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Capítulo 39

NOTA: Les comenté esto en instagram y en el grupo de facebook, lo pondré también acá. Recuerden que Begonia y Maldición Willburn son borradores y hay cosas que van a cambiar o que ya modifiqué, si hay dudas con las edades o años es por eso, porque voy editando mientras escribo o cuando termina la novela, así que tranquis (? 


« Alguien nos dijo que no te sentías bien, no sabemos qué te pasa, pero queremos que te mejores pronto.

Sabemos que quizá no quieres hablarnos, no te culpamos, pues nos portamos muy mal contigo. Te extrañamos, Mérida, aquí es aburrido cuando no estás y, aunque está lleno de gente, nos sentimos solos porque nadie nos escucha como tú. No solo es por eso, eres nuestra amiga, la mejor. Esperamos que puedas perdonarnos. Te queremos mucho (todos están peleando por ver quién te quiere más, así que tienes que venir porque los gemelos se están jalando el cabello).

Por favor vuelve, por favor, por favor, por favor.

P.D.1: Sallie promete que llorará menos cuando tardes en venir.

P.D.2: Los gemelos ya no jalarán tus brazos para llamar tu atención (tienes que recordarles porque se les olvidará, ya sabes cómo son).

P.D.3: Demetria promete pensar antes de hablar, no quiere perder a la única persona que la quiere de verdad».



Después de tomar la terapia grupal con pacientes en desintoxicación voy directo a la oficina de Vivian. Luego de saludar, empiezo a hablar.

—Lo vi, vi a Row.

—¿Fue tu idea? —pregunta y asiento—. ¿Cómo fue?

—Estuvo bien, me trajo un gatito.

Ella sonríe y mira a Rocket, quien está sentado en mi regazo.

Le explico lo que sucedió y la conversación que tuvimos Row y yo en el pasado, cuando le dije que hice junto a papá un agujero en la pared de mi habitación porque quería que los ratones de Cenicienta me visitaran. Esa historia es importante para mí, en mi mente infantil creí que no venían porque Lili era la princesa y yo la hermanastra malvada. En ese entonces lo único que quería era que Romina me amara y dejara de compararme, que no buscara a su hija muerta y me viera, quería ser importante, estaba desesperada por su amor. La decepción llegó y una grieta más apareció en mi alma.

Ahora entiendo que el sentirme indigna de ser amada comenzó, quizá, en ese momento. Cuando era niña solo pensaba en que quería que me quisieran, deseaba tener padres. Después del dolor que me causó lo del agujero, hice todo lo contrario, hice las cosas mal para ver qué tanto podían soportar antes de abandonarme de nuevo.

Algo dentro de mí se descongeló el día que Row trajo a Rocket porque entendí todo esto y pude creer que las personas me aman. Él sabe leerme, de lo contrario, no sé cómo supo que eso era muy importante para mí. La única explicación que encuentro es que ha prestado atención, piensa en mí como Giselle. Le gusto así, con todos mis defectos, aunque me haya visto en la mierda. Recuerdo a esa niña triste en su habitación, esa que fue decepcionada una y otra vez, la que quería parecerse a otra persona para agradar. Row le dio un regalo sin saberlo, me ayudó a curar una herida que sangraba sin parar y supe, en ese instante, que no quiere que sea otra, me quiere a mí.

Me quiere a mí.

—Me parece muy inteligente lo que hiciste, todos deberíamos tomar en cuenta las acciones de las personas cuando abrimos nuestros corazones, no podemos basar una relación solo en las palabras y en las promesas. Él te demostró sus sentimientos y te los está mostrando con actos al acompañarte en tu proceso de sanación.

—Pensé que estaba mal sentir miedo.

—El miedo es una reacción de nuestro cuerpo cuando nos enfrentamos a algo que desconocemos, de ninguna manera está mal sentirlo. Te pondré un ejemplo: cuando un perro enojado va a atacarnos sentimos miedo, si sabemos manejarlo podremos actuar frente a la situación. Es lo mismo en tu caso, el miedo no es tu enemigo, solo no hay que dejar que se salga de control. No le tengas miedo a tu miedo porque es parte de ti. Tú eres más fuerte, aprende a escucharlo, pero no dejes que tome las decisiones por ti.



La cuidadora me observa con diversión, hace unos minutos vino a avisarme que llegó mi visita y está esperando en la sala común.

—Nunca te había visto así —dice y se ríe entre dientes, está disfrutando todo esto.

Hago una mueca, intentando fingir la diversión que me provoca su comentario. No la culpo, si estuviera en su posición también me divertiría este asunto.

No traje muchas cosas, ella a escondidas me prestó su máscara de pestañas y un brillo labial. Ahora no deja de mirarme con diversión, todo empeoró cuando vio a Row, vino corriendo, abanicándose con la mano.

Me miro una vez más en la ventana que sirve como espejo. No hay mucho que pueda hacer para verme bien. Esta vez al menos estoy usando jeans.

Cuando llego a la salita mi corazón se acelera al verlo, está de pie frente al gran ventanal que tiene vista al patio, así que no me ha visto y puedo analizar la formas de su cuerpo, su espalda, sus piernas. Debería de llevarlo a mi lugar secreto, lo descubrí la primera vez que me internaron. Voy ahí cuanto necesito estar sola y pensar, a veces las terapias me dejan agotada y lo único que deseo es respirar aire fresco. Me sorprende que nadie se haya dado cuenta de ese pequeño rincón apartado del mundo.

Se da la vuelta, casi como si pudiera sentir mi presencia. Nuestros ojos coinciden y mi mundo gira de nuevo al ver cómo su comisura sube con lentitud.

No sé lo que pasa dentro de mí, todavía no lo comprendo, pero me acerco y me lanzo para abrazarlo. Su saludo se convierte en un susurro y en unos brazos que me aprietan con fuerza.

Trago saliva porque un nudo de emoción se aprieta en mi garganta.

Nos separamos y sí, vuelve a suceder, mis mejillas se encienden bajo su atenta mirada. Tengo que ahogar mis suspiros cuando se muerde el labio para no sonreír. Ninguno de los dos está haciendo un buen trabajo ocultando sus emociones.

—Haré dibujos de ese lindo arrebol —dice.

No sé qué responder, mi cuerpo lo hace por mí sonrojándose más.

Es tan guapo. Amo sus ojos, amo verme reflejada en ellos y que sea tan fácil saber cómo se siente, él no me oculta nada.

Él se atraganta cuando estiro la mano para sostener la suya, su reacción me enternece, tengo que respirar hondo para calmar, aunque en vano, la emoción que crece dentro de mi pecho. Le doy un jaloncito, motivándolo a que me siga.

—Ven, te llevaré a mi lugar.

Row nota a Rocket, quien no se ha despegado de mí desde que nos conocimos, nos convertimos en grandes amigos, inseparables. Hace que mi estadía aquí sea más luminosa, su compañía me da cierta tranquilidad.

—¿Ya tiene nombre? —pregunta.

Lo miro por encima de mi hombro y sonrío, no puedo esconder la picardía, me siento como una niña pequeña haciendo una travesura.

—No te lo diré.

Su boca se abre por el asombro.

—¿Por qué? —Entrecierra los párpados con sospecha—. ¿Le pusiste mi nombre a un gato y no quieres que me entere?

Me carcajeo.

—No, Row, por supuesto que no —suelto y vuelvo a mirarlo—. Te lo diré después.

Me concentro en el camino una vez más, él no insiste. Dejo ir su mano cuando llegamos. No es la gran cosa, pero la sombra que brinda ese árbol gigante, la enredadera en el muro de concreto y las florecillas que parecen lunares brillantes en el jardín hacen que se vea mágico.

—No hay sillas, así que...

Termino la oración sentándome en el césped. Inmediatamente Rocket se echa a mi lado y se le queda mirando a Row como retándolo hasta que este se sienta frente a mí, sus rodillas chocando con las mías.

Rocket parece conforme, se acuesta y lame sus patas.

—Traje algo para ti —dice.

Del bolsillo de su pantalón saca unas hojas dobladas. Las tomo con cuidado, aunque curiosa por saber de qué se trata.

Encuentro varias fotografías y el artículo de un periódico viejo, lo que parece ser una entrevista. Mi interior se agita cuando reconozco a Sienna y a Mark, se ven más jóvenes que en la fotografía que me regaló papá. Él está frente a un piano, en otra la veo a ella con las que supongo eran sus amigas, hay otra de los dos juntos en un picnic.

El artículo habla de él, de su talento para tocar el piano, de que entraría a la orquesta más famosa del país, del amor que sentía por su esposa y de que pronto tendría una hija.

«Nos enteramos de que eres compositor, ¿has estado trabajando en algo?»

«Esta vez en algo más personal, en la canción de cuna de mi pequeña. Todas las noches el amor de mi vida y yo le hablamos a su vientre, toco para ella. Espero que cuando crezca entienda que es mi manera de expresar cuánto la amo»

«No cabe duda de que será amada, ¿ya tienen nombre para la bebé?»

«Isabella»

«¿Por alguna razón en especial?»

«Porque será una flecha poderosa, fuerte»

«Nos encanta el significado de su nombre, ya queremos conocerla»

—¿Cómo...? —pregunto sin aliento.

Abro la boca para poder respirar, mi vista se nubla. Repaso las fotos tragando saliva, casi no puedo aguantar la presión que crece en mi pecho. Levanto la cabeza, él me está mirando fijamente.

Creo que es la primera vez que me atrevo a bajar las barreras, que permito que vea dentro de mí porque en ese instante comprendo que nunca me lastimará, que puedo confiar.

No le pedí una prueba de amor, pero aquí está, me la regaló de todas formas y es todo lo que siempre quise.

Se que lo nota porque él también abre la boca para jalar aire, sus ojos se vuelven suaves y dulces como el cielo lleno de nubes, abre los brazos, invitándome a refugiarme en ellos. Yo acepto porque no quiero estar en ningún otro lugar. Nos quedamos así un par de minutos hasta que me echo hacia atrás para mirarlo, responde mis dudas antes de que pueda atosigarlo con preguntas.

—Le pregunté a Robert, fui con los amigos de tus padres biológicos, ellos tienen algunas cosas, viejos recuerdos que guardaron para ti. Les gustaría conocerte y hablar sobre Sienna y Mark si quieres.

—Gracias, Row —susurro. Relajo mis brazos tan pronto me percato de que estoy abrazando el artículo como si fuera mi salvavidas, lo doblo de nuevo y lo guardo en un lugar seguro. Es mi tesoro, son las palabras de mi padre.

Toma mis manos entre las suyas y les da un apretón.

—No me agradezcas, cariño.

Me relamo los labios que siento secos, partidos, y tomo varias respiraciones mientras ordeno mis pensamientos.

—Eres todo lo que siempre quise y a veces no sé qué hacer, no sé cómo se hace esto —confieso—. A veces voy a querer correr, Row, porque me dará mucho miedo, pero quiero... quiero intentarlo contigo.

Exhala de forma ruidosa.

—No hice esto para que... Lo hice porque sé que te importa y... —Pongo mi dedo índice sobre sus labios para callarlo sabiendo bien lo que está pensando.

—Lo sé, sé por qué lo hiciste, puedo entenderlo.

Busca en mi mirada algo, sus hombros se relajan lentamente y sonríe con timidez.

—Yo tampoco sé cómo se hace esto —dice.

—Pues lo haces muy bien.

—Nunca había amado tanto a alguien, cariño, daría cualquier cosa por ti. Estoy en tus manos y ni siquiera me importa si salgo herido. Pero de eso se trata, de saberse vulnerable y confiar en que la otra persona no te destruirá.

Sorprendiéndolo me acerco, voy a su regazo y rodeo su cuello con mis brazos, me olvido de los espacios. Él hace un ruido varonil que suena como un rugido y me lleva a su pecho.

—No quiero destruirte ni lastimarte, pero necesito paciencia y tiempo porque nunca me he dado la oportunidad de aceptar el amor de otros o de sentirlo. Siento como si toda mi vida hubiera estado sumergida aguantando la respiración bajo el mar y por fin he salido a tomar aire.

—Podemos aprender juntos —murmura cerca de mi oído—. Tampoco quiero lastimarte, lo único que deseo es amarte, cuidarte, estar ahí para ti.

—Me gustaría, sí —susurro.

El trato es cerrado con una caricia fugaz con lapunta de su nariz y con un beso en la mejilla que se vuelve eterno, pues nodespega sus labios de mi piel. 



—¿No me dirás el nombre de nuestro nuevo amigo? —pregunta más tarde refiriéndose a Rocket.

Niego con la cabeza y muerdo la sonrisa que nace en mi boca. Sus ojos capturan el momento en el que mis dientes castigan a mi labio, se estancan ahí y la necesidad me recorre entera. Nos acercamos muy despacio.

—¿Vendrás la próxima semana? —cuestiono, perdiéndome en la neblina de su aroma, en esa fuerza que nos une.

—¿Quieres que venga?

—Sí —respondo.

Más cerca, más y más.

Su aliento choca con el mío, casi puedo sentir sus labios consumiéndome, lo añoro, me derrito esperando el contacto, el recuerdo de sus manos sobre mi cuerpo es tan poderoso que me tiemblan las piernas.

—Estoy en el cielo —susurra—. No sabes cuánto te extraño.

—Y-yo... Y-yo t-también t-te extraño.

Sus labios cepillan los míos, creo que explotaré, pues ese mínimo roce ha hecho que todos los rincones de mi cuerpo tiemblen por la anticipación y la necesidad. Entonces un ruido me trae de vuelta a la realidad, no entiendo qué es hasta que reconozco la voz de mi padre.

—Mierda —suelto por el susto, me echo hacia atrás tan rápido que mi espalda choca con la pared. Me quejo.

Row parpadea, le cuesta salir del nubarrón, pero se ríe, lo que provoca que mi padre deje escapar risotadas, las cuales intenta esconder tosiendo. Cuando Row se recompone me mira, la alegría en cada esquina de su rostro.

—¿Estás bien? —pregunta a lo que asiento—. Te veo en unos días, cariño.

Deja un beso en mi frente que me deja deseando más.

—Ojalá que el tiempo pase rápido, todavía no me voy y ya quiero verte de nuevo —susurra solo para mí.

Me tallo el rostro con la intención de alejar la frustración tan pronto se va. Mi corazón se quiere escapar, late tan rápido que me asusta, necesito tiempo para calmarme. No es sencillo porque papá se ha cansado de disimular y ahora se carcajea.



Al día siguiente Ushio y Avril entran a mi habitación escondidas detrás de un montón de globos y flores, cargando regalos. Gritan con alegría cuando me ven y vienen corriendo para abrazarme, no puedo aguantarme la carcajada, están haciendo un escándalo, claramente les importa un carajo el letrero que hay en el exterior donde dice que no podemos hablar tan fuerte. Minutos después la cuidadora está en nuestra puerta reprimiéndolas e intentando calmar la euforia.

Me ponen al día. Ushio dice que no ha hecho demasiado además de estudiar y que Rome me manda saludos. Cuando le pregunto sobre Mateo hace una mueca y me cuenta que no ha hablado con él, que en estos meses se han distanciado. Avril se marchará pronto al extranjero como ya nos había contado, pero decidió atrasar el viaje para verme en mi cumpleaños, se niega a marcharse, a pesar de que le aseguro que no es necesario que se quede y que me sentiría mal si pone en pausa su vida por mi culpa.

—No es tu culpa, tontilla, quiero estar con mi amiga si está pasando por algo difícil, así como estuviste conmigo cepillando mi cabello para reconfortarme después de que mamá hablara sobre mi talento invisibilizado por mi peso.

Estoy tan orgullosa de ella, la imagino como una superheroína indomable y poderosa, luchando por sus sueños. Las tres hemos estado juntas y crecimos en los últimos años. Recuerdo a la vieja Avril que creía en los estereotipos sociales y la pasaba mal, ahora le levanta el dedo medio a toda esa mierda y sueña en grande porque ella es más que un cuerpo. Que se jodan la sociedad y sus parámetros de belleza irreales.

Luego de casi una hora tomo una respiración y decido que es momento de ser honesta. Les hablo sobre la amnesia, sobre el año pasado y del accidente, sobre las pesadillas, sobre la mierda que viví cuando era una niña porque ya puedo recordarlo.

—¿Por qué no nos contaste antes? —pregunta Avs.

—Tenía este pensamiento que me atormentaba, no era por ustedes, por supuesto. Creía que me abandonarían porque pensaba que todos lo hacían, además, no me sentía cómoda hablando de ello, es algo que he aceptado después de tantos años y terapias, ni siquiera podía recordar lo que me había pasado. También pensaba en dar lo peor de mí para que la gente se alejara y comprobar que mi teoría era cierta, por eso empecé en las drogas, el sexo y el alcohol, por alguna razón quería que me abandonaran, después lo hice porque medio muerta no puedes recordar qué es lo que te duele.

Los ojitos llorosos de Ushio me rompen el corazón, se limpia las lágrimas con fuerza y me abraza.

—No estás sola, ¿de acuerdo?

No me incomoda este momento como pensé que lo haría, al contrario, me siento libre.

—Me estoy acostumbrando a la idea —contesto.

Nunca me había sentido tan cerca de ellas y tan feliz. Me arrepiento de no haberlas visto antes, de no haberles dado una oportunidad. Me arrepiento de haberme alejado del mundo porque, al parecer, me he perdido de lo mejor, del amor de mis amigos y de mi familia.



La semana pasa, Mac me hace una visita rápida en la que me cuenta que pedirá que regresen a Henry a Bridgeton con la promesa de hacer las cosas bien, visitarlo como todas las otras personas, aceptando vigilancia y firmando una carta compromiso. Espero que puedan ayudarlo, Demetria se pondrá muy contenta si él regresa, las y los demás también se alegrarán por el regreso de su amigo.

Sin darme cuenta llega el sábado y estoy contando los minutos para verlo. Estoy en la salita con la vista fija en la entrada. Ellos entran y yo me pongo de pie de un salto. Kealsey brinca y viene trotando, se cuelga en mi cuello.

—Maldita, perra, estaba tan preocupada y tú aquí en este hotel de pijos.

Echo la cabeza hacia atrás para carcajearme.

—Bueno, estos pijos se meten hasta el gis, no hay mucho que envidiar.

Da un paso hacia atrás y me sonríe con tristeza.

—¿Cómo estás? Row me contó que te sientes mejor.

Le doy una mirada al mencionado, la sonrisa ya está en mi cara antes de que me haga consciente de ella, él me saluda con un besito en la esquina de mi boca que deja hormigueando mi piel.

—Voy a dejarlas solas para que recuperen el tiempo perdido, vendré en un par de horas —dice.

No quiero que se vaya, pero me gustaría charlar con Keals, así que asiento.

Ya que estamos solas le doy un recorrido por las instalaciones, algunos ojos la siguen mientras camina. Los entiendo, Kealsey Blacked es un monumento, una obra de arte, caliente como el infierno y con esa actitud de chica mala que seguramente les atrae a muchos en este sitio, pues en efecto, la mayoría son pijos que intentan romper las reglas. ¿Cuál fue la razón por la que me acerqué a Row en un principio? Algo como eso.

—No te preocupes por eso —suelta luego de que pregunte por la situación de la hermandad.

—Por mi culpa se metieron en problemas, así que me preocupa.

—Omar hizo un trato, no es como que nos agrade, pero tendremos que ignorar muchos de sus actos ilícitos y no reportarlos. —Se encoge de hombros—. Honestamente esa mierda me tiene cansada, que la tira se las arregle.

—¿Estás diciendo que lo dejarás?

Suspira.

—Lo estamos considerando, nos gusta proteger a nuestra gente, ese es nuestro legado, pero nosotros no queríamos esto, lo hicimos por nuestros padres. Tal vez lo que te pasó es una señal de que debemos parar antes de que todos acabemos muertos. No puedes meterte con gente peligrosa y no resultar herido. Si molestas al tigre te va a atacar.

Kealsey agarra un mechón rebelde de mi cabello y lo pone detrás de mi oreja.

—Lamento haberte puesto en una mala situación cuando tenías demasiado en que pensar como para preocuparte por todo eso.

—No es tu culpa, yo acepté, quise acompañar a mi amiga, lo volvería a hacer.

—Los chicos te extrañan. —Hace una pausa—. Los extrañan, a los dos, desde que Row dejó la hermandad las cosas han cambiado.

—¿Dejó la hermandad? —pregunto, asombrada.

Sus párpados se abren, asiente con la cabeza.

—¿No te lo contó? Dijo que ya no quería ser parte de eso. Está trabajando para su padre y vive en una casa llena de flores con su perro.

La vida de Row ha cambiado y no tenía idea, he estado tan enfrascada en mí que olvidé preguntarle.

Keals se despide tan pronto él vuelve, con diversión en la cara anuncia que nos dejará solos.

—Te traje una malteada —dice al tiempo que me la ofrece.

Es una de las que preparan en la cafetería, estoy profundamente agradecida. Se deja caer a mi lado cuando palmeo el sillón. Nuestros hombros se tocan, así como nuestros muslos, su cercanía me calma y me enciende, todo a la vez.

—¿Dejaste la hermandad por mi culpa? —Se me sale la pregunta luego de un sorbo a mi malteada de chocolate y crema.

Deja su bebida en la mesita frente a nosotros y me enfrenta, toma mi mano y deja al descubierto mi palma. Su toque frío y electrizante en las líneas y pliegues me deja sin aire.

—Dejé la hermandad porque no es en donde quiero estar en este momento, cuando me uní era muy diferente a lo que soy hoy, no soy la misma persona, ya no necesito eso. Además, no te pondré en peligro de ninguna manera.

—¿Qué más pasó en estos meses?

—Terminé la carrera.

—¡¿Qué?! —Mi voz suena más fuerte de lo que espero, le pido una disculpa a la familia que se encuentra cerca de nosotros. Row se la está pasando increíble—. ¿Cómo que terminaste?

—Sí, solo debía unas cuantas materias, terminé y listo.

—Por Dios, Row, ¿por qué no me lo dijiste? Muchas felicidades... —Me inclino, sostengo su barbilla cuadrada, el rastro de barba pica en mis dedos, dejo un beso lento en su mejilla, demorándome lo más posible—. Estoy muy orgullosa de ti.

Su comisura sube, esta vez no con coquetería, se ve más como un niño tímido que me roba la respiración.

—Gracias, cariño.

Abro la boca para preguntar cómo le está yendo en el trabajo con su padre, por lo que mencionó Keals, pero un recuerdo me obliga a callar. Él alguna vez me dijo que quería trabajar en la empresa familiar. El miedo viene y se burla de mí.

—¿Te vas a Georgia?

Ladea la cabeza.

—¿Sin ti? —Resopla—. Claro que no.

Le da un gran sorbo a su malteada y no dice nada sobre el minucioso escrutinio que le estoy haciendo. Me acomodo en mi asiento para tener una buena vista de su rostro.

—Dijiste que querías eso, ese era tu plan.

—Exacto, era mi plan, eso ha cambiado ahora. —Voy a hablar para expresar mi desacuerdo, él me interrumpe—. Quiero estar donde tú estás y mi padre está feliz con eso, yo también, así que deja de preocuparte porque esa es mi decisión.

Hago un puchero, no muy conforme con sus palabras. Entonces otra idea me viene a la cabeza.

—Espera, ¿cómo que te faltaban solo unas cuantas materias? Las graduaciones son hasta agosto o septiembre.

—No para mí porque mi generación ya se graduó, venía atrasado.

—¿Tú? ¿Atrasado?

Row mezcla la crema del batido con su pajilla reciclable.

—Entré tarde a la universidad porque dejé la escuela cuando empecé las quimioterapias, así que terminé después, me atrasé más porque al principio no me interesaba estudiar, odiaba la escuela, reprobé mucho.

—Espera... ¿Cuántos años tienes?

La risita sexy que suelta me calienta.

—¿En serio, muñequita? —Y se carcajea al notar mi confusión—. Tengo veintisiete.

—Oh.

Me mira desde debajo de sus pestañas largas.

—¿Qué? ¿Soy demasiado viejo para ti? —Alza una ceja, travieso.

—Me lo estoy pensando, ¿usas andadera?

—¿Eso sería un problema?

No puedo parar de reír.

—Esto parece una primera cita en donde uno conoce al otro —digo entre risas.

—¿Y qué tengo que hacer para ganarme un beso en la primera cita?

Muy bien, la seriedad ha vuelto a mí por los latidos desenfrenados que galopan a toda velocidad.

—Estás yendo demasiado rápido, no hay besos hasta la cuarta cita.

Se inclina hacia mí, mis manos vuelan a sus hombros, luego a su cabello. La punta de su nariz choca con la mía. No me besa, pero está tan cerca y, por algún motivo, esta cercanía es más íntima que cualquier beso y caricia que hayamos compartido antes.

—¿Cómo se llama el gatito?

Tramposo.

—Rocket.

Una luz se enciende en sus pupilas.

—Te amo —susurra.

Antes me asustaba escucharlo, ya no es así. Soy muy torpe para esto, para expresarme usando palabras y no conozco otra forma de responder más que usando mi cuerpo, si estuviéramos solos le mostraría cómo me siento.



Él vino cada fin de semana y se quedó todo lo que pudo. A veces fuimos al jardín, otras decidimos conversar en los sillones o en la habitación. Con mi cabeza en su regazo y sus dedos masajeando mi cuero cabelludo leímos juntos el primer libro que encontramos en la biblioteca. Él leía y yo me perdí en su voz todas las veces, así como en el cosquilleo que me producían sus caricias tiernas y suaves.

Esas sensaciones nuevas las guardé muy dentro de mi alma.


* * *

Vamos a hacer la dinámica para dedicar capítulos \*-*/

Hay que ir a mi instagram (imzelabrambille), darle corazón a la última foto y comentar el emoji de corazón con flecha💘 junto con su user de Wattpad. O ir a mi página de facebook (www.facebook.com/ZelaBrambilleEscritora) dejar tu opinión en comentarios de la publicación donde anuncio que subí este capítulo junto con tu user de Wattpad :) ¡NO OLVIDEN SU USER!

Estoy pensando en hacer un en vivo ya que termine MW para hablar sobre la historia y aclarar dudas, ¿qué les parece? ¿En qué plataforma creen que deba hacerlo?

Las y los amo.

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