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Los ángeles toman Brooklyn (AU)

Decidí hacer especial este capítulo.
Por qué especial? Porque en este capítulo, aparecerán ángeles como los de Supernatural.
Me vino inspiración cuando miraba el penúltimo capítulo de la temporada ocho (en el que aparece una nefilim).






Septiembre de 1989.
En una vieja casa...

Se escuchaban los gritos de la mujer resonaban en toda la habitación, mientras que la enfermera le daba ánimos y fuerzas.
-Tu puedes- le decía- tu puedes, solo sigue así.
-No puedo- lamentaba la mujer- no puedo...
-Si puedes- le dijo la enfermera- Solo continúa.

Al final, se empezó a escuchar el llanto de un bebé. La enfermera cortó el cordón umbilical y envolvió al pequeño con una toalla y lo entregó con su madre.
-Felicidades, Maryse- le dijo la enfermera- Es un niño.
-Es tan pequeño- dijo Maryse en cuanto tuvo a su bebé entre sus brazos.
El niño  abrió los ojos y una luz cubrió toda la casa. Luego, sus ojos dejaron de brillar y se reveló un iris de hermoso color azul. El bebé observaba todo con curiosidad.
-No sé como agradecerte, Catarina- dijo Maryse.
-Tu niño es un milagro- dijo Catarina- el no tiene la culpa de nada.
-Ellos vendrán a buscarlo- dijo Maryse. Su voz cargada de miedo- Ellos vendrán y se lo llevarán lejos. No puedo permitirlo.
-No lo permitiré- dijo Catarina- Encontraré la manera de tenerlos a ambos a salvo.
Maryse asintió. Catarina se acercó a la mujer y vio al pequeño bebé. Una sonrisa se instaló en su rostro y una ternura nació en su viejo corazón.

-Como lo llamarás?- preguntó Catarina.
-Lo voy a llamar Alexander- dijo Maryse.

Afuera, se escuchaban los rayos de la tormenta. Como si el cielo gritara y los ángeles estuvieran enojados.

***

Presente...

Magnus despertó con el sonido del ronroneo de su gato. El brujo se dio cuenta de que Presidente estaba acostado sobre su cabeza.
Con cuidado, sacó al minino y lo puso en la almohada. Presidente continuó durmiendo. Magnus no sabía si podía sorprenderse sobre la capacidad de su gato sobre las siestas que tomaba.

Magnus caminó a la cocina e hizo aparecer una taza de café y tostadas. En cuanto iba a sentarse para comer su desayuno, recibió un mensaje de Catarina Loss.
Magnus, un chico irá a tu departamento. Lo mandé yo, se trata sobre asuntos de brujos.

Magnus empezaba a pensar sobre que tipo de trabajo debía ser. Quizás, Catarina solo andaba de casamentera y no le quería decir nada.
El brujo dio una sonrisa y cambió su pijama por un par de pantalones mas llamativos y una camisa colorida con los primeros botones sin abrochar.
El brujo decidió leer el diario mientras esperaba a que el chico enviado por Catarina apareciera.

El diario, decía en las noticias sobre un brutal asesinato. Las víctimas, tenían los ojos quemados y signos de tortura. Eso casi hace que vomite el desayuno.

El resto de la mañana, Magnus la pasó con su gato y un buen libro. Eran apenas las dos de la tarde cuando tocaron el timbre. Magnus dejó su libro en el sillón y fue a abrir la puerta.
Y entró al loft un muchacho de cabellos negros, piel de una palidez exagerada y sorprendente, unos labios carnosos, y unos ojos de un azul sorprendente. Un azul tan puro y cautivante, que lograba que te perdieses en ellos.
El chico cerró la puerta con rapidez y después, se desplomó en el piso.

Magnus se asustó y fue a revisar si el desconocido tenía una herida. En efecto, era así.
Magnus vio que de su brazo goteaba sangre y le quitó la sudadera.
En el hombro, tenía un corte que lo hizo asustarse sobre como había sido causado. Aunque, era obvio que el muchacho tuvo que haberse metido en una pelea seria para tener una herida tan grave.
Habían pasado horas en las que estuvo cuidando a aquél hermoso chico. En cuanto había llegado, lo primero que se fijó fue en esas características físicas que lograron atraerlo. Ahora, podía ver más...
Podía ver su cuerpo cansado e incluso parecía que no había comido en días, ojos cansados y con ojeras, pequeñas y leves cicatrices.
Magnus había tratado de contactar a su amiga, pera era inútil. Catarina no contestaba sus mensajes ni tampoco sus llamadas. Algo extraño ocurría.
Entonces, el chico despertó.

Magnus estaba en la sala cuando vio al desconocido salir de su cuarto. Tenía en su hombro una mochila con la que había venido. El brujo fue hacia el chico.

-Cuanto tiempo?- dijo él-  Cuanto tiempo estuve inconsciente?
-Estuviste cinco horas- respondió Magnus.
-No debí estar tanto tiempo dormido- recriminó el chico. Magnus no sabía con quién se estaba refiriendo- Vamos, tenemos que irnos.
-Irnos a donde?- preguntó Magnus.
-No te llegó el mensaje de Catarina?- volvió a preguntar.
-Si- respondió Magnus- y de seguro tu eres a quién se refería, pero por qué estás aquí? Y aún necesitas descansar y que la herida se cure.
-Descansaré en el motel- dijo el chico- No podemos estar aquí por mucho tiempo, corremos peligro.
-De qué hablas?- Magnus ya se estaba cansando.
-Solo confía en mí y en Catarina- dijo el chico- Empaca todo lo que necesites.
-Primero, - dijo Magnus- quiero que me digas como te llamas.
-Me llamo Alexander- dijo el chico.

***

Había sido un largo viaje en auto y solo les tomó unas horas llegar al motel. Durante todo el camino, ambos estuvieron callados.
Al llegar al motel, Magnus se había arrojado a la cama.
Alec solo se le quedó viendo (conteniendo la risa).
Pero el brujo escuchó el sonido y dirigió su mirada a Alec. El joven podía sentir su cara teñirse de rojo al tener la mirada de Magnus sobre él.
-Ahora- dijo Magnus- quiero que me expliques que sucede.
-No tienes mucho de qué preocuparte- le respondió Alec- solo debes llevarme a la siguiente Portland. Lo demás, me arreglo yo.
-Pero Portland está muy lejos si vamos en auto- dijo Magnus- Fácilmente podríamos estar allí en un segundo si uso magia.
-Pero podrían encontrarnos si usas magia- respondió Alec.
-Quienes nos encontrarían?- preguntó Magnus.
-Personas peligrosas- fue lo qué dijo Alec- Catarina está llevando a mi familia Portland, pero tuve que separarme de ellos. Cuando nos reunamos, te pagaré por tus servicios.
-Oh- dijo Magnus- veo que no solo me contrataste por mi magia.
El brujo le sonrió pícaramente y Alec enrojeció. 
-No esa clase de servicios- dijo Alec rápidamente.
-Como tu quieras- dijo Magnus.

El brujo se levantó de la cama y se dirigió al baño para poder darse una ducha.
Aunque supiera que el viaje sería largo, esperaba poder divertirse con Alec.

***

Cuando Magnus había despertado, se había sentido extraño porque no estaba en su departamento. Entonces, había recordado que estaba en un motel con un chico que muy guapo y a la vez enigmático.
Vio que del baño, salia vapor y la puerta se abrió. De ella, Alec salía rodeado de una nube de vapor, el pecho desnudo, de la cintura para abajo cubierto por una toalla y el pelo mojado.
Magnus fingió estar dormido y admiraba a Alec sin que este lo supiera. Pudo ver como el ojiazul iba por su mochila y saca prendas de ropa. El brujo llegó a ver que la mochila contenía algunos libros, ropa, algo que parecía un botiquín de primeros auxilios y un cuchillo alargado. Que hacía Alexander con un cuchillo como ese?

Magnus fruncio el seño.
-Que buena vista- dijo Magnus. Alec dio un salto en lugar.
-Magnus- dijo Alec. El empezaba a correr al baño con la ropa.
-Oh, no te escondas por mi- dijo Magnus, fungiendo estar herido.
-Cuanto tiempo estuviste viendo?- preguntó Alec.
-Lo suficiente como para querer tenerte en mi cama- ronroneo Magnus.
-Yo...eh....- tartamudeaba Alec.

Magnus sonrió con picardía. Sabía que Alec no le era indiferente. Por los muchos sonrojos y por como lo miraba, era obvio que Alec debía estar interesado.
Pasó un momento y Alec salió del baño. Llevaba puesto un pantalón jean de color negro y una remera corta de color azul oscuro. También tenía puesto un para de botas militares.
Magnus decidió que era el momento apropiado para hablar sobre el cuchillo.
-Alec, que haces con un cuchillo tan grande en tu mochila?
-De qué hablas?- preguntó Alec.
-Mentir no se te da bien, cariño- dijo Magnus- Vi el cuchillo y quería saber.
-Magnus- dijo Alec- No tienes de qué preocuparte. Tu trabajo es llevarme a salvo donde te dije y recibirás tu pago.
-Pero la gente no tiene armas así por qué sí- dijo el brujo- Si tienes problemas...
-Magnus, estoy bien- dijo Alec- No tienes que preocuparte por nada.

Magnus sabía que aquél ángel estaba mintiendo y eso lo exasperó. Le molestaba que Alec no confiara en el. Sabía que un trabajo era un trabajo y en lo único que tenía que pensar era en recibir su paga, pero no podía evitar preocuparse por Alexander.
El brujo hizo chasquear sus dedos y el pijama que tenía puesto lo cambió por un par de pantalones ajustados y una remera corta que también era ajustada. Se podía ver el enojo en sus brillantes ojos de gato.
-Tienes razón, Alexander- le dijo Magnus- Solo eres un trabajo, nada más.
-Magnus...-empezó Alec. Preocupado por haber lastimado al brujo.
-No te molestes, Alexander- dijo Magnus.

Magnus salió por la puerta y se dirigió a la recepción para preguntar donde podría conseguir un lugar para ir a comer (y estar lejos de Alec). Entonces, un grito casi emergió de su garganta.
Había sangre en el mostrador y una de la mujeres que se encargaba de limpiar estaba tirada en el piso con los ojos quemados. Magnus fue al mostrador y allí estaba el recepcionista en el mismo estado que la mujer.
-Quién pudo haber hecho esto?- se preguntó el brujo.
-No tardarás en averiguarlo- dijo una voz desconocida a sus espaldas.

Magnus se dio vuelta y vio a un hombre vestido de traje. Las manos de Magnus empezaron a brillar.

***

Alec vio salir a Magnus de la habitación y dio un suspiro de amargura. Odiaba lastimar a Magnus.
Se puso la manos en la cara y emitió.
No podía admitir que Magnus le gustaba mucho. Pero aunque quisiera acercarlo y darle un largo beso en los labios, también debía recordar que no estarían juntos por mucho tiempo.
Por qué no podía tener una vida normal? Por qué tenía ser lo qué era?
Recordaba sus primeros años de infancia. Una infancia en la que se la pasaba escapando todo el tiempo con su madre.
Pero un día, todo había cambiado. Su madre había conocido a quién sería su padrastro y él los ayudó a esconderse. Con el tiempo, ambos se habían enamorado y tuvieron a Isabelle. Años después, llegó Max.
Todo había ido muy bien. Iba a la escuela, tenía amigos, su familia aceptaba que fuera gay.
Pero las cosas no siempre son perfectas y su vida se fue al caño el día cumplió dieciocho años.

Alec sabía que tenía que buscar a Magnus y pedirle perdón. Pero cuando se dirigió a la puerta, sintió que algo andaba mal y supo de inmediato de qué se trataba.
Ellos están aquí.

Alec fue hacia su mochila y sacó el cuchillo. Salió a toda velocidad hacia la recepción.

Pero en su camino, se encontró con uno de ellos que le impedía el paso.
-No llegarás muy lejos, Alexander- le dijo.
-Apartate- le dijo Alec. Sostenía con firmeza la espada.
-Solo rindete- dijo el hombre- y tu brujo vivirá.
-No voy a rendirme- dijo Alec- y quiero que dejen a Magnus en paz.

El hombre no le hizo caso y corrió hacia Alec. Alec bloqueo el golpe de la espada del otro con la suya y con una gran fuerza, lo derribó. El hombre no se detuvo y corrió hacia él, logrando clavarle el cuchillo en su brazo.
Alec gritó y de la herida, empezó a salir sangre y una esencia color azul.
-Eres una abominación- dijo el hombre- deberías solo dejar que te maten.
Alec dejó de escuchar. Levantó la mano que tenía sana y con mucha concentración, arrojó al hombre hacia la pared y le clavó el cuchillo en el pecho.
El hombre empezó a emitir un brillo muy potente de la herida, la boca y los ojos.
Alec corrió hacia la recepción y allí vio a Magnus y otro hombre, peleando.
Magnus podía ser poderoso, pero se estaba cansando y debilitando. Usando toda su voluntad, arrojó al hombre hacía la pared. Magnus lo miró con asombro.
-Puede que me mates- le dijo el hombre- pero te encontrarán, nefilim.
Alec no quiso escuchar más y mató al hombre. Al igual que el otro, emitió un brillo de la boca, los ojos y la herida.
Alec se acercó a Magnus y vio sus heridas.
-Alexander- dijo Magnus- Que ocurre?
-No tienes nada de que preocuparte- le dijo Alec- Todo estará bien.
Alec puso su mano en el pecho de Magnus y esta empezó a brillar.
En un momento, las heridas de brujo habían desaparecido.
-Alec- dijo Magnus al ver que ahora el otro estaba mas débil- Alec...
El ojiazul solo le dio una sonrisa antes de caer en la inconsciencia.

***

Alec despertó y vio que estaba en un motel. No reconocía nada de allí, excepto al chico que le tomaba la mano y tenía los ojos cerrados.
-Magnus?- preguntó Alec.
El brujo abrió los ojos rápidamente y abrazó a Alec.
-Estás bien- le dijo.
Luego, lo soltó.
-Como pudiste hacer eso?!- le gritó- Me asustaste!
-De qué hablas?- preguntó Alec. Entonces, vino a su mente los recuerdos de la pelea y que se había desmayado al curar a Magnus.
-Lo siento?- dijo Alec.
-Espero que lo sientas- le dijo el brujo- me preocupaste mucho.
-Tu eres mas importante- le dijo Alec- No podía verte lastimado. Tenía que ayudarte.
-Aunque eso te agotara?- preguntó Magnus.
-No lo haría por cualquiera- dijo Alec- Me importas, Magnus.

Magnus se quedó sin habla. En ese momento, no sabía si golpearlo o besarlo.
Quería una explicación sobre lo que había pasado allí, pero también sabía que ahora no era el momento y Alec aún seguía muy cansado.
Por lo tanto, el brujo le contó que después de la pelea y el desmayo, juntó todas las cosas y condujo hacia otro motel a medio camino de Portland.
-Mañana quiero que me des una explicación sobre lo que pasó allá- le dijo Magnus.
-Ok- le dijo Alec.
Magnus fue al baño y se puso un pijama.
Cuando iba a acostarse, una voz le habló.

-Magnus, puedo dormir contigo?
-Claro- respondió el brujo.

Momentos después, un cuerpo estuvo a su lado. El brujo puso sus brazos alrededor de Alec.
Alec acostó su cabeza en el pecho de Magnus. Estuvieron en silencio por un rato. Solo se escuchaban las respiraciones de cada uno.
Entonces, Alec miró hacia los ojos de Magnus y ambos se fundieron en un beso.
Parecía que habían pasado horas besándose.
Al final, Alec volvió a acostar la cabeza en el pecho de Magnus.
El brujo acariciaba los cabellos de Alec.
-Eso me gustó mucho- dijo Magnus.
-A mí también- le dijo Alec- y fue mi primer beso.
-Entonces- dijo Magnus- es un orgullo ser el primero.

Alec volvió a besar los labios de Magnus y ambos cayeron dormidos.

***

Alec despertó y lo primero que vio, fueron los ojos de Magnus. Este parecía haber estado horas observándolo y admirándolo. Lo primero que hizo Alec, fue besar los labios de Magnus.
-Buenos días, ángel- dijo Magnus.
-Magnus- le dijo Alec- no soy un ángel.
-No te menosprecies- le respondió Magnus- claro que eres un ángel.
-Si tu lo dices- dijo Alec, no muy convencido.
-Yo lo digo- dijo Magnus.
-Que hora es?- preguntó Alec.
-Mediodía- respondió Magnus- Pensé en no despertarte. Necesitabas dormir.
-Siento que es la primera vez en días que duermo bien- dijo Alec, mientras buscaba ropa y se iba a cambiar al baño.

Cuando salió, Magnus lo esperaba con comida en la mesa. Habían hamburguesas, papas y gaseosas. El pelinegro se sentó y empezó a comer.
-Alec- le dijo Magnus, mientras comían.
-Si?- preguntó.
-Necesito que me expliques que está pasando.

Alec dejó la hamburguesa en el plato y miró a Magnus. Sabía que ese momento llegaría tarde o temprano.

-Las personas que casi intentaron matarnos...son ángeles- dijo Alec.
-Ángeles?- preguntó Magnus.
-Si- dijo Alec- y ellos me quieren muerto porque soy un nefilim. El único de mi especie.
Los nefilim son mitad humano y mitad ángel. Mi padre es un ángel y mi mamá es humana.
Mi madre no me habla mucho de mi padre, solo sé que eran novios y después de de que naciera, el se fue.
Mi mamá y yo viajábamos mucho y un día conoció a un hombre. Se casaron y nacieron mi hermana Isabelle y ni hermano Max.
Mientras crecía, sabía que era diferente al resto y cuando cumplí diecisiete, mi mamá me contó la verdad.
Los ángeles consideran a los nefilims como una aberración y debíamos de suponer que ellos no me seguirían buscando. Hasta que cumplí dieciocho y encontramos a mi padrastro muerto. Mamá llamó a Catarina y aquí estoy.
-Y como conseguiste la espada?- preguntó Magnus.
-Habían dos ángeles en la casa cuando encontramos a mi padrastro- dijo Alec- Mamá solo los noqueó con un bate y les sacó las espadas.

Magnus se río y tomó la mano de Alec. El nefilim pensaba que la risa de Magnus era el sonido más hermoso que había escuchado.
En un momento, Magnus le dijo que tenía un poco de mostaza en el labio. Alec iba a limpiárselo, pero Magnus lo detuvo. Dirigió sus labios hacia los de Alec y los besó.
-Ya están limpios- dijo Magnus.
-Gracias- dijo Alec.
El nefilim volvió a pegar los labios de Magnus con los suyos.
Después de comer, ambos se dirigieron a la cama de Magnus y tuvieron una larga y lenta sesión de besos.
En un momento, fueron interrumpidos por el sonido que provino del celular de Alec. El nefilim tomó el aparato y leyó el mensaje. Después de eso, empezó a empacar sus cosas.
-Que sucede, bebé?- preguntó Magnus.
-Es mi madre- dijo Alec- me mandó un mensaje que decía que ella y mis hermanos están en Portland. Tenemos que ir.
-Si- dijo Magnus, sin ningún ánimo- vayamos a Portland.

Alec se acercó a su brujo.
-Prometo recompensarte- le dijo.
Luego, besó sus labios.

***

El resto del camino, la pasaron en silencio. La carretera, desierta.
Magnus quería decirle tantas cosas a Alec, pero sentía que no podía. Principalmente, quería decirle sobre su miedo a perderlo y que no podía explicar como pudo sentir tanto por alguien en apenas unos días.
-Alec- le dijo Magnus.
-Si?- el nefilim no desviaba la vista del camino.
-Que pasará contigo y tu familia después de qué nos separemos?-preguntó.
-No lo sé- dijo Alec- Pero algo se  nos ocurrirá.
-Volveré a verte?- preguntó Magnus.
-Eso espero- dijo Alec.
Alec usó su mano libre para tomar la de Magnus.
Magnus besó la mano de Alec.
-Apenas nos conocemos y ya siento tantas cosas por ti- dijo Alec.
-Entonces, podemos aprovechar y conocernos mejor- dijo Magnus- Soy Magnus Bane, soy un brujo de 400 años.
Me gusta salir de fiesta, divertirme, leer, la moda, los brillos y pasar tiempo en casa con mi gato. Soy sarcástico, leal hacia mis amigos y a mí mismo. Le temo a la soledad, una parte de mí cree que es por mi infancia de mierda.
-Soy Alexander Lightwood- dijo el chico- Me gusta que me digan Alec y odio mi segundo nombre. Me gusta leer, escuchar música, pasar tiempo con mis hermanos y la arquería. Soy honesto, simple, leal y abnegado. Mi peor miedo es no poder proteger a la gente que me importa. También, siento algo por un hombre llamado Magnus Bane.
-Alec, yo...- dijo Magnus.
-Quiero volver a verte- le dijo Alec- Quiero salir contigo e intentar estar contigo sin el peligro a la vuelta de la esquina.
-Yo iba decir- dijo Magnus- que también estoy sintiendo algo por ti y sería un gran placer ir a tomar algo contigo cuando todo esto termine.
-Magnus, yo...

Alec miró el camino y se alarmó. Magnus vio el gesto de Alec y luego vio el camino. Allí, estaba un hombre parado en medio de la carretera, tenía la mano extendida.
-Cierra los ojos!- gritó Alec.
Magnus lo hizo antes de qué el hombre empezara a emitir un brillo segador de la mano.
Alec (con los ojos cerrados) dio un giro al volante y el auto se estrella en el bosque.

Magnus sentía que su cabeza iba a explotar, podía sentir un horrible pitido retumbando en sus oídos. Su cara tenía rasguños y podía sentir el sabor de la sangre en la boca. También podía sentir que se estaba curando debido a la magia. El brujo fijó su vista en su nefilim.
Alec estaba inconsciente sobre la bolsa de choque. Tenía sangre en el rostro y horribles moretones.
-Alec- dijo Magnus. Extendió una mano para tocar la de él, pero la puerta se abrió y un ángel tomó a Alec con demasiada brusquedad.
Magnus lanzó un pequeño grito y se desabrochó el cinturón de seguridad. Sintió como otro ángel lo agarraba.
Magnus apartó la mirada cuando vio que unos de los ángeles empezaba a golpear a su amado. El brujo gritó y quiso usar su magia para salvarlo, pero estaba muy débil.
Entonces, Alec abrió los ojos. Estos ya no eran azules, sino gris luminoso.
Con todas sus fuerzas, Alec arrojó al ángel que lo estaba golpeando. Tomó su espada de la chaqueta y estaba dispuesto a matar, pero se asustó en cuanto vio Magnus.
El ángel que sujetaba a Magnus, tenía la punta de un cuchillo ángel en su cuello.
-Rindete- le dijo el ángel- o mato a tu amante.
-Ignoralo, Alec- le dijo Magnus- Salvate.
-No si sales herido- dijo Alec.
Entonces, fuego azul empezó a salir de las manos de Magnus. El brujo tomó la espada ángel y la usó para matar al ángel que lo tenía amenazado.
Alec tomó la mano de Magnus y estaban dispuestos a escapar, pero en un parpadeo se vieron rodeados de ángeles.
Dos ángeles tomaron a Alec y otros dos a Magnus.
El  que parecía ser líder, empezó a acercarse a Alec y puso sus dedos en su frente. Alec cayó inconsciente en el acto.
-Alec!- gritó Magnus.
El ángel empezó a acercarse a el y puso sus dedos en su frente. Al instante, todas sus heridas habían sido curadas.
El ángel se acercó a Alec y puso un cuchillo en su cuello, cortando un poco. El ángel acercó un pequeño frasco y en él se vertió una esencia que salía de Alec.
El ángel volvió a poner los dedos en la frente de Alec y este se había curado de todas sus heridas. Luego, desapareció al igual que el resto de los ángeles. Menos uno, el ángel que los había curado.
-Que le hiciste?- preguntó Magnus.
-Un favor- dijo el ángel- Le quité su gracia y lo convertí en humano.
-A qué te refieres con que le quitaste su gracia?- preguntó Magnus.
-Su energía de ángel- dijo el ángel- La energía que sacó de mi hermano.
-Que pasó con su padre?- preguntó Magnus.
-Lo mataron- dijo el ángel- El sabía que está prohibido tener hijos con humanos, pero el amor pudo más que su juicio.
-Que le hicieron a Alec?- preguntó Magnus.
-He protegido al hijo de Robert por muchos años- dijo el ángel- y lo seguiré haciendo.
Convencí a los otros de mantener al chico con vida. Le alteramos la memoria para que no recordara nada.
-Eso significa que no me recuerda?- dijo Magnus.
-Lo lamento- respondió el ángel- También habíamos alterado la memoria de tu amiga bruja y de su familia. Ellos no recordarán nada y pensaran que vivieron una vida humana normal, sin saber sobre la existencia del mundo de las sombras. Tu amiga solo no sabrá de la existencia del chico y de su familia.
-Y por qué no borraron mi memoria también?- preguntó Magnus.
-Mataste a un ángel y tu castigo será estar lejos de él- le respondió el ángel- Lo recordarás, pero no volverás a verlo.
No hay peor castigo que tener solo memorias de él y no poder estar a su lado.

Al momento siguiente, el ángel chasqueo los dedos y Magnus volvió a estar en su departamento.

***

U

n año después...

La nieve caía en la ciudad y Magnus entró en la cefetaria. Hacía mucho que no salía a tomar un café.
Los primeros días sin Alec habían sido un tormento. Lo buscó en todos lados, pero no lo encontraba. Con el tiempo, las semanas fueron meses.
Su determinación seguía sin abandonarlo, pero una parte de él lo hacía pensar en si Alec era feliz en donde estaba. Después de todo, tenía una vida normal como había deseado.

Magnus pidió un café y mientras esperaba a que llegara, se puso a leer. Entonces lo escuchó.
-No no me sorprende que dejaras las compras a último minuto- dijo una voz.
-Sabes como soy, Alec- dijo otra voz- Ahora, me acompañarás a comprar un buen regalo para Clary.

Magnus se dio la vuelta y lo vio. Estaba en unas mesas mas atrás, pero estaba allí. Sus ojos azules no habían cambiado en nada y seguían tan azules como los recordaba.
-Alec?- dijo.


Holaaa
Espero que les gustara que el capítulo.
Que les pareció?

Como este fic llegó a más 1000 votos, decidí hacer algo especial. Gracias por todo su apoyo y por leer este fic😘

Además, siempre quise escribir sobre Malec con una pizca de Supernatural 😊🙈.

Recuerden que mañana público el siguiente cap de Rey de corazones. No pondré adelanto, pero diré que habrá salseo y un momento inesperado.

Besos😘
Caro.

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