Nunca nos hemos visto, pero seriamos los amantes perfectos, aquellos que a pesar de miles de kilómetros a distancia, son capaz de encender un fuego de deseo y pasión. Nunca nos hemos encontrado, el destino no lo ha querido, pero ¡ la gracia con la que pienso probar esos labios ! es una corriente sanguínea desde la parte baja del abdomen que me recorre a una velocidad acompañada de latidos y otras palpitaciones.
Si algún día nos llegáramos a encontrar, entonces el mundo ardería como el mismísimo infierno encabezando la lujuria y la lascivia de la mano, porque tocar esa piel puede parecer el pecado más placentero.
Miramos el celular después de una larga llamada de un sexo intenso que nunca será mejor que una película porno, colgamos prometiéndonos vernos, prometiendo que sería  el sexo perfecto y a pesar de que no hay relaciones de por medio, hay malditos sentimientos que se esconden detrás del deseo, lo sé porque no siento nada, pero el día que nos encontremos y el mundo arda, el pequeño tacto de piel reventaría dos corazones oscuros.

Often suena mientras nuestros orgasmos llegan, ¡ pero que bellos orgasmos que nunca serán tan deliciosos si no lo veo frente a una estúpida pantalla !
Soñamos juntos, imaginamos juntos, nos odiamos juntos y nos provocamos juntos en momentos incomodos, ¡ por la maldita adrenalina que corre nuestras malditas venas !
El mundo no lo ha querido, le tiene miedo a nuestras ganas, le tienes miedo a la bomba atómica que seríamos; dos malditos polos opuestos, porque si una relación saliera de esto, entonces sería el tipo de relación que la protagonista le grita y le tira sus cosas, que los vecinos chismosos se acercan a la puerta para escuchar sus gritos, pero que al terminar el día fueran unos gritos encabezados por el placer. Que los taxis suenen las bocinas porque en el balcón del edificio del frente, están teniendo un sexo frenético que promete muchos orgasmos, y que sin importar que todos ven, ellos se atacan con pasión y rabia acumulada. Seríamos vecinos ruidosos, insoportables pero también envidiables.

Ambos somos tercos, pero caminamos de la mano por las calles de Miami, con la cabeza al frente, un perfecto maquillaje, perfecta combinación de ropa entre ambos y sabiendo que medio mundo han visto esos cuerpos desnudos; esas tetas al aire y esa espalda llena de arañazos, arañazos que muestran el placer más intenso de todos.
Pero como ya dije antes
Algún día
Mientras tanto, sigamos con un intenso odio y con unas ganas que nos matan