13-OSO POLAR
Hola, os dejo un nuevo capítulo. Sé que llega con retraso, pero tengo motivos para ello:
1) os veo poco interesadas, poquitos comentarios dejais eh? (lo que me hace pensar que la historia no os gusta o aburre y no quiero que eso pase), os voy a castigar 2 meses sin capítulo.
2) He tenido unos días un poco tontos de ánimos, pero ya por fin os lo dejo aquí. Ahora ando bloqueada con el siguiente jajaja.
A esta historia ya le van quedando pocos capitulos, pero bueno, no os preocupeis, que vendrán más.
Como siempre, ya sabeis que espero vuestras estrellitas y comentarios.
Para quienes hayais visto "las chicas del autobús", el título de este capítulo es un pequeño "homenaje" si se le puede llamar así. Es algo que le dicen al personaje de Sadie, que me encantó y quise usarlo en este capítulo.
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"Voy a perder a Kara."
LENA
20 de Noviembre de 2020
Me desperté algo atontada. Miré a mi alrededor y vi a dos personas junto a la ventana. Dos mujeres. Una rubia y otra morena. Hablaban y se reían. Quise hablar, pero sentía la boca pastosa y me quedé en silencio, hasta que pude dejar de ver todo borroso. Vi a Kara y a Diana hablando, riéndose. Diana tenía su mano sobre el brazo de Kara y ella parecía sentirse bastante cómoda.
-Diana: ... de verdad que puedo esperar.
-Kara: Te lo agradezco.
-Diana: ¿Y pensarás en mi propuesta?
-Kara: Diana...
-Diana: Vamos, al menos dime que lo pensarás... - dijo, acercándose al oído de Kara, susurrándole algo. Kara sonrió.
-Kara: ¿Intentas tentarme....?
-Diana: ¿Lo estoy consiguiendo?
-Kara: Deberías irte. No creo que a Lena le haga mucha gracia verte aquí, no le caes bien.
-Diana: Lo sé. Por cierto... - dijo tendiéndole una bolsa a Kara – Compré esto en la tienda de regalos.
-Kara: Gracias.
-Diana: Adiós Kara – dijo besándola en la mejilla y saliendo.
-Lena: Kara... - dije cuando se quedó sola.
-Kara: Eh, hola, mi amor... - dijo acercándose y besándome – Por fin despiertas, bella durmiente, ¿cómo te encuentras?
-Lena: Mejor. ¿Esa era Diana?
-Kara: Oh, ¿La viste?
-Lena: Sí, llevo un rato despierta, pero... No podía hablar, tengo la boca...
-Kara: Oh. Iré a preguntar si puedo darte agua.
-Lena: ¿Qué quería?
-Kara: ¿Diana? Saber cómo estabas.
-Lena: ¿Sólo eso?
-Kara: Sí, sólo eso. Vuelvo enseguida – dijo saliendo y volviendo poco después- Ahora vendrán a darte agua. ¿Sabes que incluso recién salida de una operación estás preciosa?
-Lena: Seguro...- dije, no muy convencida. No me había gustado ver a Kara tan cómoda con Diana.
-Kara: ¿Estás bien, amor?
-Lena: Cansada...
-Kara: Es normal – dijo, cuando la enfermera entró. Bebí un poco de agua y, tras asegurarse de que todo estaba bien, la enfermera volvió a marcharse, tras decirle a Kara que durante veinticuatro horas, sólo podía tomar líquidos. –Ya has oído. Creo que hoy harás varios viajes al baño, amor...
-Lena: ¿De qué hablabas con Diana? – pregunté. Kara me miró durante unos segundos en silencio y me sonrió.
-Kara: De nada de lo que debas preocuparte ahora. Tienes que descansar, ¿vale?
-Lena: Está bien – dije no muy convencida.
22 de Noviembre de 2020
Tras dos días en el hospital, en los que recibí la visita de todo el mundo y en los que Kara estuvo pendiente de mí más de lo necesario, por fin me dieron el alta. Kara me ayudó a salir del coche y caminábamos hacia la puerta.
-Lena: No entiendo por qué no podían esperar a darme el alta por la mañana. Es medianoche, es tardísimo.
-Kara: Necesitarían la cama para alguien más, amor. Cuidado, el escalón.
-Lena: Basta, Kara. No necesito que me sujetes como si fuera una anciana de noventa años. Puedo andar sola, gracias – dije, soltándome con brusquedad.
-Kara: Perdona, sólo quería ayudarte. Parece que no estás de muy buen humor. ¿Es porque ya no vas a ver a esa enfermera tan guapa que te ha estado curando la herida y cuidando de ti estos dos días?
-Lena: ¿Te parecía guapa? Claro, es tu tipo, ¿verdad? Morena, ojos claros...
-Kara: Bueno, si te soy sincera, tampoco me fijé demasiado en ella. Sólo estaba pendiente de que no te hiciera daño cuando te curaba, amor.
-Lena: Claro... Abre la puerta.
Kara abrió y entramos en casa, donde mi madre y Eliza nos esperaban con Lexie.
-Lillian: Hola cariño... - dijo acercándose.
-Eliza: Lena, ¿cómo estás?
-Lena: Bien...
-Kara: Está de mal humor.
-Lillian: ¿Por qué?
-Kara: Echa de menos a su enfermera – dijo, riéndose.
-Lena: No la echo de menos. – gruñí, mientras intentaba coger a Lexie de los brazos de mi madre – Cariño, te he echado de menos...
-Kara: ¡No! – gritó, cogiendo a Lexie rápidamente – Nada de esfuerzos, Lena. Se te pueden saltar los puntos.
-Lena: Pero quiero cogerla...
-Kara: Cuando estés recuperada. ¿O es que quieres volver al hospital?
-Lena: No.
-Kara: Entonces quieta. Vamos a cambiarnos y a dormir. Mamá, Lillian, es muy tarde, podéis quedaros a dormir si queréis.
-Lillian: Claro.
Subimos al cuarto y mientras Kara buscaba mi pijama en el armario, la miré. No había querido decirme de qué hablaba con Diana. Y cada vez que le preguntaba, cambiaba de tema, diciendo que Diana debía ser la menor de mis preocupaciones en ese momento, que Diana era un asunto de trabajo y que sólo debía centrarme en mi recuperación. Pero sabía que Kara mentía y había algo más.
-Kara: Toma... ¿Te ayudo?
-Lena: Puedo sola – dije, mientras me quitaba la ropa para cambiarme. Kara hacía lo mismo al otro lado de la cama. Cuando acabamos, Kara abrió la cama y me metí dentro.
-Kara: Buenas noches... - dijo besándome y cogiendo una manta.
-Lena: ¿Dónde vas?
-Kara: A dormir al sofá.
-Lena: ¿Por qué?
-Kara: Porque no quiero golpearte y hacerte daño en la herida. Ya sabes que me muevo mucho...
-Lena: Kara... ¿Estás huyendo de mí?
-Kara: ¿Qué? No, amor.
-Lena: ¿Acaso ya no te gusto? ¿Esta cicatriz hace que ya no te parezca... sexy?
-Kara: ¿Tu cicatriz? Amor, apenas se nota. Y se notará menos cuando te quiten los puntos.
-Lena: Entonces deja esa manta en su sitio y ven aquí conmigo. – dije, dando unos golpecitos en la cama, a mi lado.
-Kara: Está bien – dijo guardando la manta y tumbándose, lo más alejada que pudo.
-Lena: Kara, tienes medio cuerpo fuera de la cama, te vas a caer.
-Kara: Estoy bien, tú sólo... Duerme.
-Lena: Kara, por favor, deja de hacer el tonto. Ni yo soy de cristal, ni tú de acero, no voy a romperme porque me abraces.- dije, poniéndome de lado para que me abrazara.
-Kara: Vale... – dijo. Noté que se acercaba y que me abrazaba, buscando dónde poner la mano para no rozar mi herida - ¿Así está bien?
-Lena: Sí, así está bien. – dije girándome un poco para besarla – Buenas noches.
-Kara: Buenas noches.
24 de Noviembre de 2020
Estaba sentada en el salón, revisando algunos informes de L-Corp y siguiendo con los preparativos de la boda. Mi madre estaba con Lexie en el jardín. No quería que Kara perdiera más días de clase, así que le insistí en que tenía que ir y ella aceptó, a cambio de que mi madre se quedase conmigo para que ella cuidase de Lexie y yo no tuviera que hacer ningún esfuerzo. Abrí de nuevo la ventana para mirar las tartas de boda cuando llamaron a la puerta. Me levanté a abrir, pensando que Kara habría decidido volver antes a casa, algo que no me extrañaría en ella.
-Lena: Kara amor, si sigues así no... Diana.
-Diana: ¡Lena! Vaya, veo que estás mejor.- dijo entrando - ¿Kara no está?
-Lena: Adelante, pasa... - dije de forma irónica – No, Kara está en la universidad. ¿Esas flores son para mí?
-Diana: Eh... Sí, claro – dijo tendiéndomelas – Aunque de haber sabido que te las quedarías tú, habría comprado unos cactus. No pareces una mujer a la que le gusten las rosas.
-Lena: A Kara tampoco le gustan- Dije, dejando las rosas sobre la mesa sin demasiado cuidado y cruzándome de brazos - ¿A qué has venido?
-Diana: Vaya, menudos modales. Vine a ver cómo estabas. Me preocupa la salud de mi socia.
-Lena: Aún no somos socias, no hemos firmado nada.
-Diana: Porque eres muy terca, Luthor – dijo, mirando hacia el jardín – Veo que Kara te cuida... Hasta ha contratado a una niñera para que cuide a su hija y tú no tengas que ocuparte de ella.
-Lena: También es mi hija. Y no es mi niñera, es mi madre – dije molesta.
-Diana: Bueno sí, supongo que querrás darle tu apellido a la niña cuando Kara y tú os caséis.
-Lena: La niña ya tiene mi apellido. Es mi hija... Biológica – aclaré, remarcando la última palabra.
-Diana: Oh, vaya, ¿cómo es eso posible?
-Lena: No te debo ninguna explicación. Te agradezco tu visita, pero la verdad es que estaba a punto de tumbarme un rato, así que si no te importa...
-Diana: Claro, no hay...
En ese momento, la puerta se abrió y Kara me miró.
-Kara: Amor, ¿qué haces de pie? – preguntó, dejando todas sus cosas sobre el mueble de la entrada y acercándose a mí. - ¿Y tu madre?
-Lena: En el jardín, con Lexie.
-Kara: Bien... - dijo besándome y apartándose poco después – Diana... Hola... - dijo sonriéndola.
-Diana: Hola... Me alegro de verte. Vine a ver cómo estaba Lena.
-Kara: Vaya, es muy amable de tu parte, Diana.
-Lena: Pero ya se iba...
-Kara: ¿Ya? – preguntó, mirando alrededor – Lena, ¿no le has ofrecido ni un café? Diana, ¿Quieres tomar algo?
-Lena: Kara, Diana tiene prisa.
-Diana: Me encantaría... ¿Tienes whisky?
-Kara: Claro... Sentaros en el sofá, voy a ver a Lexie y ahora mismo estoy con vosotras. ¿Tú quieres algo de beber, amor?
-Lena: Veneno...
-Kara: ¿Qué?
-Lena: No, nada, gracias, MI AMOR...
-Diana: Kara sí que sabe tratar bien a las visitas... - dijo quitándose el abrigo y sentándose en el sofá.
Me senté frente a ella, mirándola, justo cuando Kara volvía a entrar y se dirigió al mueble bar para servirle el Whisky a Diana.
-Kara: ¿Y esas flores? – preguntó, cuando las vio sobre la mesa.
-Lena: Diana las trajo.
-Kara: Son muy... bonitas.
-Diana: Lena dijo que no te gustaban las rosas.
-Kara: No son mis favoritas, la verdad. Ten – dijo, dándole el vaso a Diana, que aprovechó a rozar sus dedos con los de Kara. Kara le sonrió y cogió las flores – Las pondré en agua, para que no se estropeen.
Mientras Kara iba a poner las rosas en agua, mi madre entró con Lexie.
-Lillian: Lena, cielo, tengo que irme, he quedado a comer con Eliza. ¿Dejo a Lexie en el portabebés?
-Kara: No, dámela – dijo acercándose y cogiéndola – Ven con mamá...
-Diana: Realmente se parece mucho a ti, Kara. – dijo, levantándose y cogiendo la manita de Lexie – Eh, hola... eres tan guapa como tu mamá. Y tienes su sonrisa...
-Lillian: ¿Tú quién eres?
-Kara: Lena, ¿ni siquiera se la has presentado a tu madre? Lillian, ella es Diana Prince.
-Lillian: Así que tú eres Diana...
-Diana: Un placer conocerla, señora Luthor.
-Lillian: Lo mismo digo. Lo siento, pero tengo algo de prisa.
-Diana: Por supuesto.
-Lillian: Vendré mañana de nuevo, cielo – dijo besándome en la mejilla – Hasta mañana, Kara.
-Kara: Adiós Lillian.
Cuando mi madre se fue, Diana miró a Kara y a Lexie.
-Diana: ¿Puedo cogerla?
-Kara: Claro... - dijo tendiéndosela a Diana. Aunque en cuanto Diana la cogió, Lexie empezó a llorar.
-Lena: Creo que no le gustas.
-Diana: Eso es porque aún no me conoce, ¿verdad, princesa?
-Kara: Creo que tiene hambre. Es su hora – dijo cogiéndola y sentándose con ella en el sofá. Kara empezó a levantarse la camiseta para darle el pecho a Lexie.
-Lena: Cariño...
-Kara: ¿Sí...?
-Lena: ¿No deberías hacer eso en la habitación? Te recuerdo que tenemos visita.
-Diana: Oh, no me importa, no tengo ningún problema con eso.
-Lena: Bueno, yo sí.
-Kara: Está bien, iré a la habitación.... – dije empezando a levantarme.
-Diana: No es necesario, yo ya me voy. Por cierto Lena, quería decirte algo. Estoy dispuesta a negociar.
-Lena: ¿En serio?
-Diana: Sí. Pero quiero que Kara esté presente en la negociación.
-Kara: ¿Yo?
-Diana: Bueno, se ve que conoces la empresa, eso es bueno. Y quiero verte en acción.
-Kara: Pero yo no... Está bien, intentaré estar.
-Diana: Muy bien, llamar a mi secretaria para fijar la fecha. Adiós... No hace falta que me acompañéis a la puerta, sé dónde está – dijo marchándose.
Cuando se fue, miré a Kara, que ya estaba dando el pecho a Lexie.
-Kara: Amor, ¿estás bien?
-Lena: ¿Qué?
-Kara: Ella ha venido a ver cómo estabas y tú no has quitado esa cara de querer sacarle los ojos a mordiscos en todo el rato.
-Lena: Le sacaría algo más que los ojos...
-Kara: No lo dudo...
-Lena: Iré a llamar a Maggie y a Sam para fijar la fecha. – dije caminando hacia la habitación.
-Kara: Lena... ¡Lena!
Cuando llegué al cuarto, cerré la puerta y me senté en la cama. Cogí mi teléfono y busqué el número de mi hermana, marcando.
-Maggie: Hola Lena... - dijo, con una voz extraña.
-Lena: ¿Te pillo en un mal momento?
-Maggie: No... No, que va... Dime...
-Lena: Necesito que Sam y tú busquéis una fecha para reunirnos con Diana. Lo antes posible.
-Maggie: ¿Lo antes po... posible...? Sam... - dijo, susurrando lo último.
-Lena: Maggie... ¿Está Sam contigo?
-Maggie: No. Está en su despaaaaacho. ¿Por qué?
-Lena: ¿Seguro que no estoy interrumpiendo nada?
-Maggie: Seguro. Bueno... Podríamos mirar una fecha para el... joder Sam, para... para el lunes.
-Lena: ¿No puede ser antes?
-Maggie: ¿Antes de que te quiten los puntos de la operación y hayas descansado lo suficiente? Tu prometida me mataría. Nos dijo que no te molestásemos para nada con temas de trabajo.
-Lena: Ya... Está bien, programa la reunión para el lunes a primera hora. – dije, callándome unos segundos – Maggie... ¿Puedes venir a casa esta tarde? Necesito hablar contigo.
-Maggie: ¡Sam, para! – gritó – Lena, oye, ¿estás bien? Te noto algo... No sé, pareces triste.
-Lena: Es por Kara.
-Maggie: ¿Kara? ¿Os habéis peleado?
-Lena: No, pero... ¿Podrías venir, por favor?
-Maggie: Claro.
-Lena: Bien, os dejo con lo que estáis haciendo. Espero que, sea lo que sea, no estéis haciéndolo en el laboratorio.
-Sam: ¡Tranquila, cuñada, estamos en el despacho de Maggie! ¡Con Ruby en casa no tenemos tiempo de nada, tenemos que aprovechar!
-Maggie: ¡Sam! ¡Se supone que debías estar callada!
-Sam: Pero si ella ya sabía que yo estaba aquí, ¿para qué seguir mintiéndola?
-Lena: Te veo a las cinco...
-Maggie: Perfecto – dijo colgando.
Kara entró en la habitación unos minutos después.
-Kara: Eh... ¿Estás bien?
-Lena: Sí, sólo cansada.
-Kara: Entonces duerme un poco mientras hago la comida – dijo sentándose en la cama y apartando un mechón de pelo de mi rostro.
-Lena: Has llegado pronto.
-Kara: Faltó un profesor, así que vine antes. Amor, tengo que irme luego con Lexie a su revisión y después he quedado con Winn y Nia para tomarnos algo y ponernos al día. Pero no quiero dejarte sola mucho rato...
-Lena: Maggie vendrá a las cinco. Se quedará un rato.
-Kara: ¿Trabajo? No me importa que trabajes por las mañanas en el ordenador, pero por las tardes desconecta.
-Lena: No... No es por trabajo. Viene a verme.
-Kara: Está bien... - dijo besándome - ¿Quieres una crema de verduras caliente?
-Lena: Eso suena bien...
-Kara: Perfecto.- dijo levantándose.
Una hora después, Kara volvió a entrar para despertarme. Comimos, mientras nos contábamos qué tal nuestro día. Después, Kara curó mi herida y luego nos sentamos en el sofá. Me había recostado sobre Kara y ella me acurrucaba entre sus brazos, mientras Lexie dormía en su portabebés al lado nuestro.
Cuando llegó la hora de irse, Kara me miró mientras metía a Lexie en su carrito.
-Lena: ¿Seguro que no quieres que te acompañe?
-Kara: Seguro. Sólo van a pesarla y medirla amor, no le harán nada más. Además, tú ya tienes planes. ¿A qué hora llegaba tu hermana?
-Lena: A las cinco.
-Kara: Vale. No hagas esfuerzos.
-Lena: Kara, puedo hacerle un café o servirle una copa a Maggie si me lo pide.
-Kara: Lo sé. ¿Estoy siendo muy pesada? Es sólo que quiero que estés bien y que te recuperes rápido. Sé cuánto odias estar sin hacer nada, pero si se te saltan los puntos, en vez de una semana de reposo, vas a tener que estar más tiempo y será peor para ti.
-Lena: Lo sé... - dije suspirando – No te preocupes. No me pondré a dar saltos mortales ni a escalar montañas mientras tú estés fuera. – Dije besándola- Y ahora vete o llegarás tarde. – Me agaché a besar a Lexie – Pórtate bien con mamá.
-Kara: Te amo... - dijo besándome de nuevo y saliendo.
Diez minutos después de que Kara se fuera, llamaron al timbre y fui a abrir.
-Lena: Maggie – dije abrazándola – Pasa.
-Maggie: ¿Kara te ha dejado abrir la puerta?
-Lena: Kara fue con Lexie a una revisión y luego ha quedado un rato con Winn y Nia.
-Maggie: ¿Te ha dejado sola?
-Lena: Sólo porque le dije que tú vendrías – dije, mientras caminábamos hacia el salón.
-Maggie: Bueno, a ver, cuéntame, ¿Qué ha pasado con Kara?
-Lena: La voy a perder – dije mientras me sentaba.
-Maggie: ¿Cómo?
-Lena: Voy a perder a Kara.
-Maggie: ¿Por qué?
-Lena: Por Diana. Creo que quiere quitármela.
-Maggie: Bueno... Una cosa es lo que Diana quiera y otra lo que consiga. Kara está loca por ti.
-Lena: Yo no lo tengo tan claro, Maggie... Las veces que han coincidido, Kara ha sido demasiado amable con Diana, parecen llevarse demasiado bien. Incluso Diana le ha llevado bombones a Kara a L-Corp. ¿Y ves esas rosas? – Dije señalándolas - Diana no las trajo para mí...
-Maggie: Que Kara sea amable con Diana no significa que Diana le interese, Lena.
-Lena: Cuando desperté de la operación, Diana estaba en la habitación, con Kara. La tenía cogida del brazo con mucha confianza, y Kara no se apartó. Además, parecían muy cómodas y Kara no dejaba de sonreírle. Hablaban de... Diana le propuso algo a Kara, no sé el qué, pero le pidió a Kara que se lo pensara. ¿Y si le ha pedido que me deje, Maggie? Kara y yo sólo llevamos juntas tres meses, no sería raro que me dejase por otra, ¿verdad?
-Maggie: Lena, para... Has dicho que no sabes lo que le propuso, ¿verdad? – preguntó y asentí – Entonces relájate, habrá sido alguna tontería. Y puede que Kara y tú sólo llevéis tres meses, pero se nota a kilómetros que os amáis con locura. ¡Y tenéis a Lexie!
-Lena: Lexie no fue algo que planeásemos juntas.
-Maggie: Dime que no te estás arrepintiendo de tener a Lexie, Lena.
-Lena: ¡No, claro que no! ¡Adoro a mi hija, Maggie, es lo mejor que me ha pasado junto con Kara! ¡Ellas dos son...! Lo son todo para mí. Por eso tengo tanto miedo de perder a Kara. Diana es guapa, es inteligente, es rica...
-Maggie: Tú también eres todas esas cosas.
-Lena: Pero no tengo su cuerpo...
-Maggie: ¡No, Lena! ¡Ni se te ocurra volver a eso, ¿Vale?! ¡Dejaste de preocuparte por Lenito después del instituto! Además, Kara te ha aceptado con Lenito y todo. Y por lo que me has contado, le encanta, así que en ese aspecto, tienes ventaja. Kara y tú no necesitáis nada más que la una a la otra para hacer mini Luthors. Eso es otra ventaja que tienes con respecto a Diana.
-Lena: Pero...
-Maggie: ¿Kara te ha dado motivos para que pienses que le interesa Diana?
-Lena: No.
-Maggie: ¡¿Entonces qué coño te pasa?! ¿No confías en Kara?
-Lena: No confío en Diana.
-Maggie: Pero sí en Kara...
-Lena: Sí.
-Maggie: Entonces ya está, ¿por qué te preocupas por algo que no ha pasado ni pasará?
-Lena: No sabes si pasará.
-Maggie: Aaaggghhh Lena...
-Lena: ¿Qué hay de la proposición de Diana?
-Maggie: Por lo que cuentas, pudo simplemente invitarla a un café. Y que Diana le pidiera a Kara que lo pensara es porque, posiblemente, Kara la rechazó.
-Lena: Estoy pensando rechazar la propuesta de Diana de invertir en tu proyecto.
-Maggie: ¿Por Kara?
-Lena: Diana pidió que Kara estuviera presente en las negociaciones y Kara aceptó. Incluso estuvo a punto de darle el pecho a Lexie delante de Diana.
-Maggie: ¿Y...? ¡Por dios, Lena, Kara ha dado el pecho a Lexie delante de toda la familia, incluso delante de Winn!
-Lena: ¡Pero ni Winn ni nadie de nuestra familia se come a Kara con la mirada como lo hace Diana! Y para colmo, Kara me dice que estoy siendo muy brusca con ella.
-Maggie: ¿Quieres dejar de buscarle tres pies al gato, Lena? Seguramente Kara ni se dio cuenta. Es algo que ya hace por costumbre, y está en su casa, es normal que le dé el pecho a su hija. A Kara no le interesa Diana. Pero si tanto te preocupa, ¿por qué no le preguntas a Kara qué fue lo que le propuso Diana?
-Lena: Porque debería habérmelo dicho ella.
-Maggie: A ver, Lena... Si Diana le hubiese propuesto a Kara tener una noche de sexo desenfrenada... Vale, sí, Kara debería decírtelo. Si sólo quiso invitarla a un café...Y Kara se negó, no veo nada de malo. Sabe que tú no soportas a Diana y no habrá querido decírtelo para no molestarte. Nada más.
-Lena: Está bien, hablaré con ella esta noche. Pero Maggie... ¿Y si Kara sólo está conmigo... por Lexie?
-Maggie: ¿Crees que Kara sólo está contigo por la niña?
-Lena: Bueno... Yo...
-Maggie: De verdad Lena, a veces pienso que tu inteligencia es selectiva. Tan lista para algunas cosas y tan estúpida para otras.
-Lena: ¡Oye!
-Maggie: Habla con ella.
-Lena: Está bien.
-Maggie: Bien.
Pasamos el resto del tiempo hablando sobre los preparativos que ella y Sam estaban haciendo para su boda. Cuando Kara volvió, cerca de las siete y media, Maggie se levantó para irme.
-Kara: Hola Maggie.
-Maggie: Hola... Bueno Lena, te dejo en buenas manos, yo tengo que irme. Y vosotras tenéis que hablar.
-Kara: ¿Hablar? – preguntó, mirándome.
-Maggie: Te llamaré mañana, Lena – dijo saliendo.
-Lena: Ven, siéntate... - dije mirando a Kara.
-Kara: Voy a bañar a Lexie y...
-Lena: Kara, por favor, báñala luego. Necesito hablar contigo, porque esta incertidumbre me está destrozando.
-Kara: ¿Ocurre algo? – preguntó, dejando a Lexie en su portabebés y sentándose. La sonrisa que Kara había tenido hasta ese momento, desapareció.
-Lena: Kara... El otro día, en el hospital... Cuando desperté de la operación... Te vi hablando con Diana. Ella decía algo de una propuesta y que lo pensaras... ¿A qué se refería?
-Kara: Ah, eso... Diana me propuso trabajar para ella cuando acabase la carrera. Obviamente, le dije que no. No te dije nada porque no pensé que fuera importante, amor. Me lo propuso, lo rechacé y ya.
-Lena: ¿Trabajar con ella? ¿Sólo eso?
-Kara: Sí, sólo eso.
-Lena: ¿Nada más? ¿No te invitó a comer, ni a salir, ni nada parecido?
-Kara: Sólo a un café en el hospital, pero no me moví de tu lado, ¿por qué?
-Lena: No, por nada...
-Kara: Bueno, si lo preguntas es por algo.
-Lena: No, es sólo que... Bueno, creo que aún estaba algo atontada de la anestesia y... mi mente me jugó una mala pasada que me ha hecho pensar en tonterías. – Dije sonriéndola - ¿Entonces la rechazaste?
-Kara: Por supuesto. Yo sólo quiero trabajar para ti. Y estar contigo.
-Lena: Está bien.
30 de Noviembre de 2020
Kara y yo llegamos juntas a L-Corp a las ocho de la mañana. Después de dejar a Lexie con mi madre, vinimos para preparar con Sam y Maggie la reunión que tendríamos en apenas una hora con Diana. Me habían quitado los puntos de la operación el viernes y aunque me dijeron que aún no podría correr una Maratón, ya podía hacer todo lo demás con normalidad.
A las nueve en punto, Caitlin apareció en la sala de reuniones.
-Caitlin: La señorita Prince y sus abogados están aquí.
-Lena: Que pasen – dije.
En cuanto Diana entró en la sala, miró a Kara, sonriéndola. Kara le devolvió la sonrisa.
-Diana: Vaya, estás impresionante con ese traje, Kara.
-Kara: Gracias... - dijo.
-Diana: Aunque estarías mucho mejor sin él – dijo. Miré a Maggie, que hizo un gesto para que me calmara. – Por cierto Kara, ¿pensaste en mi propuesta?
-Kara: No tengo nada que pensar. Ya te di mi respuesta en el hospital. No voy a trabajar para ti. Lo siento.
-Diana: Bueno, aún tienes tiempo de pensarlo. Faltan unos meses para que acabes la carrera y...
-Kara: No tengo nada que pensar, ya está decidido.
-Diana: Bien- dijo visiblemente molesta. - podemos empezar.
-Kara: Si no le importa, señorita Prince... Me gustaría grabar toda la reunión.
-Diana: ¿Grabarla?
-Kara: Bueno, así podremos volver a escucharla y asegurarnos de no olvidar nada para incluirlo en el contrato. Si sólo lo apuntamos, es fácil olvidar algún detalle mientras se discuten los términos. De este modo, no pasaremos nada por alto.- dijo. Miré a Kara, confusa y sorprendida. Sam me miró con un gesto que indicaba que Kara también la había sorprendido, pero para bien.
-Diana: Está bien, me parece bien... - Respondió mientras ella y sus dos abogados se sentaban y luego me miraba. Las demás también nos sentamos y Kara encendió una pequeña grabadora que dejó en el centro de la mesa – Bien Lena, has tenido tiempo de pensar en mi propuesta, ¿qué has decidido?
-Lena: Como ya le informé, señorita Prince...
-Diana: Veo que vamos a tratarnos con formalidades. De acuerdo, señorita Luthor, continúe.
-Lena: Bien, como ya le informé, L-Corp está dispuesta a ofrecerle sólo un diez por ciento de las ganancias y un año de exclusividad. Después del primer año, si decidimos renovar el contrato, recibirá un doce por ciento de las ganancias, que se mantendría por otros dos años. El quinto año, si llegásemos a él, recibiría un quince por ciento.
-Diana: Es una broma, ¿verdad?
-Lena: Para nada. Además, como ya le comuniqué, mi hermana y su prometida no están incluidas en el contrato de exclusividad, pudiendo realizar el tratamiento cuando deseen en las instalaciones médicas de L-Corp o el hospital Luthor.
-Diana: ¡Eso es una miseria! ¡No aceptaré menos de un veinte por ciento y tres años de exclusividad!
Sam iba a hablar, pero Kara se adelantó.
-Kara: Como ya le dijimos, señorita Prince, L-Corp siempre ha firmado así los contratos con sus nuevos socios. Se empieza con un contrato de un año con un diez por ciento de las ganancias y después, si ambas partes están de acuerdo, se va renovando anualmente, hasta llegar a los cinco años, donde se le ampliaría al quince por ciento. Además, L-Corp está haciendo una excepción con usted al ofrecerle un doce por ciento durante tres años.
-Diana: ¿Y qué hay del otro cinco por ciento?
-Kara: ¿Perdón?
-Diana: Hace unos días dijiste que después de esos cinco años al diez por ciento, podrían ampliarse las ganancia entre un cinco y un diez por ciento más, lo que quiere decir que obtendría entre un quince y un veinte por ciento.
-Kara: Por supuesto. Un quince por ciento en el quinto año. Después, – dijo haciendo hincapié en esa palabra – si L-Corp decide renovar con Themyscira Medicals por más tiempo, podríamos hablar de ofrecerle un veinte por ciento de las ganancias. Pero siempre y cuando se hayan superado los cinco años.
-Diana: Me parece muy poco. Vamos Kara, seguro que puedes convencer a tu prometida para mejorar ese contrato.
-Kara: Me temo que no. La señorita Luthor es la CEO de esta empresa y es quien tiene la última palabra.
-Diana: ¡Es tu prometida!
-Kara: Fuera de L-Corp, sí. De puertas para adentro, ella es mi jefa y yo sólo soy su empleada. No puedo obligarla a cambiar sus decisiones, sean cuales sean.
-Diana: ¿Aunque perjudiquen a su empresa?
-Kara: Aun así.
-Diana: ¿Sabes? Tú ni siquiera eres abogada aún. Lo que tú digas en esta reunión no tiene ningún valor.
-Sam: Pero lo que diga yo sí. Kara está aquí como aprendiz. Y suscribo todas y cada una de las palabras que la señorita Danvers le ha dicho. Si le parece bien, redactaremos el contrato hoy mismo y mañana a primera hora lo tendrá sobre su mesa. Si no, nuestra reunión termina aquí.
-Diana: ¡¿Pero quién demonios os creéis que sois?! ¡¿Debo recordaros que MI PADRE es quien decide si os concede o no el permiso para poder empezar los ensayos con voluntarios humanos y que si yo quiero, puedo hacer no sólo que no os conceda este permiso sino ningún otro, haciendo que L-Corp se vaya a la quiebra en tan sólo un chasquear de dedos?!
-Kara: ¿Eso es una amenaza?
-Diana: Tú no te metas.
-Kara: Dígame una cosa, señorita Prince. Esta... rabieta... ¿es porque no aceptamos sus términos en cuanto al porcentaje de beneficios y tiempo de exclusividad, porque me he negado a trabajar con usted, o porque no he caído ante sus insinuaciones con la clara intención de llevarme a su cama?
-Diana: ¿Cómo te atreves a...?
-Kara: No soy idiota. ¿Acaso se piensa que no me daba cuenta de sus coqueteos? Las sonrisas, los bombones, las flores... ¿Qué pretendía, que traicionara a mi prometida y me marchara con usted? ¿Para qué? ¿Para que le contase todos los secretos y proyectos que L-Corp está preparando? No le habría servido de nada. Para su información, no tengo la costumbre de hablar con mi prometida de asuntos de trabajo en casa, por lo que desconozco los proyectos que L-Corp pueda tener a corto o largo plazo, a excepción de este por el que nos hemos reunido hoy aquí, por supuesto.
-Diana: ¿Serás...? ¡Juro que esto no va a quedar así! ¡voy a hundir a esta empresa, aunque sea lo último que haga!
-Kara: ¿Esa es otra amenaza? Ya van dos...
-Diana: Es un aviso...
-Lena: Sam, avisa a seguridad. Diles que la señorita Prince se está poniendo violenta y que debe ser expulsada del edificio.
Los abogados de Diana trataron de calmarla, pero ella los apartó.
-Diana: Voy a acabar contigo, Luthor, te lo juro.
-Sam: Eso ha sonado a una tercera amenaza. – dijo cruzada de brazos.
-Abogado: Señorita Prince, le aconsejo que no siga hablando y nos marchemos - luego me miró – lamentamos mucho este escándalo. La señorita Prince...
-Diana: ¡Si vas a decir que pienso disculparme, olvídate, porque no pienso hacerlo! Vámonos. Y que conste que no me voy porque me eches, Luthor, me voy porque no merece la pena invertir en tu empresa. – dijo saliendo mientras Kara apagaba la grabadora.
Cuando Diana se fue, todas miramos a Kara asombrada.
-Maggie: Joder, Kara... ¿y ese carácter?
-Kara: Yo...
-Lena: ¿Entonces... sabías que coqueteaba contigo?
-Kara: Debía estar ciega para no darme cuenta. No sé qué pretendía conseguir, pero seguro que nada bueno. Nadie coquetea con la prometida de su posible futura socia a no ser que tenga algún tipo de interés oculto.
-Sam: ¿Y cómo sabías cuál era?
-Kara: No lo sabía. La verdad, sólo lo dije por decir algo, pero ella no lo ha negado, así que... algo de verdad debería haber en mis palabras.
-Sam: Sin duda serás una buena abogada. Lena, no se te ocurra dejarla escapar de ninguna de las maneras. Ni laboral ni sentimentalmente, porque si lo haces, renuncio a seguir trabajando contigo.
-Lena: No tenía intención de hacerlo.
-Maggie: ¡Joder Kara, eres un puto oso polar!
-Kara: ¿soy qué?
-Maggie: Pareces dulce y cariñosa, pero en el fondo eres una maldita asesina. ¡La has acojonado!
-Kara: No creo que lo haya hecho. Sólo he conseguido arruinar todo y que se vaya sin llegar a un acuerdo.
-Lena: Dudo mucho que hubiésemos llegado a un acuerdo, cariño... - dije besándola – Has hecho lo que debías.
-Maggie: ¿Ves Lena? Y tú preocupada porque pensabas que ibas a perderla – dijo. Le hice un gesto para que se callase, pero fue inútil – Pensabas que Diana estaba consiguiendo seducirla.
-Kara: ¿Qué? Lena, ¿pensabas eso?
-Lena: Bueno, yo... Diana es alta, es guapa....
-Kara: ¡Que le den a Diana, ella no eres tú! Yo sólo te amo a ti, sólo tengo ojos para ti y sólo pienso en ti. Que te quede muy claro eso.
-Lena: Yo pensaba que... Empezaba a pensar que no era lo que querías. Que sólo estabas conmigo por... Por Lexie.
-Kara: ¿Por Lexie?
-Lena: Sí, bueno... No sé. Tal vez, sólo querías que tuviese a sus dos madres, que...
-Kara: No, Lena. No es sólo por Lexie. Siempre habrías formado de su vida, habría querido eso, sí. Pero jamás tendría una relación sin amor contigo en la que tú y yo acabáramos odiándonos y saliendo lastimadas sólo por Lexie. Lo siento si te hice pensar lo que no era, sólo le seguía el juego para intentar saber sus intenciones. No me fío de ella. Tenía que hacerle creer que sus coqueteos funcionaban. No sabía que te haría sentir mal, amor.
-Sam: Nosotras os dejamos que habléis de vuestras cosas. Vamos Maggie.
-Maggie: ¿Ahora? Pero Kara está diciendo cosas muy bonitas, quiero escucharla...
-Sam: ¡Margarita!
-Maggie: ¡Que no me llames así, Sam, sabes que lo odio!
-Sam: Pues es tu nombre, así que te aguantas.
Ambas salieron y nos dejaron allí solas, hablando. Sólo tuve que mirar a Kara a los ojos para saber que todo lo que me decía era cierto. Me bastó con sentir sus manos en mi rostro, sus labios sobre los míos y ver sus sonrisa, para entender que fui una idiota la pensar que Kara podría haber cedido ante el tonteo de Diana. Ahora sabía que nunca volvería a dudar de Kara respecto a su amor por mí.
KARA
3 de Diciembre de 2020
-Kara: ¡Mierda, mierda, mierda!- grité, entrando a la cocina descalza a tal velocidad que tuve que sujetarme al marco de la puerta para no pasarme de largo.
-Lena: ¿Se puede saber qué te pasa?
-Kara: Llego tarde...
-Lena: ¿A clase? Aún es pronto. Los jueves no empiezas hasta las diez.
-Kara: Sí, bueno, hoy es un jueves diferente. – dije, mientras cogía una de las tostadas que acababan de saltar de la tostadora -¡Au! ¡Quema, quema, quema!
-Lena: Te está bien, por robar la comida de los demás. Esas son mis tostadas.
-Kara: Amor, no me da tiempo a hacerme las mías. Dame una, por favor...
-Lena: Está bien... Pero quiero algo a cambio – dijo, cogiendo mi rostro entre sus manos y besándome - ¿Se puede saber dónde vas tan arreglada hoy?
-Kara: ¿Eh...?
-Lena: Te has puesto un traje para ir a clase. Nunca vas tan arreglada a clase.
-Kara: Ah, esto... Intento seducir a la profesora para que me suba la nota, ¿crees que así vestida lo conseguiré?
-Lena: Cámbiate ahora mismo... - dijo, lanzándome tal mirada que me habría matado como quince veces y yo ni me habría enterado.
-Kara: Eso es un sí... De todas maneras, es broma, amor... Tenemos una práctica y nos pidieron que fuéramos vestidos como si fuera un juicio real, ya sabes...
-Lena: Está bien. ¿volverás pronto?
-Kara: No lo sé. ¿Dejas tú a Lexie dónde tu madre? – pregunté, mientras daba un bocado a mi tostada.
-Lena: ¿No vas a echarles mantequilla ni nada?
-Kara: No tengo tiempo... Estúpido despertador. Mira que no sonar...
-Lena: En realidad, mi amor, tu despertador ha sonado cuatro veces, Pero tú te has limitado a darte la vuelta y seguir durmiendo.
-Kara: Es que en la cama se está muy calentito... -dije mirando el reloj - ¡Mierda, me voy!
-Lena: Kara, amor...
-Kara: ¿Qué?
-Lena: No llevas zapatos.
-Kara: ¡Los zapatos! Joder, joder, joder... - dije subiendo las escaleras rápidamente.
-Lena: Mamá está loca. Cielo, deberías dejarla dormir más – escuché que le decía a Lexie.
Cuando volví a bajar, esta vez con mis zapatos, y un par de carpetas en las manos, me cerqué a darle un beso a Lena y otro a Lexie.
-Kara: Os amo. A las dos.
-Lena: ¿Y tu mochila?
-Kara: Sólo necesito esto... ¡Mierda, no llego! – Dije asomándome a la ventana – Menos mal que mi taxi está ahí.
Cuando salí del taxi, miré mi reloj. Eran las ocho y cincuenta y seis minutos. Entré en el enorme edificio que tenía delante y llamé al ascensor, que por suerte estaba en la planta baja y se abrió enseguida. Pulsé el botón de la planta veinte y empecé a impacientarme. Ese ascensor tenía menos ganas de trabajar que yo de cambiar pañales a las cuatro de la mañana. Cuando llegué a mi destino, volví a mirar mi reloj. Las ocho y cincuenta y nueve. Salí corriendo del ascensor y me dirigí a la mesa que había al final del pasillo.
-Kara: Hola, soy Kara Danvers, el señor Prince me está esperando.
-Secretaria: Un momento... - dijo levantándose para alejarse y volver poco después – Pase.
Me acompañó hasta la puerta del despacho del señor Prince y abrió, haciéndome pasar.
-Sr. Prince: Señorita Danvers... - dijo saludándome.
-Kara: Señor Prince...
-Diana: Hola Kara... - dijo mirándome, sentada en un sillón y sonriéndome.
-Kara: ¿Qué haces tú aquí?
-Diana: Bueno, cuando mi padre me dijo que iba a reunirse contigo, quise esperar para saludarte. Dime, ¿tu prometida ha cambiado de opinión respecto a...?
-Kara: No. Si no le importa, señorita Prince, me gustaría hablar a solas con su padre.
-Diana: Ya, bueno, preferiría quedarme, teniendo en cuenta que es un tema que me interesa.
-Kara: Como quiera... - dije acercándome a la mesa y sentándome en una de las sillas que había allí.– Señor Prince, en esta carpeta – dije mientras se la daba y él la cogía - tengo todos los datos del proyecto para el que la compañía de la señorita Luthor solicitaba los permisos. Ahí están todas las pruebas, los resultados... Como podrá comprobar está todo en orden. Sólo falta el permiso para empezar las pruebas con voluntarios humanos, algo que podría haber comenzado hace dos meses. No entiendo por qué aún no se ha concedido el permiso para...
El hombre miró a Diana y luego me miró a mí.
-Sr. Prince: Verá señorita Danvers. Lo cierto es que tenemos muchos expedientes que estudiar. Es posible que los de la compañía de la señorita Luthor aún no hayan sido revisados. Cuando se haga...
-Kara: Disculpe, ¿me toma por idiota? Ese proyecto ha sido revisado y rechazado. Después, por casualidad, su hija aparece diciendo que está interesada en invertir y que puede hacer que usted nos conceda esos permisos básicamente de la noche a la mañana. Por lo que sé, su hija no tiene ni voz ni voto en este tema. Eso es algo que le corresponde decidir a usted. Por lo que he podido comprobar, la compañía de la señorita Luthor no ha sido la única con este problema. Estuve estudiando las demás compañías a las que usted ha concedido permisos en el último año y, misteriosamente, a cinco de ellas los permisos les fueron denegados hasta que su hija decidió invertir en esas compañías. Sinceramente, no me parece muy legal lo que está haciendo.
-Sr. Prince: Mi hija no tiene nada que ver, en...
-Kara: Permítame dudarlo. Según palabras de su hija, ella puede hacer que usted no conceda no sólo estos permisos si no ningún otro a L-Corp con la clara intención de hundirlos, sólo porque no cedimos a su petición. Así como yo tampoco cedí ante su intento de "conquistarme" o que viniera a trabajar con ella con la intención de conseguir información sobre la compañía de las Luthor.
-Diana: ¡Mentira!
-Kara: ¿Mentira? – Dije sacando la grabadora – puedo demostrarlo – dije pulsando el botón y dejando que el padre de Diana escuchase la conversación. Para ahorrarnos tiempo, lo había dejado preparado justo en el momento en el que Diana perdió la razón.
-Diana: ¡Eso está manipulado!
-Kara: Puedo ponerlo desde el comienzo si quiere, sr. Prince. Pero sería hacerle perder el tiempo con una aburrida reunión hasta llegar al punto donde su hija, ante la negativa a sus peticiones amenaza con destruir a las hermanas Luthor.
-Diana: ¡Dame eso!
-Kara: Puedo dártelo si quieres, esto es sólo una copia. La cinta original la tengo bien guardada.
-Diana: Ni siquiera eres abogada.
-Kara: Aún no, es cierto. Pero no necesito ser abogada para demostrar que sus intenciones son destrozar la vida de cientos de personas sólo porque no se le conceden los caprichos, señorita Prince. Y con ciertos de personas me refiero a la familia Luthor, sus empleados y todas las personas que podrían beneficiarse de que este proyecto saliera adelante. En fin, señor Prince – dije mirándole de nuevo – como ya ha comprobado, está todo en orden y no hay motivos para que esos permisos no sean concedidos. En caso de que siga negándose a hacer lo correcto, esta misma grabación llegará a todos los medios del país, lo cual no le beneficiará en absoluto. Por lo que sé, podrían investigar todos los permisos que usted ha concedido o rechazado y seguro que se encuentran más de una sorpresa, ya que si cede a los caprichos de su hija, ¿por qué no iba a ceder a los sobornos de otras personas, verdad?
-Diana: ¡Papá, no le hagas caso, no puede hacer nada!
-Kara: Ah sí, ¿he dicho ya que mi hermana y mi cuñada son policías? Detectives, de hecho, seguro que saben por dónde empezar a investigarle.
-Sr. Prince: Tú y tus malditos caprichos, Diana. Te dije que acabarías metiéndonos en problemas.
-Diana: Papá, yo...
-Sr. Prince: Deme un minuto.... – dijo, tecleando algo en su ordenador e imprimiéndolo. Después, firmó algunas papeles y me los tendió– Aquí tiene. Como usted dice, no hay motivos para negar esos permisos. Mi hija me pidió que lo retrasara porque quería invertir en el proyecto. Pero le aseguro que no volverá a ocurrir.
-Kara: Eso espero. Porque, en ese caso, puede que la próxima vez que nos veamos yo ya tenga mi título de abogada y no sea tan blanda como lo estoy siendo hoy. – dije cogiendo los papeles y guardándolos en la carpeta. – gracias. Ha sido un placer, señor Prince. Ah, señorita Prince, espero que con esto le quede claro que L-Corp no quiere negociar con usted ni mantener ningún tipo de trato ni personal ni laboral, ni ahora, ni el futuro. Themyscira Medicals no se beneficiará de ninguno de los proyectos o productos de L-Corp. No de forma directa. Si quiere conseguir sus productos y equipos, tendrá que hacerlo comprándoselo a otros proveedores que antes nos lo hayan comprado a nosotras. Ahora sí, me voy, que tengan un buen día. – dije levantándome y saliendo.
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