Epílogo I
⚠️IMPORTANTE: cielitos, lean la nota de autor, hay información y recordatorios :)⚠️
W I L L B U R N
Siete años después
Termino la llamada con uno de los socios y arrojo el celular al escritorio. No pienso responder más llamadas de la empresa durante las vacaciones. Estuve lejos dos semanas, fui al extranjero a supervisar la producción en Latinoamérica, llegué esta tarde. Ahora necesito tiempo con mi familia, estaremos aquí dos largos meses, entre arena, mar y palmeras.
Cuando salgo de la oficina, el sonido de una melodía me hace sonreír. Extrañé esto, andar por la casa escuchándola tocar, a veces se pierde tanto en la canción que comienza a tararear. Ese es un espectáculo, no puedo disimular lo mucho que me gusta observarla.
Recorro el pasillo para llegar la biblioteca, donde está el piano. Hace unos años compramos una casa en la playa, pasamos mucho tiempo aquí, casi la mitad del año, así que se siente familiar, a pesar de que llegamos hace unas horas.
Me detengo en la entrada porque no quiero interrumpir. Apoyado en el umbral, la observo. Sus dedos se mueven por las teclas, tiene los párpados cerrados y una sonrisa en la boca. Una vez me dijo que al tocar siente una conexión especial con sus padres biológicos.
Es directora en Smile, la casa hogar de la empresa, y hace un gran trabajo, ya ha ganado muchos premios y reconocimientos, ha aparecido en artículos y noticias, el centro incluso aparecerá en un documental. Ahora está planeando su fundación y un albergue para niños y familias en situación de calle. No puedo estar más orgulloso.
Lleva el cabello trenzado, algunos mechones desordenados fuera enmarcando su rostro. Ha subido su vestido largo hasta las rodillas, sus piernas descubiertas se mueven. Mi cuerpo la anhela tanto que duele, no puedo dejar de pensar en lo mucho que quiero besarla y acariciar su piel dentro de nuestra habitación.
Adrian, Rowdy y Ronan están tan quietos que tengo que volver a mirarlos para comprobar que están despiertos. La verdad es que no me sorprende porque cuando Giselle se sienta en ese piano y se pierde en las notas, ellos la observan como si fuera un ángel. Realmente creo que lo es, se ve etérea e inalcanzable, también me quedo en silencio con los ojos fijos en ella.
Nuestros hijos son tres huracanes, ellos hacen un desastre y después intentan sobornarme con ojos grandes y brillantes.
Giselle siempre se para detrás de ellos, las manos en las caderas, niega con su cabeza cuando cree que voy a ceder. Así que intento ser fuerte, pero es difícil.
Ver en lo que nos hemos convertido hace que mi pecho se hinche por la emoción.
Estaba muy nervioso antes de proponerle matrimonio, me daba miedo que ella no estuviera lista y me rechazara. Fue durante las vacaciones con su hermana, después de mudarnos a nuestra casa en Georgia. Me puse de rodillas y alcé el anillo, ella ni siquiera me dejó pronunciar el discurso que había preparado, se arrojó a mis brazos, caímos en la arena y me besó. Todavía puedo recordar sus risitas y sus mejillas encendidas, su cabello cayendo como una cortina sobre mí, la ilusión en sus ojos.
Nos casamos dos meses después, recordarlo me trae una sonrisa.
Nuestra boda fue pequeña y muy personal, solo invitamos a nuestra familia y amigos. Escogimos un complejo de cabañas en medio de un bosque. Giselle se encargó de la decoración, había luces, velas en peceras flotando en una especie de casa de madera, telas y flores blancas.
Lo que más recuerdo de ese día fue ver que se acercaba a mí. Estaba usando un vestido lleno de bordados de flores, se apretaba alrededor de su cintura de una forma que nunca olvidaré. Podía ver sus hombros descubiertos, su cuello largo esperando por mis besos y un escote pronunciado. Casi tropiezo al verla, mis ojos estuvieron sobre ella toda la noche.
Y luego, cuando nos quedamos solos en nuestra habitación, me deshice de todo lo que nos separaba. Descubrí lo que abajo me esperaba y la llene de besos, nos desbaratamos de nuevo, una y otra vez hasta que caímos agotados.
Decidimos adoptar después de dos años. Ella me lo propuso y yo no pude estar más feliz con la idea.
El primero en llegar fue Adrian, tenía cuatro, su despeinada melena castaña y pestañas largas nos conquistaron, también sus grandes ojos detrás de unas gafas. Quedó fascinado cuando vio a Giselle en la casa hogar, quería tocar su cabello, poner un mechón entre su nariz y su boca, simulando un bigote.
Al terminar la primera visita lloró porque tuvimos que irnos, afortunadamente las cosas se dieron rápido. Llegó a casa y adornó el techo de su habitación con helicópteros. Podría reír sin parar, es el niño más simpático que conozco, tiene un montón de amigos y amigas, sus fiestas siempre están llenas de gente.
Un año después llegó Rowdy, era un bebé, su historia nos afectó tanto que de inmediato quisimos adoptarlo. Su madre biológica lo vendió para comprar drogas, afortunadamente pudieron detectarlo y llevarlo a un lugar seguro.
Aprendió a hablar muy rápido y su primera palabra fue: «papá», no voy a hablar de lo mucho que me emocionó, tanto que mis ojos se nublaron. Giselle todavía se ríe de eso, yo hago una mueca molesta solo para que sea cariñosa y deje besos en mi mejilla.
Rowdy es demasiado listo para su edad, soy un papá orgulloso cada vez que tengo que ir a la escuela porque las maestras me felicitan. Su cabello rizado le da una gran batalla a su madre cuando quiere peinarlo. Tiene su encanto, es la sensación en su escuela, con esa piel chocolate y hoyuelos en sus mejillas, hay dos niñas que se pelean por sentarse con él. Es tan pequeño y ya es un rompecorazones.
Luego adoptamos a Ronan, tenía cinco, sus padres biológicos murieron en un accidente y se quedó sin familia. Su historia era demasiado familiar para Giselle. Fue más complicado con él porque era tímido y estaba triste, no quería vivir con nosotros, sin embargo, fuimos constantes, poco a poco empezó a confiar hasta que aceptó.
Le costó adaptarse, hace solo unos meses nos abrazó y por primera vez dijo que también éramos sus padres. Esta vez fue Giselle la que lloró, aunque debo admitir que solté unas cuantas lágrimas cuando no veía. Es muy serio y poco elocuente, pero muy creativo, le gusta dibujar, así que pasamos mucho tiempo juntos.
Cada vez que pienso en mis hijos me dan ganas de hablar sobre ellos. No miento, en el avión pasé dos horas hablando con una anciana, enseñándole fotografías.
La canción de piano termina, vuelvo a la realidad porque abre los párpados y me mira. Sonrío de lado, quiero acercarme cuando me arroja un beso con la mano, contengo las ganas porque si toco su cuerpo ahora me volveré demasiado cariñoso y estamos en horario familiar.
Nuestros hijos se levantan dando un salto.
—¡Otra canción, mami! —exclama Adrian.
—Otra —pide Rowdy—. Otra.
Adrian rápidamente se sube al banquillo.
»¿Me enseñas a tocar el piano? —pregunta al tiempo que comienza a mover los dedos sobre las teclas creando un sonido desafinado.
Ronan y yo hacemos la misma mueca.
—Seguro que si tocas con los pies te sale mejor —dice él.
Rowdy solo los mira. Adrian frunce el entrecejo, indignado por el comentario de su hermano.
—Claro que te enseñaré, cariño, pero ahora tenemos que ir a dormir —suelta Giselle, interrumpiendo la discusión.
Se levanta del banco, el faldón del vestido cae.
No puedo evitarlo, mis ojos de inmediato recorren su figura, las curvas en las que sin duda me perderé esta noche. Me sorprende comiéndomela con la mirada, pues sonríe divertida y niega con la cabeza.
Los tres hablan al mismo tiempo.
—¡No!
—¿Tan pronto?
—¿Podemos jugar videojuegos?
—Son vacaciones, mamá.
—¡Vacaciones!
—¿Papá, tú nos das permiso?
—¡Permiso, papá!
—Basta, Rowdy, no repitas lo mismo.
—Repito, repito.
Ellos se quejan de forma desordenada por la idea de dormir.
—Ya escucharon a mamá —digo en voz alta—. Hay que ir a la cama porque mañana iremos al parque de diversiones, ¿recuerdan?
Eso parece agradarles, pues empiezan a parlotear sobre los juegos a los que se subirán y que comerán algodón de azúcar, mientras se dirigen a las escaleras.
Mi pelirroja acelera el paso para seguirlos, dejo que se adelante porque soy un caballero muy inteligente.
Voy detrás de ella, admirando la curva de su delicioso culo mientras sube los escalones.
No puedo contenerme, no después de dos semanas sin sentirla, le doy un pellizco que la hace saltar. Me mira por encima de su hombro y sonríe de lado.
Vas a ver cómo te comeré cuando estemos solitos, caperucita.
Ya en el segundo piso, mi madre sale de la habitación cargando a Sienna. Me acerco de inmediato para cargarla, atraído como un imán. Es tan pequeñita que al principio me daba miedo sostenerla y hacerle daño, no puedo resistirme cuando se trata de ella y mis hijos.
Mi padre siempre bromea con que soy un blando. Quizá tenga razón.
Ya está medio dormida, pero sonríe cuando la abrazo contra mi pecho.
Los niños y Giselle se alejan por el pasillo, rumbo a sus habitaciones, después de despedirse de mí sacudiendo sus manitas para no hacer ruido.
—Terminó de comer, hijo. Ahora iré con tu padre, está volviéndose loco porque no sabe usar la cafetera. —dice mama y bufa antes de marcharse.
Mis padres vinieron con nosotros, se están quedando en la casa de al lado. No voy a mentir, los invité con intenciones oscuras, para poder pasar algunos momentos privados con mi esposa.
Entro a la habitación de Sienna, me dejo caer en la mecedora. Su respiración pausada me tranquiliza siempre. Tiene sus ojitos medio abiertos, me observa con atención y balbucea.
—Lo sé, princesa —murmuro—. Papá también te extrañó mucho.
Vuelve a balbucear.
»Sí, me estoy preparando para cuando crezcas porque te vas a parecer a tu madre. —Mi cara se arruga—. No tendrás citas hasta los cincuenta, y no lo intentes, no me vas a convencer haciéndome ojitos.
Acaba de cumplir un año, dice palabras simples, la mayoría de las veces no le entiendo. Es la niña más dulce y serena que puede existir. Ella casi no llora ni hace pataletas, solamente cuando se enoja.
Las dos semanas pasaron muy lento, aunque hablé con ellos todos los días por videollamadas. Sienna no podía entender qué hacía su padre en una pantalla, una vez arrojó el celular con furia y comenzó a llorar.
Se parece a su madre, su cabello cada vez se ve más rojizo y tiene los ojos verdosos. Todavía es muy pronto para saber si tendrá pecas, lo más probable es que aparezcan con el tiempo.
No lo planeamos, Giselle tomó antibióticos y falló la inyección anticonceptiva. Fue una sorpresa que me hizo inmensamente feliz.
Al principio se asustó, pensé que tendría una crisis y saldría corriendo. Sin embargo, solo fue el impacto de la noticia. Días después, al volver del trabajo, encontré cajas llenas de cosas para bebés y a ella intentando mover un mueble para desocupar la que sería la alcoba del bebé.
Rowdy y Adrian estaban muy entusiasmados viendo cómo el vientre de Gi crecía con el pasar de los días, viendo las patadas y riendo cada vez que se movía.
Ronan es otra historia, andaba más malhumorado, no se acercó ni una sola vez durante el embarazo. Nos dijeron que era normal por ser un gran cambio para ellos. Su comportamiento cambió cuando vio a Sienna por primera vez, creo que ahora es su favorita.
La sombra de Gi aparece en la puerta, con pasos lentos se aproxima. Se inclina hacia nosotros y deja un beso en la cabeza de Sienna, quien cierra sus pequeños párpados al sentirla.
Dios, es adorable.
—Buenas noches, bebé preciosa —susurra—. Dejaré que papá se haga cargo porque lo extrañaste mucho.
Luego deja un beso en mi sonrisa, seguro luzco como un tonto mirándola embobado, pero no puedo evitarlo. Las cosas que siento por ella han cambiado porque son más intensas y fuertes que nunca.
»Y a ti te espero en la habitación, cariño, para mostrarte lo mucho que te extrañó tu esposa.
Juguetona, se gira y menea ese trasero que sabe que me vuelve loco, puedo imaginarlo debajo de la tela mientras se dirige a la salida.
Me quedo con Sienna un buen rato. Su aroma a bebé enternece mi alma.
Por un momento, al volver a verlos, tuve miedo de que me hubieran olvidado. Es estúpido pues tan pronto me vieron en el aeropuerto corrieron hacia mí, los niños casi me tumban, Sienna lloriqueaba para que la cargara.
Al ver a esta pequeñita y a mis hijos sé que haré cualquier cosa para protegerlos.
Me aterraba la idea de no hacerlo bien, a pesar de lo emocionado que estaba por tener nuestra propia familia.
Durante mucho tiempo pensé que había algo defectuoso en mí, que nunca podría amar a alguien por temor al dolor. Aquí estoy, amando con intensidad.
Dejo a Sienna en su pequeña cama con barandales cuando descubro que se ha quedado profundamente dormida.
Reviso que Rowdy, Adrian y Ronan estén bien antes de dirigirme a nuestra habitación.
No la encuentro en el cuarto, sin embargo, escucho que está en la ducha. Le pongo seguro a la puerta porque no queremos traumatizar a nadie.
Con rapidez me saco la ropa, dispuesto a unirme a ella. Toco dos veces, paso tan pronto exclama que puedo entrar. El vapor me golpea, así como el olor de su jabón corporal que se siente por todo el baño. Esto pasa todas las mañanas en casa, es la cosa más dulce.
Las paredes transparentes, algo empañadas, me dejan contemplar su cuerpo desnudo. Ha hecho mucho ejercicio después del parto, y eso se nota en sus músculos tonificados. Su culo de corazón es tan bonito que podría quedarme horas contemplándolo.
Mmh.
Mi boca se hace agua porque se me antoja recorrerla con mi lengua y quitar todas las gotas que ruedan por su piel.
Se gira, me enfrenta con una expresión de picardía. La visión de su cabello mojado escondiendo sus tetas es lo más bonito y ardiente que he visto desde que dejé la casa hace dos semanas.
La rodeo de inmediato, mis manos tocan su cintura, sus caderas, buscan su culo para apretarlo. Gimo.
—Te extrañé tanto, muñeca —susurro.
—Yo también, cariño.
Algunas veces gira la llave del agua caliente a tope, sobre todo cuando está sola, pero cuando estoy con ella puedo templar la temperatura.
Abraza mi cuello, sus pechos se pegan a mí, ni se inmuta de que el agua es más tibia porque está entretenida besando mi barbilla y seduciéndome como solo ella lo sabe hacer. Mi cuerpo ya está listo, ansioso.
Nuestros labios se unen y lo delicioso que se siente su lengua buscando la mía me nubla la mente. Sabe exquisito, se siente como el jodido paraíso.
Mis dedos corren con facilidad en su piel resbalosa por el agua. Cierro la llave y la aprieto para salir del baño, comienzo a dar pasos hacia la salida de la ducha. Ella se despega de mi boca y ríe.
—¿Qué crees que haces? —pregunta—. Voy a inundar la cama.
Me suelta para exprimir su cabello.
—¿Y quién dijo que vamos a ir a la cama? Tenemos toda la noche y la cama no es nuestra primera parada.
Mis palabras le afectan, pues una ráfaga de deseo llega a su mirada.
En efecto, no llegamos porque volvemos a perdernos en un beso arrebatado lleno de mordidas y succiones. La necesito con tanta urgencia. La alzo para que rodee mis caderas con sus muslos y mi cuello con sus brazos. Mi erección siente la calidez, lo húmeda que está por mí. Tiento su entrada, es la sensación más maravillosa. Es mi hogar aquí adentro.
Sus ojos van hacia atrás cuando me siente entrando lentamente en ella, un gemido la abandona, su labio tiembla.
Me aprieta, me rodea, se funde a mi cuerpo y ya no puedo pensar, en el jodido mundo solo estamos ella y yo. Me hundo tan profundo para sentirla, para empaparme con su esencia y su deseo.
Me mira con los ojos cargados de lujuria, sus mejillas ligeramente encendidas, su cabello mojado pegándose a su rostro y a sus hombros, el agua cayendo por su piel erizada, más allá de sus cimas fruncidas.
Sus uñas se clavan en mi nuca, el bamboleo de sus caderas pidiendo más me hace acelerar el ritmo. Ella no puede gritar, muerde su labio hasta volverlo blanco para aguantar los sonidos que se muere por soltar.
Oh, mi Giselle.
—Te amo —digo.
Aprieta fuerte mi polla, tal como cada vez que le susurro palabras de amor. Entre suspiros y jadeos me responde que me ama también. Disfruto esto, que se deshaga en mis manos, que pueda poner esa mirada en su cara, una que está llena de amor y placer.
Esta mujer es todo para mí.
Todavía puedo recordar cuando la vi por primera vez, el impacto que su mirada causó en mí. Estaba dividido, una parte de mí quería correr hacia ella, la otra deseaba huir. Al final no me pude resistir, fue lo mejor que me pasó.
Me ha ayudado a vencer mis miedos, me ha dejado tocar su corazón porque confía en mí, me ha hecho feliz y me ha dado una familia hermosa.
—Tú también eres mi bendición, caperucita.
Se lo repito siempre porque es verdad, convertimos una maldición en lo más perfecto.
—Estamos juntos —susurra.
—Lo estamos.
* * *
UN CORAZÓN AQUÍ SI ROW ES LA COSITA MÁS LINDA COMO PADRE
C I E L I T O S L I N D O S ❤
Recuerda que van a ser dos epílogos. En unas horas publicaré el siguiente, espero que revienten los comentarios :D
Después de eso me tomaré un descanso pequeño, luego empezaré a subir EXTRAS NARRADOS POR ROW aquí mismo. Escenas de toda la historia y cosas del epílogo, como cuando le pidió matrimonio a la caperuza. También conoceremos un poco la vida de Row antes de conocerla, lo de Juliet y la hermandad.
La historia de DEMETRIA Y HENRY ya está en mi perfil. Se llama EL HECHIZO DE TUS LABIOS. Dems y Henry tendrán 21 y 24 :) Aparecerá Giselle alguna vez, también Row, obviamente Robert, Sallie, los gemelos. Y las dudas sobre Romina se resolverán.
Sígueme en instagram, por ahí estaré avisando el día y la hora del EN VIVO, donde hablaré de ciertas cosas de la historia, las secuelas, leeré comentarios que dejaron aquí y responderé lo que quieran jaja
L A S Y L O S A M I T O
Nos leemos en un rato c:
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