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Capítulo 17

COLIN

Los padres de Gwen son agradables y me han hecho sentir muy cómodo en su casa. Mi primer pensamiento fue que metería la pata desde el momento en que nos presentaran, que diría algo incorrecto o ellos ya tendrían una mala idea preestablecida sobre mí. A los padres no les gustan los músicos, los quieren lejos de sus hijas, pero no fue el caso. Recibí sonrisas igual de cálidas a las de Gwen desde el primer momento y un abrazo muy apretado por parte de su mamá.

Su padre, Ed, me preguntó con entusiasmo por mi música para luego pedirme recomendaciones de nuevos músicos porque quiere agrandar su playlist y no escuchar las mismas canciones todo el día en la tienda. En el corto tiempo que pasó entre el almuerzo hasta que tuvo que volver a trabajar, nos dedicamos a agregar las más variadas canciones y eso me hizo receptor de un golpecito orgulloso en la espalda.

Su madre, Carolina, a pesar de estar muy cansada luego de una larga guardia en el hospital que se extendió más de lo pensado por una compleja cirugía, fue dulce conmigo y me prometió una exquisita cena. Ahora, sentado en el sofá de la sala, puedo oler a la perfección lo que ella está preparando y se me hace agua la boca. Una comida tradicional de su país, milanesas las llamó, y si bien no tengo idea de qué son, ya me ha dado hambre.

Sin embargo, me queda una prueba más por pasar, una importante, y es la hermana de Gwen. Faith Holland, profesora de matemáticas y yoga, su mejor amiga y la persona a la que llama a diario. Si no le caigo bien puedo darme por muerto y no quiero fracasar tan rápido.

—Es tu turno.

—Sí, cierto. Lo lamento.

—¿En qué estás pensando? —quiere saber Gwen con diversión mientras espera a que tire mi carta para continuar con la partida de Uno—. De pronto estás callado y pálido. ¿Pa, no crees que está pálido?

—Lo estás, Colin. ¿Quieres un refresco? El azúcar puede hacerte bien.

—No se preocupen, estoy bien.

—Debes estar cansado —continúa Gwen, ahora menos divertida y más preocupada—. No has tenido un respiro desde que llegaste. Me ayudaste a terminar los pedidos y a repartirlos, también a limpiar y luego te arrastré por todo el pueblo.

—Iré a ver si tu madre necesita ayuda —interviene su padre—. Colin necesita descansar. Llama a tu hermana para que venga antes.

—¡Estoy bien! De verdad.

—Algo te sucede.

—Sí —admito.

—¿Qué es, Colin? —Ed parece igual de preocupado que su hija—. ¿Te sientes enfermo?

—No, estoy nervioso.

—¿Por qué estarías nervioso?

Nada más humillante que admitirlo frente al hombre que espero me dé su aprobación, pero no dejarán de presionar hasta obtener una respuesta sincera. No porque no sepan cuándo detenerse, sino porque son tan buenos anfitriones que sienten la necesidad de hacerme pasar los mejores días de mi vida.

—Por conocer a tu hermana —me sincero—. Me intimida.

Noto el momento exacto en que la preocupación de ambos desaparece y da lugar a la burla. Sí, soy una burla y no me arrepiento. Sé que estoy adelantándome cien pasos y quizás un poco más al intentar agradarle a la familia de Gwen, tal vez alguien más cuerdo me consideraría un oponente de Joe, pero quiero hacer las cosas bien. No estoy de pasada, no planeo bromear con ella y es posible que al final lo nuestro no quede en nada más que una amistad, y estaré bien con eso. Con lo que no estaré bien es con meter la pata con las personas que son importantes para alguien que se está volviendo importante para mí. Reducción de daños, así lo llamo.

—Iré a ayudar a tu madre.

Ed no dice nada mientras deja las cartas sobre la mesa ratona y se aleja del sillón, aunque noto que está conteniendo la risa. También me reiría en su lugar.

—¿Por qué te intima Faith?

—Es tu hermana y tu mejor amiga.

—Por eso no tendrías que preocuparte. Ella no es un ogro, puede parecer inaccesible al principio, aunque somos muy similares.

—Es profesora de matemáticas —repongo—. Suelen odiarme.

—¿Has salido con muchas?

—¡No! Me refiero en clases.

—No estarás en clases, todo saldrá bien. Además, ya le caes bien. Le he contado sobre ti.

—¿Lo has hecho?

—Claro, es mi hermana y mi mejor amiga. Nos contamos todo.

¿Se cuentan todo? Por todos los cielos, ahora sí estoy frito. Faith sabe de mi intento de lucir valiente, de la fiesta de Claire, que no la llamé, que la ayudé a conseguir esa cita y... de lo que sucedió en mi habitación.

—Ahora sí estás pálido.

—¿Lo sabe todo? —susurro.

—Oh, ¿tú crees que le conté sobre...?

—Sí.

—No lo hice —miente y lo sé porque aparta la mirada—. Es algo entre nosotros.

—Yo le conté a Harley y Key.

—¿Qué? —exclama con sorpresa.

—Lo siento, no soy bueno soportando la presión. Ellos no pararon de preguntar, me molestaron a diario y finalmente se me escapó porque mi cerebro estaba agotado.

—Eres un músico famoso, tendría que ser natural para ti soportar la presión —repone, no con enojo sino con sorpresa y vergüenza quizás—. Diablos, Col, ahora no podré volver a visitarte.

—¿Por qué no?

—Porque... —Parece pensárselo y luego suspira—. Bueno, tú estás aquí y mi hermana lo sabe, no tengo una buena respuesta.

—¡Já! Era obvio que lo sabía.

—Lamento la mentira, pero estarás bien. Mi hermana es súper agradable cuando la conoces y te prometo que está muy emocionada por pasar tiempo contigo. Ha escuchado tu música y piensa que son excelentes.

—Ahora me siento más presionado.

Suelta una risita baja y coloca su mano sobre mi hombro como consuelo. Sus ojos almendrados me observan con ternura y se ve tan hermosa en este momento que me encantaría besarla. Si estuviéramos solos, lo haría, pero hay una diferencia enorme entre susurrar para mantener una conversación privada y besarse a escondidas. Los besos a escondidas en la casa de los padres nunca salen bien.

—Si no estás muy cansado, puedes ayudarme a poner la mesa. Seguro te ayuda a distraerte.

—Eso depende.

—¿De qué?

—¿Es vajilla cara?

—No. —Ríe—. Es vajilla de supermercado, la vajilla cara está guardada para Navidad.

—Recuérdame no ayudarte con la mesa para Navidad.

De alguna manera, buscar el mantel y la vajilla me ayuda a tranquilizarme y termino divirtiéndome en una tarea normal. Gwen no deja de hacerme caras para lograr una risa y cuando lo hace, su sonrisa es tan amplia que parece irreal. Con su sweater celeste con corazones chiquitos y un moño sosteniendo su cabello en una coleta, se ve como el personaje principal de una película de Disney. A veces sospecho que lo es, que no es real porque no he conocido a nadie como ella y que transmita lo que ella.

—Ya casi está la comida —anuncia Carolina—. Pueden ir a lavarse las manos.

—¿Y Faith?

—Tu hermana está en camino, en cualquier momento llegará.

El nudo de nervios vuelve a aparecer en mi estómago y me recuerdo que soy un idiota. No siento esta clase de sensaciones desde la preparatoria cuando me inscribí en el concurso de talentos y temía que todos se rieran de mí. No me siento mal al subir a un escenario ni cuando me entrevistan; sin embargo, aquí estoy con las manos temblorosas esperando a una chica que es un año mayor que yo y que nada me ha hecho.

Cuando salgo del baño, con mis manos ya limpias, mi miedo se ha materializado y se encuentra abrazando a Gwen con cariño. No se parecen, eso es lo primero que pienso al verla. Mientras Gwen es de cabello castaño, ojos almendrados y piel tostada, Faith tiene unos enormes ojos grises, cabello oscuro y piel muy pálida. Si no conociera a sus padres pensaría que son hermanas adoptivas, aunque está claro a quién se parece cada una. Faith es como Ed y Gwen como Carolina.

—A ti no te conozco —anuncia al verme—, aunque sí he escuchado mucho de ti.

—Hola —digo y hago lo más estúpido que se puede esperar: agito mi mano en un saludo desde la distancia.

—Entonces es cierto lo que me dijeron, eres tímido.

—Es como Glen.

—¡Papá, no digas eso! —lo regaña Gwen y yo no entiendo de qué hablan.

La familia se ríe de la broma que ha hecho Ed, aunque no tengo ni una pista para reírme también. Gwen se apiada de mí y se acerca hasta donde estoy para darme un empujoncito delicado hacia su hermana.

—Glen era el perro que tuvimos de niñas —me explica—. Tenía mucho miedo al principio porque lo encontramos en la calle y casi no se nos acercaba, pero luego entró en confianza y era un pesado.

Me acaban de comparar con un perro, estupendo.

—Mejor vamos a la mesa —propone Carolina y agradezco el gesto—. No queremos que Colin coma milanesas frías en su primer día aquí.

—Las milanesas frías son lo mejor, mamá —repone Faith emprendiendo el viaje hacia el comedor—. Oh, estaban jugando al Uno. Yo quiero.

Gwen me dedica una sonrisa que busca transmitirme tranquilidad y toma mi brazo para guiarme hacia el comedor. No dudo en seguirla porque tengo hambre y porque ya no puedo cagarla más.

***

Lavo mis manos en el baño luego de la mejor comida que he tenido en mi vida. Estoy enamorado de las milanesas, quiero que sean parte de mi dieta diaria de ahora en más. Y no solo eso, Gwen se encargó del postre y en verdad todo lo que ella cocina es maravilloso y delicioso. Estar a su lado es peligroso, no puedo dejar de comer y estoy seguro que pronto me regañarán por no cuidar mi salud; supongo que la solución es hacer más ejercicio.

Cierro el agua y seco mis manos, me miro en el espejo y me sorprende ver las profundas ojeras que se dibujan bajo mis ojos. Estoy agotado, sí, la diferencia horaria no ayuda y mucho menos el largo viaje que llevo a cuestas. Quiero dormir, descansar cual bebé y despertarme con la barbilla babeada luego de una noche de sueño reparador; sin embargo, la noche recién comienza y no quiero ser grosero yéndome a la cama cuando todos están esperándome para jugar al Uno.

Ahogo un grito de sorpresa y miedo al abrir la puerta y encontrarme de lleno con la mujer que me hizo temblar toda la tarde debido a la anticipación. Faith me observa con diversión, su sonrisa es de burla y ahora sí le tengo terror. Se comportó bien conmigo durante la cena, me habló con completa normalidad y me incluyó en las conversaciones sin problemas lo que me dio a entender que no me odia. Pero aquí está y luce como una psicópata con esa sonrisa.

—Hola Faith, ¿quieres usar el baño?

—No, quiero hablar contigo.

—¿Hice algo malo? —Es lo primero que me ocurre preguntar y mi malvado cerebro se encarga de recordarme todo lo malo que he hecho desde que conocí a su hermana.

—No, nada aún.

—¿Aquí viene una amenaza de hermana mayor? —pregunto con nerviosismo.

—No, no esta vez.

—¿Esta vez?

—Oye, no entres en pánico, ¿sí? Estás haciendo bien las cosas, nunca se sabe cuándo puedes cagarla y ahí es cuando te amenazaré.

—Voy a conseguirme un guardaespaldas —bromeo.

Faith mira rápidamente hacia su derecha antes de decir otra palabra.

—Quiero hablarte de Gwen —susurra y comprendo que no quiere que nadie nos escuche—. No miento al decir que me agradas, Colin, y también me agrada la manera en que mi hermana habla de ti.

—¿Pero...?

Sé que viene un «pero» porque su oración es muy buena, aunque el tono de su voz va en una dirección diferente.

—No hay un «pero», solo quiero que me prometas que cuidarás de ella. Sé que no es tu deber, acaban de conocerse y ni siquiera están en una relación real por lo que no tendría que importante; sin embargo, sé que Gwen te importa y a mí también. Mi hermana está sola en San Francisco, tiene a Steve y nadie más. Si algo le pasara... —Se detiene un momento para tomar aire como si la posibilidad le rompiera el corazón—. Si algo le pasara tardaría casi medio día en llegar a ella y eso es algo que me aterra, Colin.

—No tienes que preocuparte, cuidaré de ella.

—Y cuidar de ella no es solo evitar que entre a un barrio peligroso de noche.

—Creo que me estoy perdiendo —admito.

—Cuidar de ella es cuidar también de su corazón y no permitirle que vaya a una cita con alguien que sabes que es un idiota.

—¡Intenté que no fuera!

Shhh... Si Gwen o mis padres saben de esta conversación, me matarán —murmura—. Te creo, ¿sí? Aunque también conozco a mi hermana y a su corazón bondadoso, es capaz de perdonar al idiota de Peter solo si le enseña una sonrisa. No quiero que lo perdone.

—No puedo evitarlo.

—Claro que sí puedes. Impide que lo vea.

—Faith, estás pidiéndome que sobrepase muchísimos límites.

—¿Quieres que tenga una cita verdadera con él? —Arquea una ceja—. ¿O eres tú el que quiere conquistarla? Porque quizás entendí mal tus intenciones y Gwen no te gusta.

—Esto es extorsión. —Me cruzo de brazos—. No te dejaré meterte en mi cabeza de esa manera.

—Solo digo, Colin. Ella te gusta, aunque no lo hayas admitido, y sé que quieres lo mejor para ella. Yo creo que tú puedes ser lo mejor para ella.

—Esta conversación se terminó.

—Solo piénsalo, por favor.

—Voy a cuidar de Gwen, pero no me parece correcto meterme en su vida de esa manera.

—Por favor.

Suelto un suspiro y me alejo de ella porque no sé qué contestarle. No quiero que Gwen vuelva a interesarse en Peter porque me gusta lo que sea que tengamos y me encantaría que lo que sucedió en mi habitación se repita, así como también llevarla a cenar y reírnos juntos; no obstante, quiero que se interese en mí por lo que soy y no porque no puede estar con otra persona.

Vuelvo a la sala y me acomodo en el sofá junto a la chica de sonrisa más tierna que he conocido. Tomo mis cartas y finjo que nada pasó porque no quiero que las palabras de su hermana se metan bajo a mi piel. Entiendo lo que dice y comparto algunas partes, comprendo su preocupación y que están lejos, pero no quiero pasar los límites.

Key y Harley tendrán que aguantarme en otra conversación y darme sus consejos porque una vez más no sé qué hacer.

¡Hola, hola, bellezas! ¿Cómo están? ¿Qué tal su semana y fin de semana?

Colin, Colin, Colin... No aprende más, ¿no creen? Siempre metiéndose en situaciones tensas y su timidez en el medio. ¿Qué opinan de la familia de Gwen? ¿Y de Faith en particular?

Esta semana volvemos a tener dos capítulos y serán narrados ambos por Colin. No se preocupen que luego tendremos dos capítulos narrados por Gwen para compensar su ausencia.

Muchísimas, muchísimas gracias por los 20k. Estoy muy feliz y emocionada por el crecimiento de esta historia, ¡bienvenidos nuevos lectores! Gracias por todo su apoyo y cariño.

Nos leemos el miércoles.

MUAK!

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