MALDITOS CORRUPTOS ASESINOS - CAPÍTULO 4
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Uno de los helicópteros que se utilizan para el traslado del presidente, el Sikorsky S-76B Spirit, matrícula H-03 de la Fuerza Aérea Argentina, despega más temprano que de costumbre desde Aeroparque, el segundo aeropuerto comercial de Buenos Aires.
La aeronave color celeste y blanca, y con el escudo argentino pintado en su centro, aterriza en el helipuerto presidencial de la Quinta de Olivos, que al estar construido con lajas, representa un verdadero peligro por el posible desprendimiento de una de esas piedras, y porque en ese sector hay luces quemadas y cables en cortocircuito.
El piloto apaga los motores por requerimiento de la jefa de Estado, porque a ella le molesta subir con las hélices en movimiento. Los navegantes consideran que es peligroso, pero deben hacerlo por orden estricta de la Presidenta.
Antes como primera dama y ahora como Presidenta de la República, casi a diario usa un helicóptero VIP para recorrer los escasos 14 kilómetros que separan la residencia de Olivos de su despacho en la Casa Rosada, sede del Gobierno situada en la Plaza de Mayo.
La utilización excesiva de aeronaves del Estado por miembros del gobierno es objeto de críticas por parte de la oposición política y de la ciudadanía, el país no está para gastos de lujo. Volar en helicópteros y jets en configuración VIP es algo así como fruta prohibida para algunos, un deseo inalcanzable para otros y un gasto innecesario para la mayoría; pero a la Presidenta le son indiferentes las críticas y quejas.
Cuando la Presidenta se termina de acomodar en el interior del helicóptero, el piloto enciende los motores y despega.
Sin bien mira por la ventanilla, la mente de la Presidenta sigue perturbada por el tratamiento que los diferentes medios le están dando al tema de Ricardo Jaime.
Las nubes que se van agrupando y la bruma que comienza a levantarse desde la superficie el río, van de a poco enturbiando la atmósfera del amanecer.
La Presidenta observa a la derecha la mancha de luces de la Ciudad de Buenos Aires y sus alrededores, y a la izquierda las de la ciudad de Colonia de Sacramento, en la costa uruguaya.
Aunque el ancho y caudaloso espejo de agua del Río de la Plata sea turbio y de color marrón leonado debido a los abundantes sedimentos que transporta; al amanecer y por efecto del reflejo del sol, se ve de un plateado mágico y resplandeciente.
La Ciudad de Buenos Aires le da la espalda al río desde que por la contaminación está prohibió bañarse en sus aguas, y por los pocos lugares habilitados para acceder a la costa.
El helicóptero sobrevuela a baja altura siguiendo la línea de la costa, y a medida que avanza, la Presidenta observa la Escuela de Mecánica de la Armada, mejor conocida por sus siglas ESMA, donde funcionó el más grande centro clandestino de detención, tortura y extermino, de la última dictadura cívico-militar argentina.
Luego de un pequeño paréntesis de veleros amarrados, edificios de la Ciudad Universitaria y el estadio de futbol de River Plate; aparece el Parque de la Memoria que homenajea a las víctimas del terrorismo de estado, y la Presidenta respira hondo y se tranquiliza al saberse respaldada por una de las bases sobre las cuales se edifica su poder: las Madres y Abuelas de Plaza de Mayo.
La Presidenta extiende la mirada al perfil urbano marcadamente ecléctico la Ciudad de Buenos Aires, el que fuera forjado por las diferentes corrientes migratorias que influenciaron en la construcción de edificios de estilo art decó, art nouveau, neogótico y francés borbónico; por lo que se la conoce en el mundo por su apodo de la "París de América"; y a los que se le sumaron luego los modernos rascacielos espejados. En el 2005 la Ciudad fue elegida por la Unesco como: Ciudad del Diseño.
Si bien le agrada, la Presidenta no deja de sentir bronca porque aún no ha logrado la mayoría de los votos en la ciudad; pero se calma al observar el asentamiento precario del Barrio 31, a cuyos habitantes seduce con sus políticas populistas.
Lindan con la 31 las vías de tres importantes ferrocarriles que confluyen a la terminal Retiro y la terminal de ómnibus, que son algunos de los puntos de recaudación de su Secretario de Transporte, Ricardo Jaime, y al recordarlo, a la Presidenta le vuelve el mal humor.
Dirige su mirada a los exclusivos y mejor cotizados barrios que rodean a la 31, y que es donde con su marido tienen algunas de sus lujosas propiedades, y recupera la calma.
Se alegra al entrar en la zona de Puerto Madero, con sus antiguos muelles de ladrillos rojos renovados y elegantes rascacielos que albergan corporaciones multinacionales y departamentos de alto valor, algunos de su propiedad, y una gran variedad de restaurantes de lujo, muchos de los cuales sirven las mejores carnes argentinas.
El piloto inicia la maniobra de descenso y pasa cerca del Puente de la Mujer, único por su arquitectura y bello por su concepción, que rememora el pie de una bailarina tocando con delicadeza el agua con su punta. Todas las mujeres importantes de la historia argentina, aún contemporáneas, tienen su nombre en las calles de las proximidades y ella aspira a tener la propia.
El "chop-chop-chop" delator del helicóptero anuncia a los transeúntes que el aparato tocará tierra en el exclusivo helipuerto que está a tan solo a 150 metros de la entrada de la Casa Rosada. Tras posarse y vaya a saber por qué, la Presidenta se siente incómodamente observada, por lo que sube rápido al Audi A8 blindado que en segundos la deja en la casa de gobierno.
Lo primero que hace es reunir al grupo de íntimos del poder que citó de urgencia para evaluar las consecuencias de la nota editorial. La opinión de José Pulicier electrifica al gobierno porque involucra a quien continúa siendo Secretario de Transporte de la Nación luego del gobierno de su marido, y porque sugiere que Ricardo Jaime es solo uno de los brazos de una asociación ilícita enquistada en lo más alto del poder.
—¿Qué han descubierto? —sin rodeos dispara la Presidenta.
—Poca cosa, pero recién empezamos a investigar. Seguimos todas las pistas y a todos los sospechosos. Trabajaremos día y noche para disuadir a los que están detrás de este tema y hacerles pagar el mal momento que nos están haciendo pasar.
—Falta poco para las elecciones legislativas del 28 de junio, y no hace falta que les diga los perjuicios que nos causará si el tema de Ricardo Jaime continúa escalando e implicando a otros del grupo del poder. Los medios de comunicación no afines, han puesto todos sus sentidos sobre nosotros. Hay que cortar con esto, de ninguna manera deben llegar a mí —les dicta mirándolos con dureza e inflexibilidad— No les pido, se lo ordeno. No olviden que soy yo quien manda.
—El inútil de Ricardo nunca disimuló ni guardó recato alguno, todo lo contrario, alardea de su lujosa vida, y llama tanto la atención, que no necesita que un traidor fugue información para que los medios hayan puestos foco en él. Era de prever, y ahora y en lo inmediato, lo mejor que podemos hacer es que Ricardo se recluya y cierre la boca, mientras embarramos la cancha y golpeamos con otra fuerte noticia que eclipse la de él. Paralelamente seguiremos con nuestro plan.
—José Pulicier obtuvo buena información y de ninguna manera descarto que un traidor esté fugando información. Quiero que lo encuentren y que pague por lo que hizo —sentencia la Presidencia sin disimular su ira. Esto no me gusta nada —agrega con dureza, y lanza a los presentes una mirada penetrante de desconfianza.
—De acuerdo —se apuraran todos los presentes a afirmar.
La Presidenta se pone de pie, y antes de cruzar la puerta de la sala, se da vuelta con brusquedad y exige: —¡Muévanse ya, obedezcan! —"El mando es la razón de ser de mi vida y ejerzo el poder con mano de hierro, como siempre lo hice y sin importar quién", se repite satisfecha para sus adentros.
Los presentes asentimos, y rápidos y callados, salimos casi corriendo del salón. La jefa no necesita levantar la voz para que acatemos. Cuando estamos frente a ella es casi inevitable que le reportemos un respeto paralizante y desmesurado. Impresionan los ojos con que nos mira aunque le hagamos alguna sugerencia válida, pero con la que ella no está de acuerdo. Mete miedo. Se cree superior al resto de los mortales. Cuando habla no dialoga sino que monologa, pontifica. No le interesa lo que los demás piensan, solo le importa que la escuchen porque cree que así aprendemos. Esta es una prueba más de que le encanta ocupar el centro del ring. Se siente imprescindible, como tocada por la varita mágica para marcar un punto de inflexión histórica. Es autoritaria y prepotente y, le apasiona que la admiren y le rindan pleitesía. Su personalidad es volcánica y no admite términos medios: o la aman o la odian. Aparenta ser muy pasional, pero en realidad es una persona fría y calculadora.
La Presidenta se sienta sola frente a su escritorio, junta las manos en forma de pirámide bajo la barbilla e intenta reflexionar, pero no puede con su genio y realiza la llamada por el canal seguro.
—Ricardo la cagó y tiene que pagar antes que la mierda nos llegue al cuello —obsesionada le repite a su marido.
—No es tan fácil, es mi amigo, conoce todos los detalles y es quién aporta la mayor parte de los millones que embolsamos. Tenemos que movernos con cuidado, no sea que Ricardo afloje ante la presión y ventile con pruebas todos los detalles. ¡Mierda, nos hundiría a todos! Esperemos a ver si surge efecto la tapadera y todo lo demás que está en marcha, y no te olvides que tenemos un as en la manga, con el proyecto de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual podremos presionar a los medios para que se dejen de joder —sugiere Néstor.
—Esto no me gusta nada y tenemos que hacer algo rápido para salir limpios de este lío. Sabes muy bien cómo reacciono cuando me siento presionada. Lo mejor es tomar la iniciativa y atacar, ¿pero cómo?
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