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Keigo Takami, alias "Hawks", el gran heroe número 3, amado por muchas y repudiado por otros. Un héroe bastante "abierto" a sus fans, posee un pequeño gran secreto...

- ¡MHMF! ¡Dios, si por favor! Hazlo más rápido • mis ojos rodaban hacia atrás dejándolos en un perfecto blanco •

Estaba siendo sometido por mi compañero de trabajo, Aparicio Moreno, más conocido como "Huesos" por su nombre de héroe. No era secreto para el público que ambos teníamos una gran química en términos de amistad, prácticamente la bina perfecta.

- ¿Lo disfrutas encanto? Quiero oír mi nombre salir de tus labios, Keigo, eso es lo que quiero. -con ayuda de su mano izquierda me sostenía firme de la cadera, mientras que con la derecha estimulaba el nacimiento de mis alas.

- ¡AH carajo Chio, no pares, no pares, no pares! -mis manos intentaban amortiguar mi propio peso.

El lugar donde nos encontrábamos no era nada más y nada menos que mi propia oficina, sobre ese escritorio frío elaborado de una dispendiosa madera. Había cosas regadas por doquier, lapiceros, papeleo de suma importancia, incluso una taza (ahora quebrada) con la descripción "For the Best D̶a̶d̶d̶y Boss". ¡Pero a quién mierda le importa!, me estaban cogiendo como nunca y en mi vida lo olvidaría.

Los sonidos que desprendía la habitación estaban siendo producidos por esas fuertes estocadas que el me propinaba, tan lentas, tan profundas y tan severas, sentía que mi interior estaba hirviendo de solo imaginar sus expresiones mientras lo hacía. Mi cuerpo ya ni siquiera respondía a lo que le ordenaba, mis piernas estaban entumecidas y mi cerebro liberaba tantas hormonas que me era difícil tener un punto fijo a la mira.
Sentí un vacío que no se volvió a llenar de pronto.

- Keigo, date la vuelta -ordeno en ese tono vacilante que me volvía loco, se acercó a mi nunca y susurro- quiero ver tus ojos cuando te corras.

- En segui-da -dije en un suspiro.

Lo admito, el hombre me tiene a sus pies, pero es que tiene una glande tan... Dios, ni siquiera sabría como describirla bien; además de una manera para demandar que me invita a correrme con tan solo mirarme o susurrarme. Soy tan dócil ante el que, si me pidiese que me parase de cabeza para follarme la boca, lo haría.

Hice lo que me indicó con dificultad, mi cuerpo estaba tan cansado, pero aún quería más.

Sus labios aprisionaron los míos con una ansia implacable, nuestras lenguas se toparon una vez más para ser humedecidas por la saliva ajena; sus besos bajaron a mi barbilla para deslizarse a mi garganta, no podía evitar jadear exasperado por cada roce de humedad que sentía. Sus manos no se quedaron atrás, recorría el interior de mis muslos empapados por los fluidos de ambos, se pasaba a la cresta ilaíca de mi cadera; su boca y manos no tardaron en reunirse sobre mi pecho. Sentía como mis pezones se erizaban al sentir las leves succiones y pellizcos que propinaba.

- Cada vez que manipulo tu cuerpo...El tocar de tu piel se vuelve mi deseo. Eres un ser tan divino, cada parte de ti fue hecha con tal perfección y detalle para embonar junto a mi y me encanta que así sea, te amo.

Sus manos volvieron con delicadeza a mi torso, me tumbó de espalda contra el escritorio para introducir su falo de una sola embestida. Mis lágrimas empezaron a salir, no de dolor, si no de excitación y placer puro.

- Quiero que termines con mi nombre en tu boca, Takami ¡Ah! Por faMHF -sus embestidas se volvieron más bruscas y rápidas, ambos estábamos al borde y lo sabíamos.

- ¡APARICIO, dios santo sigue, sigue! ¡AH! ¡SI, CHIO'! -mis uñas se encajaban en su espalda dejando arañazos y huecos por doquier.

- ¡MHFG KEIGO!

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- ...¡Keigo!... Hawks, levántate Hawks...

- Takami te estoy hablando -movió con mano suavemente a Keigo.

- ¡AH! QUE... ¿Moreno? Tu... que haces -empezó a mirar como loco todo el lugar.

- Oye tranquilo, ¿Te sientes bien? Te ves medio pálido, así como pasa seca -soltó una leve risa- El de la pasantía de la U.A esta por llegar ¿Lo recuerdas cierto? Fumikage, Fu-mi-ka-ge

- Ah... Si, si claro -le sonrió junto a una risa nerviosa, su cara había cambiado drásticamente, estaba casi en grado de ebullición, al rojo vivo y humeante, mientras su respiración se volvía muy agitada.

Keigo miraba las cosas en su escritorio, todo bien acomodado, excepto por unos papeles nada relevantes, su taza estaba intacta al igual que la temperatura en el ambiente era bastante fresca. Y ahí, se dio cuenta; todo fue un sueño, un maldito sueño y nada más. Su compañero seguía siendo eso, un compañero, un amigo...

La sensación en sus pantalones lo hizo desviar la mirada, era humedad... había fantaseado con su amigo e incluso había manchado su ropa con esperma mientras lo hacía. Era un enfermo, o eso era lo que pensaba.

De la nada sintió una mano ajena en su cabeza que le revolvía el cabello

- Si no te sientes bien hoy yo puedo encargarme de las cosas por este día Hawks, tu ve a descansar -una encantadora sonrisa salió de esos labios frambuesa.

Se agachó levemente a la altura que tenía el rostro de Keigo y susurro en una voz grave y rasposa.

- Deberías tener más cuidado con tus gemidos, alguien podría escuchar y no creo que te guste dar explicaciones de por qué mi nombre está en tus sueños -dejó un pequeño apretón en la nuca de Takami y se fue rápidamente sin darle oportunidad de siquiera pensar en las palabras recién dichas.

...

- ¿¡QUE TÚ QUE YO QUIÉN!?

Para cuándo lo pronunció, Moreno ya se había alejado de ahí, dejando a un muy avergonzado Keigo.

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