Capítulo 1. 🔥
"Escéptica, fría, un poco puta y terriblemente guapa..."
Nelly
Desde que tengo memoria, siempre tuve lo que quise; autos, ropa, dinero, joyas y un sinfín de caprichos que mi padre está dispuesto a pagar para tener a su hija como lo que para él es: una princesa.
Puedo decir que lo tengo todo, al menos todo lo que una chica de mi edad desea, como el dinero, pero no tengo lo más importante y lo que me haría completamente feliz: libertad. Eso es lo que mas anhelo de todo lo que ahora poseo. Lo único que necesito, mas toda la fortuna del mundo podría comprarlo.
Desearía solo por un día poder salir sin temer que algo me pueda pasar, que uno de los enemigos de mi padre me haga daño, ser secuestrada o en su caso, ser asesinada. Solo quisiera poder salir sin los dos hombres que cuidan mi espalda día y noche; sé que es egoísta, pero el dinero muchas de las veces solo es la perdición de las personas y, en todo caso, la envidia de muchos más.
—Buenos días, dormilona.
Abro los ojos y me encuentro con los de Camila, mi mejor amiga, la persona que más me entiende y la que siempre está conmigo.
—¿Tan temprano y ya estás jodiendo? —Me froto los párpados con las palmas de las manos y bostezo—. ¿No tienes mejores cosas que hacer?
Niega con la cabeza.
—Molestarte es lo mejor que sé hacer —ríe y se sienta en la orilla de la cama.
Camila Rose es (desde que tengo memoria) mi mejor amiga. Mi hermana. Sus padres trabajaban para el mío... gracias a eso, ellos murieron y en el momento que ella y su hermano Billy quedaron huérfanos, mi padre los adoptó y se convirtieron en un miembro más de la familia. Yo la amo, sé que cualquier cosa que yo le pida lo hará sin preguntar. También sé que, si me pasa algo, ella estará allí antes que nadie y no importará si le pido guardar un secreto por más aterrador que sea, lo guardará.
Somos como uña y mugre.
—Escuché que tu tía llamó a tu madre. —Me siento con las piernas estiradas —. Le dijo que Aleksei está bien y que se ha ido de crucero.
—Me alegro por él —suelto de mala gana.
Me pongo de pie, me calzo las pantuflas y me acerco a la ventana. No me gusta saber nada de Aleksei, no me gusta hablar de él.
—¿Todavía lo odias?
—No lo odio. —Cruzo los brazos y me doy la vuelta hacia Cami. Me observa. Trae puesta una blusa sin mangas y un short delgado que deja al descubierto los tatuajes de sus piernas y brazos. Su cabello corto está despeinado y su rostro no tiene ni una gota de maquillaje —. Es solo que... —Me acerco y me siento a su costado—. Creí que en el momento que él creciera todo iba a ser diferente y que iba a regresar.
—Quizá la vida que tiene ahora mismo es mucho mejor que esta porquería.
—Bueno, tal vez sí. —Con mi dedo trazo los patrones del edredón —. Pero no me molestaría una llamada, tan solo eso.
Aleksei Koszlov es hijo de mi tía Raisa, hermana de mi madre. Ella nunca quiso esta vida para mi primo, que en ese entonces tenía ocho años, por lo que cuando asesinaron a su esposo, decidió irse de esta ciudad. Rusia fue el refugio que ella necesitaba para el dolor tan grande que afligía su corazón en ese momento. Aleksei era mi mejor amigo. Éramos muy unidos junto con mi hermano Misha, pero después de su partida, ya nada fue lo mismo; jamás supe de su boca cómo estaba, qué estudiaba, si tenía novia y cómo era la vida en Rusia.
Parece que Aleksei es feliz sin saber nada de mí y su familia.
—Pero mira, que le vaya bien, no me importa qué es de su vida... no me importa si lo está pasando mal o si está bien.
Dejo caer los hombros y me incorporo.
La puerta se abre y mi padre entra. Ya se ha bañado, su cabello rubio está peinado con ligereza hacia atrás y no se ha afeitado porque su barba se empieza a notar. Hoy no trae puesto un traje como siempre acostumbra, tan solo un pantalón de gabardina de color caqui y una camiseta blanca.
—Buenos días. —Observa a Cami quien al verlo se yergue—. ¿Cómo están las dos princesas de esta casa?
—Bien —respondemos al unísono.
—Les quiero pedir un favor.
Da un paso dentro de la habitación y mete las manos en los bolsillos de su pantalón.
—Dinos.
Paso un mechón detrás de mi oreja y lo escruto.
—Mañana tendré una reunión con Beckett —informa. Al oír ese apellido, la piel se me eriza y un escalofrío me recorre de los pies a la cabeza—. Tenemos asuntos pendientes y necesitamos hablar.
—Siempre que intentas hablar con Beckett las cosas terminan mal. Ese hombre no es de fiar y lo sabes, papá.
—Lo sé, hija, pero hay cosas por arreglar con él, y no puede pasar más tiempo. Cada paso que doy es detenido por Beckett y su gente. Estamos yendo para atrás con las trabas que nos pone. —Se pellizca el puente de la nariz —. Estoy harto de él y su gente.
—¿Y qué debemos hacer Camila y yo? —inquiero, ceñuda.
—Ir conmigo al punto de reunión. Llevaré conmigo a algunos hombres, mas no está de más llevar refuerzos... Si esto no fuera importante, no se los estaría pidiendo.
Nos contempla.
—Está bien, iremos contigo.
—Estaremos ahí, Víctor —afirma Cami, sonriente.
—Gracias, chicas.
Da media vuelta y se marcha a paso suave.
—Beckett no es de fiar y mi padre debería entender eso.
Cami asiente.
—Es un poco testarudo.
Y sí que lo es.
Después de desayunar y entrenar un poco, salgo al patio. Veo a mi papá ojear el periódico.
—Hola —saludo suave.
Me poso a su lado.
Saluda de vuelta y deja el periódico sobre la mesa.
—Nelly, sé que no te parece que haga tratos con Jared.
—Ustedes no hacen tratos. Nunca los han hecho y no creo que él quiera hacerlos ahora.
—Nelly, esto es muy importante porque de seguir así Beckett se llevará a toda la gente. Se quiere meter en nuestro territorio cuando nosotros nunca nos hemos metido en el suyo.
—Lo sé —bufo—. Espero que esto no termine como las otras veces.
Sonríe y pone una mano encima de la mía.
—Ya verás que no. ¿Vemos una película?
—Sí, pero sigo molesta contigo —mascullo. Se carcajea.
—Lo sé, lo sé.
Mi padre puede ser un hombre despiadado con otras personas. Sin embargo, conmigo es el ser más dulce que puede existir. Víctor es, sin duda alguna, el mejor padre que una hija puede pedir, pues me protege, me enseña cómo defenderme, me aconseja sobre la vida y más que nada, me ama.
A veces me quejo mucho de la vida que tengo, pero agradezco los padres que me ha dado el destino; comprensivos, amorosos y que me apoyan. Creo que este es mi paraíso en la tierra y no cambiaría eso por nada del mundo.
—¿Has sabido algo de Iván?
Al decirle este nombre me mira y niega con la cabeza.
—¿Nada de nada?
—Ni una llamada suya —musita. Preocupado.
Iván Záitsev es el hermano menor de mi padre, mucho menor que él y quien se hace cargo de los negocios en Rusia. Por encargo de mi padre cuando él junto a mi madre se vinieron para acá. Tan solo era un niño cuando tuvo que hacerse cargo de la Bratvá, pero con el paso de los años fue cogiendo experiencia, aunque eso no quiere decir que de vez en cuando se meta en problemas con las demás mafias y más de una vez ha desaparecido del mapa, poniendo a mi padre en un estado de preocupación latente del que no puede salir hasta que sabe algo de su hermano.
—¿Crees que ellos estén bien? —me observa y sonríe, cogiendo mi mano. La aprieta y el calor de esta me reconforta.
Mi padre es mi héroe, mi salvador y la persona que más admiro en este mundo.
—Iván nunca pondría en peligro a su esposa y Mikhail. Él los ama demasiado, así como yo los amo a ustedes.
—Y nosotros te amamos a ti, papá.
Una dulce sonrisa se dibuja en sus labios y se desliza cerca para darme un tierno beso en la frente.
—Eres mi orgullo, Nelly, siempre voy a estar orgulloso de ti y de todo lo que hagas —frunzo el ceño.
—¿Por qué me dices esta clase de cosas? Es como si...como si te estuvieras despidiendo —trago saliva. De repente siento un nudo en la garganta.
—Nada de eso, solo quiero que sepas que, aunque no te lo diga seguido te quiero mucho, eres mi tesoro más valioso.
—Y yo te quiero a ti —apoyo mi cabeza en su hombro y lo escucho suspirar.
—Moya printsessa. *
Moya printsessa — Mi princesa.
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