Magnus temblaba en su apartamento, no era él el único.

Tessa y Lorenzo lo acompañaban. Ambos están en la misma condición que Magnus. Estaban todos sentados en la sala del departamento de Bane, Tessa tenía las manos entrelazadas sobre sus piernas; Lorenzo a su lado miraba a un punto fijo en la habitación, como si fuese lo más interesante en el mundo.

Magnus abrazaba sus piernas; donde recargaba su barbilla, miraba el centro de la mesita que lo separaba de Tessa y de Lorenzo.

No había nadie más en esa habitación sumida en completo silencio, a excepción de el gato de Magnus, presidente miau; que sintiendo la tensión en el departamento, desidió hecharse alado de su dueño, esperando reconfortarlo un poco; que supiera que siempre estaría allí para él.

Tessa rompió el silencio.

No podemos quedarnos. -dijo observando a sus únicos compañeros en la habitación y llamándoles la atención- debemos irnos a un lugar donde no nos encuentren.

No creo que sea correcto -respondio Lorenzo, aclarando su voz antes de contestar - no creo que nos convenga. La clave...

Tessa lo interrumpió. - La clave no conoce a nuestros padres. -dijo segura. A Magnus le entraron ganas de vomitar, a pesar de que no ha comido nada desde la reunión con la clave hace dos dias - Nosotros, sin embargo. Sabemos de qué son capases, sabemos lo que harán para obtener lo que esos casadores tomaron. Lo que nos harán si descubren que estamos aquí, ayudando a los que los desafiaron.

Creo que será peor marcharnos. -hablo por fin Magnus, aunque pareció más un susurro. - somos los únicos que podemos proteger el libro. Después de todo, esa es nuestra misión. La razón por la que existimos, por la cual seguimos vivos. ¿Qué tan importante debe de ser ese libro para que nuestros padres nos mantuvieran vivos durante tanto tiempo? Después de todas las traiciones que les hemos hecho.

Ese es el punto. - Tessa se puso de pie bruscamente - no es seguro quedarnos. Debemos irnos, si ellos nos encuentran, si lo que la clave dijo es verdad... Si solo faltamos nosotros para romper los candados. Tenemos que desaparecer.

¿Y qué recomiendas? - Lorenzo frunció el ceño y replicó molesto.- ¿que escapemos con el libro por el resto de la eternidad.? ¿Suicidio? Por qué esas son las únicas alternativas si no ayudamos a la clave.

La clave jamás dijo eso - contesto Tessa quien fue interrumpida por Magnus-  Escapar, así jamás lo lograremos. Nos encontrarán tarde o temprano. ¿Suicidio? Nos revivirán a su propio modo... ¿No se dan cuenta? No tenemos ninguna alternativa. O luchamos contra ellos; o nos unimos a ellos y destruimos nuestro mundo y a todos los que habiten en él; incluyendo a Jem -miró a Tessa y después a Lorenzo- Celeste y a... -se interrumpió, no era el momento de recordar nada que le hiciera más daño, necesitaba ser objetivo- a todas las personas que hemos conocido y que nos importen.

Aún existe una opción. -los miró, Tessa se sentó cuando Magnus mencionó a Jem, ambos lo miraron y contestaron al unisono un fuerte y seguro "NO"

-Lorenzo continuó- él dijo que cuando necesitaríamos ayuda, sin importar qué podríamos llamarlo. -Magnus se llenó de cólera, antes regresaría a Edom. - No. No Lorenzo. Primero ayudó a traer el infierno a esta dimensión que pedir su ayuda. No después de lo que le hizo a Desten.

Debes dejar a un lado tú rencor Bane - contesto el más joven de los tres. Teressa hizo la última interrupsion- Jamás. Eso nos condenaría para siempre, no. Eso no va a suceder, tratamos de evitar que el infierno venga a desatar una guerra, y sin duda alguna; tampoco quiero aquí a los ángeles.  Ellos son una cara de la misma moneda.

Volvió el silencio. Nadie dijo nada, no podían hacer ni decir nada, sólo podían esperar que el destino decidiera el futuro de sus propias vidas.

Cada uno, en sus pensamientos y sentir, jamás creyeron que serían tan inútiles; incluso con todos sus dones, no podían hacer nada para evitar el caos que los destruiría inminente mente.

_No puedes cambiar el destino, cuando más rápido lo aceptes, menos sufrirás hermano..._

Desearía que estuvieras aquí Altiva...