Los niños estarán bien 1/2
Así creció de día y de noche,
hasta volverse una brillante manzana;
y mi enemigo observó su brillo,
y supo que era mía
William Blake
Un árbol con veneno.
La mujer corría por las escaleras, tratando de llegar al cuarto donde dormía su pequeño hijo de tres años. Pero no importaba lo que hiciera, pero no podía escapar de aquella sombra que la seguía por los pasillos.
Hace un momento, había bajado a la sala a ver a su marido y lo encontró muerto en el piso con el cuello desgarrado y la herida contaminada por algo verde. Detrás de ella, la sombra de alguien que la estaba viendo. Observando y volviendo a levantar su cuchillo, ahora rojo por la sangre.
La mujer llegó al cuarto de su hijo y besó su frente.
-Todo estará bien- le dijo la mujer- mamá está aquí.
La mujer cargó al niño entre sus brazos y se dispuso salir por la puerta con el miedo de que el asesino aún estuviera tras ella y la encontrara. Cuando se dio vuelta y se dispuso a salir, el asesino ya la estaba esperando.
La mujer retrocedía conforme el asesino avanzaba y preparaba su cuchillo.
-Por favor- rogó ella- No nos lastime. Tengo dinero, puedo dárselo.
El asesino no se inmutó, movió el arma y las paredes se tiñeron de rojo antes de que un grito de terror llenase el ambiente.
***
A
lec y Magnus fueron recibidos por los nefilims en cuanto llegaron a la casa de la familia mundana. Últimamente, empezaron a aparecer a cuerpos de mundanos que fueron asesinados. Pero lo mas extraño era, que solo se encontraban los cuerpos de los padres y los hijos desaparecían.
Magnus se acercó al cuerpo de la mujer y encontró lo mismo que en los otros cuerpos que inspeccionó: el cuello desgarrado y la zona de la herida teñida de color verde.
El brujo admitía que nunca había visto algo así antes. A que clase de enemigo estaban enfrentando?
Magnus estaba intranquilo sobre el asunto.
-Encontraste algo?- Magnus vio que fue Alec quién le habló. El brujo se sintió tranquilo junto a la presencia de su esposo.
-No- respondió Magnus- Son iguales que los otros, los cuellos están desgarrados y la infección de la herida demuestra que no se usó un arma corriente para matarlos. Pero no encuentro ningún rastro de magia que delate al asesino. Quien quiera que fuese, es muy astuto. Le concedo eso.
-Tranquilo- Alec puso su mano en el hombro de Magnus- Lo encontraremos.
-Que forma de terminar la luna de miel- dijo Magnus- Regresas de un viaje con el amor de tu vida y encuentras todo hecho un desastre.
-Bueno- dijo Alec- No es la primera vez que nos sucede.
-No- dijo Magnus con una sonrisa divertida.
El brujo se acercó a su nefilim y le dio un dulce y corto beso. Beso que Alec correspondió con gusto.
-No tuvieron suficiente con la luna de miel?- preguntó una voz burlona a sus espaldas.
Alec y Magnus se separaron para ver a quién había hablado, no era nada mas y nada menos de Jace Herondale.
El rubio se acercó a su parabatai y le dio un abrazo de bienvenida.
-Rubio teñido- dijo Magnus- Veo que en el tiempo que no estuvimos no has cambiado.
-Y por qué lo haría?- dijo Jace con su clásico tono de burla- Nadie podría vivir sin mi maravillosa personalidad.
-Sigue creyendo lo que tu neuronas quemadas por el tinte te hacen creer- dijo Magnus sarcásticamente.
Alec no pudo evitar soltar una risotada y de inmediato, se tapó una boca con la mano y luego optó por una postura un poco mas seria al recordar que estaban trabajando.
Magnus y Alec le contaron a Jace que ellos habían llegado desde hacía poco y dejado las cosas en el loft. Luego, un mensaje de Isabelle le había llegado, diciendo que se les necesitaba su presencia en un caso que el Instituto estaba resolviendo. Ambos habían leídos los informes que hablaban sobre la herida.
Según Jace, esta era al menos la tercera vez que ocurría un asesinato como ese en una semana.
-Que crees que sea, Magnus?- preguntó Maryse Lightwood.
-No lo sé- dijo Magnus- Pero el asesino no es un mundano ni el arma que se usó tampoco es común.
-Entonces se trata de algo serio- dijo Clary.
-Bueno- admitió Simon- No es la primera vez que enfrentamos algo así.
-Hay algo oscuro en todo esto- dijo Magnus- Ojala supiera de que se trata. Pero también siento que conozco esa magia, pero no recuerdo de donde.
***
El pequeño Max dibujaba a su familia en una hoja de papel que Catarina le había dado, mientras que su hermano jugaba con el pequeño Presidente Miau.
Los hermanos habían estado en el parque y cuidados por la bruja Catarina Loss. Ahora, estaban en el loft y al ver en la sala las cosas de sus padres, supieron de inmediato que ellos habían llegado. La espera de los brujos y del cazador, no fue tan larga. Pues, la puerta se abrió y de ella emergieron Alexander y Magnus, quienes con mucho amor y entusiasmo fueron a abrazar a sus hijos.
Catarina tenía una gran sonrisa en su rostro al ver a la familia Lightwood- Bane reunida.
La bruja sintió que debía irse y al día siguiente hablaría con Magnus, pero el brujo lo detuvo con la excusa de que se quedara porque debía hablarle de algo con extremada urgencia.
Así, Catarina se quedó un rato mas y luego fue a hablar con Magnus en su estudio privado.
-Que sucede?- preguntó la bruja. Mientras, Magnus cerraba la puerta.
-Sabes sobre los asesinatos que ocurrieron últimamente a familias mundanas?- soltó Magnus.
-Algo me han contado- admitió la albina- pero no se mucho sobre ello.
-En los padres he encontrado cortadas en el cuello y la zona de la herida está teñida por un extraño color verde.
-Que hay de los niños?
-Desaparecidos.
Ambos permanecieron callados.
-Presiento, Cat- dijo Magnus que algo pasara. Que ya hemos tratado antes con este asesino.
***
Pero un día, no hace mucho, los asesinatos solo se detuvieron.
Y fue el día que Raphael y Max Lightwood-Bane habían desaparecido.
Una tarde, mientras Magnus y Alec estaban en el Instituto, los pequeños hermanos fueron con Catarina a jugar al parque. Por un momento, la bruja los perdió de vista. Cuando no pudo distinguir a los hermanos (que jugaban en los columpios), empezó a preocuparse. Ella ya no podía sentir a los hermanos, como si un hechizo evitara que pudiera encontrarlos.
Su celular empezó a sonar y contestó la llamada, era de Magnus.
-Cat, dime que los niños están contigo?
-No puedo- respondió Cat con preocupación.
Mientras tanto, en su departamento, Alec y Magnus estaban leyendo una nota escrita con sangre.
He regresado
Firmado por la reina Seelie.
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