Capítulo 18
COLIN
Estoy usando el sweater más raro, colorido y navideño que se ha creado, soy como una versión masculina de Gwen en un día normal. Esta mañana al despertar y bajar a desayunar encontré algunos regalos a mi nombre, uno de ellos era el abrigo de lana que estoy usando en este momento. Tiene elfos, sombreros, unos pompones y copos de nieve. Es horrible y me encanta porque sé que mi amiga se tomó como reto personal encontrarlo y vaya que se lució.
Combinarlo fue difícil al principio porque tiene tantos colores y elementos que es imposible determinar el predominante, pero como nadie además de la familia Holland me verá, he optado por unos vaqueros y zapatillas. La cena de Navidad está próxima a empezar y luego de haber ayudado a hornear toda la tarde mientras veíamos películas de la época, he subido a darme una ducha. Los demás ya están listos, esperando a que Faith y su prometido lleguen.
Acomodo el cuello del sweater mirando mi reflejo en el espejo del baño y le doy una rápida mirada a la hora. Casi las cinco lo que significa que es hora de bajar; sin embargo, la fotografía de mi mejor amigo Lee en el móvil acompañada del sonido de llamada me detiene y no dudo en contestar.
—Feliz Navidad, Harley —digo como saludo.
—Escúchate, ya pareces un duende navideño. ¿Saliste a cantar villancicos y repartir alegría a los demás?
—Intenté convencer a Gwen, pero se negó porque estaba nevando. Solo le gustan las actividades navideñas dentro de casa.
—Espero que hayas usado mi regalo para hacer una actividad navideña.
—Espero que estés pasando un lindo momento con tu madre —contraataco.
—Amo a mi madre, hombre, pero puede darme unos buenos dolores de cabeza. Necesito un respiro y que vuelva a casa, urgente.
—Pórtate bien y aparenta ser un buen hijo —me burlo.
—Pórtate mal y usa mi regalo.
—Ya sabes mi opinión sobre tu regalo.
—Eres un aburrido. ¿En verdad me dirás que no has intentado nada en estos cuatro días que llevas en su casa?
—No he intentado nada. Me pidió que lo dejáramos estar y eso es lo que estoy haciendo. —Me siento sobre la cama y miro mis zapatillas blancas porque no creo que sea una buena idea bajar cuando estoy con Lee al teléfono, nunca se sabe lo que dirá y la respuesta que tendré que darle—. Se llama ser buena persona y caballero, inténtalo.
—Eso me dolió, ¿sabes? Te estoy llamando para demostrarte lo buen amigo que soy y tú me insultas.
—¿De qué estás hablando? —suelto confundido.
—No sé si seguirás el consejo de Key o el mío respecto a lo que la hermanita loca te pidió, pero si decides seguir el mío, hay algo que tienes que saber.
—Suéltalo.
—Peter está de vuelta en la discográfica.
—¿Cómo?
—Hoy llevé a mi madre al estudio porque quería ver donde trabajo y él estaba allí en su escritorio con su usual cara de imbécil.
—Imaginé que no volvería —me sincero—. Se fue por ¿cuánto? ¿Dos semanas?
—Parecía estar muy bien de salud, lo que sea que le haya sucedido no fue suficiente para mantenerlo fuera de nuestra zona. Quizás solo se tomó vacaciones.
—Gracias por avisar, Lee.
—¿Se lo dirás a Gwen-Gwen?
—No lo sé. Hoy no es un buen momento porque es Navidad, tal vez cuando estemos de vuelta.
—Sabes lo que opino. Que se joda Peter, tuvo su oportunidad y la desaprovechó.
—Es más complejo que eso.
—La vida es compleja, Col. No por eso desaparecemos y hacemos daño a diario. —Lo escucho suspira—. Como sea, tengo que volver con mi madre. Feliz Navidad, Col. Nos vemos en unos días.
—Feliz Navidad, Lee.
Corto la llamada sin dejar de pensar en todas las conversaciones sobre Peter que he tenido en los últimos días. Faith pidiéndome que cuide a Gwen, Key diciéndome que no tengo derecho a guardarle información y Harley argumentando que tengo que pensar en mí por una vez. No sé qué hacer y por ahora no tiene sentido pensarlo porque es Navidad y hay un enorme banquete esperándome abajo.
Me deshago de todo lo que me preocupa y las opiniones de los demás, dibujo una sonrisa tranquila en mi rostro y salgo de la habitación de la persona que inició el conflicto en mi interior. Llego a la sala de estar en poco tiempo y encuentro a Gwen acomodando los últimos regalos bajo el árbol. Algunos son de su hermana, otros de su cuñado y unos pocos de amigos de la familia que no verá hoy. Ella me había asegurado que estas cenas estaban repletas de personas; sin embargo, solo somos nosotros.
—¿Necesitas ayuda?
—No, solo estoy acomodando los regalos de Faith y Niles al frente para que sean más sencillos de encontrar.
—Niles —repito entre risas—, que feo nombre.
—Siempre lo dije —coincide conmigo intentando aguantar una carcajada— y no es lo más feo de él.
—¿Problemas entre cuñados?
—Uff... No lo soporto. Es todo un creído de colegio privado.
—Necesito los chismes.
—Tengo cientos para contarte.
Gwen deja los regalos como están y se aproxima al sillón donde he tomado asiento para acomodarse a mi lado. Sus bonitos ojos almendrados buscan los míos y sonrío al notar que está usando no solo el nuevo sweater que le regalé hoy, sino también los pendientes que Lee me ayudó a escoger.
—Niles es del pueblo también, solo que de la zona rica por lo que casi nuestros caminos nunca se cruzaron. A veces iba a la tienda de papá, pero era otro ricachón del montón. Lo conocimos cuando salí con su primo pequeño, otro idiota como él, aunque Faith no se interesó para nada. —Toma aire antes de continuar—. Luego se cruzaron de nuevo en la universidad, él estudiaba el curso preparatorio para leyes y mi hermana matemáticas. Katie, la melliza de Niles, era la compañera de habitación de Faith y comenzaron a pasar tiempo juntos por eso. El final ya lo conoces, están comprometidos y siento ganas de vomitar cada vez que lo veo.
—¿Tengo que esperar a un patán insoportable?
—No, no es tan malo, solo no me gusta lo mucho que Faith tuvo que cambiar para poder ser feliz a su lado. Él detesta todas nuestras costumbres, este año eres el único invitado porque pidió que fuera una cena familiar. —Blanquea los ojos y noto lo mucho que le molesta, nunca la había visto quejarse de alguien con tanta energía—. Te apuesto a que arrugará su nariz respingada cuando vea nuestros sweaters.
—¿Por qué? Son geniales.
—Tiene un palo en el culo.
No puedo evitar la carcajada al escucharla porque es tan impropio de ella, en verdad la saca de sus casillas.
—¿Por qué no lo he conocido aún? ¿Tanto te detesta que no vino a verte ninguno de estos días?
—Se marchó a Nueva York el día que llegaste, el hijo de uno de sus clientes millonarios se metió en algún lío y tuvo que sacarlo de la cárcel. Mejor —repone—, se habría quejado de todo y no me apetecía escucharlo.
—¿Y ahora?
—Ahora te tengo de apoyo.
—Cuenta conmigo para los comentarios mordaces.
—Sabía que eras un buen aliado.
Pese a que me prometí no tocar la vajilla delicada, ayudo a Gwen a preparar la mesa del comedor con el mayor cuidado posible para no romper nada. Es difícil porque no deja de hacerme bromas para probar qué tan torpe soy y no se detiene hasta que su madre la regaña lo que me hace reír aún más porque su expresión es la misma de una niña.
—¿Cuándo conoceré a tus padres, Col?
—Espero que nunca.
—Auch.
—No es por ti, es por ellos — me apresuro a aclarar—. Son demasiado fríos y no quiero que te apaguen.
—Eso es imposible, si Niles no puede conmigo, tus padres tampoco. Además, te criaron a ti y deben ser excelentes si consiguieron a alguien tan increíble como tú.
—¿Has visto The Big Bang Theory?
—Por supuesto.
—Son como la madre de Leonard: fríos, científicos y con mucho para decir. No me malinterpretes, los adoro, pero no son los padres más cariñosos.
—Seguro podré con ellos.
No continuamos la conversación ya que la puerta principal se abre y la expresión de Gwen se transforma por completo a una de desagrado al ver a su cuñado atravesar la puerta. Es un rubio que parece salido del catálogo de Polo y entiendo un poco a qué se refería con lo de estirado.
—Feliz Navidad —exclama Faith al vernos—. Espero que mis regalos sigan bajo el árbol, Gwen.
—Se los di al cuerpo de paz, si no vienes a desayunar no tienes derechos a regalos.
Terminan su broma con un abrazo y de pronto me encuentro cara a cara con el prometido de Faith. Extiende su mano hacia mí y no dudo en estrecharla, noto que uso demasiada fuerza y decido que no me afectará su actitud. ¿Intenta intimidarme?
—Un placer conocerte, Colin. Las hermanas tenían mucho para decir respecto a ti y estaba ansioso por ponerle un nombre a tu personalidad.
—Lo mismo digo, es casi como si ya te conociera.
Y no es hasta que me dedica una mirada tensa que mi cerebro hace click. Reproduce de pronto todo el trayecto a pie desde la estación de autobuses hasta la casa de los Holland y en el proceso veo la escena que me llamó la atención y por la que casi le marco a la policía. Un rubio y una colorada liándose en un auto de alta gama a plena luz del día. La colorada no la conozco, el rubio está frente a mí.
El estómago se me revuelve y la cabeza me da vueltas, me he quedado en blanco y con los labios separados en el medio de la sala. ¿Qué diablos se supone que haga ahora?
—Gwen... —susurro.
—¿Sí, Col?
—¿Puedes darme un poco de agua? Me siento un poco sediento.
—Claro, ven.
Me indica que la siga a la cocina y no dudo ni un segundo en hacerlo porque necesito sacarme la duda que me carcome. Necesito decírselo y que ella me tranquilice o que arda el árbol de Navidad y terminar la noche de la peor manera posible. No hay una manera correcta de actuar en este momento, acabo de darme cuenta de algo que puede arruinar una relación.
—Gwen...
—Aquí tienes tu vaso de agua.
—¿Dijiste que tu cuñado tenía un mellizo o una melliza? —pregunto con duda tomando el vaso que extiende hacia mí.
—Una melliza, Katie.
—¿Y no tiene más hermanos? ¿Un primo muy parecido?
Su ceño se frunce de inmediato y no la culpo porque noto lo sospechoso que sueno al hablar. ¿Cómo no sonar sospechoso si acabo de descubrir la peor mentira de todos los tiempos? Bueno, no tan grande, aunque sin duda es una mentira nada piadosa y por completo horrible.
—¿Qué estás intentando decirme?
—Tu cuñado —comienzo y le doy un sorbo al vaso porque siento la garganta seca—. Vi a tu cuñado en una situación comprometedora con otra mujer.
—¿A qué te refieres con una situación comprometedora?
—Pues...
Trago en seco a la vez que comienzo a sentir un calor insoportable en mi espalda.
—Colin, no es momento de tartamudear. ¿Qué intentas decirme? —Su voz suena dura ahora, aunque está claro que no es conmigo con quien está enfadada.
—El día que llegué al pueblo lo vi en un auto con una mujer pelirroja, estaban besándose y quizás algo más.
—¿Una mujer pelirroja? —Ahoga un grito y se lleva las manos a la boca.
—¿Gwen?
—Espera un segundo.
Rápidamente toma su móvil del bolsillo de sus vaqueros y comienza una búsqueda que no hace más que aumentar mi nerviosismo. Creo que hice bien al decírselo, si mi pareja me engañara desearía que alguien me lo diga y Gwen es una buena aliada para hacerle saber la verdad a su hermana. Sobre todo, porque yo no conozco a Faith y no tengo manera de prever cómo reaccionará a la noticia.
—¿Era ella?
La pantalla termina frente a mis ojos y tengo que dar un paso atrás para poder apreciar bien la foto. No me cuesta reconocer a la persona porque sí, definitivamente es ella. Ella era la que estaba con Niles en ese auto y es por ello que asiento con la cabeza.
—¡Hijos de puta!
—¿Qué?
—Es una de sus mejores amigas.
—¿Quién? —suelto sin comprender.
—Esa pelirroja es la mejor amiga de Faith —exclama en susurros con más furia de la que imaginaba podía contener.
—¿Entonces me crees? —suelto con sorpresa.
—¿Por qué no habría de creerte? Estás diciéndome la verdad, ¿no?
—Por supuesto.
—Entonces te creo.
—Temía que pensaras que estaba inventándomelo —admito con vergüenza.
—Nunca creería algo así de ti, Col.
Tomo aire una vez más porque toda la situación me está produciendo comezón y me quita el aire. Por todos los cielos, amaría no haberme enterado de nada y no tener que dar esta noticia. Acabo de conocer al tal Niles y ahora voy a, quizás, arruinar su matrimonio.
—¿Se lo dirás a tu hermana? —pregunto con curiosidad y miedo.
—Por supuesto que sí y tú estarás a mi lado.
No tengo más remedio que asentir.
—Okey, ¿cuándo se lo dirás?
—No lo sé, ¿ahora?
—¿Ahora? ¿No crees que armaríamos un escándalo?
—Él no merece estar un segundo más al lado de Faith. Lo quiero lejos y de ser posible con un ojo morado.
—No te imaginaba tan vengativa.
—Nunca te metas con mi hermana, Col, porque conocerás mi peor parte.
No tengo idea de cómo contestar a eso, tampoco me da tiempo porque toma mi brazo con firmeza y me arrastra fuera de la cocina. Solo espero que no vaya a confrontar a su cuñado en la sala, frente a todos, usándome como testigo porque entonces podría decir que esta es la peor Navidad de todas.
¡Hola, hola, bellezas! ¿Cómo están? ¿Qué tal va su semana?
¿Alguien ordenó una Navidad incómoda? Pobre Colin, qué habrá hecho en sus otras vidas para que el karma lo mate en esta.
¿Qué creen que va a suceder? Recuerden que los próximos capítulos serán narrados por Gwen.
Muchísimas gracias por todo su apoyo y cariño. Gracias por leer, votar y comentar. Cuéntenme, ¿cómo encontraron la historia?
Nos leemos el lunes, que tengan un lindo fin de semana.
MUAK!
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