2-BUSCANDO CASA
Bueno, hoy os dejo un nuevo capítulo porque veo que os ha gustado la historia. Pero desde actualizaré cada 2 semanas. Así voy avanzando con esta y otras que estoy preparando para intentar no empezar a retrasarme en subirlos.
Espero que os guste y como siempre, quiero ver vuestros votos y comentarios jejeje (y esto es lo que pasa cuando os portais bien ;P )
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"¡Lena! Me vas a matar de un infarto como sigas haciendo eso. Yo sólo estaba..."
KARA
11 de Abril de 2020
Estaba en el salón, sentada frente al piano, dándole repetidamente a la misma tecla una y otra vez. Desde que Lena me dijo que volviera a tocar, la idea se había pasado por mi cabeza en varias ocasiones. Pero no terminaba de decidirme. Además, entre el trabajo y los estudios, apenas tenía tiempo para nada.
Llevaba meses sin tocarlo. Me había centrado en los estudios y había dejado el piano en un segundo plano. Volví a darle a la misma tecla una vez más. Y otra. Y otra... Y, sin darme cuenta, empecé a tocar la canción de Michael Myers de la película Halloween.
https://youtu.be/2T9m-fj8K9c
Estaba tan centrada que no había escuchado a mi madre y a mi hermana entrar. Cuando terminé la canción, mi hermana habló, asustándome.
-Alex: Vaya, mira quién ha decidido hacer algo más que trabajar y estudiar...
-Kara: ¡Joder, Alex! – grité, saltando en el asiento. La miré y estaba apoyada en la puerta, igual que mi madre, las dos mirándome.
-Alex: Perdona... Es que me sorprende verte tocando. Pensaba que ya no volverías a hacerlo. Como estás tan ocupada últimamente.
-Kara: Sólo estaba despejándome un rato antes de seguir estudiando... - dije cerrando la tapa del piano.
-Eliza: ¿Por qué no tocas un poco más, cariño? – dijo, poniéndose detrás de mí y abrazándome, haciendo que me levantase rápidamente.
-Kara: Porque tengo mucho que estudiar, mamá... Me queda un mes para los exámenes finales y no puedo permitirme suspender ninguna. ¿Ya habéis comprado todo para la comida?
-Alex: Sí. ¿Se puede saber qué pasa contigo?
-Kara: Nada.
-Alex: ¿Nada? Estás muy rara, Kara. ¿Ese jersey es nuevo?
-Kara: Sí.
-Alex: ¿Cuándo te lo has comprado? No has dicho que fueras con Nia.
-Kara: No fui con Nia, fui sola.
-Alex: Pues deberías ir con Nia, porque cuando ella te acompaña tienes mejor gusto para la ropa, la verdad.
-Kara: Si no te gusta mi ropa, es fácil, Alex. No me mires.
-Eliza: Chicas, basta. Dejad de pelearos, por favor.
-Kara: Iré a estudiar a mi cuarto. Avísame cuando esté la comida. – dije subiendo las escaleras.
-Eliza: Kara... ¡Kara, cielo! ¿Es que no puedes dejarla tranquila? – Escuché que le decía a Alex- ¡Sabes lo agobiada que está con los estudios, Alex!
-Alex: ¡¿Y qué tiene eso que ver con cómo se comporta?! ¡¿Es que no podemos darle ni un abrazo?! ¡Esa chica que acaba de subir las escaleras no se parece a mi hermana!
Cerré la puerta y me senté en mi escritorio, abriendo uno de los libros y tratando de concentrarme. Las escuché discutir durante unos minutos más y luego la cosa pareció calmarse.
Bajé a comer una hora después. Me senté en la mesa y miré a Alex y a mi madre.
-Kara: Lo siento... - dije, jugando con mis manos. Es que... Yo... Hay algo que...
-Eliza: Kara, cielo, ¿qué pasa? – dijo cogiendo una de mis manos.
-Kara: Yo... - dije mirándolas – Estoy... Estoy bastante agobiada. No quiero suspender y tener que repetir el curso. Además, Lena se está portando muy bien conmigo. Cuando el día es tranquilo y no hay mucho trabajo, me permite estudiar en mi escritorio, y me dijo que cuando acabase la carrera podría pasar a trabajar al departamento jurídico, que es mejor sueldo que el de secretaria. Y no quiero decepcionarla. Y tampoco a vosotras.
-Alex: Kara, tú no podrías decepcionarnos nunca. – Dijo, cogiendo mi otra mano - Mamá y yo sabemos lo que te estás esforzando. Sabemos que quieres tener un trabajo, tu propia casa... Es normal. Pero piensa un poco también en divertirte. En hacer cosas que te gustan, como tocar el piano. No pienses sólo en el trabajo y la universidad. ¿Cuánto hace que no quedas con Nia? Acabará enfadándose si no la llamas. Y se enfadará más cuando sepa que has ido a comprar ropa sin ella.
-Kara: Tienes razón. La llamaré luego.
-Alex: Me parece bien. – dijo sonriéndome.
-Eliza: ¿Sólo es eso, cielo? ¿No te preocupa nada más?
-Kara: Sí, sólo... Sólo es eso mamá.
-Eliza: Bien, entonces comamos antes de que se enfríe.
Comimos hablando de cosas sin importancia y, cuando acabé, subí a ducharme y llamé a Nia. Quedé con ella para ir a dar una vuelta al centro comercial y que la vería allí. Llegué a las cinco, como habíamos acordado, pero Nia se retrasó un poco.
-Nia: Lo siento, había un poco de atasco. Hasta que te decides a quedar.
-Kara: Lo siento, estoy muy liada con el trabajo y los exámenes...
-Nia: Ya lo veo. No tienes ni cinco minutos para cotillear un rato con tu amiga del alma... - dijo, haciéndose la ofendida – Bueno, ¿vamos a comprar ropa? Ese jersey no pega contigo.
-Kara: Me gusta mi jersey y no, no quiero ropa. Pero me gustaría pasar a por unos libros.
-Nia: Vale, tú no quieres ropa, pero yo sí. Así que vamos.
Pasamos por la tienda de ropa, donde Nia se compró un par de camisetas, dos pantalones vaqueros y un conjunto de ropa interior de encaje.
-Kara: ¿Es que tienes planeado seducir a alguien con eso?
-Nia: Puede...
-Kara: ¿A quién?
-Nia: Andrea.
-Kara: ¿A tu jefa?
-Nia: Sí. Quién sabe, igual uno de estos días cae. Y no me mires así. Andrea no es mucho más mayor que yo. Sólo son cinco años de diferencia.
-Kara: No he dicho nada sobre la edad. Es sólo que... Es tu jefa, Nia. ¿Y si la cosa sale mal? Podrías quedarte sin trabajo.
-Nia: Lo sé, pero merecerá la pena arriesgarse.
-Kara: ¿Tú crees?
-Nia: Si la conocieras, te darías cuenta de que sí. Anda, vamos a por tus libros.
Después de pagar, fuimos a la librería y, tras pasar allí cerca de una hora, acabé comprando cuatro libros.
-Dependienta: ¿Esto es todo?
-Kara: Sí... - dije mientras el móvil de Nia empezaba a sonar.
-Nia: Perdona, te espero fuera – dijo cogiéndolo - ¿Si...?
-Kara: Pensándolo mejor, deme un momento. Fui a buscar un par de libros más y volví a la caja - ¿Podría envolverlos para regalo? No quiero que mi amiga los vea por error.
La dependienta, una mujer mayor, me miró con una cara un poco extraña y tras cobrarlos, me los envolvió. Mientras salía la mujer me miraba, negando con la cabeza.
-Nia: Por fin, ¿por qué has tardado tanto?
-Kara: Mi tarjeta ha dado problemas, creo que el lector está mal. ¿Quién te ha llamado?
-Nia: Mi madre. Mi tía viene mañana a comer y me ha pedido que pase a por una tarta a la pastelería. ¿Tomamos algo antes de irnos?
-Kara: Claro... - dije mientras buscábamos una mesa para sentarnos en un local de batidos. Pedimos y nos sirvieron enseguida.
-Nia: Bueno, cuéntame, ¿algo interesante aparte de trabajar y estudiar?
-Kara: He vuelto a tocar el piano. Bueno... Esta mañana toqué una canción.
-Nia: ¡¿En serio?! Vaya, eso es genial. No entiendo por qué lo dejaste. Antes siempre sacabas aunque fuera unos minutos al día para tocarlo.
-Kara: Entre el trabajo y los estudios llego agotada a casa. Y si encima ese día voy a clases en la universidad, pues más aún.
-Nia: No deberías exigirte tanto Kara.
-Kara: No lo entiendes Nia... Necesito este trabajo y necesito aprobar el curso como sea. No puedo permitirme repetir.
-Nia: Si es por el dinero para la matrícula...
-Kara: No. Bueno, sí, en parte, pero es más bien por... Lena.
-Nia: ¿Lena? ¿Tu jefa? ¿Qué tiene ella que ver con esto?
-Kara: No, Lena, está ahí – dije y Nia la miró.
-Nia: ¿Esa es tu jefa? Vaya...
-Kara: Sí, lo sé, tiene unos ojos preciosos, ¿verdad? Llaman mucho la atención.
-Nia: ¿Sus ojos? Aaaammm... No sé, yo estaba mirando sus zapatos. Esos zapatos cuestan cuatro meses de mi sueldo. ¿Y por qué me hablas de sus ojos? ¿Es que te gus...? Oh, mierda, creo que te ha visto, viene hacia aquí.
-Lena: ¡Kara! – Dijo sonriéndome – Hola, ¿qué haces aquí?
-Kara: Hola Lena. Pues... Vine un rato a despejarme, necesitaba dejar de estudiar un rato o acabaré volviéndome loca.
-Lena: Eso está bien. ¿Quién es tu amiga? – preguntó, mirando a Nia.
-Kara: Oh, ella es Nia, mi mejor amiga. Nia, ella es Lena Luthor, mi jefa.
-Nia: Encantada.
-Lena: Igualmente – dijo estrechándole la mano y volviéndose hacia mí - ¿Compraste algo interesante? – preguntó, señalando mi bolsa.
-Kara: Eeeehh... Bueno, sólo son unos libros sobre paleontología y dinosaurios. Algo que sólo me resulta interesante a mí, me temo.
-Lena: Podrías recomendarme alguno. Sería interesante leer sobre algún tema nuevo.
-Kara: Oh, bueno, si... si quieres, podría... dejarte un par de libros que tengo en casa para empezar. Algo que no te... Que no te resulte aburrido de primeras. Podría... Llevártelos el lunes a L-Corp...
-Lena: Me encantaría. Así tendría un tema de conversación que sacar contigo el próximo día que quedemos a comer.
-Kara: A comer... Sí, claro. La verdad es que... Prefiero aprovechar ese rato para estudiar y...
-Lena: ¿Estás negándote a comer conmigo? – Preguntó, seria - ¿Acaso intentas evitarme?
-Kara: ¡¿Qué?! ¡No, no es eso, es sólo que...!
-Nia: A Kara le preocupa mucho no aprobar. Parece que le va la vida en sacar este curso adelante.
-Lena: Pues no se hable más. El lunes te vienes a comer conmigo. El martes tengo que viajar a Irlanda para una reunión y estaré fuera toda la semana. Te pediría que vinieras conmigo, pero son trece horas de vuelo y no creo que eso le vaya bien a tu claustrofobia.
-Nia: ¿Desde cuándo eres Claus...? ¡AU! – dijo, mirándome. No me dejó más remedio que darle una patada por debajo de la mesa.
-Kara: Te lo agradezco, Lena. ¿Necesitas que busque a alguien para que te acompañe?
-Lena: No. Sam vendrá conmigo. Es la abogada de la empresa, pero esta vez le tocará hacer de secretaria. – dijo sonriéndome – Entonces... ¿Comemos el lunes?
-Kara: Pues... - dije, llevándome una mano al estómago.
-Lena: Kara, ¿estás bien?
-Kara: Sí, es que... Creo que el batido me está sentando mal. Debería irme a casa y...
-Nia: Te llevo. Dame un segundo que pague la cuenta y...
-Lena: Yo la llevaré.
-Kara: No hace falta, puedo ir en autobús.
-Nia: ¡¿En autobús?! Kara, te encuentras mal, ¿cómo vas a ir en autobús?
-Lena: No vas a irte en autobús. Frank está esperando fuera con el coche, vamos, te acercaremos a casa. –Miró a Nia y le tendió un billete – Yo os invito a los batidos.
-Kara: Creo que voy a vomitar y no quiero mancharos el coche a ninguna.
-Nia: ¡Pues se limpia! Ya ves tú.
-Lena: Insisto en que vengas conmigo. Puedes ir tumbada atrás si no te encuentras bien, el coche es lo bastante amplio.
-Kara: Es sólo un dolor de estómago. En serio. Hoy he comido mucho en casa y creo que el batido ha sido demasiado.
-Nia: No, Kara. Vete con Lena, yo iré a pagar y luego te llamo.
-Kara: Está bien...
-Lena: ¿Necesitas ayuda? ¿Quieres que lleve tu bolsa?
-Kara: No, no me estoy muriendo... - gruñí.
Cogí mi bolsa y me despedí de Nia, empezando a caminar al lado de Lena.
-Lena: ¿Seguro que estás bien? Si necesitas apoyarte...
-Kara: Estoy bien, de verdad.
Cuando llegamos al coche, el chófer de Lena me abrió la puerta de atrás.
-Lena: túmbate, estarás más cómoda – dijo dejando mi bolsa en el maletero y subiendo a la parte delantera – Frank, conduce con cuidado, por favor, no quiero que tengamos un accidente. Kara no lleva el cinturón – dijo mientras se abrochaba el suyo.- Además, no creo que ir muy rápido le siente bien. ¿Puedes darme la dirección, Kara?
Le di la dirección y cerré los ojos, suspirando. Maldita sea, qué oportuno. Sí era verdad que había comido demasiado, pero era culpa de mi madre por hacer algo que sabía que me encantaba y, aunque no me apetecía demasiado, me obligué a comer como de costumbre para no ofenderla. El batido ya había sido demasiado, quizás habría sido mejor tomarme un vaso de leche.
Cuando llegamos, Frank me ayudó a bajar y me dio mi bolsa. Lena estaba fuera del coche, mirándome.
-Lena: ¿Estás mejor?
-Kara: Sí, gracias, sólo necesito tumbarme un rato. Por cierto, lo había olvidado. El lunes llegaré un poco más tarde.
-Lena: ¿Tienes algún examen?
-Kara: No. Sólo... Tengo que ir al médico a...
-Lena: ¿Al médico? ¿Es por el dolor de estómago? Acabas de decir que sólo necesitas tumbarte un rato.
-Kara: Sí, sí, esto no es nada. Lo del lunes es una revisión rutinaria. Me la hago cada año. No creo que me retrase más de una hora, pero...
-Lena: No hay problema, creo que podré apañarme.
-Kara: No tienes citas hasta las once, así que no creo que notes mi ausencia... - dije sonriéndola.
-Lena: Créeme, Kara, la notaré.- dijo acercándose para abrazarme, pero me aparté.
-Kara: Lo siento, es que...
-Lena: Claro, tranquila, ve a descansar. Te escribiré más tarde para ver cómo te encuentras.
-Kara: Gracias... - dije caminando hacia casa mientras Lena me miraba. Se quedó allí de pie mirándome hasta que entré en casa. Luego me asomé a una de las ventanas y la vi meterse en el coche y marcharse.
-Eliza: ¿Ya has vuelto?
-Kara: ¡Mamá! – Grité- Qué susto. Sí, yo... Me duele un poco el estómago, voy a tumbarme un rato.
-Eliza: ¿Quieres que te suba algo para el dolor?
-Kara: ¿Puedes subirme un vaso de leche, por favor?
-Eliza: Claro...
-Kara: Gracias. –dije subiendo las escaleras.
Dejé la bolsa a un lado, me descalcé y me metí en la cama, vestida tal como estaba. Unos minutos después, mi madre llamó a la puerta, entrando.
-Eliza: Aquí tienes. ¿Tanto te duele que te has acostado así vestida?
-Kara: Sí, ya se me va pasando. Cuando se me pase un poco me pondré el pijama.
-Eliza: ¿Quieres que te dé un masaje en la tripa para calmar el dolor? – preguntó, sentándose en la cama.
-Kara: Mamá, ya no tengo cinco años...
-Eliza: Está bien. – Dijo - Entonces me voy – Se levantó y me dio un beso en la frente – Duerme un poco. Seguro que eso es por tanto estrés por los estudios.
-Kara: Seguramente...
Cuando mi madre se fue, me senté en la cama y me tomé el vaso de leche despacio. Luego fui al baño, cerré por dentro y me puse el pijama. Cuando salí, cogí la bolsa con los libros. Guardé los dos envueltos para regalo en mi armario, junto con otros que tenía también envueltos y cogí uno de los otros que había comprado. Me metí en la cama y me puse a leerlo, quedándome dormida poco después.
Me desperté al escuchar el teléfono. Miré la hora antes de cogerlo. Había estado durmiendo casi dos horas. Vi que era Nia, así que descolgué.
-Kara: Hola...
-Nia: Uy, ¿estabas dormida, te he despertado?
-Kara: Sí, me tumbé un rato y me quedé dormida, pero no importa...
-Nia: ¿Estás mejor?
-Kara: Sí. Sólo era un poco de acidez, nada más. – dije, mientras cerraba el libro que había estado leyendo antes de dormirme y lo dejaba sobre la mesilla.
-Nia: Me alegro. Por cierto... ¿Qué tal con Lena?
-Kara: ¿Lena? Bien, me dejó en casa y se fue.
-Nia: ¿Y ya está?
-Kara: ¿Es que tenía que pasar algo más?
-Nia: Bueno, no lo sé. Lo que sí que sé es que a esa chica le gustas, Kara.
-Kara: ¿Chica?
-Nia: Lo siento, no me sale decir "esa mujer" cuando sólo es dos años mayor que nosotras, según tú. Pero lo que te decía, tú le gustas.
-Kara: No digas tonterías.
-Nia: ¿No? ¿Entonces por qué insistió tanto en llevarte ella a casa, o porqué tanto interés en que vayas con ella a comer? Vamos Kara, está clarísimo.
-Kara: Sólo quiere ser amable.
-Nia: Sí, amable, claro... Por cierto, tienes que explicarme eso de que eres claustrofóbica, porque, hasta donde yo sé, nunca has tenido ese problema.
-Kara: Eso fue... Un error de Lena.
-Nia: ¿Y por eso me diste una patada? ¿Qué le dijiste para que piense eso?
-Kara: Nada.
-Nia: Kara...
-Kara: Ella me comentó que a lo mejor a veces debería viajar con ella fuera del país por temas de trabajo y le dije que no me gustaban los aviones.
-Nia: ¿Te referías a que te daba miedo volar? Pero... ¿cómo sabes que te da miedo si nunca te has subido a un avión?
-Kara: Bueno, ella lo entendió como que yo era claustrofóbica. Y, sinceramente, prefiero que piense eso y no me pida ir con ella, a subir por primera vez a un avión, descubrir que realmente me dan miedo y sufrir un ataque de pánico o algo peor delante de mi jefa.
-Nia: Es la excusa más ridícula que te he escuchado. Y mira que las has tenido ridículas. Lo que pasa es que te gusta y te da miedo quedarte a solas con ella.
-Kara: ¡¿Qué?! ¡No!
-Nia: ¿Por eso cuando la viste en el centro comercial sólo podías hablar de sus ojos? Porque fue lo primero que dijiste, que tenía unos ojos preciosos. Y sí, los tiene, no voy a negarlo.
-Kara: Que sus ojos me parezcan bonitos, no quiere decir que...
-Nia: Corrijo, te parecen preciosos, Kara. Tu palabra para describirlos fue preciosos. No bonitos. Ve a comer con ella el lunes y a ver qué pasa. Igual te sorprende, parece agradable.
-Kara: Nia... Aunque Lena me interesara, que no es así... Ahora mismo no quiero salir con nadie, estoy bien como estoy.
-Nia: ¿No será por lo de Mike? Vamos Kara, hace meses de eso.
-Kara: ¡No es por Mike, ¿vale?! ¡Y deja de insistir, no me gusta Lena!
-Nia: En serio Kara, creo que voy a comentarle tu caso a Andrea. Creo que te estás volviendo un poco bipolar, tus cambios de humor últimamente no son normales. Normalmente aguantas bien las bromas.
-Kara: Es que no paras de insistir con lo mismo, Nia. Me pones nerviosa.
-Nia: Vale, no quieres pareja. Ni hombre, ni mujer. Pero en serio Kara, creo que necesitas echar un polvo con alguien. Llevas meses sin sexo, necesitas liberar estrés. ¿Y qué mejor forma que esa?
-Kara: ¿Y a ti quién te ha dicho que llevo meses sin sexo, eh?
-Nia: ¿Lo has hecho con alguien y no me lo has dicho? ¡Mala amiga!
-Kara: No he hecho nada con nadie... - dije, suspirando – Vale sí, llevo meses sin sexo. Pero eso no tiene nada que ver con...
-Nia: ¿Tus cambios de humor? Vaya que si tiene que ver. ¿Quieres que te busque plan para el próximo fin de semana? ¿Qué prefieres, chico o chica? Normalmente te buscaría un chico, que es con lo que has salido hasta ahora, pero después de ver cómo miras a Lena, tengo serias dudas sobre tu heterosexualidad, la verdad.
-Kara: Creo que deberías dejar tu trabajo con Andrea. Empiezas a pensar que eres psicóloga tú también.
-Nia: Sólo te digo lo que veo... - dijo riéndose.
-Kara: Pues creo que necesitas gafas... - dije, riéndome también – Bueno, seguimos hablando mañana, voy a estudiar un rato.
-Nia: Está bien. Y me alegro de que estés mejor.
-Kara: Gracias... - dije, colgando. Me levanté y fui al baño a darme una ducha. Cuando salí, media hora después, volví a sentarme en la cama y vi que tenía un mensaje de Lena. Lo abrí, Leyéndolo.
Lena Luthor:
Hola Kara, sólo quería asegurarme de que ya estás mejor. Me quedé muy preocupada después de dejarte en casa.
Me quedé un par de minutos mirando el mensaje. Vi que lo había enviado justo antes de meterme en la ducha. Dejé el móvil sobre la cama y me quedé pensando si responderla. No había podido dejar de darle vueltas a lo que me había dicho Nia. ¿Me gustaba Lena? ¿Por decir que me gustaban sus ojos? Al final decidí responder a su mensaje.
Hola Lena, ya estoy mejor, gracias. Sólo era un poco de acidez. Perdona que haya tardado en contestar, estaba dándome una ducha.
Lena me respondió enseguida.
Lena Luthor:
Me alegro de que estés bien. Nos vemos el Lunes. Cuídate y descansa, lo necesitas.
Después de mandarle un último mensaje dándole las gracias, me senté en el escritorio, con la intención de estudiar un poco. Pero me resultó bastante complicado concentrarme.
-Kara: ¡Estúpida Nia! – Grité, cerrando el libro con fuerza. Decidí dejarlo para el día siguiente y abrí el armario, sacando uno de los libros que tenía envueltos y empezando a leerlo.
13 de Abril de 2020
Salí del ascensor y me dirigí a mi escritorio. Al final, había llegado al trabajo dos horas más tarde debido a un atasco por una tubería rota. Aunque le avisé a Lena, me sentía fatal por llegar tan tarde. Dejé mis cosas y me dirigí a la oficina de Lena, tras sacar tres libros de mi bolso, llamando y esperando que me diera permiso para entrar. Cuando lo hizo, entré y cerré la puerta.
-Kara: Lo siento, sólo quería decirte que ya estoy aquí. Sé que llego una hora más tarde de lo que te dije, si es necesario me quedaré a recuperar el tiempo después del trabajo y.... – no podía dejar de hablar.
-Lena: Kara, Kara, respira... -Dijo levantándose y acercándose – Tranquila, no pasa nada. ¿Todo bien en el médico?
-Kara: ¿Qué?
-Lena: Tu chequeo... ¿Está todo bien?
-Kara: Sí, sí, todo está... Perfectamente. Ah, por cierto, te he traído los libros que te dije. No encontré el que quería traerte, posiblemente me lo haya dejado en Midvale...
-Lena: ¿Midvale?
-Kara: Sí, mi familia tiene una casa allí. Suelo ir en verano con mi madre y mi hermana. Cuando vuelva allí, lo buscaré. Pero creo que estos tres te gustarán. - dije, tendiéndoselos.
-Lena: Parecen interesantes... - dijo mirándolos- Gracias.
-Kara: No tengas prisa por leerlos. Quiero decir que... Disfrútalos.
-Lena: Lo haré. – Dijo dejándolos sobre su mesa- Dime Kara... ¿Quieres que vayamos a comer donde la otra vez, o prefieres otro sitio?
-Kara: Pues... La verdad es que me apetece mucho una hamburguesa de Big Belly y...
-Lena: ¡Perfecto! Hace mucho que no voy a ese sitio.
-Kara: ¿Te parece bien? Quiero decir... Mirándote, no pareces de las que les gustan las hamburguesas.
-Lena: Hay muchas cosas sobre mí que no sabes, Kara. – Dijo riéndose – Y una de ellas es que me encanta las hamburguesas y más las de ese sitio.
-Kara: Entonces... Podemos ir ahí.
-Lena: Me parece bien.
-Kara: Será mejor que vuelva a mi puesto. Tu cita de las Once estará a punto de llegar y no habrá nadie fuera para recibirle.
-Lena: Te veo luego entonces.
-Kara: Claro... - dije saliendo y volviendo a mi escritorio.
LENA
Cuando Kara salió de mi oficina, me senté y cogí uno de los libros que me había traído. La verdad era que me sentía aliviada de verla bien, ya que cuando la vi el sábado, tras dejarla en su casa, me quedé bastante preocupada. Aunque luego cuando le escribí me aseguró que estaba bien, lo que me tranquilizó algo, pero no lo suficiente. Pasé todo el domingo con ganas de volver a escribirla, pero no sabía si eso le molestaría y tampoco quería interrumpirla, pues lo más seguro era que estuviera estudiando. Así que verla hoy, me había terminado de tranquilizar.
Estuve ojeando el libro un poco por encima, hasta que Kara me avisó de que mi cita de las once había llegado y le hizo pasar. Era un inversor interesado en el nuevo proyecto que Maggie estaba desarrollando en los laboratorios. Mi hermana estaba investigando la manera de hacer que dos personas del mismo sexo pudieran tener hijos biológicos de ambos. Tras hablar un rato con él, le llevé a los laboratorios, donde estuvimos dando una vuelta y Maggie le explicó todo el proceso. Aunque no dio un sí inmediato, dijo que se pensaría el invertir en el proyecto y la verdad es que Maggie y yo le vimos bastante convencido, por lo que teníamos muchas esperanzas de que al final dijera que sí.
Después de eso, fui a buscar a Kara para ir a comer. La vi en su escritorio, concentrada en algo. Me acerqué y vi que estaba dibujando en un cuaderno.
-Lena: ¿Esa soy yo? – pregunté. Kara dio un bote en su silla, intentando tapar rápidamente el dibujo y dándole después la vuelta al cuaderno.
-Kara: ¡Lena! Lo... Lo siento, yo... No te escuché llegar.
-Lena: Estabas muy concentrada. ¿Puedo verlo?
-Kara: ¿Ver qué?
-Lena: Tu dibujo.
-Kara: Mi... Pues... Sí, claro... – dijo suspirando y tendiéndome el cuaderno. Miré el dibujo, asombrada.
-Lena: Es increíble. ¿Lo has dibujado de memoria?
-Kara: Sí... Digo. ¡No! No, me he fijado en... El cartel que colgaron junto a tu oficina la semana pasada. El de tu entrevista para Catco. – dijo, completamente colorada. Me quedé mirándola unos segundos. Era adorable.
-Lena: ¿Puedo quedármelo?
-Kara: ¿Por qué? Quiero decir... Sí... Bueno, si quieres... sí. Pero... Necesitaré el resto del cuaderno para... seguir estudiando.- dijo, alargando su mano para cogerlo
-Lena: Claro... – dije tendiéndole el cuaderno y haciendo que nuestras manos se rozasen. En ese momento sentí un cosquilleo por todo el cuerpo que me hizo sonreír, sin saber muy bien por qué. Kara cogió el cuaderno, apartando la mano rápidamente. Arrancó la hoja con cuidado y me la tendió.
-Kara: ¿Qué... qué harás con él?
-Lena: Pienso enmarcarlo y ponerlo en mi oficina. Aquí falta algo.
-Kara: ¿El qué...? No, está todo. Tienes la... la nariz... dos ojos, la boca, el lunar del cuello... Bueno, igual faltan un par de pelos o tres, pero no sé cuántos tienes, no los puedo contar así que... - empezó a decir, nerviosa.
-Lena: Me refiero a que aquí falta tu firma. Quiero que me lo firmes.
-Kara: ¿Mi...? ¡Claro, mi firma! Que estúpida eres, Kara... - susurró.
-Lena: No eres estúpida, no digas eso. Bueno, ¿vamos a comer?
-Kara: Sí, me muero de hambre – dijo levantándose y cogiendo su abrigo. - ¿Te importa si vamos dando un paseo? Me apetece caminar un rato y la hamburguesería no está lejos.
-Lena: Claro... Dame un segundo que deje esto en mi despacho y coja mi abrigo. – dije alejándome. Cogí mi abrigo y mi bolso y volví a salir. Miré a Kara, que escribía algo en su teléfono y luego me miraba, sonriendo. No sabía cómo, pero tenía que hacer que Kara se fijase en mí.
Salimos de L-Corp y empezamos a caminar. Kara iba en silencio, mirando al suelo. Era gracioso, tan pronto empezaba a hablar sin parar, como estaba completamente callada. Fui todo el camino mirándola, pensando si decirle algo o no. A veces pensaba que mi presencia le incomodaba. ¿Tendría razón Maggie y yo no le interesaba a Kara del mismo modo en que ella me interesaba a mí? No me dio esa impresión la primera vez que nos vimos.
Cuando llegamos a la hamburguesería, Kara siguió caminando hasta sentarse en una mesa del fondo. ¿Por qué tan lejos de las ventanas? ¿No quería que la vieran conmigo?
-Lena: Kara...
-Kara: ¿Sí?
-Lena: ¿Por qué aquí?
-Kara: Bueno, me gusta sentarme lejos de la puerta, es molesto cuando la están abriendo para entrar o salir cada dos por tres. Además, aquí hace menos frío. Pero podemos cambiar de sitio si quieres. Lo siento, debí preguntarte dónde querías sentarte.
Me di cuenta de que tenía razón, y eso me tranquilizó.
-Lena: Tranquila, aquí está bien... - dije sonriéndola.
-Kara: Vale... ¿qué vas a pedir?
-Lena: Pues...Un menú Big Belly con té helado. ¿y tú?
-Kara: Pues... Un Menú doble Big Belly, con patatas grandes, aros de cebolla, agua, y helado de vainilla.
-Lena: Vaya...
-Kara: Creo que debería ir yo a pedirlo, es más fácil acordarse de lo tuyo que de lo mío. ¿No quieres nada más?
-Lena: No, nada más.
-Kara: Bien, ahora vuelvo...
Kara se levantó y fue a pedir. Se quedó allí esperando a que saliera el pedido, pero de vez en cuando me miraba y me sonreía. Incluso habría jurado que se sonrojó. Volvió poco después, sujetando una bandeja con ambas manos.
-Lena: Gracias... - dije, alargando la mano para coger mi hamburguesa.
-Kara: Espera, eso es lo mío. Ahora traigo lo tuyo.
-Lena: Hay dos hamburguesas.
-Kara: Sí, es que han sacado una nueva de pollo y quería probarla. – dijo alejándose y volviendo con otra bandeja – Toma, esto es lo tuyo.
-Lena: Gracias. ¿Siempre comes tanto?
-Kara: Pues... ¿De verdad piensas que es mucho?
-Lena: Yo no sería capaz de comerme todo eso.
-Kara: Pues yo me comería un elefante, en serio... - dijo dando un bocado a la primera de sus hamburguesas.
-Lena: Me lo creo... - dije riéndome – Espera, se te está escurriendo un poco de mayonesa por... aquí... - dije, limpiando la mayonesa de sus labios con mis dedos.
-Kara: Oh, gracias... Creo que debería tener más cuidado si no quiero mancharme.
-Lena: Kara... ¿puedo preguntarte algo... personal? – dije tras un rato hablando de cosas sin importancia.
-Kara: Pues... Claro... - dijo, no muy convencida.
-Lena: ¿Qué harás después del trabajo?
-Kara: ¿Qué?
-Lena: Bueno, me preguntaba si te apetecería tomar algo después del trabajo y así podríamos seguir hablando un poco más. La hora de la comida no da para mucho.
-Kara: Me encantaría. Pero voy a pasarme a ver un par de apartamentos y...
-Lena: Puedo acompañarte si quieres. Soy buena negociando, a lo mejor puedo ayudarte a que pagues menos.
-Kara: No, mañana te vas de viaje y tendrás muchas cosas que hacer y...
-Lena: Mi maleta lleva preparada desde ayer, así que no tengo nada interesante que hacer.
-Kara: Está bien...Puede que me venga bien tu ayuda. – dijo mientras se terminaba su helado.
-Lena: Estupendo...- dije mirándola a los ojos. Esos ojos azules que tanto llamaron mi atención cuando la conocí y en los que podría perderme durante horas si ella me lo permitiera.- Creo que... Deberíamos volver a L-Corp. Se hace tarde.
-Kara: ¡Claro! Vamos.
-Lena: Espera, ¿ya pagaste?
-Kara: Sí, al pedir. ¿Por qué? ¿Acaso este sitio también es tuyo? – dijo riéndose.
-Lena: No. Pero quería invitarte. Dime cuánto ha sido y te lo doy.
-Kara: No es necesario...
-Lena: Tal vez, pero.... Venir aquí me ha traído buenos recuerdos y ya que fue idea tuya, lo menos que podía hacer es invitarte.
-Kara: No Lena, o me dejas pagar, o no volveré a salir a comer contigo – dijo sonriéndome.
-Lena: ¿Habrá próxima vez? Entonces de acuerdo. – dije, mientras Kara se levantaba.
-Kara: Voy un momento al baño. No tardo.
Esperé a Kara en la puerta y volvimos de nuevo a L-Corp dando otro paseo. Al llegar, Kara ocupó su puesto y yo me metí en mi oficina.
A la hora de salir, recogí mis cosas, apagué mi ordenador y salí a buscar a Kara. De nuevo la encontré concentrada, pero esta vez mirando algo en la pantalla del ordenador. Me acerqué.
-Lena: ¿En qué andas tan concentrada? – pregunté. Kara volvió a saltar en su silla.
-Kara: ¡Lena! Me vas a matar de un infarto como sigas haciendo eso. Yo sólo estaba...
-Lena: ¿Nombres? ¿Nombres para qué?
-Kara: Por nada en especial. Me gusta saber los significados de los nombres. ¿Sabías que Lena viene del griego, que es diminutivo de Helena, del nombre griego Helene, o de Elena, que significa "luz" o "antorcha"? También puede ser derivado de la palabra griega selene, "luna". Es un significado bonito. Seguro que lo sabías, es tu nombre...
-Lena: No, no lo sabía. ¿Y puedo saber de dónde viene esa afición?
-Kara: Pues... En el instituto tenía una amiga que se llamaba Ava y un día me habló del significado de los nombres. Ava también viene del griego. Y significa "Como un pájaro". Me gustó tanto, que cada vez que puedo, busco el significado de algún nombre.
-Lena: Por eso lo tienes apuntado en esa lista que estás haciendo – dije, señalando la hoja de papel sobre su escritorio, en la que Kara había apuntado varios nombres y su significado.
-Kara: Sí, es que... Estoy pensando adoptar una gata cuando tenga mi casa y...
-Lena: Y quieres ponerle un nombre humano. Es original. ¿Y qué significa el tuyo?
-Kara: ¿El mío? Pues... Nunca lo he buscado.
-Lena: Pues hazlo ahora, búscalo – dije. Kara me miró, confusa - ¡Vamos! Quiero saber qué significa.
-Kara: Claro... - dijo tecleando – Aquí está. Kara: De origen Inglés. Aunque su significado viene del italiano que significa "amado" o "querido" y usado como término cariñoso. También puede ser del irlandés que significa "amigo".
-Lena: Pues ya puedes apuntarlo en tu lista. Es bonito. Además es Irlandés, como yo.
-Kara: ¿Eres Irlandesa?
-Lena: Te dije que hay muchas cosas que no sabes de mí. Y puedes preguntarlas, Kara. Estaré encantada de contarte todo lo que quieras saber.
-Kara: Oh... Bien... Pero creo que este no lo añadiré a la lista. Sería raro que mi gata se llamara como yo.
-Lena: ¿Y que se llame como yo no sería raro? Por cierto, mi segundo nombre es Kieran. Que por cierto, ese sí sé lo que significa. Significa negro u oscuro. Y es un nombre que vale para ambos sexos.
-Kara: Vaya... Pues es un nombre bonito también. En fin, deberíamos irnos o no llegaré a ver el primer apartamento. – dijo, apagando el ordenador y guardándose la hoja con nombres en su bolso.
-Lena: ¿Cuál es el tuyo?
-Kara: ¿Qué?
-Lena: Tu segundo nombre, ¿cuál es?
-Kara: Oh, no tengo. Es... Kara. Nada más. Igual que mi hermana es sólo Alexandra. Mis padres no querían dos nombres.
Salimos y nos dirigimos al primer apartamento que Kara quería ver. Le pedí a Frank que nos llevara, aunque estaba a tan solo unos diez minutos andando de L-Corp.
-Lena: ¿Un bloque de apartamentos?
-Kara: Sí, ¿qué tiene de malo?
-Lena: Bueno, pensé que debido a tu claustrofobia, escogerías una casa individual en las afueras o algo así.
-Kara: No creo que pueda permitirme algo así, la verdad. Tendré que empezar a superar mi claustrofobia, supongo.
Subimos en el ascensor y el chico de la inmobiliaria ya estaba allí. Empezó a enseñarle el apartamento a Kara.
-Lena: ¿Y esto cuánto cuesta?
-Chico: Unos ochocientos cincuenta.
-Lena: ¿Al mes? ¿Por esta... miniatura? No es por nada, pero el armario donde guardo mis zapatos es más grande que este apartamento.
-Kara: En el anuncio decía que tenía dos habitaciones.
-Chico: ¿En serio? Vaya, tendré que corregir eso. Es evidente que sólo tiene una.
-Kara: Entonces no me interesa. Gracias... - dijo dirigiéndose a la puerta.
-Lena: Sí, no creo que este apartamento te ayude mucho con tu problema...
Salimos y fuimos a ver el siguiente. Era otro bloque de apartamentos, a unos veinte minutos andando de L-Corp. De nuevo subimos y la chica de la inmobiliaria empezó a enseñárselo a Kara.
-Chica: Como ves, tiene dos habitaciones, un baño, un salón y... La cocina.
-Kara: No sé... ¿No tiene bañera? Y la ducha es demasiado... pequeña. La cocina es estrecha... Parecía más amplio en las fotos. No, no me convence.
-Chica: Creo que el dueño estaba dispuesto a rebajar el precio del alquiler y...
-Kara: No. Lo siento, no me gusta. Además, es muy poco luminoso. Gracias, pero no.
Salimos de allí y no pude evitar fijarme en la cara de decepción de Kara.
-Lena: ¿Eso es todo?
-Kara: Sí. La verdad, pensé que esto sería más fácil. Quiero encontrar algo antes de finales de Junio.
-Lena: ¿Por qué tanta prisa? ¿Tan mal estás con tus padres?
-Kara: Pues... La verdad es que vivo sólo con mi madre. Mi padre murió hace diez años.
-Lena: Lo siento, yo...
-Kara: No, no pasa nada. Sólo quiero que mi madre disfrute y tenga su casa para ella. Que pueda usar mi cuarto para sus cosas. A mi madre le gusta mucho pintar y estaría bien que tuviera un lugar donde tener sus pinturas y todo eso.
-Lena: Vale. Escucha. Sabes que estaré fuera hasta el sábado. Pero cuando vuelva haré un par de llamadas. Conozco a alguien que quizás pueda encontrarte algo más adecuado para ti. Una casa individual, amplia, con un baño y una cocina en condiciones. Y a un buen precio. Sólo envíame un mensaje con lo que buscas para poder decírselo y te avisaré cuando encuentre algo.
-Kara: ¿De verdad? Eso sería genial. Porque buscar apartamentos me quita mucho tiempo para estudiar y...
-Lena: Yo me ocupo. ¿Quieres que te acerque a casa?
-Kara: Oh, no, cogeré el autobús.
-Lena: De verdad, no me importa. Bueno, ya sé que es a Frank a quien debería importarle, él es quien conduce. Pero no es ninguna molestia. Para eso le pago.
-Kara: Yo... Está bien.
Llevamos a Kara a su casa y me despedí, mirándola entrar. Se me iba a hacer muy largo no poder verla hasta el lunes. Pero esta negociación era importante y no podía dejarla escapar.
KARA
-Kara: ¡Ya estoy en casa! – grité.
-Eliza: ¿Por qué llegas tan tarde?
-Kara: Yo... Estuve viendo un par de apartamentos. Pero no me convenció ninguno, así que... Tendrás que aguantarme un poco más – bromeé.
-Eliza: Qué mala suerte. Yo que pensaba que ya me iba a librar de ti. ¿Cuánto tiempo más tendré que seguir aguantándote, eh?
-Kara: Espero que poco – dije besándola en la mejilla.
-Alex: Vaya, contacto físico de nuevo...
-Kara: ¿Qué haces aquí?
-Alex: Vine a cenar. Mi nevera se estropeó y me quedé sin comida. No tengo nada.
-Kara: Qué pena de comida.
-Alex: ¿La comida? ¿Y yo no te doy pena?
-Kara: ¿Tú...? Bueno, un poquito así... - dije, haciendo un gesto con los dedos.
-Alex: Idiota... – dijo tirándome un cojín.
-Kara: Voy a darme una ducha, bajo enseguida. – dije, devolviéndole el "cojinazo" a Alex.
Media hora después bajé y me senté en la mesa.
-Alex: Van a ponerme un nuevo compañero.-dijo, empezando a comer.
-Kara: ¿Qué ha pasado con Murphy?
-Alex: Su novia se mudaba a Gotham, y él pidió el traslado allí. Espero que no sea un novato estúpido.
-Eliza: Alex... Recuerda que tú también fuiste una novata estúpida – dijo. No pude evitar reírme.
-Alex: Ya lo sé... Pero no sé, no me gustaría ser la niñera de nadie. Prefiero a alguien experimentado.
-Kara: O sea... No quieres ser niñera de nadie, pero sí que alguien sea tu niñera. Eso no es justo, Alex.
-Alex: No es eso. Es sólo que... Da igual. Por cierto, Kara – dijo mirándome mientras cogía mi segundo trozo de pescado.
-Kara: ¿Sí?
-Alex: Mírame.
-Kara: ¿Qué?
-Alex: Que me mires – lo hice – Más cerca – me acerqué más – más cerca.- esta vez se acercó ella – más cerca.
-Kara: Si me acerco más me darás un cabezazo.
-Alex: ¿Tú te drogas, Kara?
-Kara: ¡¿Qué?!
-Eliza: ¡Alex!
-Alex: Bueno, es que está muy rara y mira qué ojos. Los tiene muy rojos.
-Kara: Eso es porque me ha entrado jabón cuando me duchaba.
-Alex: ¿Segura? Kara, si tomas algo para poder seguir el ritmo con los estudios y el trabajo...
-Kara: No tomo nada, Alex.
-Alex: Voy a fiarme de ti por esta vez. Pero si me entero de que estás haciendo alguna tontería, te patearé el culo hasta que lo tengas tan pelado como el de un mandril, ¿me has entendido?
-Kara: Sí. Por cierto, ¿qué pasó con eso de investigar a los Luthor?
-Alex: No lo hice. Si tú me aseguras que son de fiar, yo no tengo por qué dudar de ti. No creo que tú aceptases trabajar para mafiosos o algo así...
-Kara: Bien.
-Eliza: Alex, ¿Te importa acercarme al trabajo? Tengo el turno de noche y no me apetece esperar el autobús.- dijo, cuando terminamos de cenar.
-Alex: Claro.
-Kara: ¿Y tu coche?
-Eliza: En el taller.
-Kara: Oh. Vosotras iros, yo termino de recoger esto.
Cuando Alex y mi madre se fueron, terminé de recoger los platos de la cena y subí a mi cuarto, acostándome. Estaba agotada.
30 de Mayo de 2020
Por fin el curso había terminado. Había conseguido aprobar todo. Algunas asignaturas más justas que otras, pero no me quejaba. Ahora podría relajarme un poco y aprovechar a colocar todas mis cosas en mi nueva casa. Alex, Nia y mi madre me estaban ayudando con la mudanza.
-Alex: Vale, ¿dónde dejo esta caja?
-Kara: Déjala por ahí... - dije, señalando hacia el salón.
Lena había hablado con su contacto y había conseguido encontrarme una casa individual con todo lo que pedía. Incluso mejor. Estaba casi a las afueras de la ciudad, pero no me importaba. Tenía dos plantas, un salón y una cocina enormes, dos cuartos de baño, cuatro habitaciones, un jardín y un garaje. Además, Lena la había conseguido a buen precio y tenía unas bonitas vistas y lo más importante, muebles. Me había instalado hacía una semana, pero aún faltaban algunas cosas por traer de casa de mi madre. Sobre todo libros.
-Alex: Voy al baño...
-Kara: Vale, estaré arriba, guardando la ropa en el armario.
Subí y empecé a sacar la ropa que tenía en varias cajas, empezando a colocarla.
-Alex: Kara... ¿por qué está cerrada con llave la habitación de al lado?
-Kara: Es... El dueño la perdió y no la encuentra. Dijo que mandaría a alguien a cambiar la cerradura.
-Alex: ¿Para qué la usarás?
-Kara: Aún no lo sé.
-Alex: ¿Y la del fondo?
-Kara: Será la habitación de invitados.
-Nia: Esa idea me gusta, así tendré dónde quedarme cuando acabe demasiado borracha. ¿Esto era aquí arriba?
-Kara: Sí, en el baño.
-Nia: La verdad es que la casa es increíble y a un precio estupendo.
-Kara: Sí. Debo agradecérselo a Lena, la verdad.
-Alex: Esa Lena... Quiero conocerla.
-Kara: ¿A mi jefa? ¿Por qué?
-Alex: Porque Nia me ha dicho que parece muy interesada en ti. Y también que empieza a pensar que a ti te gusta Lena. ¿Desde cuándo te gustan las mujeres?
-Kara: ¡Nia! – dije mirándola.
-Nia: Se me escapó. Ya sabes que tu hermana cuando se pone en plan poli chunga, da mucho miedo.
-Kara: Alex, te he dicho cientos de veces que no amenaces a mis amigas.
-Alex: ¿Por qué? Si es divertido...- dijo riéndose.
En ese momento, mi madre entró en la habitación.
-Eliza: Kara cielo, la casa es preciosa, ¿pero no es demasiado para ti sola?
-Kara: No creo que pase sola demasiado tiempo – dije. Mi madre, mi hermana y Nia me miraron.
-Alex: ¿A quién piensas traer aquí, eh?- dijo.
-Kara: A nadie. Pero estoy segura de que más de un fin de semana os tendré a Nia y a ti aquí viendo pelis o jugando a algo.
-Alex: Sí, eso es verdad.
-Nia: Y cuando no sea fines de semana.
Pasamos toda la mañana y buena parte de la tarde colocando todo. Cuando mi madre, Alex y Nia se fueron, me preparé algo ligero de cena y me acosté, cansada. Me quedé mirando al techo, pensando en que tendría que invitar a Lena a venir cuando ya tuviera todo en orden. Aunque habíamos colocado la mayor parte de las cosas, aún me quedaban algunas por colocar, entre ellas mi colección de fósiles. Cerré los ojos, intentando dormir, ya que al día siguiente temprano, traerían el piano de casa de mi madre. Había tenido que pagar algo más a los de la mudanza porque era domingo, pero merecía la pena. Últimamente lo había vuelto a tocar uno o dos días por semana en casa de mi madre y ahora que había terminado el curso, podría dedicarle más horas al piano. Me quedé dormida poco después, soñando con el piano y unos ojos verdes que me miraban fijamente.
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