Capítulo 42
GWEN
Estoy acostumbrada a las despedidas y a la distancia. Me separa un país entero de mi familia y me he hecho a la idea de que dejar partir a alguien también es una manera honesta de demostrar cariño. Eso no significa que no extrañaré a Colin cuando recorra todas las ciudades de Estados Unidos, pero creo que estoy más preparada que él para hacerlo. La manera en que busca mis ojos, cómo sus labios me besan con ternura como si temiera apresurar el momento y el recorrido lento que sus manos hacen por mi cuerpo me lo confirman.
Acuno su rostro con mis manos y lo miro directo a los ojos. No es el momento correcto para decírselo, no cuando se mece contra mí y de mis labios no dejan de escapar gemidos porque me está haciendo ver estrellas, pero la tristeza en su mirada me preocupa. Supe desde un principio que estaba saliendo con un pesimista, que pese a ser un romántico escondido, siempre espera la tragedia.
—Col...
—¿Necesitas que pare? —murmura con la voz entrecortada.
—Solo quiero que sepas que está bien.
—¿Qué cosa?
—Que vayas de gira.
Sus movimientos se detienen de golpe y el aire se escapa de mis pulmones en consecuencia. Mi cuerpo me reclama por haberlo hecho parar, me reclama porque ahora el placer de tenerlo dentro de mí se está desvaneciendo porque los sentimientos han cambiado. Sin embargo, mi mente y mi corazón me dicen que hice lo correcto.
—No temo que lo nuestro cambie —aclaro—, confío en ti y en mí.
—Son muchas semanas lejos.
—Y si la distancia daña todo lo que tenemos, entonces nunca tuvo que suceder.
—Eso no me tranquiliza, Gwen.
Aferro mis manos a sus hombros y acaricio su piel con la yema de mis dedos.
—Nada va a cambiar, eso es lo que quiero que sepas. No quiero menos a mis padres ahora que vivo lejos de ellos, no quiero menos a mi hermana. Y no te querré menos a ti.
—¿Y si los chismes comienzan? ¿Y si los mensajes comienzan a malinterpretarse?
—¿Y si mañana se acaba el mundo?
—Eres mi primera relación seria, Gwen.
—Lo sé.
—No quiero cagarla.
—Lo sé —repito y sonrío—. Y no lo harás.
—Lo haremos funcionar.
—Exacto. Sé que estoy todo el tiempo con la pastelería, pero la próxima semana tengo una reunión con una empresa de recursos humanos que me ayudará a buscar a otro pastelero para que me asista con el trabajo. Podré viajar a verte.
—¿En serio? —Una sonrisa aparece en su rostro.
—Sí, intentaré ir tanto como pueda.
—No, no. Me emociona que estés dando el paso para crecer. Te lo mereces y estoy orgulloso de ti.
Lo jalo en un abrazo y él no se resiste. Me envuelve entre sus brazos y me aprisiona contra la cama, su peso me quita el aire, aunque es precisamente lo que necesito. Sentirlo contra mí, compartir con él esta complicidad, que nuestros corazones estén tan juntos que no quede duda de que podremos con esto.
—Ahora continúa antes de que se baje —murmuro.
Su carcajada me provoca cosquillas en la oreja y recibo gustosa el beso que me entrega. Comienza lento, pero no es la lentitud temerosa y de despedida de antes. Es una lentitud llena de fuego, una que me provoca con cada roce de nuestras bocas y el encuentro de nuestras lenguas. Es un beso que viene acompañado del movimiento de sus caderas y que me quita el aire cuando se entierra en mí.
Rodeo su cintura con mis piernas y Colin eleva mis caderas con una de sus manos, separándose de mi boca y robándome otro jadeo que lleva su nombre. Su agarre es firme y la sensación de su miembro entrando y saliendo de mí me transporta a niveles desconocidos. Con su mano libre, recorre mi abdomen y se detiene en mi seno izquierdo por unos momentos. Nuestros sexos se encuentran en un ritmo veloz mientras su dedo masajea mi pezón y eriza mi piel.
Lo acaricio como puedo, me tiembla todo el cuerpo y no puedo hacer mucho más que gemir. Cuando adquiere esa actitud, cuando toma el mando sin inmutarse, mi cerebro se desconecta y no puedo hacer más que mirarlo y excitarme con el hombre frente a mí. Tomo su mano y la quito de mi pecho para llevarla hasta mi cuello. Sus ojos se encienden como las llamas del infierno y entiende sin problemas su tarea. Rodea mi garganta con agarre firme pero sin ejercer fuerza y es todo lo que necesitamos para movernos con mayor intensidad.
Los gemidos llenan la habitación, la pared tras la cama resuena cada vez que me embiste y las patas parecen querer desplomarse por el cambio de actitud. Lo veo apretar los dientes, así como el agarre de sus manos sobre mi trasero y mi cuello. Siento que voy a desmayarme, no porque me falte el aire, sino porque todo lo que mi cuerpo experimenta es tan intenso que temo no volver a sentir algo igual en mucho tiempo.
Esta es la despedida que merecemos.
—Colin —exclamo.
Mi cuerpo se tensa alrededor del suyo y un orgasmo que me priva del oxígeno y de la razón me invade. Se corre dentro de mí y sus músculos también se vuelven de piedra para luego transformarnos en gelatina a la vez. Tiemblo y creo estar en el paraíso.
—¿Cómo esperas que me vaya luego de esto?
La risa me sale ahogada y lo abrazo en tanto se acuesta a mi lado. Lo envuelvo con mis brazos y piernas, soy como un pulpo que ha experimentado el mejor sexo de despedida de la vida.
—Tienes que irte sabiendo que el reencuentro será incluso mejor.
—¿A cuántos kilómetros de distancia crees que pueda controlar tu dildo?
—No a muchos, tendrás que comprarme uno mejor —bromeo.
—Espera el correo, cariño.
El beso que compartimos ahora es tranquilo y lleno de promesas, invade mi memoria y mi corazón por igual. Ambos tenemos razón, la despedida será increíblemente dura ahora, aunque el momento en que volvamos a encontrarnos será estupendo.
—¿Qué hora es? —susurra.
—No lo sé.
—¿Crees que hayamos agotado ya las siete horas?
—No, deben quedarnos dos horas aún. No te preocupes, puse la alarma.
Acaricia mi mejilla con dulzura y sonrío a la vez que cierro mis ojos.
—Antes de irme, quiero contarte una historia.
—¿Cómo dices?
Lo miro con sorpresa y el miedo me atraviesa porque también tengo mi parte de pesimista.
—Tranquila, Gwen. Es algo malo, pero no te involucra.
—¿Y a quién involucra?
—A Alex.
Me quedo en silencio un momento intentando recordar quién demonios es Alex. Mi mente me juega una mala pasada al principio, imagino que es alguna ex o alguna chica de su pasado. Sin embargo, pronto recuerdo que me habló del cuarto miembro de la banda.
—¿Por qué quieres hablar de Alex ahora? —suelto con confusión.
—Porque el maldito le envió un mensaje a Key y esas son malas noticias.
—No entiendo —admito—. ¿Qué pasó entre ustedes?
Acaricia mi cabello y deposita un beso sobre mi frente, algo que no me tranquiliza.
—Alex fue quien fundó la banda, mi compañero de habitación y quien hizo los contactos hasta dar con Key y Lee —me explica con tranquilidad, a pesar de que su rostro me indica que siente lo contrario—. Componía las canciones, era el guitarrista principal y el vocalista. Nosotros éramos sus títeres e íbamos detrás de él porque estaba claro que sabía lo que hacía.
—Debe haber sido muy convincente para que Harley le haga caso.
—Lo era, créeme. En ese entonces no nos llamábamos Curse, éramos Bad Medicine y solo tocábamos en los bares cerca de la universidad. Éramos buenos, pero no excelentes.
Suspira y vuelve a acariciar mi cabello como si fuera lo que necesita para guardar la calma.
—Alex supo sobre la convocatoria de la discográfica, contactó con Taylor y nos inscribió. Hicimos la primera audición como Bad Medicine y pasamos a la segunda etapa. Gustábamos a los productores, pero no les encantábamos y comenzó a molestarse. Pasábamos cada prueba, aunque estaba claro que no éramos los favoritos.
—¿Y qué sucedió?
—Quiso convencernos de abandonar porque decía que estaba claro que el concurso estaba arreglado para que ganara una banda de Carolina del Norte. Casi nos convence, pero entonces él se fue a la universidad y nosotros tres nos quedamos en el bar donde estábamos porque no podíamos creer lo que estaba sucediendo. —Se toma una pausa antes de continuar—. Taylor se nos acercó y tomó la silla que él había dejado. Nos miró a cada uno de nosotros y dijo «si abandonan, son unos idiotas y me sentiré desilusionado de ustedes».
»Comenzaron las discusiones, Alex quería abandonar y nosotros no. Nos recordó que estábamos ahí por él y que sin él no éramos nada. No teníamos el talento suficiente, no teníamos canciones ni nombre. Y tenía razón. Key, Lee y yo nos habíamos acostumbrado a que Alex hiciera todo por nosotros y nunca tuvimos la iniciativa, aunque estábamos seguros que no queríamos abandonar.
—¿Entonces?
Suelta una risita baja al notar mi interés. El chisme está bueno, no puede culparme.
—Entonces vino la pelea real, con puños y todo. Se fue de la banda y nos quedamos sin nada.
—No entiendo cómo llegaron a ser la banda del momento.
—Ahora viene el Mesías —bromea—. De la misma forma que Taylor se acercó para decirnos que no abandonáramos, nos dijo que lo mejor que nos podía pasar era que Alex se haya marchado porque no tenía lo necesario para triunfar, aunque nosotros sí. Ahora éramos los favoritos de alguien, solo que seguíamos sin nada. Él nos excusó con la discográfica y nos dio una semana para ponernos en forma. Fue un desastre.
—¿Cómo?
—Compuse la primera canción que fue aceptable, pero estábamos fuera de ritmo y copiamos algunos acordes. Y luego Key intentó ser el cantante principal, solo que le entró el pánico y no pudimos hacer nada.
—¿El desastre fue frente a la discográfica? —suelto con sorpresa.
—No, fue frente a Taylor. Nos dio una mirada que todavía tengo grabada en la memoria y juro que nunca nadie se sintió tan desilusionado de mí.
—Sigo sin entender cómo pasaron de eso a ser Curse.
—Eres impaciente, Gwen.
—Y tú eres muy lento para soltar el chisme —me quejo.
—No es un chisme.
—Claro que sí.
Niega con la cabeza riendo.
—Es la historia de la banda, es sagrada.
—Como digas.
Clava sus dedos en mis costillas y chillo por el asombro y las cosquillas.
—Bien, es sagrada —accedo dedicándole una mala mirada.
—Volvamos al hilo de la historia.
—Por favor.
—Taylor nos ayudó a reacomodarnos —continúa—. Puso a Harley como el cantante principal porque tenía más confianza en sí mismo que el mismo Lucifer. Nos obligó a mejorar la canción frente a sus narices y nos hizo ensayar hasta la medianoche. No teníamos idea de por qué nos ayudaba, no teníamos nada que ofrecer.
—Pero él sí veía su potencial.
Asiente.
—Después de horas y horas de ensayar, nos pidió el nuevo nombre de la banda y yo, cansado de tanta mierda, de Alex, de estar dando todo de nosotros y sentir que apestábamos, dije que éramos Curse porque la única explicación para nuestra mala suerte, era que estábamos malditos.
—Oh, ahora el nombre tiene sentido.
—Al día siguiente, sí nos presentamos frente a la discográfica y nos fue bien. Llegamos a la última etapa y para sorpresa de todos, ganamos. Nos dieron el contrato. —Su sonrisa se evapora—. Y entonces apareció Alex.
—¿De verdad?
—De verdad. Reclamó que le habíamos robado la canción, que no éramos nada sin él y armó un revuelo. Creímos que nos iban a echar, pero Taylor intervino y también la jefa. Le pagaron para que se fuera y desapareció. —Relame sus labios—. Se fue de la universidad, cerró sus redes sociales, cambió su número e incluso su hermana juraba no saber nada de él.
—Pero ahora volvió.
—Exacto.
—¿Me lo cuentas porque temes que explote?
—Porque temo que venga a buscarte para decirte mentiras.
—Habría que venderle la historia a Hollywood.
—Gwen, hablo en serio. Temo que venga aquí.
—No me convencerá de que eres un villano, Col. —Me encojo de hombros—. No me interesa lo que él diga.
—¿Segura?
Asiento con la cabeza para luego besar sus labios.
—Segura.
—De todas maneras, ten cuidado. Te mandaré una foto por si aparece, para que sepas cómo solía lucir y que lo evites.
—Me parece bien.
—Lamento darte la noticia antes de irme.
—Oye, estaré bien.
—Lo sé.
Mi móvil suena con fuerza y entiendo que estaba equivocada recién al decir que nos quedaban dos horas. Se ha acabado, nuestro tiempo de gracia ha llegado a su fin y es hora de despedirnos hasta que él regrese a San Francisco en dos semanas.
Apago la alarma y nos dedicamos una mirada en el más profundo silencio recordándonos la promesa que nos hemos hecho. El reencuentro será increíble, tendremos videollamadas y la distancia no será un problema. Y tengo que esperar el correo y un dildo mágico.
Buenas, buenas, ¿cómo están? ¿Qué tal su semana?
Debo ser la persona más colgada del mundo porque tengo el capítulo en borrador desde el domingo y me había olvidado de actualizar. Pero ya estoy aquí y eso es lo importante.
Entonces... ¿opiniones sobre Alex? ¿Qué opinan del capítulo?
Comenta aquí tu parte favorita.
Muchísimas gracias por su paciencia y apoyo. Gracias por leer, votar y comentar.
Nos leemos pronto, espero no olvidarme.
MUAK!
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