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Magnus Bane (AU)

Un año había pasado, sin qué Magnus pensara en esos ojos azules. Ojos en los que solo podía ver en sus sueños y recuerdos. Ojos, que no había olvidado debido a que el anhelo de encontrarlos no le permitía olvidar.
El encuentro que tuvo, era tan claro. Parecía que solo había pasado un día, cuando en realidad, los lapsos de tiempo eran mas grandes y extensos. Era una noche de domingo de la estación mas cálida del año. Magnus había hecho una fiesta y muchos la recordarían como la mejor del año de esa cálida estación. El anfitrión había decidido ir a la playa qué quedaba detrás de su mansión y allí lo vio.
Una figura de espaldas e iluminado por la luz de la luna y el reflejo de ella en el agua.
Magnus se acercó a él y le habló. El desconocido se dio vuelta y Magnus quedó impactado por aquella belleza. Magnus había conocido muchas cosas del mundo, pero encontró la perfección en ese chico.
Y con solo ver los ojos azules, supo que los ángeles existen y que son la mitad de hermosos de lo que podemos imaginar.
Magnus tomó la mano del joven y la besó. Ambos se presentaron.
Y antes de que pudieran decir algo más, el celular del ángel sonó y el chico tuvo que marcharse.
Magnus pensó una y otra vez a partir de ahí, que ese chico solo pudo ser una alucinación o un fantasma de su imaginación, debido al efecto que empezaba a tener la exuberantes cantidades de alcohol en su sistema. También podía caber la posibilidad de que ese chico haya sido un verdadero ángel que estaba allí para poder burlarse de su soledad y cuya compañía haya sido tan efímera como el rastro de polvo que deja en viento. Un rayo que solo cayó allí y no volvería a ver para siempre.

Las fiestas eran cada vez mas persistentes y dejaban de ser casuales.
Todo el vicio, alcohol y diversión que el dinero de un exitoso modelo podía conseguir. La fiesta siempre era para la misma persona. La misma persona que siempre faltaba y esa ausencia hacía que Magnus sintiera que estaba sólo, aunque percibiera el aire cubierto por sudor y otros olores de desconocidos.
Magnus se sentía solo sin esos ojos azules y cansando de la fiesta.
Se fue a la playa y volvió a encontrarlo de la misma forma que la última vez. El asiático empezó a pensar que tuvo que haber hecho eso desde un principio.
-Alec- le dijo.
-Magnus?- dijo el ángel.

Magnus no volvió a dejar ir a Alec.
Alec no volvió a alejarse de Magnus.


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