Capítulo 51
GWEN
El estadio está repleto. Gente por todos lados de pie esperando a que Curse haga su aparición porque estar sentado parece un pecado dada la adrenalina que nos recorre a todos. Grupos de amigos, familias, parejas e incluso fanáticos solos que han establecido amistades en las gradas. Todos llevan algo de la banda: una camiseta, un pañuelo, una pulsera... Estoy emocionada, mi piel vibra deseando que las luces se apaguen y me siento bendecida por el asiento que Colin ha guardado para mí.
Estamos en una platea lateral acordonada, guardias alrededor y con una vista privilegiada. Reconozco algunos rostros de las redes y la televisión, estoy rodeada de famosos y gente con mucho dinero. Podría sentirme atemorizada, diminuta, extraña; sin embargo, no tengo espacio para eso. Solo puedo pensar en Col, en su momento y en lo mucho que disfrutaré ver a la banda hacer lo que tanto les apasiona.
—Gwendolyn —me llama una voz femenina que reconozco al instante.
Genesis ha aparecido a mi lado y me sonríe con esa tranquilidad que transmite confianza por lo que correspondo al gesto. A su lado se encuentra Taylor y dos parejas más que parecen tener la misma edad. Si no me equivoco, son los amigos de los cuales Colin me ha hablado varias veces. Son un grupo unido y, por lo que mi novio me dijo, muy agradable. Una de parejas frente a mí me resulta conocida, sé que he visto sus rostros en algún lugar, aunque no puedo definir dónde.
—Me gustaría presentarte a unas personas especiales —suelta y mira a Taylor con diversión—. A mi esposo ya lo conoces, así que ignóralo.
—Auch —se queja Taylor, pero una pequeña sonrisa tira de sus labios hacia arriba.
—Oh, no hagas una escena —lo molesta y se gira hacia sus acompañantes—. Ellos son Tyler, Emma, Kenzie y Theo —indica mientras señala a cada uno—. Son nuestros amigos de toda la vida y han insistido en conocer a la persona encargada de la comida de la fiesta. Chicos, ella es Gwendolyn; su hermana, Faith y su mejor amigo, Steve.
Noto en el rostro emocionado de Steve que no esperaba que ella recordara su nombre y que lo haya hecho, lo pone muy contento. Es una señal de que estamos frente a personas agradables y con los pies en la tierra, algo que uno no espera encontrar en la fama y el dinero.
—Es un gusto conocerlos a todos. Gwendolyn, tu comida me pareció increíble —comenta la mujer colorada a la que Genesis llamó Kenzie, tiene un fuerte acento inglés—. Me encantaría llevarla a Londres, pero no veo la forma.
—Puedes llevarme a mí.
Sus labios se curvan en una sonrisa rápida y una carcajada escapa de ellos.
—Piensas rápido. Me agradas.
—Por mi parte —interviene la otra mujer, Emma—, quería hablar contigo por temas más comerciales o públicos, como prefieras. Soy periodista y estoy preparando con mi equipo una nota sobre mujeres jóvenes, exitosas y emprendedoras. Creo que tu perfil podría adaptarse increíble.
—¿Me estás invitando a formar parte? —suelto con asombro y me regaño mentalmente por hacerlo.
Ella asiente con la cabeza y me quedo muda porque no puedo creer que sea cierto. ¿Formar parte de una lista de mujeres jóvenes y exitosas? En mi lista de objetivos siempre estuvo lograr algo como eso, pero lo imaginaba a mis cuarenta y no a mis veinticinco años. Y el hecho de tener esta oportunidad, de lograrlo tan pronto, me deja casi sin respiración.
—Puedes darme tu tarjeta y con gusto nos comunicaremos pronto.
Recibo un pellizco de parte de mi hermana que me hace reaccionar y no tardo en buscar mi tarjeta. Un consejo empresarial que me dio uno de mis profesores universitarios fue siempre llevar una identificación con los medios de contacto, sin importar si vas al medio de la nada o a una cita. Las oportunidades pueden presentarse en cualquier lugar y depende de nosotros poder tomarlas.
—Te dejamos para que disfrutes del concierto —dice uno de los muchachos del grupo, uno rubio y cuyo nombre es Theo—. Fue un placer conocerlos a todos.
—Igual —responde Faith.
Esperamos hasta que se alejan y compartimos una mirada cómplice entre los tres que ocasiona una serie de chillidos silenciosos que me gustaría fueran muy ruidosos. No puedo creerlo, de verdad que no. Cuando Genesis dijo que quería presentarme a algunas personas, imaginé a otras parejas de la discográfica, algo así como un grupo de apoyo. En cambio, me ha dado una gran oportunidad.
—Esto es grande —susurra Faith y me rodea en un abrazo de lado—. Estoy orgullosa de ti.
—Estamos —la corrige Steve—. Eres la favorita del Universo.
Niego con la cabeza mientras rio porque sus palabras parecen exageradas, aunque es cierto que este año la suerte ha cambiado para mí. Desde que conocí a Colin las cosas han mejorado y creo que se debe a que he ganado más confianza en mí misma y que por fin me he animado a salir de mi zona de confort.
Pese a la emoción que siento y a lo mucho que me gustaría hablar por horas con mi hermana y mi mejor amigo sobre esta oportunidad, no digo nada porque la cuenta regresiva en la inmensa pantalla del escenario comienza a correr y marca el inicio del show. Los padres de Colin se apresuran a volver a nuestro lado con una bebida sin alcohol que han pedido en la barra tras las gradas privadas. Sus sonrisas enseñan lo orgullosos que están de su hijo y saberlo me llena de una sensación cálida. Me encantaría que mis papás estuvieran aquí también, para ver a Col y para conocer a sus padres. Quizás sea demasiado rápido, pero creo que ellos se llevarían bien.
Las luces del estadio se apagan de pronto cuando la cuenta regresiva llega a treinta segundos y pronto comienzan a titilar, sumiendo al lugar en una mezcla de oscuridad y luz danzante. Las luces se quedan quietas cuando la pantalla muestra que faltan tres segundos y todos los faroles apuntan hacia el escenario. Humo blanco comienza a salir de los costados, desciende por el escenario y la gente se vuelve loca cuando la cuenta llega a su fin. La pantalla se torna negra y se escucha el sonido de una guitarra eléctrica que marca un ritmo.
Acompaño a los gritos de los fanáticos y Faith se lleva los dedos a la boca para silbar. Poco a poco, las notas se hacen más altas, los gritos más frenéticos y el humo ha llenado todo el escenario. Mi piel se eriza al escuchar que la guitarra ahora está acompañada de un bajo que lleva el liderazgo y luego el redoble de unos tambores. El humo comienza a dispersarse y la música sube en volumen, y de pronto Curse está en el escenario y el estadio enloquece.
Colin y Lee se acercan a sus micrófonos sin dejar de tocar y los rostros de cada uno de ellos aparecen en una de las muchas pantallas alrededor. Reconozco la canción incluso antes de que Harley comience a cantarla y mi pecho se comprime de orgullo al escuchar a todos los presentes acompañar en el canto. Se pierde la noción del tiempo y del lugar, los tres muchachos sobre el escenario se vuelven hipnóticos y no hay una persona que no esté prestándoles atención y dejándose envolver por la melodía.
—Buenas noches, San Francisco —saluda Key cuando la primera canción termina y ocasiona un grito colectivo—. Es genial volver a encontrarnos con ustedes.
—No hay nada como tocar en casa —añade Col y me quedo como una idiota mirándolo enamorada. Su cabello azul brilla con las luces y se van condenadamente sexy que le arrancaría la ropa en este momento de ser posible—. Ustedes saben que son nuestra familia, son quienes nos dieron una voz y nos acompañaron en este proceso.
—En todo el mundo se da esta contradicción: los músicos locales no suelen ser apoyados por el público del lugar que los vio nacer —dice Key y sonríe a la gente—. Somos unos malditos afortunados porque nuestra gente fue la que luchó para que hoy podamos estar haciendo una gira nacional e internacional. Así es, he soltado el chisme y sé que van a matarme por esto, pero gracias a ustedes estamos cumpliendo nuestro sueño.
—Estaremos visitando muy pronto otros países y cientos de ciudades —continúa Colin—, pero quiero que sepan que nunca nos olvidaremos de ustedes, San Francisco.
—No hay nada como el hogar —concluye Key.
Y así, comienzan a tocar otra conocida canción que tiene al público gritando y saltando al ritmo de la melodía.
Quiero acompañarlos, cantar con ellos y saltar hasta que me duelan los pies; sin embargo, me he quedado en blanco porque no esperaba escuchar esas palabras. ¿Gira internacional? Me lo veía venir, por supuesto. Curse está siendo un éxito y sus canciones se escuchan hasta en los lugares más recónditos del planeta, aun así, no esperé que fuera tan pronto. Tengo un millón de preguntas y un sinfín de dudas.
—¿Estás bien? —susurra Steve en mi dirección.
—Claro.
—¿Sabías lo de la gira internacional? —pregunta Faith con tanto tacto que su voz parece miel.
Niego con la cabeza como respuesta.
—No importa. Ellos merecen esa gira y nosotros lo haremos funcionar. No hay de qué preocuparse. —Me obligo a sonreír porque tengo que fingirlo hasta creérmelo y hasta que me olvide del sabor amargo—. De verdad, estoy genial.
Si no me creen, no lo dicen. En su lugar, Steve entrelaza su brazo con el mío en señal de apoyo y ambos me animan a cantar y saltar junto con el resto del público. Eso hago, me pierdo en la música y en lo que sucede sobre el escenario.
El concierto es dinámico, los tres interactúan con el público y nos hacen cantar a todo pulmón con cada una de las canciones. Me sorprendo a mí misma al darme cuenta que me conozco de memoria cada una de sus canciones y el corazón se me va a explotar de amor al saber que cada una de las letras fueron escritas por mi talentoso novio.
—Gwen.
Me cuesta escuchar mi nombre sobre la música, pero giro hacia la izquierda de donde ha provenido y me encuentro con Taylor mirándome con atención. No dudo en acercarme a él porque no podré escucharlo de otra manera.
—¿Sucede algo? —digo elevando la voz.
—Colin quiere que subas.
—¿Que suba a dónde?
—Al escenario.
—¡¿Qué?! —chillo y juro que mis ojos se han abierto de par en par—. ¿Por qué?
—Para aclarar los rumores.
—Creí que iba a hacerlo él solo.
—Se ve mejor si están juntos.
—Por todos los cielos... —Me llevo una mano a la frente a la vez que siento que el corazón me bombea con fuerza—. No estoy preparada para esto.
—Se lo diré, descuida.
—No —me apresuro a detenerlo—. Tienes razón, se ve mejor si lo hacemos juntos.
—No tienes que subir si no te sientes cómoda.
—Pero quiero hacerlo.
—Entonces acompáñame.
Asiento y antes de seguirlo, me giro y le entrego mi bolso a Faith que me mira sin entender qué diablos sucede.
—Voy a subir.
—¿A dónde? —suelta con confusión.
—Al escenario. ¿Me veo bien? ¿No estoy toda sudada y desastrosa?
—Estás perfecta.
—No te atrevas a mentirme porque todas estas personas me verán.
—No miento, te ves perfecta.
Suelto un largo suspiro y por fin me atrevo a seguir a Taylor. Bajamos las gradas con un guardia pisándonos los talones y nos adentramos en los pasillos del estadio para llegar al escenario. Pasamos las consolas de sonido, a los ingenieros y diseñadores que están sumidos en su trabajo. Hay fotógrafos por allí también con sus pases en el cuello y también algunos asistentes que se encargan de acercarles agua y estar al pendiente de sus necesidades.
—¿Tienes idea de qué dirá?
—Nop.
—Estoy asustada —le confieso—. ¿Cuáles son las probabilidades de que me tropiece y pase vergüenza?
—Pocas. Estarás bien, Gwen. Confía en él.
—Lo hago.
—En ese caso, no hay nada que temer.
Me sonríe con tranquilidad y decido creerle porque tiene razón. Nunca he tenido que preocuparme por Colin desde que nuestra relación comenzó, desde que acepté ser su novia e incluso desde antes. Sé que puedo confiar en él y que nunca haría nada que pudiera ponerme en riesgo o hacerme pasar vergüenza.
La canción que está sonado termina y noto que Colin gira hacia donde nos encontramos para asegurarse que estamos allí. Me dedica una amplia sonrisa que no dudo en corresponder y se retira el cabello colorido del rostro. Está sudado y mentiría si dijera que eso no me pone caliente. Pero no es el lugar ni el momento.
—Esta noche me gustaría ponerme un poco sentimental con ustedes —dice frente a su micrófono—. Si me lo permiten, me gustaría contarles una situación que se ha venido desarrollando por los últimos meses y que me ha hecho sentir incómodo. No solo a mí, sino también a una persona que es muy especial. Mi novia, Gwendolyn.
Cuando sus ojos se encuentran una vez con los míos, estira su mano hacia mí y me armo de valor para ir hacia él. Camino con seguridad y sintiendo que soy la dueña del lugar porque es la única manera en la que puedo sobrellevar esto. Si me veo tímida, si me encorvo, no dirán cosas buenas de mí. Claro está que tampoco quiero parecer una perra, pero encontrar el punto medio es importante.
Me sorprende escuchar que el público vitorea cuando salgo al escenario y lo hacen aún más cuando llego al lado de Col y me da un rápido beso que me tiene sonriendo como idiota.
—Desde que conocí a Gwen hace unos meses, los rumores y los chismes nos han rodeado. Incluso cuando éramos solo amigos, íbamos perdiendo nuestra privacidad. No ha hecho más que empeorar y las cosas que se han dicho de mí no han sido nada en comparación a lo que se ha dicho de mi increíble novia. —Me sonríe con ternura y siento que puedo derretirme de amor en este momento, con su brazo alrededor de mi cintura y su atención sobre mí—. Ustedes no la conocen y no pretendo que la adoren tanto como yo, pero ese no es el inconveniente que ha acechado a nuestra relación. Cierta periodista ha ganado dinero hablando mal de nosotros, de ella y tuvimos que tomar medidas desesperadas.
»Si han estado atentos a las redes, se dice que engañé a Gwen con su hermana. Que tengo un amorío y que ella perdió la cabeza al enterarse de la verdad. —Me acerca más a su cuerpo y posa un beso sobre mi sien que provoca una exclamación general de ternura—. Todo eso es mentira y, de hecho, fue una actuación. Necesitamos nuestra paz, nuestra intimidad y recurro a ustedes, nuestros fieles amigos de San Francisco, para que nos ayuden con eso. No crean en los chismes y, sobre todo, no crean en periodistas que ganan seguidores en redes diciendo mentiras.
—Si me permiten añadir —interviene Lee y espera a que Colin asienta con la cabeza para continuar—, todos los que conocen a Gwen la adoran. Key y yo lo hacemos porque sin duda es una persona especial que ha vuelto aún más cursi a nuestro mejor amigo. Ellos necesitan su privacidad y sé que ustedes más que nadie lo entenderán. —Me busca con la mirada y me guiña un ojo con complicidad—. Un aplauso para Gwen, la musa de todas las canciones nuevas que han escuchado y de las que se vienen en camino.
No tengo tiempo para asombrarme de sus palabras ni del recibimiento del público ya que Colin se inclina hacia mí y me besa como si nadie nos estuviera viendo. Y siendo sincera, lo beso de la misma manera porque saber que soy su musa y lo mucho que me quiere, borra toda la timidez de mi cuerpo.
¡Hola, hola, bellezas! ¿Cómo están hoy? ¿Qué tal viene su semana? Yo estoy muy asombrada que no falta nada para Navidad, whaaat.
En este capítulo Gwen se entera de algo que nosotros ya sabíamos: es la musa de Colin. ¿Qué harían ustedes en su lugar? Y hablemos de la nota, que gran oportunidad, ¿no creen?
Este viernes también tendremos capítulo, estoy terminando de escribirlo y me gusta la complicidad que se ha desarrollado entre la pareja. ¿Cuál dirían que es la mejor virtud de estos dos como pareja?
Muchísimas gracias por leer, votar y comentar. Gracias por su apoyo y cariño.
Nos leemos el viernes,
MUAK!
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