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Familiares sobrenaturales (AU)

Un familiar es un espíritu animal que elige a un brujo para ser su guía y guardián. Los familiares y los brujos entablan un lazó psíquico especial para toda la vida y solo pocos brujos han tenido la suerte de que un familiar los eligiera. Su lazo es especial y único, pero solo unos pocos brujos se han enamorado de sus familiares y Magnus Bane es uno de esos pocos.

Magnus se adentró entre los callejones de Nueva York, a su lado, caminaba un gato de color negro y ojos azules. El brujo sonrió y el gato solo le devolvió la mirada.
Ambos, brujo y gato, atravesaron la pared que indicaba el final del oscuro callejón. Al atravesarlo, se encontraron en un mercado. Se trataba de un mercado de subterráneos que ni siquiera los cazadores de sombras sabían de su existencia. Muchos brujos y sus familiares solían acudir con regularidad al mercado. Por lo tanto, el brujo y su familiar solían encontrarse con muchos brujos conocidos.
-Sigo pensando que los brujos que hicieron el hechizo de la pared, lo sacaron de Harry Potter- Magnus se dio vuelta y vio que su gato ya no era el mismo. Ahora, su familiar estaba en su forma humana: un hermoso chico de pelo negro y ojos azules.
-Cuántas veces te lo tengo que decir, Alec- dijo Magnus, tratando de evitar que una risa se escapara de sus labios- Este mercado existía desde antes que naciera Harry Potter.
-Entonces la escritora es una bruja y vino aquí antes- respondió Alec.

Normalmente, era Magnus quién tomaba la postura divertida y Alec quién se portaba serio. Por eso, Magnus amaba cuando Alec solía tomar un rol mas divertido.
Magnus aún podía recordar cuando conoció a Alec.

Recordaba que cuando había pasado un siglo desde qué descubrió que era un brujo. Siempre había pensado que su soleada había comenzado en cuanto descubrió sus poderes.
Estaba una tarde en su casa en España, listo para partir y conocer el resto del mundo. Entonces, había aparecido en su cama un gato con inusuales ojos azules. Magnus pensó que su vida no podía ser más rara, pero todo cambió en el momento en que el gato se transformó en un hermoso joven quién se presentó como Alexander. Magnus no tuvo momento de procesar lo que pasaba, en su mente solo estaba el triste pensamiento sobre su deseo de que el joven no se le apareció desnudo en su forma humana.
Alec le había explicado que era un familiar. Un espíritu con forma animal que sirve de guía o sirviente de un brujo.
Alec también le dijo que los familiares eligen a sus amos.

Ese fue el día en el que Magnus supo que nunca mas estaría solo.

Él y Alec habían vivido muchos años juntos desde entonces. Ambos habían conocido a mucha gente a través de los años y Magnus agradecía que Alec fuera tan inteligente, amable y honesto. Además, de soportarlo cuando se enamoraba y le rompían el corazón. Alec siempre estaba allí para apoyarlo.
Magnus sabía que no muchos brujos tenían el privilegio de tener un familiar y el agradecía cada día de que Alec lo escogiera.
Pero desde hacía un siglo el no había estado con ningún hombre o mujer. Cuándo pensaba sobre eso, venía a su mente la imagen de Alexander y sabía que estaba sintiendo algo por su familiar. Pero el sabía que no podían estar juntos, púes estaba prohibido que un brujo y un familiar se involucraran románticamente. Para un brujo, su familiar era solo un guía o un sirviente. No un amante o nada que se le pareciera. Por lo tanto, Magnus solo se contentaba con la compañía de Alec cada mañana. Desde que amanecía para tomar la taza de café que Alec preparaba, hasta el momento en el que se iba a dormir y Alec se quedaba en su forma animal en la repisa de la ventana y vigilaba la ciudad con sus hermosos ojos azules. Ojos anormales, pero bellos por su detalle exótico.

Magnus volvió al presente y empezó a ver los puestos, buscando los ingredientes para la poción que el cliente le había encargado. Alec hablaba a los vendedores, consultando si tenían lo que ellos venían a buscar. Al final, tuvieron que ir a los locales que estaban en lo mas profundo del mercado.
-No me gusta esa parte de mercado- dijo Alec- Allí hay muchos brujos que se dedican a la magia oscura, Magnus. No es prudente ir a ese lugar.
-Deja de preocuparte, Alec- le dijo Magnus- Solo necesito dedos de trol, no es tan difícil.
-Se supone que debes escucharme- le dijo Alec.

Pero no importaba cuanto lo intentara, Alec estaba inquieto. Nervioso. Podía sentirlo por su conexión psíquica.
Al final, lograron conseguir lo último de la lista y estaban por irse, cuando fueron sorprendidos por un brujo que conocían: Malcom Fade.
-Esperen, los dos- dijo la voz de Malcom.

Brujo y familiar se dieron vuelta y allí encontraron a Malcom. A Magnus no le agradaba Malcom, siempre sentía que había algo raro en él. Todos sabían que él no tenía un familiar y que estaba desesperado por uno. Magnus tenía miedo de que incluso quisiera dañar a Alec por la forma en que lo miraba, como si estuviera dispuesto a hacer lo que sea por tenerlo entre sus garras. Aunque, el brujo de cabellos platinos siempre miraban así a los familiares de lis brujos. Pero no los miraba a todos de la misma manera.
-Mis dos gatos favoritos- dijo el brujo de ojos violeta- Que los trae al mercado? Ya se van?
-No es de tu incumbencia- dijo Alec. El podía sentir la intranquilidad de su brujo- Y ya nos íbamos.
-Pero acabo de llegar, mi querido Alec- dijo Malcom- De seguro Magnus te debe tener muy aburrido allí en ese departamento.
-Magnus es bastante divertido- dijo Alec- Dejanos tranquilos.

Magnus iba a decir algo, pero se interrumpió cuándo Alec tomó su forma animal y le bufó a Malcom. Magnus sabía que esa era la señal que ese era el momento de irse.

Ambos, brujo y familiar, atravesaron la pared y se dirigieron a casa.

***

Al llegar al loft, Alec tomó de inmediato su forma humana y ayudó a Magnus a preparar la poción para el cliente.
Cuándo este llegó, Alec estuvo sentado en sillón, en su forma de gato. El familiar mantenía la vista en el cliente, sin desviarla en ningún momento.
Magnus no sabía si era porque detectaba algún peligro o era porque el hombre era un joven muy apuesto.

-Tu gato no para de verme- dijo el cliente antes de marcharse del loft.
-No le agradan las personas y se enoja con facilidad- dijo Magnus. Por un momento, creyó escuchar un gruñido- Mejor vete antes de que el te saque los ojos.
-Oh- el hombre empezó a preocuparse- Como sea, llamame. Y no hablo de un pedido de trabajo.

El hombre le guiñó un ojo a Magnus, quiso seguir charlando con el brujo. Pero todo se arruinó para él cuando sintió que algo le arañaba las piernas.
El cliente dio un salto del susto.
-Ese gato me mira como si quisiera matarme- gritó asustado- Es más, creo que lo hará.
-Es solo un gato- Magnus trató de tranquilizarlo, pero era imposible.

El cliente salió corriendo antes de que Alec pudiera incluso hablar para asustarlo (una idea que iba a poner en práctica). Alec tomó su forma humana de nuevo y fue a la cocina a buscar una taza de café con leche.
-No puedes hacer eso- dijo Magnus.
-Que cosa?- preguntó Alec, fingiendo inocencia.
-Tu sabes de lo que hablo- respondió Magnus- Cada vez que alguien coquetea conmigo, tu solo quieres matarlo.
-Los familiares somos pacíficos- dijo Alec. La única excusa que pudo pasar por su cabeza, aunque ese dato era cierto.
-Ambos sabemos que no eres un familiar como los demás- dijo Magnus. Puso su mano sobre la de Alec- Eres especial.

Alec sentía las mejillas de color rojo. Como podía decirle a su brujo que lo amaba? Desde hacía mucho había aguantado a las parejas de Magnus y los había odiado a todos por romperle el corazón. Desde el comienzo había odiado a Camille y sabía que a ella tampoco le agradaba. Pero, que podía hacer? No podía controlar el corazón de su brujo y sabía que estaba prohibido que estuvieran juntos. Solo podía ser suficiente el estar a su lado como un guía o incluso una mascota.

-Alec- dijo Magnus- Se que hay algo que te inquieta. Dejame ayudarte.
-Estoy bien- respondió Alec.
-No lo estás- dijo Magnus- Se que últimamente has estado mas intranquilo, dejame ayudarte.
-No te preocupes- respondió Alec- Voy a dar un paseo.
-Alec...

Pero Alec ya estaba en su forma animal y salió por la ventana.

-Te quiero- dijo Magnus, una vez que Alec se había ido.

Mientras, Alec trataba de alejar los pensamientos que tenía hacia su brujo. Pensamientos que trabajó mucho para bloquear y que Magnus no los descubriera.

No pueda dejar de amarte, es como querer que el sol deje de salir o que la lluvia pare de caer, pensó Alec.

***

Había pasado una semana desde los anteriores acontecimientos. Alec leía un libro en el loft y Magnus se probaba la ropa  nueva que se había comprado. La calma que estaba en el ambiente fue interrumpida por el sonido del timbre de la puerta.

-Quien se atrave a molestar al gran brujo- dijo Magnus con su total orgullo.
-Soy Malcom Fade- respondió un voz- Quiero hablar con usted, gran brujo de la purpurina.

Magnus dejó entrar a Malcom, pero no paraba de molestarlo un sentimiento de intranquilidad.
El brujo de cabello blanco entró en la habitación.
-Quisiera hablar contigo, Magnus. A solas.
-Lo que quieras hablar con Magnus, también me concierne- dijo Alec.
-Esta vez no, familiar- respondió Malcom.
-Tranquilo, Alec- respondió Magnus- Ve a la oficina. No tardaré.
Alec dio una mala mirada a Malcom y luego se retiró.

-Que quieres?- le preguntó Magnus con molestia.
-Quiero un proponerte un trato- dijo Malcom
-De qué se trata?
-Quiero a Alec.
-Alec no está en venta.
-Se quién tiene el libro blanco. Puedo dartelo si me das a tu familiar.
-Por qué lo quieres?
-Alec no es como cualquier familiar. Es inteligente y alguien que se respeta. Y teniendo en cuenta su antigüedad, podría hacer de mí un brujo muy respetable en la comunidad.
-Sabes, Malcom? Escuché rumores de que has estado involucrado en la nigromancia. Y recuerdo haber leído sobre un hechizó que conlleva el alma de un familiar.
-Crees que podría lastimar a Alec?
-Se que amabas mucho a Annabel y que desde que ella se fue de este mundo, tu no has vuelto a ser el mismo.
-Cualquiera estaría dispuesto a hacer cualquier cosa por amor.
-Y por eso, planeo mantener seguro a Alec. Ahora, vete de mi casa y no regreses jamás.

Malcom partió del loft y Magnus fue a buscar a Alec a su oficina.
-Que quería?- preguntó Alec.
-Lastimarte- respondió Magnus- Y yo nunca permitiría que alguien te lastime.

Magnus se acercó a Alec y acarició su mejilla.
-Yo tampoco permitiría que te hagan daño- respondió Alec. Después que se lo dijo, le dio un abrazo.

Magnus no podía evitar estar de esta forma, estar tan cerca de los labios de Alec y no saborearlos. Con un solo movimiento, los atrapó.
Alec besó a Magnus en cuanto sintió los labios del brujo sobre loa suyos.
Y ese beso fue el catalizador para liberar todo lo que bloqueaban del otro y sintieron lo que sus corazones tanto habían callado.
Se sonrieron, aquél primer beso que los había liberado a ambos y aunque sabían que estaba prohibido, no les importó. Por qué no se puede callar lo que el corazón siente.
Se miraron a los ojos. Verde- dorado chocando con azul.


Espero que les gustara este capítulo.
Que les pareció?

Besos😘
Caro

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