Nunca me ha gustado tener a personas caminar detrás de mí, me hace sentir presionado, que he hecho algo mal. Que llevo una prenda mal vestida, o tal vez que estoy caminando de manera extraña. Dejo mi cuaderno de tarea domiciliaria y sigo caminando. Me rasco el cabello como instinto por nervios, y camino rápidamente.

Entro al salón rápidamente busco a mis amigas. Fabiana siempre llega tarde, pero Micaela y Jimena siempre estan, aveces siento que me agrada más mi grupo de los "perdedores" que es como les llamo al grupo de Fabiana, Micaela, Jimena y otras más; que mi otro grupo de amigas "cercanas". La amistad es tan complicada como la vida,

—Cielo.—la llamo por su apellido a Micaela, toda la vida la he llamada por su apellido, sinceramente porque de por sí Cielo, ya es un nombre.

—No puedo creer que sigas vivo.—me dice ella y no puedo evitar lanzar una carcajada.

—Estoy vivo.—pongo los ojos en blanco.—Y virgen.

Ella pone los ojos en blanco, extrañamente nunca le han gustado mis chistes semi-sexuales, que a mi parecer si dan risa, pero según ella y su risa sarcástica no.

—Pasco dijo que era guapo.—Cielo siempre la llama por su apellido.

—Gua-pí-sí-mo.

Ella se rie y Jimena se acerca, como todos los días de secundaria, finjo que estoy molesto con ella. La miro de pies a cabezas.

—¿Ahora que hice?—dice ella. Jimena y Micaela son casi identicas, solo que Jimena es más alta. Las dos llevan lentes del mismo estilo. Y se rien casi iguales. Tienen los mismos gustos. En lo más profundo de mi, las shippeo.

—Lu-is—le digo a Cielo.

—No jodas.

—Lu-is.

—Ray-len..