Capítulo 48
GWEN
No soy buena actriz; de hecho, podría considerarse que soy una pésima actriz. En la primaria, cuando todos estábamos obligados a tener clases de teatro, siempre era un arbolito y la profesora evitaba darme diálogos o bailes muy enredados para que no metiera la pata y arruinara la obra. Me ponía un satisfactorio porque le agradaba y le gustaban las galletas que siempre llevaba para compartir, de lo contrario, habría suspendido una y otra vez.
Estoy asustada.
Aterrada.
Y Faith no deja de mirarme con diversión porque a ella sí le iba bien en esa clase y fue protagonista de muchas obras en el instituto. Es un alivio si lo pienso con detenimiento, el plan no se irá al tacho gracias a ella.
«Operación palomitas de maíz», ese fue el nombre que Lee le dio a esta locura y todos estuvimos de acuerdo porque queremos pensar que cuando termine, nos reiremos de la situación y la recordaremos con gusto, como si estuviéramos viendo una película. Tengo fe de que todo saldrá bien. La fe es lo último que se pierde y que no la haya perdido debe ser bueno, o eso quiero creer.
La operación está en marcha y el plan bien definido. Colin y Faith serán los protagonistas de un amorío y yo, por mi parte, seré una mujer despechada que descubre lo que su novio y su hermana están haciendo. Una llamada de Taylor pondrá en marcha la actuación y estamos esperando ansiosas a pocos metros de la discográfica a que mi teléfono suene. Puedo imaginar a Col y sus amigos en su oficina sintiéndose igual que nosotras. Si sale mal, si no somos convincentes, tendremos que acostumbrarnos a los rumores por siempre.
—Quiero un helado. O un cigarrillo —murmura mi hermana con la vista fija en mi móvil.
—¿Cómo es que pasas de un helado a un cigarrillo?
—Estoy nerviosa y los helados y los cigarrillos me ayudan a calmarme.
—Tienes problemas.
—Creí que la que tenía problemas eras tú y por eso estamos en tu camioneta de repartos esperando la llamada del sexy vocalista de una banda.
—Taylor es guitarrista también.
—Me corrijo: del sexy vocalista y guitarrista de una banda. Es una lástima que esté casado, lo intentaría si no fuera el caso.
—¿Intentarías qué exactamente? —Arqueo una ceja.
—Seducirlo. Quiero creer que no he perdido todo mi encanto.
—Lo siento, no sabía que tuvieras encanto —la molesto.
—Lo dice la chica de los sweaters feos.
—¡Oye! —me quejo elevando la voz—. Eso fue un golpe bajo.
—Tú empezaste.
—¿Cuándo dices que vuelves a Connecticut?
—Luego me llamas llorando y rogándome para que me mude aquí.
—Eres cruel cuando vienes, te mereces que te eche.
—No sé cómo sobreviviremos dentro de unos meses viviendo juntas.
Suspiro.
Yo tampoco lo sé. Me emociona que le hayan dado el trabajo y saber que estará en San Francisco para el verano, dándose una nueva oportunidad y, sobre todo, lejos de su mentiroso y asqueroso ex. Sin embargo, me asusta lo que la convivencia pueda hacerle a nuestra relación. Si estamos mucho tiempo juntas comenzamos a pelear, a discutir por las más mínimas cosas y, sobre todo, tenemos conceptos del orden muy distintos. Ni hablar de la comida. Cielos, ya siento el estrés.
—¿Sabes? Tal vez no puedas intentarlo con Taylor, pero hay una docena de hombres apuestos en esa discográfica.
—Sí, los hay. Pero me llama el aura de Taylor, su energía... —Suelta el aire como damisela en peligro—. Es sexy.
—Y está casado.
—Y tiene hijos. —Dibuja una mueca con sus labios—. Y se está tardando demasiado, me está dejando de gustar.
Río por lo bajo, aunque no la contradigo. Esto está demorando y con cada segundo que pasa, los nervios van en aumento.
—¿La noticia tendría que salir esta noche o mañana para que podamos asistir al concierto? —quiere saber.
—Si para mañana al mediodía no hay nada publicado, es obvio que fallamos.
—¿Eso significa que podremos ir al concierto de todas formas?
Asiento con una sonrisa. También estoy emocionada por asistir al concierto de Curse y no le permitiré a Leighton Stone que me arruine la posibilidad. Ver a mi novio hacer lo que le apasiona, disfrutar su música y el pase VIP, es algo con lo que sueño cada noche.
El sonido de mi móvil rompe el eventual silencio y mi estómago da un vuelco cuando veo el nombre de Taylor en la pantalla. Corto la llamada según lo acordado y busco los ojos de mi hermana para compartir una mirada de apoyo. Estamos juntas en esto y que esté dispuesta a formar parte de esta locura dice mucho sobre ella. Haremos funcionar la convivencia porque cada vez que quiera matarla, recordaré este momento.
—Llámame así puedo escuchar lo que sucede —le recuerdo.
—Entendido, capitana.
—Espero que salga bien.
—Saldrá bien.
—Ya lo sé, pero...
—Saldrá bien —insiste haciendo sonar mi teléfono—. Nuestras palabras condicionan nuestras vidas.
—Ugh, ya suenas como Steve.
—Por eso lo elegiste como empleado porque es igual a mí.
—Calla y ve a hacer tu actuación.
Me enseña la lengua y baja de la camioneta adquiriendo el aire de diva que la hacía atraer todas las miradas en los escenarios. Arregla su cabello, acomoda su vestido y comienza a caminar hacia la puerta de la discográfica con el móvil escondido en el bolsillo de su chaqueta. Pronto desaparece de mi vista y me quedo atenta a la llamada esperando escuchar mi señal para hacer acto de presencia.
En verdad espero que salga bien.
—Buenas tardes, caballeros —saluda mi hermana y comprendo que ya ha entrado. Escucho el repiqueteo de sus pasos contra el mármol del suelo y luego cómo se aclara la garganta para llamar la atención de Peter—. Buenas tardes, cielo. Vengo a ver a Colin Bloomberg, ¿podrías avisarle que estoy aquí así puedo subir? No quiero que nadie me vea en este lugar.
—Buenas tardes, señorita. ¿Podría decirme su nombre, por favor? —Ese es Peter, por supuesto.
—Faith Holland.
—¿Holland? —repite con asombro.
Contengo una sonrisa mientras bajo de la camioneta. Por todos los cielos, pagaría una pequeña fortuna por poder ver su rostro en este momento.
—Así es.
—¿Eres algo de Gwendolyn Holland?
—Su hermana. Imagino que puedes entender por qué necesito que seas rápido y discreto. —Escucho unos golpecitos sobre madera, imagino que es su escritorio—. Anda, llama al señor Bloomberg. Tengo prisa.
—Ahora mismo.
Avanzo despacio por la acera lateral de la discográfica y espero con lo que me resta de paciencia mientras Peter realiza la llamada. Puedo escucharlo a través del móvil de mi hermana comunicarse con Colin e intentar sonar profesional y no dejar entrever su asombro. ¿Estará pensando en cuánto dinero podrá ganar con este chisme? Dudo que esté preocupado por mí.
—El señor Bloomberg dice que bajará a encontrarla aquí. Por favor, espere en esos asientos.
—Gracias, cielo.
Llego a la conclusión de que estoy comportándome como una idiota cuando noto que voy caminando pegada a la pared como si de pronto me volviera invisible. Son los nervios, claramente. Estoy aterrada y temo meter la pata. Si algo sale mal será por mi culpa porque pasaré de ser un árbol sin diálogos a una novia despechada. Es un salto enorme en mi carrera de actriz.
—¡Colin! Estaba impaciente por verte, no sabes cuánto ansiaba este momento. —La escucho suspirar y lo hace san natural que dudo que seamos hermanas biológicas—. Sacarme a Gwen de encima fue una tortura, es como una garrapata.
—Es... intensa —suelta Col y noto un poco de nervios en su voz—. Lo bueno es que ya estás aquí.
—Así es y estoy ansiosa por ese tour que me prometiste por las instalaciones. Muero por saber todo lo que se puede hacer en un estudio de grabación.
Aguanto la risa al escucharla y tardo un segundo en darme cuenta que esa es mi señal. ¡Es mi señal!
Pienso en algo triste, como perritos enfermos y abandonados, y acorto la distancia hacia la puerta de la discográfica. No me cuesta encontrarlos cerca de los sillones de la recepción, tomados de la mano, y nunca me ha sido más sencillo encontrar las lágrimas porque, aunque sé que no es real, arde y duele.
—¡Sabía que esto era lo que ocurría! ¿De verdad creyeron que podían salirse con la suya? —exclamo poniendo mi mejor voz de despechada.
Ambos giran a verme y dibujan una expresión de sorpresa en su rostro que se ve muy genuina y que, por suerte, evita que me eche a reír.
—¡Tú! —Señalo con dedo acusador a mi hermana y camino con pasos agigantados hacia ella—. ¡Eres una perra! ¿Cómo pudiste hacerme esto?
—Creo que estás equivocada, cielo —dice Col y dirijo rápidamente mi mirada hacia él.
Como lo ensayamos, levanto mi mano y le doy un cachetazo con la palma hueca para que suene mucho y no duela tanto. Mi hermana chilla y es mi turno de volverme hacia ella. El plan es tirarme sobre ella y tirarle del cabello, dado el cachetazo los guardias no tardarán en intervenir. Y así sucede, solo alcanzo a rozar su bonito cabello cuando siento a un hombre corpulento rodear mi cintura con sus brazos. Me muevo como un pez fuera del agua mientras grito, lloro e intento llegar hacia ellos.
—¡Los odio! ¡A ambos!
Muevo mis manos una vez más como si quisiera golpear a mi hermana, Colin está intentando meterse en el medio como lo ensayamos y, como siempre, la mala suerte me juega en contra. Mi mano impacta de lleno contra su bonito rostro y ahora no soy la única que lo mira con asombro. Sangre comienza a brotar de su nariz y Faith chilla por una nueva razón. ¿Le he roto un hueso?
—Suficiente, te vas —gruñe el guardia.
Sus palabras me sacan de mi estupor y me recuerdan que estamos actuando, que no puedo verme preocupada y acercarme a él para intentar parar la hemorragia y disculparme. En cambio, y sintiéndome como una pésima novia, vuelvo a patalear mientras el guardia me lleva a rastras.
—¡Los quiero fuera de mi vida a ambos! —grito—. ¡Los odio con toda mi alma!
El hombre de seguridad no me deja en el suelo nada más salir, sino que me lleva en brazos por la acera con mis pies en al aire y sus manos en mis axilas.
—Deja ya de patalear.
—¡Los odio! —chillo.
—No puedes volver a entrar, ¿me oíste? O llamaré a la policía.
—No me importa.
—A mí me importaría si fuera tú.
Me deja en el piso y giro para enfrentarlo porque puede que no esté a la vista de Peter, pero debo parecer convincente. Todos los puntos tienen que encajar. Sin embargo, me quedo sin palabras cuando el hombre me guiña un ojo. ¿Está de nuestro lado?
—Diré que hiciste un escándalo —murmura.
—Gracias.
Se aleja de nuevo hacia la discográfica y grita una nueva advertencia en mi dirección. Aprovecho que ya no estoy a la vista de nadie más y corro hacia la camioneta porque quiero saber cómo está mi novio y si le he roto la nariz o no.
—¿Faith? —susurro nada más acomodarme en el asiento.
—Estamos en el baño, descuida —me tranquiliza—. Si Peter no se lo estaba tragando, seguro que el golpe lo hizo cambiar de opinión.
—¿Cómo está Colin? ¿Le duele mucho?
—Estoy bien. —Su voz suena ahogada y, sobre todo, no como alguien que esté bien—. No creo que esté rota.
—Ve al hospital, por favor —le suplico—. Que te vea alguien que sepa.
—Estoy bien —repite.
—Por favor.
—Yo lo llevo, no te preocupes. Ve a la pastelería y espera atenta por noticias. Creo que Leighton Stone estará hablando del escándalo más pronto que tarde.
Tomo una amplia bocanada de aire y entrelazo mis manos para que me dejen de temblar. Me siento súper culpable por haberle hecho daño a Colin, eso no formaba para nada parte del plan. Ensayamos la cachetada como mil veces para asegurarme de no causarle dolor y luego voy y lo hago sangrar. Quiero ir al hospital con él, estar a su lado y cuidarlo, aunque está más que claro que no podré hacer eso o el plan se irá por el excusado.
—Lo siento mucho, Col.
—No te preocupes, cariño. Fue un accidente y, como dijo tu hermana, fue lo que hizo ver real toda la situación. Estaré bien.
—Háganme saber cuándo lleguen al hospital y qué dicen los doctores —le pido con preocupación.
—Claro, y tú avísanos cuando llegues a la pastelería. Te quiero, Gwen.
Le sonrío a la pantalla a pesar de que no puede verme.
—Te quiero, Col.
—Aw, que tiernos —interrumpe mi hermana—. Te mantendré al tanto de las novedades. Ve con cuidado.
Corto la llamada a sabiendas de que no puedo hacer mucho más de mi parte y me quedo en la camioneta esperando unos minutos a que mi respiración se ralentice y que mis manos dejen de temblar. Me lleva varias respiraciones profundas y muchos pensamientos positivos lograrlo, pero cuando lo hago me siento mucho mejor. El golpe, aunque innecesario, ha servido y eso es lo importante.
Que se joda Peter.
Que se joda Leighton Stone.
Estoy segura que el chisme saldrá pronto y, mañana cuando nos vean juntos en el concierto, sus mentiras saldrán a la luz. Adiós a los chimes. Hola, tranquilidad.
¡Hola, bellezas! ¿Cómo están? He regresado.
Este capítulo me causó mucha gracia mientras lo escribía, siento que fue divertido y fluyó sin problemas. ¿Ustedes que opinan?
No sé si lo habrán notado, pero ya estamos en el capítulo 48 y eso quiere decir que estamos en la fase final. ¿Se terminará ya? Pues no, pero creo que faltarán un máximo de 15 capítulos. ¿Qué esperan que suceda? ¿Alguna predicción para el futuro?
Muchísimas gracias por leer, votar y comentar. Gracias por su apoyo y paciencia.
Les deseo una bellísima semana.
MUAK!
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