Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 47

COLIN

Ingresamos a San Francisco con el sol bañando con una tenue luz la cima de los edificios más altos, la ciudad parece tranquila con el inicio del amanecer. Una vez más, no estoy respetando mi horario para descansar, pero nadie me dice nada porque esta noche no soy el único que está despierto y ansioso por llegar. Key y Lee están frente a mí en los asientos mientras nos adentramos a la ciudad. El encargado de seguridad y otro guardia que han asignado para que nos cuiden durante el trayecto también están aquí con nosotros mirando con anhelo.

Estamos de vuelta en casa, una parada rápida antes de emprender de nuevo la marcha y no volver por meses. Todos queremos llegar; todos queremos dormir en nuestras propias camas por dos noches más y abrazar a ciertas personas con más fuerza ante la partida.

El bus está silencioso a medida que nos adentramos entre las calles y la gente en la ciudad parece ir despertando porque de pronto hay más movimiento, más tráfico y llegar a destino se vuelve más lento. Por obvias razones de seguridad, no iremos a nuestro edificio, sino que haremos una parada antes en la discográfica donde nos esperarán choferes privados que nos llevarán a nosotros y al resto del equipo a nuestras casas.

Cuento los minutos a medida que pasan como un preso que está tachando los días para volver a la libertad. Tres días y dos noches, es todo el tiempo que tendremos en San Francisco y quiero aprovecharlo para estar con Gwen.

—Estamos cerca, muchachos —anuncia Bob, nuestro chofer.

Está claro que puede sentir nuestra anticipación e imagino que él se siente igual de ansioso que nosotros porque podrá ver a sus hijos y pasar unos días con ellos. Key y Lee no tienen una razón romántica para querer volver, al menos que yo sepa, aunque esperan junto a mí. Creo que, pese a lo mucho que adoramos la gira, no hay nada como estar en casa.

—¿Le avisaste a Gwen que llegarías hoy? —me pregunta Key despegando la mirada de la ventana.

—Sí, aunque no le dije a qué hora. Las mañanas suelen ser agitadas para ella y no quería molestarla.

—¿Agitadas en qué sentido? —interviene Lee con una sonrisa pícara—. ¿Le están dando buen uso al regalo?

—No me refería a eso.

—Y no estás contestando mi pregunta.

—Ni lo haré. —Le sonrío—. Hay cosas que son privadas.

—Dejan de serlo cuando compras un dildo en el autobús —repone con diversión.

—A mí me gustaría que siguiera siendo privado —dice Key con una mueca en su rostro—. No quiero conocer la vida sexual de mi amigo, no cuando su habitación está pegada a la mía.

Blanqueo los ojos al escucharlo. Fue su culpa no avisar que llegaría antes de viaje y no hacerme saber que estaba en el departamento esa noche. Acababa de pedirle a Gwen que fuera mi novia, por supuesto que me encargaría de no ser silenciosos.

—A mí no me molesta —continúa Lee—. El sexo es algo natural y los sonidos que hacemos durante el acto también lo son.

—Por favor, dejemos la conversación.

—Estoy defendiéndote.

—Prefiero que no lo hagas porque ahora no puedo dejar de pensar que necesito mudarme para tener privacidad.

—¡Já! Como si fueras hacerlo —se burla mi amigo—. Escucha lo que dice, Key.

—No te librarás tan rápido de nosotros.

—Esto se está volviendo en una conversación tóxica.

—El día que te cases, podrás mudarte —concluye Lee.

Les enseño el dedo medio como respuesta y no decimos ni una palabra más porque las calles que ahora transitamos nos resultan más que familiares y casi aguanto la respiración.

—Quédense en sus asientos hasta que les digamos —nos indica Charlie, el encargado de seguridad del tour—. Hay fanáticos esperando y necesitamos asegurarnos que las vallas son seguras.

Mis amigos y yo compartimos una mirada asombrada porque nos cuesta creer que pasamos de ser la amigable banda local que la gente reconocía, pero dejaba en paz, a convertirnos en esta banda que convoca multitudes a primera hora de la mañana. Se siente irreal, como si fuera un sueño prestado, y la sensación aumenta cuando llegamos por fin a la discográfica y vemos a los fans que esperan por nosotros. Llevan carteles con nuestros nombres, merch con el logo de la banda y amplias sonrisas. También se escuchan gritos de felicidad y me resulta increíble saber que es por nosotros.

—¿Cuándo pasó esto? —suelto con un hilo de voz.

—Se debe haber filtrado una foto de mi pene y ahora quieren verlo en vivo —bromea Lee, aunque su voz revela que siente la misma emoción que yo.

Esperamos en silencio sin asomarnos a las ventanillas tal y como nos han enseñado en este viaje. Los gritos de emoción siguen afuera y mi piel se eriza compartiendo el sentimiento con ellos.

—Tenemos que sacarnos fotos —digo con determinación—. Poner una gran sonrisa y ser los músicos más amables que puedan llegar a conocer. Han estado aquí por horas y es lo menos que debemos hacer eso por ellos.

—Estoy de acuerdo.

—Estaba a punto de pedirles el desayuno —añade Key mostrándonos su móvil abierto en una app de comida—. ¿Cuántos creen que hayan?

—¿Cien? —intento adivinar.

—Sí, por lo menos debe haber cien personas —concuerda Lee—. Podríamos comprarles donas y café. No creo que sea buena idea pedirle a Gwen que traiga sus delicias cuando puede ser peligroso para ella.

Murmuro un «gracias» y él le resta importancia encogiéndose de hombros.

Esperamos, esperamos y esperamos un poco más. Espiamos por la ventana cada tanto y notamos que el resto del equipo ya está bajando de los autobuses y está claro que están haciendo tiempo para que la gente se agote y se vaya. Es por seguridad, lo entiendo, pero preferiría que no lo hicieran. En primer lugar, porque ellos merecen vernos ya que se han tomado la molestia de venir hasta aquí y esperar. En segundo lugar, porque quiero poder ir a ver a Gwen.

El repartidor con las doscientos donas y cien tazas de café llega en una mini van antes que nos den el visto bueno para bajar y parece asombrado al ver la cantidad de gente a cada lado de la puerta. Charlie no tarda en ir hacia él y su mirada se encuentra con la nuestra, incluso en nuestro vano intento de escondernos tras la cortina.

—Charlie quiere saber si ustedes hicieron el pedido —dice Bob.

—Sí, es cosa nuestra —responde Key—. Dile que por favor lo reparta entre los fans.

Observamos desde la tranquilidad del autobús que nuestro pedido se cumple y las sonrisas de quienes nos esperan mientras reciben sus desayunos. Verlos me produce hambre y dado que está claro que no bajaremos pronto, voy en busca de nuestra ración escondida de galletas de chocolate y Nutella.

—Yo hago el café —me avisa Lee.

Una hora más tarde, cuando todo pareciera indicar que nos van a dejar encerrados por siempre en el bus, Charlie vuelve a subir acompañado de Frederick y se plantan delante de nosotros con una mueca.

—Lo del desayuno no estuvo bien, muchachos.

—Claro que sí —discuto—. Son las siete de la mañana y se ve que está a nada de llover.

—La idea era que se vayan para garantizar su seguridad.

—La idea de ellos es vernos —repone Key— y dado que son las mismas personas que agotan las entradas de nuestros shows, tendrán una foto y un desayuno también.

El hombre nos observa por un momento en silencio mientras los labios de nuestro representante se curvan en una sonrisa.

—Te dije que eso es lo que dirían —murmura Frederick.

—Tienen diez minutos. No más que eso.

Asentimos de acuerdo con sus palabras y tomamos nuestras mochilas para apresurarnos a bajar. Soy el primero en la fila y al descender los escalones el aire frío que anuncia una tormenta me cala hasta los huesos. Sonrío como si no sintiera nada y avanzo por el camino vallado hacia la puerta de la discográfica. Los gritos de emoción pasan de ser tranquilos a ensordecedores y saludo a nuestros fans.

Diez minutos no son suficientes y Charlie parece querer matarnos por arruinar su muy pensado plan para garantizar nuestra seguridad. Sin embargo, ninguno de los tres le da demasiada importancia y le damos la atención que se merecen a los fanáticos que nos han esperado por horas. Tras firmas autógrafos, sacarnos fotos y tener pequeñas charlas, por fin ingresamos a la discográfica y busco con desesperación a quien sea que me diga por dónde tengo que salir para ir a ver a mi novia.

Me giro con rapidez cuando alguien toca mi hombro con dos toquecitos y sonrío antes de verla porque su olor es característico. Gwen me recibe con una amplia sonrisa cuando nuestros ojos se encuentran y la aprisiono en un abrazo de oso que no quiero que termine nunca.

—Hola, Colin.

—Hola, Gwen —respondo en un susurro—. Te extrañé.

—Y yo a ti. Comenzaba a creer que no bajarían más del autobús.

—¿Cómo sabías que llegaríamos a esta hora? —quiero saber, no me despego de ella y de su aroma a vainilla.

—Tengo mis contactos.

Ella es la que rompe el abrazo y estoy a nada de quejarme cuando sus labios encuentran los míos y determino que eso es mucho mejor que solo tenerla entre mis brazos. Mi corazón parece bailar en mi pecho mientras compartimos un beso casto porque, por mucho que extrañemos las muestras de afecto, seguimos estando rodeados de gente.

—Taylor no sabe guardarte secretos —la molesto.

—Digamos que me lo debe.

—¿Y por qué sería eso?

—Luego te cuento.

Quiero protestar por su vaga respuesta; sin embargo, no tengo tiempo de hacerlo ya que alguien nuevo se cuelga de mi cuello en un abrazo y me separa de Gwen.

—¡Col!

—¿Faith? —Sueno confundido y lo estoy.

—¿Quién más, tontito?

Correspondo a su abrazo sin entender qué demonios está sucediendo y creo que nota lo tenso que estoy porque se pone de puntillas y acerca sus labios a mi oreja.

—Sígueme la corriente.

—¿Qué está sucediendo?

—El plan para sacar a Peter de una patada de aquí está en marcha y soy el personaje secundario —me explica en susurros y luego besa mi mejilla—. ¡Me alegra tanto verte, Col!

Me alejo de ella aún sin comprender ni una parte de lo que ha sucedido y doy una muy rápida mirada hacia el mostrador donde el recepcionista al que quiero darle un buen golpe mira en nuestra dirección. Comienzo a entender mejor las palabras de Gwen. Taylor le debe favores porque ella ha aceptado hacer lo de la escena falsa para comprobar si quien filtra la información es Peter. Y, tal parece, que tendremos un escándalo familiar porque Faith está dentro.

—Es hora de ir a casa, ¿no crees, Gwen? —continúa su hermana y aprieta mi bíceps al pasar—. Col tendrá una noche agitada y debería descansar.

Casi me atraganto con mi propia saliva cuando guiña un ojo en mi dirección y aleja a Gwen de mí. Las observo marcharse hacia el ascensor donde Peter no puede verlas directamente y ambas me muestran el pulgar para arriba.

—¿Quién demonios es la que acaba de guiñarte el ojo? —quiere saber Key colocándose a mi lado.

—Está buena —añade Lee.

—Es la hermana de Gwen —contesto sin apartar mi vista de ellas—. Y no vuelvas a hacer un comentario así.

—Está prohibida, lo capto. Bueno, Key, tendremos que seguir buscando nuestro encuentro de una noche.

Los tres avanzamos hacia donde las hermanas se encuentran y nos alejamos lo más posible del escritorio de Peter para hacer las presentaciones. Fuera de los ojos curiosos de cualquier persona, Gwen vuelve a colocarse a mi lado y la abrazo por la cintura para atraerla a mí porque no quiero pasar un solo momento sin ella. Tres días y dos noches, me tendrá pegado a ella como una garrapata todo ese tiempo.

—Entonces tú eres la famosa hermana de Gwen —comenta Harley en ese tono que indica que está coqueteando.

—No sabía que era famosa. Imagino que eso significa que saben de mis líos amorosos. —Suspira—. Genial.

—Todos hemos tenido malas experiencias —la tranquiliza Key—. Solo sabemos una parte, descuida.

—Una parte o el total, puedo asegurarles que es vergonzoso.

—¿Ser víctima de una infidelidad es vergonzoso? —sigue mi amigo—. Creo que no eres tú quien tendría que estar avergonzada, al final del día tuviste la suerte de librarte de un oportunista.

Lee y yo compartimos una mirada llena de curiosidad al escuchar a nuestro amigo, pero ninguno dice nada más porque: a, no nos corresponde; y b, Taylor llega a nosotros luciendo tan fresco como una lechuga y lo odio por ser de los que pueden madrugar sin problemas.

—Los cinco a mi oficina —nos indica sin más.

—Claro, papá Taylor. Te prometo que hice mi tarea —lo molesta Lee.

—Voy a estar muy sorprendido y orgulloso si te has mantenido célibe estas semanas porque esa era tu tarea, Harley.

El guitarrista cierra la boca de inmediato y es el primero en seguir a nuestro jefe hacia el ascensor. Aprovecho el reducido espacio para atraer a Gwen más hacia mí, abrazándola por la cintura con su espalda pegada a mi pecho.

—Te eché de menos —le susurro en el oído.

—Y yo a ti, tanto que nos reservé una habitación en un hotel.

—¿Sí? ¿Y qué planeas que hagamos con toda esa privacidad?

Como respuesta, su trasero se presiona contra mi cuerpo y el cerebro se me queda en blanco al sentir su precioso cuerpo contra mí. Las imágenes llegan en cascada y se me agota la respiración porque recuerdo con lujo de detalle lo que sucedió en esa videollamada y todo lo que quiero que hagamos para recuperar el tiempo perdido.

—Se me ocurren algunas ideas.

­—Me apunto —respondo de inmediato.

—Ni siquiera sabes que diré.

Su risa es suave y me hace sonreír porque es un sonido tan bonito y armonioso que quiero grabarlo a fuego en mi memoria.

—No importa, me apunto a todo lo que sea contigo.

Mi cuerpo se pone duro cuando su mano se cuela en el bolsillo de mis pantalones por unos cortos segundos y siento un peso inusual en la tela.

—Ahora sabes dónde buscarme cuando termine mi turno en la pastelería.

Las puertas del ascensor se abren y rompe nuestro abrazo al alejarse. Un rápido tanteo a mi pantalón me indica que tengo una tarjeta en el bolsillo y comprendo que es la llave para nuestra habitación, para el pequeño espacio de privacidad que ha reservado para nosotros.

La sigo sin dudarlo por la discográfica e incluso antes de entrar a la oficina de Taylor sé de qué va esta inesperada reunión. El plan ya está en marcha gracias a las hermanas Holland, ahora nos queda a nosotros tres saber de qué va para no meter la pata. La idea me genera ansiedad porque no quiero que ninguna de las dos se meta en un lío o se sienta incómoda, pero está claro que han dado su consentimiento para esta locura. Y, siendo sincero, puedo experimentar un poco de tranquilidad al saber que por fin los chismes van a parar porque Peter y Leighton Stone se van a llevar una lección.

¡Hola, hola, bellezas! ¿Cómo están hoy? ¿Qué tal las ha tratado esta semana?

Al fin Colin ha vuelto a San Francisco y estamos a nada de experimentar dos acontecimientos muy importantes:

1) La mentira para Peter y así comprobar si está detrás de los chismes.

2) Un concierto de Curse.

¿Qué esperan de los próximos capítulos? ¿Les ha gustado el capítulo? ¿Han tenido alguna parte favorita?

Muchísimas gracias por leer, votar y comentar. Gracias por su apoyo y por querer a estos personajes.

Nos leemos la semana que viene.

MUAK!

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro