le llevaba la taza de café y luego lo veía sacar un libro de la mochila y leerlo. Apenas sabía el nombre de aquél adolescente, pero sentía que lo había visto antes y fuera de la cafetería, pero no podía recordar de donde lo había visto antes.
Magnus fue hacia el chico misterioso de ojos azules, con su confiable libreta a pedir la orden.
Solo que esta vez, las cosas serían muy diferentes a lo que Magnus estaba acostumbrado.

-Buenas tardes- le dijo Magnus- Quisieras el café de siempre o te traigo otra cosa?
-En realidad- dijo el chico misterioso- esta vez me gustaría algo diferente.
-Bueno- dijo Magnus- Tenemos capuchino y si quieres, te puedo traer una porción de pay de limón.
-No quiero nada de eso- dijo el chico de ojos azules- Esta vez quisiera preguntarte algo.
-Se trata de las ofertas del día?- preguntó Magnus pícaramente. El sabía a donde quería llegar el pelinegro- Porque casualmente, estoy en el menú.

El camarero pasó a guiñarle un ojo. El chico empezó a tartamudear, sin saber que decir.
-Quisieras salir...con..conmigo, Magnus?- preguntó el chico.
-Ya sabes a que hora salgo hoy, cariño- le dijo Magnus- Pero primero, dime tu nombre.
-Alec- dijo él.
-Ok, Alec. Quisiera preguntarte como sabes mi nombre si apenas nos hablamos?
-Oh, yo...yo...escuché que así te llaman tus amigos- esa excusa parecía muy pobre, pensó Magnus.
-Nos vemos esta noche, Alec- Magnus le guiñó nuevamente.
Magnus pudo ver como el rostro de aquél muchacho pasaba de un color blanco pálido a un tono rojizo. Y le encantó.

***

Alec estaba esperándolo afuera de la cafetería como habían dicho. Magnus les había hablado a Catarina y Ragnor sobre la cita que tendría con aquél muchacho que asistía siempre a la cafetería. Sus amigos le dijieron que se adelantara con Alec mientras ellos se encargaban de cerrar.

-Entonces, Alec- preguntó Magnus- Que es lo que te trae a la cafetería todos los días?
-Me gusta el café- esa fue la única respuesta que Magnus sacó del ojiazul. Pero por alguna razón, sentía que había algo más- Y que hay de ti, que te trajo a un pueblo frío y desolado como Ravendale?
-Además de que el nombre del pueblo me recuerda a ese famoso poema que tanto me gusta*, siento que hay algo aquí que me atrajo desde siempre- dijo Magnus- Es decir, mis padres se conocieron aquí cuando estaban de viaje y ellos me hablaron del pueblo. Cuando me gradúe, lo único que tenía en mente era venir aquí y como siempre quise tener una cafetería, me dije por qué no? Y aquí me tienes. Y que hay de ti, creciste aquí?
-Aquí nací, crecí y me criaron- dijo Alec- He vivido en este pueblo toda mi vida.
-Y no conoces otro lugar?
-Antes viajaba mucho con...mi pareja, pero eso fue hace mucho tiempo.
-Que le pasó?
-Lo asesinaron y eso me cambio.
-Lo lamento.
-No tienes que disculparte, tu no hiciste nada.
-Por qué te quedaste en un lugar tan deprimente como este pueblo.
-Lo dice el chico que siempre quiso conocer este lugar?
-Jajaja, sabes a lo que me refiero. Acaso nunca sale el sol en este lugar? Este pueblo es muy deprimente.
-Como el autor*
-Si- Magnus no pudo reprimir una sonrisa.
-Bueno, tenemos muchas librerías y tiendas de musica y la gente de aquí se acostumbra. Si pasas un tiempo aquí, terminará gustandote el lugar.
-No dudo que lo hará- dijo Magnus muestras tomaba la mano de Alec. Ambos sintieron una electricidad debido al contacto de las manos. Una electricidad que Magnus sentía que conocía- Pero ya encontré algo que me gusta.
Alec sintió que se sonrojaba.
-Vamos, Alec- agregó Magnus- Llevame a una de esas librerías de las que dijiste.

***

Las luces de la calle era la única luz que iluminaba a los dos chicos que caminaban en medio de la noche. A pesar de que hacía frío, no les importaba.
El chico mas alto envolvía con un cálido abrazo al mas bajo. Ambos estaban en su propio mundo, abrazados y besándose.
-Odio esto de la prohibición- dijo el chico mas alto- Uno ya no puede disfrutar del alcohol como antes.
-Bueno, Magnus- respondió el mas bajo- Por más que odies esto, tendrás que resignarte.
-Lo dices porque nunca te gustó beber, Alec- respondió Magnus- Ahora, si quiero un poco de cerveza tengo que conseguirla en algún bar clandestino.
-Tu nunca tuviste problemas para conseguir alcohol- le respondió Alec con una sonrisa picara.
-Tienes razón. Pero cuando nos mudemos a Nueva York, te llevaré a todos los bares que encuentre y vas a ver como nos divertiremos.
-Amor, sabes que no necesitamos tomar para divertirnos.
-Es cierto. Mientras tenga al hombre que amo a lado, solo necesito eso para ser feliz.

Magnus le dio un gran beso a su novio. Un beso que Alec correspondió gustoso.

-Me eliges a antes que al alcohol?- dijo Alec con burla- Me siento alagado.
-Sabes que siempre te elegiré a ti primero, Lightwood- le dijo Magnus.
-Lo , cariño- respondió Alec- Y te amo por eso y por muchas cosas más de ti
-Yo también te amo- le respondió Magnus- Amo todo de ti.

Ambos enamorados volvieron a unir sus labios bajo la luz de la luna.

Magnus despertó, aún con la sensación de los labios de Alec en los suyos.
-Que ha sido eso?

Magnus sentía que había sido un sueño, pero por qué lo había sentido tan real?

***

Alec y Magnus habían empezado a salir mas seguido y el de ojos de gato aún seguía teniendo mas sueños extraños sobre él y Alec.
Y para él, esos sueños no parecían ser solo sueños. Parecían algo más, como si los hubiera vivido. Pero, como era eso posible?

Cuanto mas tiempo pasaba con Alec, los sueños no solo dejaban de ser constantes, sino que sentía que en su corazón crecía algo. Algo que sentía haber tenido antes por la misma persona. Sentía que no era la primera vez que se había enamorado de Alexander Lightwood. Porque eso era lo que sentía y lo sabía. El sabía que estaba enamorado de Alexander Lightwood.
Y como no estarlo? Ese chico era la perfección y no solo por su apariencia, también por su personalidad. Alec era inteligente, amable y dulce. Era la clase de chico que a Magnus le gustaba. Era un chico que con una sola mirada lo hacía sentir la persona mas importante del planeta.
Cada noche, sin falta, Alec lo acompañaba a casa después del trabajo y ambos aprovechaban para hablar y conocerse. De vez en cuándo salían a la playa a caminar, por más que estuviera oscuro y no hubiera nadie. También iban a las librerías y las tiendas de música, he incluso salían a algún bar y jugaban al billar o bebían.
Pero lo que se trataba de salir a comer, ambos no podían decir que lo hacían, pues era algo que nunca habían hecho por que Alec insistía en no ir. Algo que a Magnus siempre le había parecido extraño.

Como cada noche, Alec llevó a Magnus su casa después de uno de sus muchos paseos.
Y allí, iluminados por la luna, compartieron su primer beso.
Fue un beso que ambos disfrutaron, un beso que no parecía ser primero para Magnus. Un beso dulce y especial.
-Se puede decir que ahora somos pareja, Lightwood?- dijo Magnus pícaramente.
-He esperado mucho para que me preguntaras por eso- admitió Alec.

Magnus miró a Alec y el brillo de sus ojos, entonces, algo surgió dentro de Magnus. Le parecía haber recordado algo al ver el brillo de esos ojos azules, como si se hubiera dado cuanta de algo.
Volvió a besar a Alec, pero esta vez con mas necesidad. Ambos se devoraban la boca y Magnus sintió la lengua de Alec entrar en boca y enredarse con su lengua.
Por que le era tan familiar esa sensación? Como pudo haberse enamorado de Alec tan rápido? Acaso era amor lo que sentía en su pecho? Amor por Alec?
Por qué así era, el sentía y sabía que estaba enamorado de Alec.
Ambos entraron a la casa, sin despegarse del otro. La boca de ambos tan unidas como sus corazones.
A pesar de los movimientos torpes, ambos llegaron a la cama y allí se hicieron uno en cuerpo y alma.

***

Magnus salió del interior de Alec y lo envolvió en un abrazo. Esa había sido su primera vez. La primera vez de los dos. Magnus aún lo recordaba. Recordaba como se habían conocido en aquélla librería. Recordaba ver el último ejemplar de El gran Gatsby y como ese chico de hermosos ojos azules lo había tomado.
Ambos empezaron a frecuentar mas seguido en la librería, hasta que un día Magnus decidió romper con los esquemas de la época y decidió invitarlo a salir.
Ambos vivían con miedo debido al rechazo de la gente. Vivían escondidos de todo y de todos, pero sobre todo, vivían asustados de ellos mismos.
Vivían fingiendo ante todos que eran solo amigos, pero cuándo no había nadie, se permitían ser ellos mismos y amarse como querían.  Y esa noche, ellos se hicieron uno solo por primera vez y al día siguiente, partirían a Nueva York a empezar una vida juntos.
-Te amo- le dijo Magnus.
-Yo también- le dijo Alec.
-Odio esconderme y no poder decirle al mundo que te amo. Odio tener miedo.
-Yo también, pero soy feliz con tenerte a mi  lado.
-Mañana nos iremos de aquí y seremos felices. Primero la gran manzana, luego veremos el resto del mundo. Solo tu y yo.
-Solo los dos. Los dos juntos. Magnus y Alec contra el mundo.
-Magnus y Alec, juntos y felices. Por siempre.

Magnus despertó en los brazos de Alec. Aún era de noche y decidió acurrucarse mas entre los brazos de su novio.
-Te amo- dijo Magnus- No sé como pude enamorarme tan rápido de ti, pero aquí estoy. Estoy perdido entre la razón y amarte. Amarte es lo único que tiene sentido.

***

A

lec le había mandado un mensaje a Magnus diciéndole que no iría a la cafetería ese día.
Magnus no pudo evitar una mueca de tristeza. Había días en los que Alec no venía y esos eran los peores para Magnus.
Esos días le tocaba a Magnus cerrar.

El pelinegro guardó las llaves del local en el bolsillo y se dirigió a su casa, decidió revisar su celular y ver si tenía algún mensaje, cuando sintió que alguien lo arrojaba a la pared.
-Dame todo lo que tengas- exigió una voz. Magnus pudo sentir la pistola en la nuca mientras sacaba la billetera.
-Magnus!- era la voz de Alec.
-Alec!- gritó Magnus- No te acerques, te lastimará.
-Solo tienes cinco dólares?!- gritó el hombre después de revisar la billetera de Magnus- Tu novio debe de tener más.
-No lo lastime- suplicó Magnus.

Pero era tarde, el hombre le disparó a Alec en el pecho. El ojiazul cayó al piso por el impacto y el ladrón corrió a buscar su billetera. Magnus sólo pudo gritar.
Sin embargo, Alec se levantó y puso su boca en el cuello del ladrón. El hombre empezó a gritar y Magnus pudo ver la sangre que caía del cuello del asaltante.
El hombre cayó al piso y Magnus pudo ver los colmillos de Alec, manchados del sangre.
-Magnus...-empezó Alec.
-No puede ser- fue lo único que dijo Magnus- Eres un vampiro.
-Puedo explicarlo.
-Que cosa? Que eres un vampiro?

Alec se quedó callado sin saber que decir. Magnus empezó a sentir que algo empezó a colarse en su cabeza: un recuerdo.

El y Alec estaban caminando una noche. Su primera noche en Nueva York después de un año viajando. Entonces, unas figuras aparecieron de la nada y los llevaron al callejón. Ambos tenían miedo.
Magnus pudo ver los ojos de Alec. Su novio, que con solo una mirada pudo decirle que lo amaba. Entonces, uno de los hombres mordió a Alec en el cuello. Esa fue la ultima imagen de su novio y del mundo antes de sentir unos filosos colmillos clavarse en su cuello.

Cuando abrió los ojos, descubrió que estaba en los brazos de Alec, Magnus entendió que se había desmayado.
-Estás bien?- le preguntó Alec.
-Te vi- dijo Magnus- A los dos, quiero decir. Estábamos caminando una noche y te mordieron unos vampiros y yo...
-Moriste- concluyó Alec- A mi me convirtieron y tu moriste.
-Desde que te conocí, he tenido sueños extraños de nosotros juntos.
-Me recuerdas- dijo Alec, sus ojos brillando por la felicidad- Cuándo moriste, pensé que te perdería para siempre. Pero te volví a encontrar aquél día en la cafetería y volví a tener esperanza.
-Y aún te sigo amando- dijo Magnus.
Ambos unieron sus labios.
-Siempre te protegeré, Magnus- dijo Alec- Te amo.
-Lo sé, Alec- dijo Magnus con mucho cariño- Es bueno volver contigo.
- Solo los dos. Los dos juntos. Magnus y Alec contra el mundo- dijo Alec
-Magnus y Alec, juntos y felices. Por siempre- respondió Magnus.





Que les pareció el capítulo?
Espero que les gustara.

*El poeta y el poema del que Magnus y Alec hablan, es El cuervo de Edgar Allan Poe.

Uno de mis escritores favoritos. Y su poema, uno de mis poemas favoritos.

Besos😘
Caro.

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