Capítulo 12. 🔥
Seth
Nelly se soba el brazo derecho y suspira.
—Siéntate, estás en tu casa.
Me sumerjo en mi habitación, busco algo de ropa, ya que la suya está sucia y cubierta de sangre. Regreso al lobby y Nelly sigue parada donde la dejé minutos atrás.
—Nelly, por favor, siéntate.
Con delicadeza la tomo del brazo, pero ella se suelta.
Frunzo las cejas. Miro el derredor. Este es otro apartamento que tengo por si las dudas, más que todo, para momentos como este.
—Déjame, Seth. —Se nota algo molesta.
—¿Puedo saber qué mierda te pasa? Desde que veníamos en el auto, haz estado muy callada y molesta conmigo.
—Yo no estoy molesta contigo. ¿Sabes qué? Mejor me voy. —Se da la vuelta. La detengo—. ¡Que me sueltes!
Intenta zafarse de mi agarre, pero esta vez la ejerzo más fuerza.
—¿Qué es lo que te pasa?, ¿eres bipolar o qué? —espeto.
Me ve con enfado.
—Lo que yo sea no te importa. Suéltame. Me regreso al bar por mi auto.
Se deshace de mi sujeción.
—No pienses en regresar allá, hay policías y no te has visto; estás cubierta de sangre. —Se inspecciona con los labios apretados—. Quédate esta noche y mañana temprano te vas.
Suelta una carcajada irónica.
—¿Yo quedarme contigo?, ¿por qué no le dices a tu amiguita? La del bar.
Arruga el entrecejo.
Ahora entiendo todo.
—Con que de eso se trata. —Me mira incrédula—. Estás celosa.
Se empieza a reír.
—¿Yo?, ¿celosa de ti? —gorjea—. Sí, Seth, como no. Como si eso pudiera pasar.
—Entonces qué explicación le das a tu cambio de humor. O estás celosa o eres bipolar.
—No estoy celosa y no soy bipolar.
—Estás celosa —recalco.
—Que no.
—Sí, lo estás.
Quiero que lo acepte.
—Tal vez sí, pero eso no te importa.
—Debe importarme; estás celosa de Eli.
—Oh, vaya, la tipa se llama Eli —refunfuña—. Mira, Seth, es mejor que me marche.
Se lo impido.
—Tú no vas a ningún lado, Nelly, te quedas aquí.
—Tú a mí no me mandas, Seth, no te hago caso ni a ti ni a nadie.
Intenta abrir la puerta, vuelvo a detenerla.
—¿Pero Billy sí? Él sí puede decirte qué hacer.
El coraje sube por mis venas.
—¿Ahora tú eres el celoso? —ironiza.
—Sí, maldita sea, sí —lo admito—, sí estoy celoso de ese imbécil.
Quita la mano del pomo de la puerta.
—Nunca te he dado motivos.
—Sí lo hiciste, en la mañana en mi auto, cuando me besaste, ¿recuerdas?
—Ah, sí. ¡Te besé y después te fuiste con la tipa esa a bajarte la calentura!, ¿no?
—No, te equivocas. No te diré que desde que te conocí, no he tocado a nadie, porque eso sería mentira, mas no lo hice con Eli. No si solo pienso en ti, Nell. Me dejas con las ganas de estar contigo, pero no me las quito follando con otra.
Yo mismo me sorprendo de todas las palabras que salieron de mi boca. Es como si... como si no me pudiese contener.
—¿Y tú crees que soy idiota o qué? Por favor, Seth, si eres de lo peor.
—Y tú, mi querida Nell, eres como yo. —Dejo la ropa en el suelo. La agarro de la cintura y la atraigo—. Dejémonos de tonterías. Ya hay que admitir que nos gustamos. —Le quito un mechón de cabello y lo paso detrás de su oreja—. Esto es innecesario, Aurora. Me gustas sí, quiero hacerte mía también y quiero estar contigo. —Le doy un beso en la boca—. Admítelo, Bella durmiente, solo admítelo. —Bajo los besos por su cuello. Se tensa—. Solo dilo. —Le quito el suéter—. Una palabra nada más.
Bajo el tirante de su blusa.
—Seth, yo...
La tomo de la cintura, la levanto del suelo, rodea mis caderas con sus piernas, paso mis manos por su trasero, camino hacia mi habitación, cierro la puerta y enciendo la luz.
Nell está roja, me acerco y la miro con atención. Es tan bella, que es imposible no mirarla y quedar hechizado ante la gran hermosura que emana.
—Nunca había sentido tantas ganas de estar con alguien y tampoco se me había dificultado tanto el estar con esa persona, pero es que contigo todo es tan complicado...
La beso. Una especie de paz se apodera de mí... es una sensación que jamás había sentido.
Nelly
Paso mis manos por su cuello, me pega más contra su pecho. Su lengua y la mía juegan, ese movimiento errático hace que me encienda más. Mi piel se eriza, siento cómo mi cuerpo se deja llevar por cada caricia que sus manos hacen.
Sus besos bajan hasta mi cuello. Lo succiona, muerde mi hombro y me quita la blusa dejándola en el suelo. Paso mis dedos por el borde de su camisa y la deslizo por su torso, dejo ver sus pectorales; me muerdo el labio e imagino lo sexy que debe verse cuando hace ejercicio.
Seth me pega más contra su cuerpo, desabrocha mi short, este cae al suelo y lo hago a un lado con el pie. Posa sus manos en mis caderas y las aprieta.
Seth
Aprieto sus caderas entre mis dedos. Deslizo las manos por su suave piel hasta su trasero, el cual aprieto y agarro más fuerte.
Beso sus suaves labios los cuales aceptan mis caricias, la llevo hasta la cama, la dejo allí mientras le quito sus tenis y me deshago, al mismo tiempo, de mis ropas, que son un estorbo, pues deseo hacerle muchas cosas a esta hermosa mujer.
Me trepo sobre ella, tiro de las frazadas, me acomodo en medio de sus piernas y pego mi pelvis en la suya. Sin pensarlo, me voy a sus perfectos senos, los beso y los succiono y hago que gima. Subo mi mano y con dos dedos estímulo su pezón que se ha puesto duro.
Nell pasa sus uñas por mi espalda y la recorre de arriba abajo. Hace que sus caricias sean como una necesidad.
Estoy loco por esta mujer.
Nelly
Con dos de sus dedos estimula mi pezón, este se pone duro y siento cómo empieza a lamerlo. Seth besa mi otro seno sin dejar de estimular el primero; todo tipo de sensaciones invaden cada parte de mí y cada parte de mi ser lo desea a él, solo a él dentro de mí.
Seth sube y me besa. Sus perfectos labios se amoldan muy bien con los míos. Roza su miembro contra mi intimidad y mi centro húmedo me avisa que estoy lista para él, para ser suya. Solo de él.
Agarro su miembro y lo acerco, con la punta juego con mi clítoris. Esto se ha convertido en algo más. Seth me besa más profundo, cada que puede me muerde el labio y estimula mis senos.
—Espera —jadeo.
—¿Qué? —Busca, de nuevo, mis labios.
—El preservativo.
Se separa de mi boca y abre los ojos. Se baja con celeridad y empieza a buscar en uno de los cajones al lado de la cama.
Saca una caja de color negro, la abre, de ahí saca una envoltura plateada, la destapa con los dedos y veo cómo se empieza a poner el preservativo. Con una rapidez vertiginosa se acomoda sobre mí.
Meto su miembro en mi intimidad. Un pequeño gemido sale de mi boca. No voy a decir que es un monstruo, pero sí, lo es, pues me provoca demasiadas cosas.
Poco a poco Seth hace que entre por completo. De un momento a otro, ya se mueve con suavidad, lo hace lento... tan bien, es como si entre más despacio se mueva, más me gusta.
Cada parte de mi cuerpo se amolda al suyo. Agarra mis manos y las sube a mi cabeza.
Mete su cara en el hueco de mi cuello y empieza a lamerlo. Abro más mis piernas para que él se mueva mejor.
Seth
Nelly es maravillosa, se mueve a un ritmo donde su cuerpo y el mío se complementan a la perfección.
Beso sus carnosos labios y meto la lengua a su boca. Su pelvis se mueve al mismo ritmo, me levanto; ella tiene los ojos cerrados, paso mi mano por su boca y Nell los abre, están rojos e hinchados.
Entro y salgo de ella con rapidez. Subo mi otra mano hacia su seno, lo aprieto mientras ella gime más fuerte. Su espalda se arquea. Aprieta las sábanas al mismo tiempo que junta los párpados, grita mi nombre y siento desde mi miembro un tipo de electricidad que se extiende por todo mi cuerpo. Me estremezco por completo.
Nell deja caer su espalda sobre el colchón y abre los ojos, esos hipnóticos luceros brillan en demasía. Su frente tiene algunas gotas de sudor, también su cuerpo, el cual puedo ver por horas y horas sin cansarme.
Salgo de ella y le doy un beso en la frente.
Ella se acuesta sobre mí y meto mi mano detrás de su cuello.
—Tengo miedo.
—¿Miedo?
—Sí.
—¿De qué tienes miedo, Aurora?
Pasa la palma por mi torso.
—De esto, de lo que provocas en mí, de esto que estoy sintiendo por ti... Tengo miedo de lo que soy capaz de hacer por ti...
Su voz tiene un deje de tristeza.
—Aurora, no tengas miedo. —Le doy otro beso en la cabeza—. Te prometo que no te dejaré nunca. Siempre voy a estar contigo, Bella durmiente y, si es necesario matar a todos para que nadie te haga daño, lo haré. No te voy a prometer que a mi lado todo será de color rosa, porque conmigo todo es oscuro, pero haré lo que sea por hacerte feliz.
—Gracias, Seth. —Se acomoda en mis brazos.
La contemplo. Sus ojos se cierran.
—De nada, Aurora. Gracias a ti.
Yo también tengo miedo. Nelly provoca tantas cosas en mí, que no sé con exactitud qué siento, pero al estar con ella me convierto en alguien más. Creo que aún hay esperanzas para mí, pues solo a su lado puedo ser feliz.
No quiero depender de ella para hacerlo, mas Nelly es, no sé cómo explicarlo... Ella es el cielo donde quiero ir, pero también es como el infierno en donde me quiero quemar, porque... ¿quién no quisiera arder en las llamas de ese infierno llamado mujer? Es como mi droga, solo mía y de nadie más. Ya no la puedo dejar.
Me da pánico esto que estoy sintiendo. Se llama... amor, porque creo que me he enamorado de esta chica con labios de perdición, ojos de infinita pasión, piel como la seda y curvas peligrosas.
Seth
Despierto y me doy cuenta que no estoy solo, Nell está a mi lado, mis brazos rodean su cintura y ella me da la espalda. Con la mano que tengo libre, me froto los ojos y bostezo. Miro la ventana que está a un lado y ya es de día. Reviso el reloj de mi mano y pasan de las diez de la mañana.
Nell se mueve un poco, se da la vuelta para encontrarnos cara a cara. Puedes decir que esto es un cliché, pero me creerías si te digo que se ve jodidamente hermosa. Le quito los cabellos que tiene en la cara, me encuentro con sus lindos ojos, ella sonríe y se frota los párpados.
—Debo verme horrible. —Se cubre el rostro con las palmas—. No me mires.
Se las quito.
—Nunca digas que te ves mal, eres hermosa. —Se sonroja.
—Eso debes decirles a todas.
Juega con la cadena de mi cuello. Sus dedos queman mi piel.
—Pues no, en eso te equivocas. —Acaricio su mejilla—. No le digo eso a todas, solo a ti. —Con mi dedo le doy un golpecito en la nariz.
—No sé si creerte. —Levanta la mirada—. Eres muy coqueto.
—En parte es verdad —gorjeo. Sonríe—, pero por ti es una excepción.
—Más te vale, porque si veo que le coqueteas a alguien, te arranco las pelotas y hago que te las comas.
Trago saliva.
—Estás bromeando, ¿verdad?
Niega con la cabeza.
—Conmigo las cosas son así, nada de andar coqueteando con otras mujeres. No me gusta que nadie toque lo que es mío.
¿Mío? Ella es una posesiva.
En un movimiento, queda a horcajadas sobre mí, con las dos manos tira de la cadena que rodea mi cuello y quedamos a unos centímetros uno del otro.
—Estás advertido, Seth. —Aprieta sus labios contra los míos y me muerde el inferior.
—Estás loca. —Encoge un hombro—. Creo que te amo.
Nelly
Dice esto último. Sus orbes brillan con, ¿amor?, ¿es en serio? Lo suelto de la cadena y me siento a su lado.
—Nell, creo que te amo. No sé con exactitud si es amor, porque nunca he estado enamorado, pero cuando estoy a tu lado tengo la inmensa necesidad de protegerte y solo estar contigo. No quiero estar con nadie más. No sé si me estoy volviendo loco o qué... No obstante, ya no quiero estar con nadie más, no quiero otros besos que no sean los tuyos y no quiero otras manos que me recorran. —Baja la cabeza, mas yo hago que me vea—. Nelly, si tú me dices que no sientes lo mismo, me alejaré de ti y no volveré a hablar del tema.
—¿Y si te digo que no sé lo que siento? Al igual que tú, no sé si esto sea amor o qué. Me siento confundida al estar contigo, y solo quiero estar cerca de ti, deseo que me abraces y que me beses... No sé si esto sea amor. —Agarro la sábana, me enredo en ella y me levanto, pero Seth me toma de la mano.
—¿Qué va a pasar ahora?
—No sé. Lo que quiero es que ya no te acuestes con nadie más —expongo, seria. Esboza una sonrisa—. Es en serio, Seth, no quiero que te acuestes con nadie o...
—¿O qué? —inquiere con una ceja levantada.
—O soy capaz de cualquier cosa —mascullo —; hablo en serio, Seth. —Me jala hacia él y caemos los dos a la cama—. ¡Hablo en serio! —repito para que me crea.
—No quiero estar con nadie que no seas tú —Me da un beso—. Tú tampoco vas a estar con otros. —Niego—. Solo conmigo.
Su nariz roza mi mejilla.
Seth
Par de posesivos nos pueden decir, mas es la verdad. No puedo imaginarme a Nell en los brazos de alguien más, no deseo ni quiero que ella esté con otro hombre.
Nos quedamos otro rato en la cama. Platicamos de cómo vamos a llevar la relación en la casa de Vera, pero Nell es una chica a la que no le importa lo que diga la gente y ha dicho que lo que diga Vera y los demás, no le quitarán el sueño.
Desayunamos juntos y nos duchamos. También pude besar todo su cuerpo mientras el agua caliente que caía sobre nosotros. Le hice el amor tantas veces que pude, la besé hasta que sus labios sangraron, disfruté tanto estar con ella que fue dolor inmenso el tener que separarnos.
Ya por la noche la llevé a su casa, Vera se dio cuenta que fui yo quien estaba con Nell, pero no dijo nada al respecto. Cami, asimismo, se percató cuando llegamos y de inmediato salió para ver si su amiga estaba bien.
Nell nos pidió que no le comentáramos nada a Vera, aunque tarde o temprano ella se tendrá que enterar.
Regreso a casa, la reja se abre y saludo al guardia que cuida la entrada.
Me estaciono frente a mi hogar, miro por la ventana de la casa de Jared, él se asoma y me hace una señal para que vaya. Salgo del coche con cansancio.
Camino a la casa de Jared. Ingreso en su despacho.
—¿Qué quieres?
—¿Dónde mierda te has metido? —Se soba la sien—. Ya van varios días que no estás en tu casa, no vas a ninguno de los clubes, no has recogido la droga ni las armas... Te pregunto otra vez, ¿Qué mierda pasa contigo? —Se mete el puro en la boca.
—He estado ocupado.
Me acomodo en el sillón negro.
—¡Me importa una mierda qué hagas! —Cierra su puño y da un golpe en el escritorio—. Sabes cuál es tu trabajo y debes hacerlo. —Está molesto—. Se te ha visto con una chica rubia.
Expulsa el humo por la nariz.
—Con ella no te metas, ella no tiene nada que ver contigo.
—Sé que trabaja para Vera. —Mira su puro y después me examina—. No sé qué tengas pensado para destruir a Vera, pero te aseguro que esa chica no te traerá buena suerte. También la puedes usar para llegar a Vera. No sé, piénsalo.
—No la voy a usar para nada. No tiene nada que ver con este plan. Ella no tiene nada que ver con lo que yo le quiero hacer a Vera.
—¡Ella trabaja para Vera!
—¡¿Y eso qué?!
Me levanto del sofá.
—¿A quién crees que va a elegir cuando tenga que decidir si irse contigo o con la mujer con la que ha pasado prácticamente toda su vida? Es obvio, Seth, y no serás tú.
—Tú no la conoces. —Voy hacia la puerta—. Ella se irá conmigo —comunico, seguro de mis palabras—. Ella se irá conmigo... —musito para mí, como para convencerme.
—Ya lo veremos, hijo.
Salgo.
Es cierto lo que dice Jared, es probable que, a la hora de cumplir mi venganza, Nell tendrá que decidir entre Vera y yo, y no sé cuál será su decisión.
Me alejo de allí. Camino hacia mi pequeño hogar.
Hoy solo quiero dormir un poco y olvidarme de los problemas con mi padre. Mañana será otro día donde la misma mierda de siempre me espera.
Nelly
Cami grita de emoción y brinca en la cama.
—¡No lo puedo creer! —chilla. Se deja caer a mi lado—, ya te estabas tardando. —Me quito la ropa—. ¿Y qué tal?, ¿es bueno?
—Pues...
Le guiño un ojo.
—Nell, dime.
Me acerco al clóset y saco un pijama. Vuelve a suplicar por una respuesta.
Me acuesto.
—Sí. La verdad, sí. —Se lleva las manos a la boca—. Lo hace excelente. —Siento como me pongo roja—. Me encantó cómo lo hizo —suspiro.
—Madre mía. Nunca habías dicho eso de ninguno con los que te has acostado.
—Lo sé.
—Entonces Seth es tan bueno como tú dices —Asiento—. ¿Y ahora qué?
—Pues no sé. Mo me pidió ser su novia, pero creo que ya lo soy... No sé qué va a pasar ahora.
—Ya eres su novia, querida, eso te lo puedo jurar. ¿Lo amas?
—No sé, pero creo que sí.
—¡Ay, Dios! —Se deja caer en la almohada—. Esto es tan romántico, tan perfecto y tan irreal. Has encontrado el amor en este mundo donde lo único que se ve es muerte y sangre; eso es algo que no pasa muy seguido, así que debes aprovechar esto.
Ella tiene razón, debo aprovechar esto que ha surgido entre Seth y yo, algo tan lindo que hasta un punto es demasiado perfecto.
Él es un demonio que ha logrado llenar mis expectativas y no estoy cien por ciento enamorada de él, pero me atrae demasiado, y es muy posible que ese sentimiento temeroso de amor se incremente.
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