capítulo 21: Que te perdone Dios
Martha reaccionó con desconcierto al oír unos gritos muy perturbadores dentro de su casa, preocupada empezó a llamar a su hijo Damián.
¡Damián se encuentra todo bien! -pero no obtuvo respuesta alguna, lo cuál su inquietud creció aún más de saber quién estaba gritando.
Por ello bajo de las escaleras del ático y sin importarle lo sucedido siguió avanzando por el desolado pasillo, hasta llegar hacia la puerta del sótano donde provenían los gritos.
Todo parecía haber vuelto a la normalidad, pero su corazón palpitaba tanto que no encontraba el valor de abrir la puerta y descubrir quién se encontraba del otro lado.
Entonces la atmósfera se fue convirtiendo tan pesada, que sus oídos no pudieron soportar los escalofriantes gritos que provenían de ahí adentro. -entonces Martha tomo rápidamente la línea fija y marcó al novecientos once.
Minutos después dos oficiales nombrados como Tanya y Sebastián se hacen presente en la vivienda y cuando Martha esta apuntó de darle su testimonio, llega Damián a interrumpirla.
Donde le confiesa a los oficiales que todo a sido un mal entendido, que su madre aveces suele escuchar cosas o tener alucinaciones, cuando olvida tomar sus medicamentos. -base a esto los oficiales le hacen un breve vistazo a la vivienda y todo parece estar normal.
Martha trata de advertirles que revisen el sótano, pero Damián como todo un astuto la obliga a tomarse el medicamento para que no pueda decir nada. -Martha impone resistencia al no querer abrir la boca, para que Damián no pueda meterle esa cápsula para dormir. tras la lucha de madre he hijo, Tanya ayuda a Damián hadarle el medicamento recetado a su madre.
Sin nada más que hacer los oficiales abandonan la vivienda, quedándose un par de minutos dentro de la patrulla, dialogando Tanya con Sebastián sobre una mordida que recibió en uno de sus dedos, al tratar de abrirle la boca a la señora.
Tras los efectos de la cápsula Martha se iba quedando dormida poco a poco, pero Damián tenía un método mucho más eficaz para que se quedase dormida eternamente.
-Lamento mucho esto, pero no me gusta que interfieran en mis planes mamá.
-¡Antes que lo hagas aclarame algo! -esos gritos que escuche eran los de mi anhelado hijo Daniel.
-Estas en lo correcto, pero ese bastardo está apuntó de abandonar esta tierra igual que tu madre.
-Que Dios tenga pieda de ti Damián...
Entonces el destello de un disparo al interior de la casa, puso nuevamente en alerta a los oficiales y al tirar de la puerta notaron una silueta en el piso, donde sacaron de sus linternas y se acercaron cuidadosamente hacia el cuerpo.
Sebastián ordena a Tanya que llame inmediatamente a la base y que les notifique de un supuesto homicidio en la casa Ferreiro, mientras que él sigue inspeccionando la casa más al fondo en busca del sospechoso, hasta que descubre un sótano y al abrir la puerta se lleva la sorpresa de algo más grande.
En una silla de hierro con las manos atadas hacia atrás y con muestras de tortura, se hacia el cuerpo de Daniel aún con vida.
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