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Capítulo 44

GWEN

Mi vida ha cambiado desde la primera vez que pisé Universal Sound Inc., tenía veintidós años en ese momento y mi primera reunión con Taylor O'Malley incluyó un montón de muestras de comida que él no me pidió. Recuerdo que me temblaba el cuerpo y que en mi mente no dejaba de repetirme que era la oportunidad de mi vida. Mi pastelería era solo un proyecto en ese momento y necesitaba todo el dinero posible para usarlo como garantía para mi préstamo.

Ahora, no solo he terminado de pagar el crédito y sudado la gota gorda para ganarme todo lo que tengo, sino que además estoy de novia con uno de los músicos. Ni yo misma me lo creería si no fuera porque lo estoy viviendo.

Como cada vez que vengo, los guardias me abren la puerta y me saludan con la cabeza. La primera vez no fue así, por poco si me piden un análisis de orina. Me lleva poco tiempo notar que Peter se encuentra en su lugar habitual y me acerco para saludarlo y que le haga saber de mi presencia a Taylor.

—Buenas tardes, Peter.

—Buenas tardes, Gwendolyn —responde con sorpresa como si no esperara verme.

—Tengo una reunión con el señor O'Malley.

Oh, claro. No entendía por qué estabas aquí si Colin está fuera de la ciudad.

—Sigo teniendo un trabajo —le recuerdo con amabilidad.

—Le avisaré al señor O'Malley que has llegado.

—Gracias.

Espero pacientemente a que haga la llamada y avise que estoy en recepción porque puedo trabajar para él hace años, pero nunca he subido sin ser anunciada y hoy no será la excepción. En el corto minuto que transcurre, miro el lobby del lugar que nunca me ha dejado de parecer sorprendente.

—Puedes pasar.

—Gracias. —Le sonrío—. Nos vemos luego.

—Gwendolyn —me llama cuando comienzo a alejarme—, te ves muy bien hoy.

Asiento con la cabeza como respuesta porque no sé qué decir. Hace unos meses, me habría causado un infarto oírlo y quizás se me habría escapado un gritito; hoy ya no tiene el mismo efecto. La única persona de la cual me emociona recibir esa clase de cumplidos no está en la ciudad y eso solo evidencia lo que todo el mundo ya sabe: estoy enamorada de Colin. Y, como las promesas se tienen que cumplir, este verano Steve tendrá más vacaciones.

Subo por el ascensor escuchando la música con atención, siempre ponen canciones de los artistas de la discográfica y esta vez ha tocado Curse. ¿Casualidad o señal?

Cuando llego a destino, Taylor está esperándome fuera de su oficina y me sonríe. Sigue siendo tan guapo que parece irreal y el brillo en esos ojos verdes me hace replantearme que no sea un precioso elfo.

—Gwen, me alegra verte. Hace mucho que ya no vienes a visitarme.

—Hace mucho que no me encargas comida, el culpable eres tú —bromeo ingresando a su oficina—. Me abandonaste después de la fiesta de revelación de sexo y eso me asusta.

—Descuida, sigues siendo mi pastelera favorita y, de hecho, tengo una larga lista de eventos para los cuales te contrataré —me tranquiliza tomando asiento en su escritorio—. Te pasaré el calendario mañana mismo para que puedas organizarte, sé que ya no puedo pedirte favores a último momento porque estás triunfando.

—No seré modesta, lo estoy haciendo. —Sonrío orgullosa de mí—. Y siempre es un placer trabajar para ti. Entonces, dime qué es lo que necesitas con tanta urgencia.

—No es comida.

—No planeas llamarme la atención por la tardanza de Colin, ¿verdad?

—¿Qué? ¿Por qué piensas eso? —suelta con confusión.

—Porque estás enojado con él y no contestas sus mensajes.

—Me habla a las cinco de la mañana, no le responderé para incentivar que siga durmiéndose a cualquier horario. Tiene que descansar y yo estoy cansándome de escuchar a su entrenador decir que no se puede el culo —argumenta—. Que haga las cosas como corresponden y le contestaré.

—¿No sería más sencillo decírselo?

—No. Espero grandes cosas de él y quiero que lo note por sí mismo.

—La comunicación es buena —repongo.

—Y también llegar a tiempo al bus.

—¡Já! Lo sabía.

—Estoy bromeando, Gwen. —Sonríe y no me queda más remedio que creerle porque bendita sonrisa—. Yo también he llegado tarde y me he escapado por Genesis. Supongo que las mujeres con G son la debilidad de los músicos de esta discográfica.

—Claro, culpa a las mujeres.

Una carcajada escapa de sus labios y no puedo evitar sonreír al escucharlo. Mi mayor logro en esta discográfica es no haberme enamorado de él al momento de verlo porque, siendo sincera, es tal cual los personajes de las novelas románticas que leía cuando tenía tiempo. En cambio, me sentí atraída por Peter y me dejó plantada. Lo bueno de la historia: apareció Colin y confirmé lo que siempre supe pero que me costaba admitir, yo nunca fui el problema.

—No quiero hacerte perder el tiempo porque sé que estás ocupada, así que iré al grano si te parece bien —propone.

—Me parece bien.

—Quiero que me ayudes con algo.

—Necesito más información antes de decir que sí.

Recuesta su espalda contra el asiento y juega con una pelota anti estrés que no me brinda ni un poco de tranquilidad.

—Colin y yo tenemos una buena sospecha sobre quién es el empleado de esta empresa que ha estado filtrando información sobre ustedes, y necesito que me ayudes a desenmascararlo.

—¿Y quién es el principal sospechoso?

—Peter.

Parpadeo varias veces para asegurarme que no estoy soñando y que ha dicho lo que creo haber escuchado. ¿Peter? ¿El recepcionista?

—¿Por qué creen que es él?

—Lo he estado poniendo a prueba desde que los chismes comenzaron y lo he investigado.

­—Eso no suena muy legal.

Se encoje de hombros.

—No pediré disculpas por querer mantener a salvo a esta empresa de los escándalos.

—¿Y qué has descubierto en tu investigación? —pregunto con partes iguales de curiosidad y duda.

Me resulta increíble la acusación, aunque no descabellada. Si hasta desconfié de Taylor cuando los chismes no dejaban de explotar frente a mi nariz. Las cosas se han calmado por ahora luego de que puse en su lugar a Leighton, pero cada tanto escribe sobre nosotros y me molesta. Quiero ponerle un fin al asunto y comienzo a sospechar hasta de mi propia sombra.

—Para empezar, es primo de Leighton Stone.

—¿Disculpa? —chillo.

—Por parte materna, por eso sus apellidos no coinciden. Sus madres son hermanas.

—Hijo de...

Me freno a mí misma antes de terminar la maldición porque puedo tener confianza con Taylor, pero sigue siendo mi cliente.

—Eso, claro está, no sería sinónimo de que él sea quien da la información, pero resulta que sí lo es. ¿Recuerdas cuando los encontré con Colin en el estudio de grabación?

Asiento con la cabeza intentando ignorar el calor en mis mejillas porque el recuerdo me sigue avergonzando un poco.

—Adivina a quién me crucé en el pasillo.

—A Peter.

­—Exacto y pido disculpas, pero fui quien dijo que estaban haciendo cosas indebidas ahí adentro y que mejor no los molestaran. —Rasca su frente con incomodidad y frunce sus labios al delatarse.

Lo miro con asombro porque esa noticia me hizo sentir muy mal y fue la gota que rebalsó el vaso. ¿Él comenzó el rumor?

—Lo lamento, Gwen.

—No estuvo para nada bien.

—Lo sé, créeme.

—Aunque sirvió, ¿no? Peter habló de eso a Leighton.

—Así es. Sé que el fin no justifica los medios, pero cada tanto suelto cerca de él información falsa.

—Eso explica por qué tuve que explicarle a mi madre que no tenía una ETS.

—Ese no fui yo —se apresura en aclarar—. Le pedimos a todos nuestros músicos que se hagan exámenes, no solo a Colin.

—Si sabes que es Peter, ¿por qué necesitas ayuda?

—Porque necesito un escándalo para poder despedirlo. Ya hablé con mi jefa y aceptó ponerlo a prueba, pero precisa que sea justificado porque no se arriesgará a un juicio.

—Y necesitas que yo arme ese escándalo.

Es su turno de asentir con la cabeza.

—Quería hablar contigo antes de hacerlo con Colin —continúa—. Sé que él estará de acuerdo porque no confía en Peter, pero no quería preocuparlo o decir nada sin saber que estás adentro del plan.

—¿Puedo meditarlo?

—Por supuesto, tómate tu tiempo para darme una respuesta.

—El escándalo sería cuando Curse esté en la ciudad, ¿verdad?

­—Es la idea, pero podemos retrasarlo tanto como lo necesites.

—Menos de una semana —murmuro.

—No tiene que ser ahora —dice con suavidad para calmarme.

—Lo pensaré y te daré una respuesta pronto.

—Gracias, Gwen. Incluso si dices que no, te agradezco por venir y escucharme.

—Todavía no te perdono, ¿sabes? —Me cruzo de brazos y le dedico una mirada de resentimiento—. No estuvo bien.

—Es justo.

—¿Ya puedo irme?

—Sí, gracias por venir. —Se pone de pie para acompañarme, pero niego porque no mentí con mi enojo hacia él—. Okey, te dejo ir sola.

—Nos vemos pronto.

—Que te haya defraudado no influye en que trabajes para la discográfica, ¿verdad?

—Soy una profesional.

Me paro y rodeo el sillón en el que estaba sentada. Estoy a nada de irme porque necesito procesar toda la información que me ha soltado de golpe, aunque necesito decirle algo más antes.

—Sé que no me corresponde decir esto, pero Colin te admira y espera todos los días que hables con él. Lo conoces tan bien como yo, su cabeza no deja de dar vuelta pensando que te ha defraudado —expongo con seriedad para que sepa que no estoy bromeando—. Ambos son adultos y que esperes grandes cosas de él no significa que no puedas hablarle como un amigo.

—No discutiré contigo porque creo que tienes razón.

—Háblale y quizás te perdone antes.

Una sonrisa tira de sus comisuras hacia arriba.

—Anotado.

Me despido de él y salgo de la oficina con paso firme hacia el ascensor. No es hasta que entro al mismo que me atrevo a respirar, llenar mis pulmones de aire y dejar que me tiemble la barbilla porque no sé si estoy lista para armar un escándalo. Tampoco diré que consideraba a Peter mi amigo, aunque sí me duele saber que él ha sido el que nos ha vendido.

Llego a la planta baja sin poder emitir ni un sonido e ignoro el saludo de Peter porque por mí puede irse al demonio ahora mismo. Sin embargo, sí correspondo el saludo silencioso de los guardias y, al salir, camino tan rápido como mis pantorrillas me lo permiten para llegar al metro. Aguanto las ganas de llorar tanto como puedo y pienso en lo bueno: los chismes van a acabarse por un tiempo, a la pastelería le está yendo bien y Colin volverá en menos de una semana.

Para cuando llego a la cafetería, me duele la cabeza de intentar convencerme de que todo estará bien y me siento agotada. ¿Por qué no puedo simplemente aceptar que a veces las cosas van mal y que es normal? Al ingresar y buscar a Steve para soltarle todo lo que siento, noto que no está solo y pego un grito que asusta a los comensales.

—¡Faith! —chillo y corro hacia ella.

Mi hermana me recibe con los brazos abiertos y su abrazo es justo lo que necesito en este momento.

—¿Estás bien? —murmura.

—No, pero primero quiero saber por qué estás aquí y no mencionaste esta visita.

Se echa para atrás rompiendo el abrazo y me dedica una sonrisa tranquila.

—Tengo la entrevista.

—No bromees conmigo.

—No es broma. —Su sonrisa se ensancha—. Es la última entrevista.

Tapo mi boca para no gritar de nuevo y no puedo evitar abrazarla una vez más. Si la entrevista sale bien, mi hermana se mudará a San Francisco y no hay nada que me haga más ilusión que eso en este momento.

—Me tengo fe, aunque no quiero empezar a emocionarme —susurra— por lo que no hagamos de esto una gran escena.

—Tenemos que festejar.

—Mañana —me promete—, luego de la entrevista los tres podremos festejar.

—Es suficiente para mí.

—¿No han pensado que quizás tenga planes? —interviene Steve.

—¿Los tienes, solterón? —lo molesta mi hermana.

—No, solterona.

—Van a morir solteros juntos —bromeo.

Me quejo cuando los dos me aprisionan en un fuerte abrazo y, entre risas, recuerdo lo mal que me sentía al entrar. Incluso si intentara detenerlo, no puedo, y las lágrimas comienzan a salir sin control porque así es como me siento respecto a mi vida. No tengo control de mi privacidad ni de lo que la gente dice de mí abiertamente, tampoco de lo que puedo o no hacer porque estoy en el ojo del huracán y no quiero dejar mal parado a Colin.

—Está bien, puedes sacarlo todo —me consuela Faith.

—No aquí.

—Suban —nos indica Steve—. Mantendré la pastelería a flote.

Le dedico una sonrisa aguada y él me da una palmadita en el hombro. Mi mejor amigo se merece un año de vacaciones por todo lo que ha tenido que aguantarme este último tiempo. También merece un aumento porque me ha ayudado como nadie con el trabajo, razón por la cual me prometo dárselo cuando le pague el salario de este mes.

Al menos puedo decir que, pese al poco control que tengo sobre mi vida, siempre tendré a Faith y Steve dispuestos a escuchar mis dudas y dramas. Y, si todo sale bien, mi hermana estará cerca para convencerme de no abandonar si siento que la fama de mi novio es demasiado para mí.

Hola, hola, criaturas bellas. ¿Cómo están? ¿Qué tal su semana?

En este capítulo no tenemos a Col, pero sí tenemos un poco de información. ¿Creen que Taylor y Colin están en lo cierto? ¿Se esperaban que Peter fuera primo de Leighton?

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Muchísimas gracias por su apoyo y cariño. Me hace muy feliz compartir esta historia con ustedes.

Nos leemos pronto.

MUAK!

P.D.: ¿Tuvieron alguna parte favorita?

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