Capítulo 11
GWEN
Me paseo por mi habitación con el teléfono en la oreja, saco prendas de ropa de mi armario y las coloco sobre la cama para armar posibles atuendos para la cita de esta noche. No sé qué usar, no recuerdo la última vez que tuve una cita que saliera bien. Las palabras de Steve, que sé que fueron sin malicia, resuenan en mi cabeza y me es difícil no prestarles atención. Siempre he tenido el mismo estilo, he usado los mismos vaqueros de Levi's, las mismas zapatillas y la misma clase de sweaters, pero ya no tengo quince años y tampoco veintiuno. ¿Es hora de cambiar mi estilo y verme como una profesional?
—¿Por qué puedo sentir que tienes el ceño fruncido, Gwen?
Suspiro al escuchar a mi hermana.
—Porque tengo el ceño fruncido.
—¿Es por este muchacho Peter? ¿No te convence?
—No, no se trata de eso. Peter... está bien.
—Ignoraré la duda, ¿qué es lo que sucede?
—Steve dijo hace unas semanas que debería usar otro estilo de ropa y no puedo dejar de pensar en eso.
—Por mucho que quiera a Steve, es un tonto. Te encanta tu ropa y tu estilo, hermana, no tienes que cambiarlo si tú no quieres o si pensarlo te hace sentir mal.
—¿No me veo como una niña? Mi negocio está empezando a crecer, quizás es hora de que mi ropa también demuestre ese éxito.
—¿Tú crees que cocinar y hornear con un traje es cómodo? Si lo que quieres es verte más profesional, cómprate un par de camisas, zapatos y pantalones elegantes para las reuniones, pero no cambies tu estilo. ¿Sí?
—Tienes razón, estoy siendo una idiota. —Miro de nuevo la ropa en mi cama y le sonrío a un vestido rojo con flores pequeñas de color blanco, manga princesa y un fruncido muy bonito bajo el busto—. ¿Recuerdas el vestido que me regalaste para mi cumpleaños el año anterior?
—Claro que sí.
—¿Y si lo uso esta noche?
—¡Me encanta! Mándame una foto cuando lo tengas puesto.
—Solo espero que no esté frío, sabes que me siento mal al instante si...
—Lo sé, recuerdo todas las veces que salías corriendo al baño.
—Te extraño, Faith —confieso—. No puedo esperar a que sea Navidad para verte, me tienes abandonada en San Francisco.
—También te extraño, Gwen. Solo quedan una semana para que le ocasionemos a mamá y papá algunos dolores de cabeza.
Sonrío con nostalgia ante el recuerdo. Pasamos de no soportarnos a ser inseparables, siempre con bromas por el medio y molestando inofensivamente a nuestros padres. Papá amenazó un verano con enviarnos a un internado y eso es mucho decir porque ambas teníamos más de veinte años.
—Hablando de Navidad... —Muerdo mi labio inferior—. Invité a Colin.
—¿Cómo?
—Invité a Colin a pasar Navidad en casa de papá y mamá. Ya les avisé a ellos y están contentos porque creen que es mi novio a pesar de que les expliqué que no lo es. ¿Te molesta? Sé que pediste que solo fuéramos nosotros este año, pero él iba a estar solo y sabes que no puedo permitir eso.
La línea se queda en silencio por un momento, no escucho nada más que su respiración. No sé si preocuparme, mi hermana no es de las que se quedan en silencio a menos que esté dando una clase de yoga o tomando un examen de Matemáticas a sus alumnos. Sí, es momento de preocuparme porque ha pasado medio minuto y no ha dicho nada.
—¿Estás enojada? —consulto preocupada.
Su respuesta es una fuerte carcajada que resuena en toda mi habitación debido al altavoz. Su risa es contagiosa, aunque en este momento me produce nerviosismo más que felicidad.
—¡Faith!
—¿Tendremos una conversación como la de Anna y Elsa?
—¿Anna y Elsa? —repito confundida—. ¿Por qué estamos hablando de pronto sobre Frozen?
—No te puedes enamorar de alguien a quien acabas de conocer —canturrea burlesca.
—¿Estás loca? Con suerte digo que es mi amigo, no estoy enamorada de él. Sabes que los Holland no dejan a nadie sin un lugar donde pasar las festividades.
—Claro, claro, lo que digas. Solo recuerda que hoy irás a una cita con Peter —remarca el nombre al hablar— y no con Colin.
—Oh, vete al demonio.
Su risa vuelve a llenar la habitación y decido que es demasiada conversación por hoy. No quiero llegar tarde a mi cita y todavía sigo en bata frente a la cama y con el pelo húmedo por lo que no dudo en cortar la conversación. No creo que se dé cuenta pronto que la he dejado hablando sola porque su risa parece ser todo lo que ocupa su atención.
Miro la hora en mi móvil y noto que me queda menos de una hora para prepararme. Sin tiempo para perder, plancho mi vestido que se ha arrugado por estar guardado, me pongo la ropa interior que compré ayer en Victoria's Secret en un impulso, seco mi cabello, me visto y me maquillo tan bien como puedo. Para el momento en que he terminado me quedan solo cinco minutos para salir de casa si quiero llegar a tiempo. Busco mi campera de jean y cartera y salgo con rapidez porque detesto llegar tarde a cualquier lugar, además tengo que alcanzar el metro para cruzar la ciudad.
Saludo a Steve al salir y busco mi móvil para enviarle la prometida foto a Faith; sin embargo, me olvido de hacerlo cuando noto que tengo un mensaje de Colin. No dice mucho, tan solo me desea buena suerte y eso es suficiente para tenerme sonriéndole a la pantalla.
Gracias por la suerte, voy a necesitarla.
Su respuesta llega antes de que pueda guardar el móvil una vez más en mi cartera.
Si sale mal, puedes visitarme.
Te pediré comida y todo.
Me gusta la idea, pero no sé dónde vives.
Me sorprende que me envíe su ubicación y no puedo creer que ese simple gesto me tenga acalorada y sonrojada. Tengo que recordarme tontamente que él es mi amigo y que, si bien me interesó en un principio, está claro que ahora no puede ser así. Me ayudó a conseguir una cita con otro muchacho, eso tiene que ser señal suficiente para que note que es estúpido pensar algo distinto.
Colin Bloomberg es mi amigo, nada más.
Con esa idea en mente, camino hacia la estación del metro y me abrazo a mí misma porque el aire está helado y yo he salido como si estuviéramos en verano y no a finales del otoño. Me repito internamente las afirmaciones que Steve me pidió que recitara y me convenzo de que esta no es una mala idea. Independientemente del resultado, de si Peter me gusta o si yo termino gustándole a él, esta es una buena idea porque supone hacer algo diferente a lo usual. ¿No fue Einstein el que dijo que esperar resultados distintos haciendo siempre lo mismo es de estúpidos? No quiero que me recuerden en un futuro como una cobarde ni volverme la tía solterona, estoy haciendo lo correcto.
El trayecto en el transporte público es corto y está lleno de artistas callejeros que muestran su arte en los vagones. Como siempre, les doy mi colaboración y aplaudo sus actuaciones porque sé y comprendo que una sonrisa amable puede transformar el día de un desconocido.
Llego al punto de encuentro con anticipación y me siento en un banco para seguir abrazándome. Tengo frío y estoy cansada porque trabajé duro toda la mañana para dejar lista la producción de hoy y de mañana. No pretendo irme a la casa de Peter y volver al mediodía a mi departamento, pero si bebo vino o algo de alcohol, luego me cuesta despertar y es mejor no arriesgarme.
Muerdo mi uña mientras espero, lo malo de ser tan puntual, o ansiosa según mi madre, es que luego me muero del aburrimiento esperando. Miro la hora y noto que aún quedan diez minutos para la hora acordada; sin darme cuenta estoy marcando el número de Colin.
—¡Hola, Gwen! ¿Nerviosa por tu gran cita?
—Hola, Colin. Un poco, no tengo una cita hace mucho.
—No recuerdo la última vez que tuve una cita —comenta con tranquilidad—, creo que tenía veinte años.
—Vaya, eso es mucho más que yo. Mi última relación la tuve hace tres años.
—¿Ya ves? No estás tan mal.
—La diferencia es que dudo que tú no hayas tenido sexo en estos cinco años, yo no recuerdo la última vez.
Me doy un golpe en la frente al notar lo sincera que he sido y escucho su risa al otro lado de la línea. ¿Era necesario decirle eso? Él no quiere saber cuándo fue mi última vez y yo tampoco debería decírselo cuando estoy a nada de una cita, aunque si soy positiva esta charla me ayuda a saber que no decir cuando llegue el momento.
—Bueno, hace unos seis meses. ¿O fue antes? No lo sé, no lo controlo ni lo pienso mucho.
—¿Qué harás esta noche?
—Quedarme en casa. Pensaba pedir comida y ver alguna película que me haga reír un rato. Harley se fue de fiesta y Key ha ido a un grupo de no sé qué.
—Me alegra saber que no soy la única con planes tranquilos para los viernes a la noche.
—La gente sobrevalora los planes de fines de semana —contesta con seguridad—. ¿Por qué debo querer salir de mi casa o querer estar con gente para pasarla bien?
—Amén.
—¿A qué hora es tu cita?
Miro rápidamente la hora en el teléfono y noto que faltan solo dos minutos. No es lo mejor que Peter llegue y me escuche hablando con otro muchacho, debe ser la peor forma de empezar una cita, ¿no?
—Ahora. Debo dejarte, deséame suerte y guárdame comida si sale mal.
—Tienes que pensar en positivo, Gwen.
—Ya suenas como Steve —lo molesto.
—Díselo a él así deja de odiarme.
Me despido entre risas y le prometo que mañana pagaré las palomitas en nuestra salida al cine. Vuelve a desearme suerte y me tranquiliza recordándome que lo peor ya pasó y fue animarme a invitarlo a salir. Cuando corto ya son las siete y Peter todavía no ha llegado; no obstante, me recuerdo que no todo el mundo es tan puntual como yo y a veces en ciudades tan grandes como San Francisco, conseguir transporte no es sencillo.
Consulto cada dos minutos la hora para luego mirar en todas las direcciones buscándolo con la mirada. Nada, no hay rastros de él. ¿Y si le envío un mensaje? No quiero ser grosera, pero ya han pasado diez minutos y no hay rastros de él.
Hola, Peter.
Estoy en el punto de encuentro.
¿Está todo en orden? Avísame si se te ha complicado.
Aprieto los dientes para que no me castañeen y espero. Espero, espero, espero. Ya no quiero esperar más, quiero ponerme ropa calentita y tomarme un té en hebras para recuperar la temperatura.
¿Vendrás?
Decido que lo poco que me gustaba Peter se ha esfumado porque ya han pasado veinte minutos y no he obtenido ni una respuesta de él. Yo he hecho todo bien, ¿por qué esta mierda sigue pasándome? ¿Por qué me sigo poniendo en estas situaciones donde la única que termina lastimada soy yo?
Sorbo por la nariz y seco mis lágrimas que tontamente he derramado porque a pesar de estar enojada, me siento peor conmigo misma. Me siento como una tonta por ponerme este lindo vestido y comprarme ropa interior bonita para alguien que no vale la pena. Quiero insultarlo a él y a toda su familia, buscarlo en la discográfica y tirarle un café hirviendo en la cabeza a pesar de que nada de eso me hará sentir mejor.
Abrazándome con fuerza, comienzo a caminar hacia la estación del metro para volver a casa e intento tranquilizarme porque no tiene sentido llorar por un idiota. Estoy cansada, este era mi último intento y ha salido igual de mal que los anteriores. No quiero saber nada más con las citas y ser la tía solterona no es tan malo porque al menos mi corazón estará a salvo y tendré mucho dinero que no gastaré en un hombre sin sentido de la dignidad.
Me detengo de pronto al sentir algo húmedo caer sobre mi cabeza y llevo mi mano hacia ese punto, si es caca de paloma me retiro para siempre. No obstante, no es culpa de una paloma sino algo aún peor. Las gotas de lluvia comienzan a caer con fuerza empapando la acera y provocando que los automóviles aumenten la velocidad. Hago lo único lógico que se me ocurre, corro para buscar refugio de la tormenta y cambio la dirección que tenía en mente.
Hoy no es mi día, pero no dejaré que todo lo sucedido arruine mi noche. Una película mala y comida en el sillón no suena tan mal, espero que Colin haya hablado en serio sobre su invitación.
Buenas, buenas. ¿Cómo están? ¿Qué tal las trata la vida?
Bueno... pasó lo que tenía que pasar en este capítulo y ahora quiero saber sus opiniones. ¿Se esperaban esto? ¿Qué opinan de Peter ahora? ¿Sucederá algo bueno que haga creer a Gwen de nuevo en las citas?
Adicional, todo parece indicar que la próxima semana tendremos la mini-maratón por los 5k que les había prometido. ¿Prefieren 3 capítulos el lunes/miércoles y uno otro día o bien actualizaciones diarias de lunes a jueves?
Muchísimas gracias por leer, votar y comentar. Gracias por su apoyo y cariño.
Nos leemos la semana próxima.
MUAK!
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro