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Capítulo 9

COLIN

Mis amigos se burlan de mí y de mis ideas apresuradas, incluso el zapallo en mi plato parece estar divirtiéndose con mi estupidez y compartiendo su opinión. Comprendo que no usé el camino más corto, que compliqué la situación y que pueda que me arrepienta, si no lo estoy haciendo ya; sin embargo, sí alcancé mi objetivo principal: acercarme a Gwen. ¿Por qué debería hacerlo de la manera común cuando eso nunca me ha funcionado?

Lo importante aquí, y que mis compañeros de banda parecen ignorar, es que fui a su pastelería, charlamos y nos conocimos. Me invitó a su departamento donde seguimos conversando y riendo, comiendo también porque es imposible no hacerlo con ella porque la comida la rodea y nunca rechazaré un plato de algo sabroso. Y al final de todo, salí de su departamento con un plan para el sábado por la noche: iremos al cine. A mi parecer estoy triunfando.

—Eres un idiota, Colin.

—¿Gracias?

—No es un cumplido —repone Harley con obviedad—. En verdad lo eres y estoy empezando a preocuparme.

—¿Podemos ya dejar de hablar de lo mismo y disfrutar nuestro nutritivo almuerzo?

—Tú no disfrutas este almuerzo —interviene Key con diversión—. Preferirías una hamburguesa y te está matando ser saludable.

—¿Quién no preferiría una hamburguesa?

—Nos estamos desviando del punto de la conversación —se queja Lee chasqueando los dedos para atraer de nuevo la atención—. Col está siendo un idiota y de verdad, debe ser la única persona en todo el mundo que le diría a la chica que le interesa que la ayudará a conseguir una cita con otro. Concentrémonos en esto, por favor.

—Colin, esto que diré a continuación es muy serio. —Mi amigo baterista se aclara la garganta y coloca una mano en mi hombro—. Tu idiotez me está haciendo estar de acuerdo con Harley y eso es peligroso.

—Fingiré no sentirme ofendido.

—¿Qué queda para mí? Me están atacando hace días.

—Te lo mereces, Col.

—Yo no te recuerdo todas las idioteces que haces, Harley y es de mala educación que tú si lo hagas.

—Mis idioteces no son como las tuyas.

—No, claro, solo que casi embarazas a ¿cuántas personas? ¿Seis?

—Eres cruel, Bloomberg. Te acusaré con tus padres. —Me señala con dedo acusador—. Y para que conste, fue a una y todo salió bien porque fue solo un susto; además, aprendí mi lección y me hice una vasectomía. ¿Recuerdan? Este chico no embarazará a nadie.

—Estamos orgullosos de ti por eso, Lee —digo con completa sinceridad.

—Nos estamos desviando de nuevo del tema —aporta Key—. ¿De verdad no te molesta la situación, Col?

—Estoy bien —les aseguro—. Y por favor, recuerden que estamos hablando de Peter.

—Lo recordamos.

Key asiente de acuerdo con Harley y comienzo a pensar que quizás tengan razón, no en la parte de Gwen, sino en que es peligroso que ellos estén en la misma sintonía. Son como el agua y el aceite, completamente opuestos y es extraño que tengan una opinión similar en algo que no sea la música porque mientras uno tiene locas ideas, el otro es tranquilo y centrado.

—Peter es un imbécil, es probable que la cague al segundo. Es incluso probable que no lleguen ni a una cita porque dirá algo idiota antes de que puedan acordar un día y Gwen lo notará. —Le doy un largo sorbo a mi agua para poder procesar bien todo lo que ocurre en mi mente—. Espero que lo note.

—¿Acabas de escuchar lo que dijiste, Col? —El tono de voz de Key me indica que no está contento conmigo—. ¿Si es un idiota por qué dejarás que Gwen se acerque a él? Se supone que eres su amigo, te interese ella en otro sentido o no, y deberías intentar que nadie la lastime.

—Porque es lo que ella quiere, porque le gusta. ¿Qué autoridad tengo para decirle que no salga con él?

—Pero la hará sufrir, ¿crees que se lo merece?

—No, claro que no.

—Entonces dile que él es un idiota y que como su amigo no quieres que sufra.

—Y luego la llevas a la cama.

Ignoro el comentario de Harley y pienso en lo que Key ha dicho. Sí, Peter no me agrada y siento que él no es bueno para Gwen. Mi nuevo deber de amigo determina que debo decírselo, de la misma manera en que le digo a diario a mis amigos que lo que hacen puede que no esté bien.

—Tienes razón.

—Claro que la tengo.

—No te olvides de llevarla a la cama.

Le dedico una mirada malhumorada que lo hace levantar las manos en son de paz. El hecho de que en su mano derecha tenga un tenedor pinchando un trozo de zapallo me hace reír y es así como la conversación termina convirtiéndose en algo más animado. Hoy hemos tenido un buen día, estamos en la discográfica y pasamos por el estudio varias horas antes del almuerzo. Nuestro nuevo sencillo está en camino y a pesar de lo que mis amigos digan, nada tiene que ver con Gwen. Quizás la parte del otoño, solo eso.

Estoy terminando mi insulso almuerzo cuando alguien llama a la puerta de nuestra sala. La cabeza de Sophie aparece rápidamente entre la puerta y nos saluda con la mano antes de entrar, dejando abierto. Me llama la atención que tenga un cupcake a medio comer en la mano porque está pasando por una etapa de cero harinas en este momento que a mi parecer es un tanto absurda. También me resulta raro que esté en nuestro lugar, solemos encontrarnos en las salas comunes o en el bar de la esquina porque las paredes aquí son delgadas y cualquiera inventa chismes.

—Col, te buscan. ­—Muerde su dulce y limpia sus labios con su mano.

—¿Y por qué me lo dices tú? —suelto con confusión.

—Porque soy una buena persona y me gusta ayudar a la gente.

—Tan buena persona que seguiste el chisme sobre mi enfermedad sexual —se queja Harley.

—Oye, que tú me la pegaste a mí.

Sonrío ante el recuerdo del escándalo de los pasados días y la broma que Soph le jugó a Lee. No fue hasta que ella salió a aclarar que no había sucedido nada entre los dos que las cosas se calmaron y he de decir que me divertí en todo el proceso.

—¿Y quién me está buscando? —intervengo antes de que empiecen a discutir poniéndome de pie para ir a su encuentro.

—Oh, una chica. Pasa, pasa —indica mirando hacia atrás—. Son apestosos pero inofensivos.

Estoy a nada de reclamarle por el comentario cuando Gwen entra en mi campo de visión con una tierna sonrisa, un sweater raro color celeste y una caja rosada en sus manos. Nos saluda con tranquilidad, con esa calma que solo ella parece tener y por un momento me quedo en blanco intentando comprender por qué está aquí. No que me moleste, todo lo contrario, aunque sí me asombra.

—Hola, Gwen —suelto al reaccionar volviendo a emprender camino—. No sabía que venías.

—Solo estaba de paso y pensé en traerles algo de comer.

El cupcake en mano de Sophia y la caja rosa de pronto tienen sentido. No señalo que la razón por la que está de visita es un poco rara porque nadie se pasea por la ciudad con una caja gigante y «solo está pasando»; no obstante, no quiero que se sienta incómoda y nunca le diría que no a una de sus recetas o a su presencia.

—Vaya, gracias. Es muy dulce de tu parte.

—No sé si la doctora Monica estaría de acuerdo.

Con una sonrisa recibo la caja que lleva en sus manos y la dejo en la mesa donde mis compañeros de banda y amigos parecen ansiosos por recibir un postre.

—¿Puedo tomar otro? —pregunta Soph—. Están increíbles.

—Claro que no, mujer. Deja de inventarme enfermedades y quizás lo consideremos.

Ruedo los ojos a sabiendas de que empezarán a molestarse mutuamente y me acerco de nuevo a Gwen que parece un tanto cohibida junto a la puerta aún abierta.

—¿Quieres beber algo?

—No, está bien. Ya debería volver a la pastelería y ayudar a Steve. Además, tengo la camioneta llena de pedidos por repartir.

—Déjame acompañarte hasta la puerta entonces.

—Claro.

—¡Gracias por la comida, Gwen! —exclama Key—. Eres mi persona favorita a partir de este momento.

Le dedica una sonrisa como respuesta a su comentario y me sigue cuando camino hacia el pasillo. Sé que he ganado un punto a mi favor por sostenerle la puerta porque sus mejillas se colorean un poco al pasar. Me agrada que antes de salir vuelva a saludar a mis amigos y que ría cuando ellos contestan con la boca llena. Solo espero que me dejen un cupcake porque son un regalo para mí después de todo.

—Entonces estabas por aquí y decidiste venir a saludar...

—Bueno, no por aquí exactamente, pero quise pasar. —Se encoge de hombros—. ¿Hice mal?

—Depende a quién le preguntes.

—¿Y eso? —Su ceño de frunce—. ¿Te molesta que haya pasado?

—¿Qué? No, no —me apresuro a aclarar mientras llegamos al elevador—. Yo estoy feliz con tu visita relámpago, por mí puedes quedarte tanto como quieras.

—¿Entonces a quién podría molestarle mi presencia aquí?

—Iba a hacer una broma, pero es obvio que me ha salido mal. La respuesta era la doctora Monica.

Sus labios se fruncen como señal de que está aguantando una carcajada y me relaja cuando finalmente se ríe con ganas. Se burla de mí, claro, aunque es mil veces mejor que verla fruncir el ceño creyendo que su presencia me molesta.

—Supongo que tendré que traerle a la doctora Monica un poco de dulzura.

—No, solo a mí.

Toco el botón del ascensor para llamarlo porque ella ha dicho que tiene que irse a ayudar Steve a pesar de que no se la ve muy apresurada. No miento, puede quedarse tanto como quiera.

—¿En verdad tienes apuro para volver a la pastelería?

—Me quedan unos pedidos más por repartir, así que sí. —Dibuja una mueca—. ¿Qué tienes en mente?

—Iba a proponerte pasar por el estudio, que escuches alguna de nuestras canciones.

Ay, me encantaría, solo que no puedo ahora. ¿Puede ser otro día?

—Por supuesto —contesto con una sonrisa para tranquilizarla—. Cuando quieras.

—Traeré comida.

—Tienes las puertas abiertas para visitarnos cuando gustes.

Sube al elevador cuando abre en nuestro piso y no dudo en entrar detrás de ella. Las palabras de Key resuenan en mi cabeza, así como también la sensación de culpa me envuelve al saber que estoy dejando que alguien tan dulce y considerada como Gwen vaya a los brazos de un muchacho que no es amable con nadie. No quiero que él la haga sentir mal, que termine de arruinar las pocas esperanzas que ella tiene en las citas porque, pese a que no lo ha dicho con palabras, está claro que no quiere seguir por ese camino. Ayer en su departamento me contó con un poco de pesar del idiota que la dejó plantada, pude notar su dolor y desilusión entonces.

—¿Gwen?

—¿Sí?

—¿Estás segura sobre Peter?

Me mira sin entender y me recuerdo que un amigo, incluso si nos acabamos de conocer, cuidaría sus espaldas.

—No lo conoces y puede que no te guste. Yo no tengo buenas referencias de él para brindarte y quizás prefieras salir con alguien que sea de confianza.

—¿Y quién sería ese alguien?

—Pues... —dudo—. No lo sé. ¿Harley?

—Harley no es mi tipo para nada.

Respiro aliviado al escuchar esas palabras y a la misma vez quiero golpearme en la cabeza porque mi primera idea fue proponer a alguien más en mi lugar. Tal vez mis amigos tienen razón y estoy loco.

—Podemos buscar a alguien que sea tu tipo.

—No te preocupes, Colin. No tengo muchas expectativas, no es como si quiera casarme con él —murmura y noto el dolor que acumulan sus palabras—. Solo quiero intentarlo y ya, dejar de mirar desde lejos y animarme. Existe la posibilidad de que me rechace y entonces podré quedarme tranquila sabiendo que al menos lo intenté.

—Puedes intentarlo con alguien más.

—Ya suenas como Steve, deberían pasar tiempo juntos.

—No le caigo muy bien a Steve.

—Le caerás bien eventualmente, solo está resentido porque no me llamaste.

—Háblale a mi favor —le ruego.

—Lo haré.

—Y piensa lo de Peter, ¿sí?

—Lo haré —repite—. Y tranquilo, estoy acostumbrada a la mala suerte en las citas y en los ámbitos del amor. Sobreviviré.

—Podrías ahorrarte la mala experiencia.

—Aprecio tu preocupación, de verdad, pero es algo que quiero intentar. Es el equivalente de tirarse en paracaídas para algunas personas, esta es mi prueba de confianza y dejar que todo fluya.

—Si sale mal...

—Serás el primero en saberlo —me interrumpe— y te pagaré una cena solo si prometes no sabotearlo.

—Lo prometo.

—Gracias, Colin. Me alegra que ahora seamos amigos.

Las puertas vuelven a abrirse en la planta baja y doy el primer paso para salir junto a ella; no obstante, me detiene con una de sus pequeñas manos antes de que pueda moverme más de unos centímetros. La observo sin entender y me causa ternura que tenga que echar su cabeza ligeramente hacia atrás para mirarme a los ojos.

—Puedo ir sola hasta la camioneta, no te preocupes. Sí me preocuparía por los cupcakes, tus amigos se veían muy hambrientos.

—No me molestaría acompañarte.

—Si es por Peter, descuida porque él no está trabajando hoy.

Finjo que no sé de qué está hablando, aunque me alivia saber que el recepcionista malhumorado no está en su puesto hoy. Sigo sin sentirme emocionado con la idea de Gwen y Peter, podría decir que incluso me produce un poco de nauseas; sin embargo, quiero respetar sus deseos y si ella quiere salir con él para probarse algo a sí misma, tiene mi completo apoyo.

—Nos vemos luego, Gwen. Gracias por la comida.

—Nos vemos, Colin. Escóndete de la doctora malvada.

Las puertas se cierran y alcanzo a ver su sonrisa y como me saluda con la mano. Espero que Peter entienda lo afortunado que es porque esa chica vale oro y yo me arrepiento como nunca antes no haberla llamado cuando tuve la oportunidad.

¡Hola, hola, criaturas! ¿Cómo están? Las extrañé, aunque admito que se me pasó rápido estos días de la semana y casi me olvido que tenía que subir capítulo.

Creo que ya se los he preguntado antes, pero estoy con memoria de Dory. ¿Qué opinan de Harley y Key? ¿Les agradan? Y antes de que lo pregunten, sí, sobre ellos serán los próximos libros de la trilogía.

¿Qué les ha parecido el capítulo? ¿Han tenido una parte favorita?

Muchísimas gracias por leer, votar y comentar. Gracias por su apoyo y cariño.

Nos leemos el próximo lunes.

MUAK!

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