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Capítulo 2

#El fracaso parte de las decisiones propias,

A fin de cuentas, es uno quien decide su futuro.

Caminamos por un largo rato con Alison sin que dijera nada por lo que había sucedido, su mirada solo seguía el punto específico de la dirección a su casa e intentaba en lo menos posible hablar conmigo.

Era obvio que estaría enojada el punto es que aún no me cuadraba que había salido mal, desde que dejamos a Mat en casa, ella se dedicó a hacerme la ley del hielo y hundirse en sus pensamientos propios.

Si esto continuaba y no iba a hablar lo iba a tener que dejar al igual que con Cáela, no planeaba rogar a nadie porque se quede a mi lado, después de todo la gente no es eterna, tarde o temprano te terminan dando la espalda y dejándolo a tu propia vida.

Eso me enseñó demasiado bien mi mamá.

-oye Thiago -se dignó por fin en hablar, a unos pasos de su casa - ¿tú me quieres?

Su pregunta me tomo desprevenido.

-pues claro que te quiero, empezaba a inquietarme por tu silencio -dije mirándola directamente a los ojos, si la vida me ha enseñado algo es que el poder de la mirada tiene más ventaja de lo que uno se imagina - ¿Por qué lo preguntas?

-pues es que.... ¿a ella también la querías cierto? Lo dijiste.

Empezaba a entender el curso de esta conversación, mi mente es un poco mala algunas veces, pero esta vez sí que estaba entendiendo.

-mira Alison, entiendo que dudas, pero tienes que saber que a veces las relaciones no son como lo esperas y ese era mi caso con ella.

En realidad, no lo era, pero eso ya fue borrado de mi mente, en este momento necesitaba convencer a Alison de mis palabras y varias mentiras salían de mi boca para ello.

- ¿y lo nuestro es así? -dijo mirando a su casa y evadiendo mis ojos.

-no, lo nuestro no es así Alison, mira, dejemos de hablar del pasado ¿quieres? -dije de la manera más amable posible, puesto que mi paciencia por el día ya estaba en cero.

Ella regreso su vista hacia mí y antes de que dijera otra cosa me despedí con un beso en la frente y un adiós alejándome a largos pasos del lugar.

Mientras iba caminando ya unos metros hacia mi casa sentí como dos pequeños brazos rodeaban mi cintura, Alison estaba pegada de mi espalda, su gesto hubiera sido lindo para otra persona, pero en mi caso no, odiaba los abrazos, nunca supe que hacer con las manos cuando daba uno.

-nunca te canses de mi -dijo mientras yo daba la vuelta hacia ella.

-jamás -replique pegando mis labios contra los suyos.

Camine hasta llegar a la puerta de rejas de mi casa, la de Alison no estaba muy lejos así que no hacía falta tomar el auto bus.

Un coche blanco estaba parqueado en la casa y eso me sorprendió, jamás teníamos visitas y menos en la noche, lo más posible es que mi viejo ya haya conseguido otra novia para él o que uno de los familiares haya comprado un auto nuevo y este aquí.

Escuche varias voces que despertaron un poco mi curiosidad, así que abrí pronto la puerta.

Mi mirada rodeo la pequeña sala intentando reconocer a quienes estaban allí, una mujer que aparentaba unos 45 años estaba sentada junto a dos chicas de menor edad, una de unos 23 años aproximadamente con cabello naranja y ojos claros, que por un instante si que se ganó mi atención.

A su lado estaba una chica delgada con cabello oscuro y lacio, su piel estaba bronceada como si hubiera ido a pasar un tiempo en las playas costeras del país.

-Thiago, que bien que has llegado, permíteme presentarte -dijo mi padre poniéndose en pie al ver que atravesaba la puerta de ingreso y aproximándose a mí.

-pues, es que estoy cansado y quería.... -mi padre me arrastro del brazo a la sala sin dejarme terminar la frase, "vaya día de mierda".

-les presento este es mi hijo mayor: Thiago Esteban -dijo y la señora de mayor edad se levantó con su mirada fija en mí.

-mucho gusto Thiago me llamo Nohemí.

Agradecería a mi madre por los modales que me inculco, pero en este momento estaba con la paciencia apagada y tenía muchas ganas de encerrarme en mi habitación y estar solo como de costumbre.

-oye papa ¿Qué hacen ellas aquí? -regrese la atención a mi padre sin saber cómo responder al saludo.

-¡Thiago! la señora te está saludando -dijo elevando la voz, ganándose un poco mi sorpresa, papa no era para hacerlo o al menos no conmigo.

-bueno, bueno déjamela pasar hoy, no ha sido un día fácil -dije tomando asiento en el sofá unitario.

-yo podría responder a tu pregunta -dijo la señora de mayor edad mirándome con extrañes, de seguro pensaba que soy un mal criado, pero me valía un pepino lo que los demás pensasen, después de todo no son personas que me importen a mí.

- ¿y? -Note que miraba a mi padre un poco molesta - ¿ahora que paso con papa? -aja, así como sonaba, no era la primera vez que teníamos este tipo de visitas de personas quejándose por mi padre y era exactamente por eso que me gozaba cuando se molestaba conmigo.

-pues la he liado y buena -dijo mirándome con una sonrisa, a veces en serio me sorprendía lo muy capas que era y si alguien se pregunta de dónde saqué lo de mi encanto natural ya no es muy difícil de averiguar.

-ahora te harás responsable -dijo la señora de mayor edad, señalando a la chica de cabello naranja, esta última frase me hizo dar una mirada veloz y sorprendida a mi Padre.

-padre ¿tu? -dije un poco sorprendido y sin querer terminar la frase mientras me ponía en pie.

-Exactamente muchachito, mi hija va a tener un bebe -dijo ella mirándome y luego regresando su atención a papa -vas a tener un hermanito.

Eso ultimo me hizo botarme en el sofá con la mirada perdida en el infinito, una parte de mi estaba atónita y aun después de recibir esta noticia no lo tomaba como si me importara en realidad, creo que me sacaron de alguna fábrica de androides con cerebro.

-fue nuestra decisión -dijo la muchacha a su madre captando la atención de todos -y sé que él se hará responsable.

Era obvio lo muy poco que conocía a mi padre, solo tenía que ver un poco el panorama de las cosas para notarlo, él no se hacía responsable ni de el mismo ¿e iba a poder con un hijo? Si ni conmigo podía.

-bueno, miren -interrumpí -nada cambiara el hecho de que él bebe nacerá, así que mejor vayan viendo como lo arreglan ¿no? por mi parte felicitaciones.

Estaba cansado de seguir discutiendo del tema, lo único que quería era ir y encerrarme en mi mundo dejando que los demás vivan sus vidas como les placiese.

-Ya lo hemos arreglado Thiago -dijo mi padre mientras yo me ponía en pie.

-perfecto, entonces yo ya no pinto nada aquí -dije caminando hacia las escaleras para ir a mi habitación.

-Thiago -dijo mi padre logrando que me detuviera antes de subir -¿podrías llevar a Sam a la habitación de huéspedes?

¡¿Qué?! Primero ¿Quién carajos era Sam? Y segundo ¿Por qué rayos se quedaría en la habitación de huéspedes?

-Ellas pasaran aquí por un tiempo -dijo papa un poco más serio -y vendrán unos niños también

Me quede callado ante la declaración de mi padre de que ambas hijas se quedarían un tiempo y que para colmo mañana vendrían una niña y un niño más.

¿Cómo carajos termino esto así?

-oye, oye ¿a qué te refieres? -dije regresando a la sala y permaneciendo de pie frente a todos -no te equivoques papa, tú metiste las patas en esto afróntalo tú mismo, no tienes por qué interrumpir en el espacio de tu hijo.

-tu dijiste que tu espacio era la habitación ¿no? Nadie entrara allí -su voz sonó tan irónica y aun que estaba en lo cierto no aguantaría tener a tanta gente en la casa -ahora lleva a Sam a la habitación de huéspedes mientras yo hablo con Nohemí y Christine.

Estaba a punto de estallar cuando la chica de cabello negro, que al parecer se llamaba Sam se levantó del sofá y camino por un lado de mí hacia las escaleras, distrayendo toda mi mirada hacia ella.

- ¿vamos? -dijo mientras me miraba con muy poco ánimo.

Esto lo hablaría muy seria mente con papa mañana, sople un mechón de cabello que tapaba mis ojos y camine hacia Sam con los ánimos de un perezoso a medio día.

-bueno es aquí -entre primero para mostrarle el lugar -esta es mi repisa de historietas de cuando era niño y en el armario podrás encontrar sabanas y cobijas para la cama.

-bueno -bufo -podría ser peor.

No me agrado su comentario, por lo general más pasaba en esta habitación que en la mía, era como un lugar donde distraía mi mente con la ventana hacia el viejo árbol del patio trasero de la casa.

-las sabanas no se han sacado en años así que te recomendaría sacudirlas bien, puede que haya arañas o ratas -intente molestarla con mis comentarios, pero no hizo más que acercarse y abrir el armario de golpe.

-pues aquí no hay nada -dijo de una manera muy machona con su mirada en mí.

-pues te equivocas, allí esta Chester -dije señalando la caja de vidrio de la repisa baja del armario, mi pequeña Chester, me la compraron a los 16, solo a mi padre se le ocurría comprarle una tarántula a su hijo de 16 años.

Ella se agacho a divisar mejor la caja y al ver a Chester pego el grito de su vida votándose hacia atrás y cayendo literalmente en mí, el golpe de mi cabeza contra el suelo fue más que suficiente para que mi padre estuviera allí en segundos.

Mi carcajada había salido ni medio caí al suelo y es que en realidad valió la pena la caída, ver a Sam totalmente espantada fue todo un éxito.

- ¿Qué ha pasado Thiago? -dijo mi padre acercándose a la puerta con las señoras a su espalda.

-pues es que. -intente apagar mis risas, pero me era imposible, intentando levantarme del suelo.

De seguro Sam se asustó de que la viera su madre, porque ni medio aparecieron en la habitación ella salto de encima mío hacia la cama.

- ¡sácala de aquí! -dijo Sam señalando el armario de la habitación.

-Thiago -dijo mi padre acentuando las silabas sospechando ya lo que estaba sucediendo.

-ok, ok ya la saco -dije levantándome y sacando la caja de cristal de Chester del armario.

Las señoras detrás de mi padre dieron un grito increíble, de seguro Mat me estará preguntando quien gritaba tanto por la mañana.

Fue tan gracioso ver a todo el mundo gritar mientras veían a mi bella mascota, aunque las tarántulas eran grandes la mía sí que daba miedo, sobrepasaba un poco el tamaño normal y estaba muy bien alimentada por mí.

Salí de la habitación para dejar a Chester en mi cuarto, no tenía intenciones de salir a saber nada de los demás, allá ellos con sus problemas yo tengo mi vida y tengo que preocuparme por ella.

Alimente a Chester y me dejé caer sobre la silla de mi escritorio, abrí el cajón de en medio para acabarme mi caja de cigarrillos.

Demonios, me di cuenta de que no estaban y fue cuando recordé que los deje en la habitación de huéspedes, caminé hacia el pasillo y abrí la puerta de golpe olvidando que Sam estaba allí, gran error.

Ella estaba colocándose un jersey con un símbolo nazi en el centro y al verme su rostro se pintó de colores que dudo que existan.

-mira, antes de que digas algo, lo sé es mi culpa no volverá a pasar y todo, lo siento olvida lo que paso -camine hacia el escritorio y tome la caja mientras ella permanecía callada -y ahora que tengo lo que vine a buscar adiós.

Me detuvo del saco que llevaba puesto y no hice más que regresarla a ver, sus tonos del rostro ya no estaban como antes.

-olvido que me viste en brasier si me das uno -señalo la caja de cigarrillos de mi mano.

-solo queda uno, que pena -dije quitando su mano de mi saco -consíguete los tuyos.

Por un momento viajo por mi mente el meme de la película donde están las rubias y emití una sonrisa.

-pareces ser todo un idiota experimentado ¿no? -dijo antes de que saliera de la puerta

-pues eso es exactamente lo que soy -la regrese a ver con una sonrisa -es un placer.

Pude escuchar cómo me decía idiota en voz baja, pero ya estaba harto de peleas hoy día, caminé hacia mi habitación y encendí el cigarro mientras miraba por la ventana de la casa.

Christine no parecía una mala muchacha y no es por nada, pero estaba demasiado linda, no sé cómo le hace mi padre para conseguir ese tipo de mujeres: jóvenes y bonitas.

Por otro lado, estaban los niños que vendrían y futuramente él bebe, solté el humo por la ventana imaginando eso, no me agradaban en lo más mínimo los niños pequeños y luego estaba Sam

No parecía tener mala actitud aun que al igual que yo era de notable que no le agradaba en nada la situación, sus ojos oscuros eran firmes y decididos, no pareciera que fuera inmadura como yo y tampoco estaba tan mal que digamos.

"demonios Thiago en que carajos estás pensando"

Me recosté en mi cama olvidando todo y esperando que el siguiente día no me fuera tan mal, bueno mi padre se la lio y esta vez él tendría que ver la solución, yo no seré niñero de nadie así que allá todos con su vida porque yo viviré la mía.

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