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Amantes Sobrenaturales (AU)

Segunda parte de Familiares sobrenaturales. Espero que les guste.

***

Hasta entonces les había parecido que el amor bastaba para hacerlos felices...
Gabriel García Márquez,
Del amor y otros demonios.

Había pasado una semana desde que Alec y Magnus se habían confesado sus sentimientos y desde entonces eran mas unidos que antes. El familiar y el brujo no se habían separado en ningún momento.
Cada noche, Alec tomaba forma humana y se acostaba junto a Magnus en su cama, ambos dormían abrazados. En la mañana, los ojos del otro era lo primero que veían al despertar.
Ambos se levantaban e iban a la cocina a preparar el desayuno y se robaban besos.
Al ser un familiar, Alec no necesitaba alimentarse y lo único que tomaba era una taza de café con leche. Se sentaban en la mesa y se tomaban de las manos.
Había momentos en los que solo leían en la sala, rodeados de la tranquilidad y de la compañía del otro. Cualquiera que los viera, no dudaría del amor que ambos se tenían.

Alec y Magnus caminaban por las calles de Nueva York, ambos tomaban un helado.
-Te dije que te gustaría- le dijo Magnus.
-Ya he probado helado antes, Magnus- dijo Alec- La diferencia es que esta es una cita.
-Debemos aprovechar todo los momentos que podamos- le dijo Magnus.
-De que hablas?- dijo el familiar- Somos inmortales, el tiempo no se detiene para nosotros.
-Que sea inmortal,- continuó el brujo- no quita que ahora me diera cuenta que tuve que estar contigo para ser feliz.
-Siempre odié a tus antiguas parejas- confesó Alec- todos te hacieron daño y yo siempre me dije que si estuviera contigo, sería mejor que ellos.
-Y nunca me has decepcionado- dijo Magnus.

El brujo se acercó al familiar y empezó a besar sus labios. Alec correspondía al beso con una entrega absoluta. Ambos tuvieron que separarse cuando les faltó el aire. Aquél maldito aire.
-Tienes razón sobre el helado- dijo Alec. Su frente sobre la de Magnus- sabe mejor si es en una cita.
-Tus labios saben genial a todas la veces que los beso- dijo Magnus.

***

Alec y Magnus estaban en el loft, viendo una película. Los dos, abrazados en el sillón. En un momento, pasaron a los besos.

El sonido del timbre los había interrumpido y Alec emitió un gruñido típico de gato. Magnus sonrió ante el gesto y apagó la tele, luego se fue a ver quien tocó el timbre.
Magnus abrió la puerta y dejó entrar a su amigo brujo Ragnor Fell.
El brujo de tés verde y cabello blanco saludó a su amigo y al familiar de este.
Ragnor fijó su vista en las manos unidas de Alec y Magnus.
-Veo que es cierto lo que dicen de ustedes- dijo Ragnor.
-De qué hablas?- preguntó Alec.
-De que ambos salen- dijo Ragnor.
-Y como te enteraste?- le preguntó Magnus.
-Lo saben todos los brujos de la ciudad- dijo Ragnor. El brujo empezó a caminar hacía la licorera de Magnus y se sirvió una copa- Muchos brujos los han visto juntos. Son casi tan famosos como Malcom.
-Que pasó con él?- preguntó Alec.
-Los cazadores de sombras lo descubrieron haciendo nigromancia- contestó Ragnor- Malcom mató a un familiar para poder traer a Annabel de regreso, pero los cazadores de sombras lo descubrieron y lo detuvieron antes de que terminara con el ritual.

En cuanto Ragnor mencionó la muerte del familiar, sintió que sus rodillas desfallecían. Magnus notó esto y lo atrapó entre sus brazos. Las lágrimas empezaron a caer del rostro de Alec.
Para un familiar, la muerte de otro era algo casi imposible. Se supone que eran espíritus pacíficos que estaban a disposición de los brujos. Que un brujo matara a un familiar, era algo impensable. Ni siquiera ellos mismos sabían de donde venían, muchas culturas decían que eran creados por los mismos demonios. Ellos solo despertaban en el mundo y lo primero que hacían era adaptarse. Después, encontrar a un brujo al que servir.
Para un familiar, la muerte era algo que temían y desconocían lo que seguía después. No eran muy distintos que otros seres en el mundo, pero su forma de ver la vida podía ser un tanto diferente al resto.
-Quién era?- preguntó Alec. Aún tenía lágrimas en los ojos.
-Era Anastasia- dijo Ragnor.

Alec asintió, el conocía a Anastasia. Ella era un familiar con forma de cuervo, muy amable y sabia a la vez. Ella tenía una relación con su bruja, Sara. A no muchos otros brujos les gustaba su relación, pero no les importaban. Ana había sido una muy buena amiga de Alec.
El pelinegro estuvo en los brazos de Alec un rato y después se separó de su brujo.
-Tengo que salir- dijo Alec- No llegaré tan  tarde.
-Tomate el tiempo que quieras- le dijo Magnus- Te quiero.
-Yo también- le dijo Alec, mientras lo besaba.

El familiar abrió la ventana y se fue. Lo primero que vio Magnus antes de que se transformara y saliera, eran aquellos ojos de gato como los suyos. Solo que los de Alec eran azules.
El brujo se quedó viendo  como su novio de marchaba. Magnus temía no proteger su corazón y temía mucho mas no poder arreglarlo. Pero lo amaba y sabía que podía intentarlo.

-Lamento lo qué pasó- dijo Ragnor.
-Es un familiar- respondió Magnus- Para ellos, la pérdida es peor.
-Siempre supe que lo amabas y también sabía  que llegaría el día en el que por fin quisieran estar juntos- dijo Ragnor.
-Eres mas sabio de lo que aparentas- admitió Magnus.
-Me sentiría mejor si de vez en cuándo siguieras mis consejos- respondió Ragnor- Solo te pido que tengas cuidado, hay muchos brujos que no aprobarían su relación.
-Lo amo, Ragnor- dijo Magnus- Amo a Alec y no me importa lo que la gente piense. Si me alejan de él, ya habré muerto.
-Te daré un consejo útil y espero que lo sigas: quedate con quien te quiera de verdad- le dijo Ragnor.
-Eso hago, viejo amigo- respondió Magnus- Y Alec hace lo mismo porque siente lo que siento.
-Es por su enlace psíquico?-Ragnor sabía la verdadera razón.
-Es porque lo siento en el corazón- contestó Magnus- Estamos hechos de un mismo corazón y se que no podríamos vivir sin el otro.

En la noche, Magnus estaba tomando una taza de café mientras traducía unos textos. Entonces, un gato entró corriendo por la ventana que Magnus dejó abierta como siempre. El gato fue corriendo hacia Magnus y se transformó en cuánto llegó hacia el. Alec rodeaba a Magnus en un fuerte abrazo.
-Te amo- le dijo.
-Yo también- le respondió.

El brujo besó suavemente sus labios y después llevó a Alec a la cama. Ya habría tiempo de traducir los textos. El brujo cerró la ventana con magia.
Magnus corrió las sabanas y Alec se acostó en la cama, el brujo se recostó a su lado. Ambas manos unidas y nada que hiciera que se suelten.
-Fui a ver a Sara- dijo Alec.
-Como está ella?- Magnus acariciaba los cabellos de su Alec.
-Esta muy mal- respondió- pero me dijo que estaba feliz por nosotros.
-Es muy amable de su parte- dijo Magnus.
-Lo sé- respondió Alec- Si te perdiera, moriría.
-Yo también- dijo Magnus- Pero no pensemos en eso. Lo único que importa es que estamos juntos y pienso estar contigo por el tiempo que dure nuestra eternidad.
-Aunque nos quedaran pocos días,- dijo Alec- los pasaría todos contigo. Eso significa algo?
-Si- respondió Magnus- Significa que haremos que todos los días valgan la pena.

Ambos se acurrucaron y se durmieron con promesas de amor para el futuro, susurrados en oídos abiertos y corazones dispuestos.

***

Alec curioseaba los frascos de ingredientes y pociones. Él y Magnus tenían que comprar provisiones. Había hecho el inventario de la bodega de Magnus y había descubierto que se les estaba agotando.
El familiar guardaba en su bolso la mercancía que había comprado y la tachaba de la lista de compras. Alec se volteó para ver a Magnus y descubrió que este no estaba. Emitió un gruñido digno de un gato enojado y empezó a buscar a su novio. Notaba que muchos lo miraban de una forma extraña.
Alec decidió ignorarlos y siguió buscando a Magnus. Logró encontrarlo en frente del puesto de una mujer que vendía ropa. El familiar empezó a llamarlo y al acercarse más, se dio cuenta de que hablaba con otro brujo. Se acercó más sin intención de molestar y vio de que el brujo se estaba alejando.
-Hola, amor- lo saludó Alec.
-Hola- saludó Magnus. Alec pudo notar que Magnus estaba intranquilo.
-Que quería Adler?-preguntó Alec.
-Molestarle la vida a otros- dijo Magnus.

Alec no se quedó convencido y Magnus decidió distraerlo. El brujo le tendió la bolsa. Alec miró a Magnus primero y después miró (con gesto de extrañeza) la bolsa.
El familiar abrió la bolsa y vio lo que había en el interior: una bufanda azul.
-Combina con tus ojos- le dijo Magnus.
-Entonces, mientras yo estaba comprando ingredientes y otras cosas esenciales- comentó Alec- Tu estabas comparando ropa?
-Ya te dije que no quería venir al mercado hoy y quise distraerme- dijo Magnus.
-Es una bufanda bonita- le dijo Alec- Se te verá bien.
-Tonto- dijo Magnus con cariño- la bufanda es para ti.
-A ti se te ve mejor estas cosas- confesó Alec.
-Siempre odié tus suéteres con agujeros, mi amor- le dijo Magnus- Y la bufanda se te verá excelente.

Magnus sacó la bufanda de la bolsa y se la puso a Alec alrededor del cuello. Alec sonrió y besó a su novio. A pesar de que hacía calor, no podía sentir las temperaturas de la misma forma que los demás y decidió usar la prenda.

Magnus sonrió encantado y sin evitarlo, vino a su mente el recuerdo de su charla con Adler.

Para alejar eso, decidió tomar la mano de su novio.
-Que te parecía tomar unas vacaciones para nosotros, amor?...

***

Flashback

Magnus odiaba venir al mercado cuando se trataba de la lista de compras. Por supuesto, era un brujo responsable cuando se trataba de tener a mano ingredientes y pociones. Pero sabía que ese día podía estar haciendo otra cosa con su novio y no comprando pelo de hombre lobo o escamas de sirena u algo por estilo.
Magnus veía a su novio comprar las cosas de la lista y decidió escaparse. Para su suerte, Alec estaba muy concentrado en lo que hacía que no se dio cuenta de su fuga.
El brujo caminaba entre los puestos de ropa y miraba con curiosidad aquellas nuevas prendas. Por un momento, decidió comprar una remera que dijera Estoy con alguien, no tocar mercancía.
El brujo río ante los recuerdos que llegaban a su mente. El último cliente había coqueteado tanto con Magnus (por más que le dijera que salía con alguien) que Alec le había clavado las garras en la pierna. Incluso había dejado una horrible cicatriz. El hombre había dicho que mandaría a matar al gato y Alec había gruñido de una forma tan aterradora, que el hombre se había marchado.
Desde entonces, los clientes siempre tenían cuidado de no molestar al gato y no coquetear o bromear con el brujo. Magnus se había convertido en brujo que recibía la actitud mas formal de sus clientes.
Magnus reía porque sabía que era una gran posibilidad que Alec le regale esa remera. Alec sabía que era el único en el corazón de Magnus, pero no podía hacer desaparecer tan fácil el instinto territorial felino que poseía.

Al final, le compró a Alec una hermosa bufanda azul.
Magnus estaba a punto de regresar con Alec, pero Adler (un brujo que conocía) evitó que se marchara.
-Magnus- dijo Adler- Hace tanto que no nos vemos.
-Creeme que me gustaría charlar- mintió Magnus- Pero estoy ocupado.
-Ocupado en volver junto a tu novio?-preguntó con molestia- Se sobre la relación que tienes con tu familiar, Magnus.
-Deja tranquilo a Alec- le dijo Magnus- Cual es tu problema con nosotros?
-Mi problema- contestó el brujo- es su relación.
-Mi relación con Alec no te importa- le dijo Magnus- Ambos nos amamos y eso es lo único que debe interesar.
-Magnus- continuó- tienes un romance con tu familiar. Ellos son sirvientes o ayudantes, no amantes. Alec es una mascota casera. Por qué crees que son animales domésticos?
-Alec no es una mascota- dijo Magnus- El es más que eso. Alec es más de lo que crees. Y los dos tenemos una conexión, un lazo, que va mas allá de lo que puedes imaginar.
-El camino que toman es peligroso- dijo Adler- Solo vine a advertirte.
-Vete con tus advertencias a cualquier lugar lejos de mí y de Alec- dijo Magnus.
-El amor siempre ha sido tu talón de Aquiles.
-Mi amor por Alec es mas de lo que puedes llegar a pensar. No te quiero cerca de él y si descubro que quieres lastimarlo, te arrepentirás.

Magnus hizo brillar sus ojos con un fuego azul. Adler se fue y dejó solo a Magnus. Mientras Alec se acercaba

Fin del flashback

***

Al día siguiente, Alec y Magnus empacaban lo que llevarían para sus vacaciones.
Se pasaron la noche entera hablando sobre que países visitarían y que es lo que harían. Ambos habían viajado muchas veces por el mundo, pero esta vez sería distinta. Esta vez, verían todo como una pareja.
Magnus le había pedido a Ragnor que cuidara del loft mientras no estaban y seguía sin creer que aceptara.
Alec usó sus poderes para dejar las maletas en la sala. Ambos habían decidido viajar a través de portales. Serían unas vacaciones muy largas. No solo porque así se sentían.
-Bueno mi amor- dijo Magnus mientras se preparaba para hacer aparecer el portal- Nuestra primera parada es París. Estás listo?
-Siempre estoy listo contigo, Magnus- respondió Alec.
Ambos se besaron y atravesaron el portal tomados de las manos.







Espero que les gustara este capítulo.
Que les pareció?

Besos😘
Caro

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