
3.-Opción Lucas descartada.
Capítulo 3. -Opción Lucas descartada.
El ruido de la taquilla al cerrarse bruscamente mandó una decena de impulsos nerviosos por mis nervios auditivos, desencadenando un efecto dominó realmente escandaloso. Di un leve bote y abrí los ojos con molestia.
—Alguien parece cansada —murmuró Honoka divertida.
Bostecé asintiendo. Me había pasado toda la noche ultimando las bases de mi investigación. Ahora solo necesitaba un conejillo de indias que me diese las respuestas que necesitaba.
Gruñí débilmente y apoyé la frente contra el frío metal.
—No puedes ni imaginártelo, de verdad.
Despegué la espalda de la fila de taquillas y equilibré la mochila sobre los hombros. Honoka terminó de meter a presión el libro de francés en su colapsado bolso y se echó el cabello negro fuera de los ojos con un gesto impaciente.
—¿Tienes los deberes de... ? —La interrumpí tendiéndolo unos apuntes pulcramente ordenados.
Las comisuras de los ojos rasgados de la chica se arrugaron cuando sonrió con amplitud.
—Es genial tener una amiga superdotada.
Sonreí.
—Debe serlo.
Desde que nos habíamos conocidos en preescolar era una costumbre habitual que mis apuntes fueran, en un consenso jamás acordado oficialmente, patrimonio de las dos. A cambio del empujón académico tenía total disposición a una serie de información que me era muy útil.
—¡Oye! Yo también soy esencial para ti —se quejó golpeándome en el hombro.
—Tan útil como un cartel de neón que rece «Puerta secreta»
Ese comentario me costó un nuevo golpe en el hombro, este notablemente más fuerte.
—Menos sarcasmo, que estamos a primera hora de la mañana.
—¿Y qué momento mejor? —Enarqué las cejas —La realidad de un lunes por la mañana se me antoja el escenario perfecto para dejar ir cualquier pizca de sarcasmo que mi mente pueda engendrar.
Honoka chasqueó la lengua y salió disparada por los abarrotados pasillos. Rodé los ojos y comencé a repartir codazos a diestro y siniestro para hacerme un hueco entre la fauna estudiantil.
—¡Honoka! —Farfullé saltando sobre los libros desparramados de una pobre chica de primero —¡Necesito que me ayudes!
La recta melena de mi mejor amiga había doblado ya la esquina que desembocaba en el área sur del edificio. No obstante, me escuchó, ya que cuando la crucé corriendo me la topé de frente.
Refrené mis pasos y la miré con una sonrisa.
Las delgadas cejas de la chica se hundieron profundamente en su ceño cuando preguntó:
—¿Mi ayuda?
Asentí.
—Voy a hacer una síntesis del amor, un experimento que cambiará la vida del adolescente promedio y le ayudará a combatir ese desorden neuro-hormonal que tantos quebraderos de cabeza a dado a lo largo de la historia —dije rimbombante.
—Estás chalada.
Pasé un brazo sobre su cuello y tiré de ella hacia las aulas.
—Eso ya lo sabías. Todos los genios tienen esa pizca de locura necesaria. Pero escucha —gesticulé emocionada—¿no lo entiendes? Sería capaz de despejar una ecuación tan compleja, enrevesada y culpable de tantos desastres.
Honoka profirió un ruidito de fastidio al tiempo que se detenía frente el aula de francés.
—El amor no provoca desastres, Alba.
—Sí lo hace —rebatí y le tendí la libreta sobre la que había estado estudiando toda la noche —Tú eres la que va por historia. Si Helena no se hubiese enamorado de Paris no habrían muertos tantos troyanos. Todo por que la diosa Afrodita es aficionada a dar quebraderos de cabeza. Lee lo que llevo hasta ahora y piénsalo.
—Alba...
—¡Perfecto, adiós!
Y sin más me zambullí nuevamente en la marea de cuerpos que abarrotaba los ya de por sí estrechos pasillos del instituto. Con la mochila golpeándome repetitiva contra los omóplatos me encaramé a la barandilla y me deslicé escaleras abajo.
Cuando la suela de mis deportivas chocó contra suelo firme me vi obligada a esquivar a un estudiante de último año que estuvo a punto de hundirme el pecho con su hombro.
—¡Alba!
Giré ligeramente la cabeza para ver una cabeza de rizos oscuros acercarse a mí. Tragué saliva y traté de avanzar, pero cogida por sorpresa fui interceptada por el brazo de Lucas que me rodeó la cintura. Chillé cuando mis pies dejaron de rozar el suelo unos segundos y quedé presionada frente al fuerte pecho del chico. Quise zafarme, retorciéndome como una anguila pero solo conseguí clavarme el libro de biología en la espalda. Agotada y respirando costosamente dejé que me arrastrase el diminuto espacio debajo de las escaleras.
Desventajas de dejar planteado a un miembro del equipo de atletismo.
Jamás puedes correr más que él.
—Te llamé anoche.
Agradecía la oscuridad que me permitió fruncir los labios en una mueca.
—Estaba ocupada, ya sabes, el ensayo de acceso y todo eso —me defendí apoyándome en él.
Los dedos de Lucas tantearon el borde de mi suéter. Sentí sus labios en la piel expuesta de mi cuello antes de que hablase.
—¿Por qué siempre huyes de mí, Siles?
Puse los ojos en blanco pero no me moví.
—Para mantenerte en forma, le estoy haciendo un favor al instituto. ¿O no me persigues siempre?
Lucas Velázquez, dieciocho años, equipo de atletismo, promedio de 6,48 y incapacidad de captar las indirectas más directas. Había salido con él apenas hace un mes. Datos obtenidos: le gustan los conejos, las palomitas sin mantequilla, ver como los negros machaban a los blancos en las competiciones atléticas y hacer chupetones. Nota: 3,8. Habría sido un cuatro si no odiase llevar cuellos altos y él me había forzado a hacerlo durante dos semanas seguidas.
Exactamente por eso me resultaba tan interesante el experimento que me traía entre manos. Descifrar algo tan ambiguo me permitiría no volver a repetir situaciones tan incómodas como cargar con un exnovio pesado.
—No me creo que sea por un fuerte instinto de orgullo escolar, más bien creo que tienes miedo de mí. Miedo de nosotros.
¿Miedo? Oh por favor. Tenía suerte de que no le incrustase el pie la entrepierna.
—Voy a llegar tarde a biología avanzada —me quejé encarándole.
Uno de sus enormes pulgares tiró de la cinturilla de mis vaqueros provocando que tuviese que sostenerme contra él para no perder el equilibrio.
Mentalmente le taché como posible conejillo de indias. Estaba claro que no servía. Demasiado pegajoso.
No podría distinguir lo puramente profesional con un renovado e inexistente interés sexual hacia él.
—Tienes créditos para graduarte, vienes por puro trámite Alba— murmuró a escasos centímetros de mis labios. —Sólo serán cinco minutos.
Mi experiencia adquirida en ese tipo de situaciones con el mismo sujeto me permitía saber como maniobrar. Lucas era un claro ejemplo de personas con el síndrome de no saber aceptar un no por respuesta, lo que llevaba a una posterior discusión. Un gasto de energía inútil. Y no tenía tiempo para entretenerme en cosas inútiles.
—Está bien. Cinco minutos —concedí.
Lo resumiré. Cinco minutos. Trescientos segundos. Quince besos y un intento de chupetón en el área interior del cuello, después de que le golpease la cabeza porque no tenía a mi disposición un pañuelo.
Con la respiración ligeramente acelerada me desembaracé de sus brazos y conseguí arrastrarme lejos del hueco de la escalera.
Me alisé el cabello con los dedos y corrí por los abandonados pasillos sin entretenerme en comprobar la cara de fastidio de Lucas.
Consejo paternal para estos casos: nunca, bajo ningún concepto, te entretengas mirando a la cara de alguien al que intentes dar calabazas tras una señal contradictoria.
Y yo no quería verle la cara al miembro del equipo de atletismo en lo que quedaba de día, semana o mes.
Refunfuñando me dirigí a la clase a la que asistía con retraso mientras, en el esquema mental de posibles sujetos de investigación, estampaba un sello de DESCARTADO sobre la ficha personal de Lucas.
Me subí todo lo que pude la sudadera y llamé a la puerta del aula.
Si hacer marcas fuera un deporte reconocido, Lucas debía dejar el atletismo y pasarse al equipo chupetón.
Genial, una menos quedaban cuatro.
¡Es viernes! Y aquí el tercer capítulo de #MalditoKarma.
Estoy hecha un lío con el horario, no sé, una semana me parece mucho entre capítulos ¿a vosotros no?
#DosCapítulosSemanales
#MalditoKarma
¿A quién creéis que de parece Alba?
#Manu
#Mandy
#QueremosMás
#MeHaGustado
#MásMásMás
#ExNovios
#Alba
#HastaPronto
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