Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 6

          En lo mas alto de los cielos, donde este pierde su color azulado, tornándose casi un negro violáceo, en un silencio abismal. Una construcción parece surcar los mas desolados llanos de blanco y un azul oscuro.

          Pedazos flotan en la inmensidad, pedazos de aquella construcción imponente, restos blancos, ganando su color del sol, perdiéndose en el horizonte del planeta.

          Un proyectil, de gran velocidad sale de entre las nubes, en dirección al espacio, este objeto enteramente blanco, que al tocarlo un fino rayo de sol dejaba ver su naturaleza majestuosa, con unas alas cubriéndolo.

          Tras él, se dirigían figuras variadas y retorcidas de un color totalmente diferente, de un puro negro, que no permitía que lo reflejase el sol. Cuanto mas el proyectil blanco ganaba altura, las figuras deformes de maquiavélica construcción iban aumentando su velocidad, alcanzándolo.

          Otras figuras demoniacas, que provenían del espacio, iban encaminadas hacia aquella figura de blanco, guiadas en una persecución por aberrantes ideales. El proyectil blanco cruzó bruscamente hacia un costado trazando una trayectoria que con respecto al horizonte, y las oscuras figuras lo persiguieron, en una carrera perpetua.

          En el borde del planeta, mas allá de las nubes, sus alas se desplegaron dejando ver su cuerpo. Piernas de león, cuerpo blanco y emplumado, y una cabeza de águila, que en su pulcro cuello descansaba una cadena, dejando entrever un medallón en forma de sol, con sus respectivos rayos al rededor.

          Varias criaturas oscuras que lo seguían, tornaron a una forma desagradable, y sacada de los mas profundos avernos del cosmos. Unas figuras que destrozaban la cordura, que mostraban una cara sumamente oscura de la realidad conocida, que para un ángel le causaba pavor.

          Rostros con ojos que salían de sus orbitas cubiertos de dientes en las cuencas venosas, bocas retorcidas que destrozaban la simetría del rostro, siendo descomunalmente destrozados y aberrantes, y brazos extendidos a su propósito, tomando un patrón vivo de rostros y oscuros hilos con movimientos erráticos.

          Aquellos desquiciados ojos rojos con dentadura afilada, apuntaban en cólera hacia las alas bien perfilas del ángel. El alado respondía golpeando a quienes se le acercasen, pero el número incontable de criaturas sádicas no podía ser comparada con ningún ejercito, de todos los lados en que pusiese la mirada estaban allí, en un frenesí por atraparlo.

—¡Oh por Gabriel! ¡Debemos hacer algo! ¡Es uno de nosotros!—gritaba con terror, y en sus ojos se veía, en esos ojos humanos, con un torso de un ave azulada y piernas de color carne que presentaban plumaje desde la parte superior hasta las rodillas.

—¡No podemos acercarnos! —decía otro ángel a su lado— ¡Ya es tarde para él! —este ángel tenia una cabeza de león, alas negras al igual que los costados de su torso y en su estomago las plumas cambiaban a un blanco puro, y su parte inferior era también de león.

          Mientras se mantenían suspendidos en el aire con cada movimiento de sus inmensas alas,  veían con pavor esa esfera negra y roja, que rodeaba al ángel con el medallón, una esfera compuesta por infinidad de demonios, tan inmenso que podía verse desde los mas alejados polos de la tierra.

          En su interior el ángel se suspendía para tener un punto fijo, analizando la situación, pero era evidente, y se veía en sus ojos, que el escape era nulo. Los demonios se abalanzaron contra él, en un frenético y bestial afán por conseguir sus aberrantes ideales, la carne celestial, la sangre blanca y pura de un ángel.

          Desde la vista del par de ángeles, el globo de carmesí y de negro, implosiono en una marea de risas abominables. Los ángeles miraban con terror esa escena, el ángel con rostro humano se volteo, al no soportar la perdida de otro mas.

—¡Mira, lo que se cierne allá!—decia el ángel con rostro de león hacia el otro, mirando como un embudo de matiz negro se formaba en frente de ellos.

          Rápidamente el otro ángel se volteó hacia allá, al embudo que se alargaba en su dirección, como un ojo gigante mirando hacia los ángeles, esos aterrorizados luchadores de la luz.

          Cuando estuvo lo suficientemente cerca del par, se desenmascaro la punta que formaba aquella figura cónica y arremolinada. Era ese ángel, que tuvo la intención y la oportunidad de escapar, y la forma de embudo se debía a esos demonios, incontables que volaban para atraparlo.

          El angel de apariencia humana quiso rápidamente ayudarlo, pero este alado que escapaba de la turba de oscuros le grito con furia:

—¡Ya es tarde para mí, no intenten nada!—mientras seguía acercándose al par, ambos podían ver que ojos rojos salidos de sus orbitas y con dientes demoniacos, masticaban y desgarraban la carne del ángel, en sus partes inferiores de águila, hasta los extremos de sus alas.

—¡Tomen esto, —volvía a decir— es para el ángel Ra!—finalmente uso sus ultimas fuerzas en su cuello para lanzarle el amuleto en forma de sol a los ángeles que no dudaron en atraparlo.

—¡¡Ahora corran —hablaba por ultima vez, con una figura desganada por los demonios— . Dejen ir a los ángeles, consuman mi carne!!—esto ultimo iba dirigido a los demonios, que sin pensarlo un segundo le hicieron caso.

          Mientras los dos ángeles escapaban a una velocidad de la luz, los demonios comían. El ángel sentía como sus carnes eran profanadas por animales, como si fuera presa de lobos rabiosos. Mas y mas demonios se sumaron al sangriento festín. Sus ojos rojos dentados se fueron agrandando y uniéndose a lo que parecía a simple vista sus cráneos, y una amalgama grotesca.

          Con cada mordisco, parecían como agujas frenéticas atravesando la piel y jalando la misma, soltándose y volviendo otra vez, desgarrando lentamente en su proceso, salpicando sangre blanca con cada movimiento. En este festival del horror, proliferaban las risas frenéticas y desquiciadas y uno que otro aullido feroz hacia el cosmos, en donde los huesos también eran masticados, y destrozados por sus macabros y alargados dientes.

          Fue en ese desquiciado momento que Raúl despertó, de una visión que percibía como pesadilla. Se fue acomodando lentamente en una cama para sentarse, cuando un dolor punzante apareció en sus sienés.

—¡Que bueno que despiertas!, —era la voz de Elisa, una que daba una sensación reconfortante— tenemos buenas y malas noticias...las buenas son que ya no necesitaras esa venda—una alegría invadió a Raúl, olvidando un poco su dolor, pero no podía darse el lujo de altas expectativas, aun no había recibido las malas noticias.

—Me temo anunciar que las malas, —esta voz, inglesa, le pertenecía a Sindier, que con sus palabras refinadas, se le era difícil a Raúl entender su idioma— son que no podrás ver de nuevo.

          Raúl abrió los ojos sorprendido por tal noticia, pero una luz penetro en sus ojos, no le hacia daño pero le hizo poner su brazo frente a sus ojos cubriéndolos. Lentamente la luz se fue apagando y al cabo de unos segundos empezó a percibir el lugar donde estaba.

          Extrañamente podía ver, a duras penas, en un color grisáceo la habitación, era idéntica al cuarto en donde había despertado la última vez, solo que habían pinturas fantásticas y refinadas de la época gótica.

—¡¿Pero que me dicen?! ¡Si puedo ver!—decía alegre Raúl, en un abrupto ingles Norteamericano, mostrando a todos los presentes sus ojos, que ya no presentaban heterocronía, sino un gris sin vida en ambos.

—¿Es extraño?, pero pensamos que habías quedado ciego por el iris de tus ojos, y porque tus pupilas no se contraían ante la luz—decía Mition, caminando por la sala.

—¿Cuanto tiempo llevo así?.

—Trece horas, —esta alegre voz era la de Teriaxum, con esos cabellos rojizos, y pecas en el rostro— de verdad me diste un susto, pensé que todo esa energía te había matado, veras estuviste sin pulso durante unos instantes.

          Raúl fruncido el ceño, y trataba de recordar aquella pesadilla mientras reflexionaba mirando el suelo, al recordar con dificultad pudo preguntar titubeante:

—Tuve...tuve un sueño sobre unos ángeles siendo perseguidos sobre el cielo por demonios...y mencionaban el nombre...Ra—al volver la vista hacia los cinco presentes, estos se miraron entre sí, con miedo.

—¿Quién es Ra?—meditó Raúl.

—Es... —decia Sindier acercándose a la cama— un engendro imposible entre la luz y la oscuridad, de una inteligencia sumamente poderosa, pero de capacidades mortales... A menos que tenga uso de amuletos—Raúl recordó su oscura pesadilla, haciendo que recorriera su espalda un descomunal interés.

—Tenemos que llamar al general —dijo Karma armando un grupo apartado de Raúl, cuando Sindier se acercó— . Si Ra va a entrometerse en esta batalla tenemos que hacer algo, el general también tiene una carta bajo la manga, es igual que él.

—¿Estas insinuando... —preguntaba Mition de brazos cruzados, dando una mirada común en pos de ser ácida a su odioso hermano— ...que debemos confiar en la fusión de Sindier y Elisa, que no se ha usado en una década?, puede ser inestable, solo se ha practicado en escasas ovaciones, y no muy buenas a decir verdad.

—Calma hermana, —se interponía Teriaxum en la conversación— es verdad hermano que no se ha usado la fusión desde hace una década, pero siento que con el alma de Raúl, se podrá controlar al trio oscuro.

—¿Realmente —susurraba Mition— debemos dejar nuestro destino sobre las manos de un novato y corrompido portador?—todos miraron al unisono a Raúl, que fue pillado intentando escuchar la conversación a sus espaldas, y como respuesta dibujó en su rostro una sonrisa como forma de disculpa.

—El tal vez tenga un alma corrompida —susurraba Teriaxum volviéndose hacia la pared igual que el resto— , ¡pero acaso no vieron como detuvo a ese demonio!.

—Afirmativamente pudo con ese demonio —hablaba en un tono mas bajo Elisa, poniéndose del lado de Mition— , pero es inestable su alma, al encargarse de esa criatura se desmayo por que no pudo mas, haciendo que lo cuidáramos mientras matábamos cientos de otros oscuros.

—¡¿Nunca se decidirán?!... —preguntaba Sindier robando la atención de todos— tenemos que hacer algo, ahora, esto no se trata solo de Ra o de otro villano, estamos hablando del regreso de Lucifer y su hermano.

          Un grito ensordecedor baño la habitación en un inquietante sufrimiento, todos se pusieron alertas, sin saber que ese vociferar provenía de uno de ellos.

          El grupo conformado por los cinco se volteo para inspeccionar el otro lado de la habitación, y encontraron a Raúl agarrando su cabeza en cólera, y apretando sus dientes reflejaba terror.

—¿Ahora que diablos le sucede?—pronunciaba Karma corriendo en dirección a Raúl, igual que todos.

—¡¡Hay muchos gritos!! —vociferaba Raúl con sus ojos abiertos como platos, y una voz frenética en un apresurado español— ¡¿acaso no los escuchan?! ¡¡¿Acaso no pueden ayudarlos?!! ¡¡Gritan por ayuda!!—las entidades Karma, Mition y Teriaxum, eran los únicos que le entendían, mientras que Sindier y Elisa mantenía una mirada asustada y no podían entender lo que hablaba con terror.

          Sus ojos sin vida daban vueltas en una aberrante ilusión, parecía que su alma muerta intentaba escapar de su cuerpo, con cada silaba repetía las mismas palabras, mencionando personas, miles de ellas que sufrían, que gritaban y lloraban de dolor sin una escapatoria.

—¡¿Que le has hecho Teriaxum?!—decia Elisa junto a Mition, palpando la cabeza de Raúl, que al instante del contacto se tranquilizó cerrando sus ojos.

          Elisa indagaba en la mente de Raúl, una capacidad que había aprendido años atrás, donde se internaba en la mente, un lugar vasto y caótico.

          Todo estaba oscuro, ella no podía ver nada pero caminaba con total seguridad hacia lo que parecía una oscuridad abismal, mientras una luz casi ahogada la bañaba. Caminaba y caminaba hasta llegar a un cierto lugar.

—¡Raúl, ¿donde estas?!—gritaba mientras seguía caminando en la nada absoluta y fría, buscándolo.

          La luz que se posaba sobre ella se intensifico, y este notable cambio la hizo detenerse, se preguntaba ¿como era para que alguien se perdiera en su propia mente?. Alzó la vista inmersa en la luz sobre su cabeza, y vio que algo se interponía lentamente, una sombra producto de un objeto extraño, opacado por la intensa luz.

          Ella se puso el brazo sobre sus ojos, pero aun inclusive no podía ver que era lo que se interponía en la luz. Pero parecía acercase a ella, no podía saber con certeza a que velocidad, pero si estaba segura que descendía hasta ella.

          Un sonido extraño se le poso en el oído izquierdo, haciendo que se volteara, este era tan intenso que le llamo mas la atención que lo que se cernía sobre su cabeza. Era como un llanto ahogado, pero como lo percibía distorsionado no tenia una idea clara de lo que era.

          La sombra sobre su cabeza se acreció, haciendo que se volteara de nuevo, esta vez pudo ver en el suelo iluminado la silueta de lo que suponía era un brazo que giraba, unido a otras figuras negras extrañas.

          Cuando el ruido en su oído se apago, lo que descendía se desparramó en el suelo, ella respondió saltando hacia atrás, cayendo sentada en el suelo, con un miedo en sus ojos. Lo que había caído era tan retorcido que nunca había visto algo semejante en la mente de otras personas.

          Eran huesos, como restos de una persona, estaban ahí tirados sin forma. Bañados por un viscoso alquitrán. Había un cráneo pero este estaba parcialmente inmerso en la solución viscosa.

—No puedo escapar—una voz se presento en la escena, le era extraño para Elisa, pero estaba casi segura, que esa voz apagada provenía de esos huesos.

          Se armo de valor y confronto la cosa frente a ella, al levantarse se acerco hacia la pila de huesos y al cráneo. Ella lo miro con detenimiento hasta que la voz se volvió a manifestar. Ante esto Elisa sintió a la altura de sus piernas una respiración que provenía de la calavera.

—Me estoy hundiendo...no siento mi corazón...¿acaso estoy muerta?...por favor, necesito saberlo—Elisa ya tenia enfrente de donde provenía la voz, de esa figura.

—¿De que estas hablando?—dijo ella acercándose.

—¿Estoy muerta?, necesito saberlo—Elisa no sabia con que responder.

—¿Por que crees que estas muerta?—dijo de forma a tajante poniéndose a la altura del cráneo en el suelo.

—Esta es una sensación...extraña, que nunca había sentido...intento respirar pero lo que tomo es un bocado cada vez mas frío...no siento mis extremidades, y no puedo ver, ni tocar, me siento aislada, pero si puedo oír y hablar...es extraño.

—¿Que es extraño?—preguntó Elisa.

—Siento que caigo...sin parar en un abismo que se vuelve cada vez mas frío... De mis cincuenta años nunca había sentido algo similar—Elisa estaba analizando mientras miraba ese craneo, que no se movía pero hablaba y respiraba con cierta dificultad.

          Fue en ese instante que una voz se asomó por su nuca, preguntando que era lo que sucedía, ella respondió que seguía buscando a Raúl.

—¿Con quien...hablas?—salio el sonido del interior de esos fríos e inmóviles huesos.

—No...no es nadie...¿necesitas ayuda?, porque debo hacer algo urgente, que para eso vine aquí—casi olvidaba su propósito en ese oscuro lugar, y se le cruzó el pensamiento de que había perdido la noción del tiempo.

—Realmente...no necesito nada...si estoy muerta, quiero que me dejes aquí...aunque dile a Teriaxum —estas palabras la sobresaltaron— que quisiera compañía, por que esto es muy solitario—Elisa estaba sorprendida, esa persona conocía la entidad de las almas, pero se preguntaba ella, que hacia un alma de Teriaxum en la mente de Raúl.

          Ella bajó la cabeza un segundo en silencio, y luego la volvió a subir, con una sonrisa comprensiva dijo:

—De acuerdo, se lo diré...ahora me tengo que ir.

          Elisa se levantó, y empezó a caminar de nuevo, y mientras la luz que la iluminaba dejaba de bañar a la pila de huesos una voz emergió de las sombras alcanzando a decir a duras penas:

—Buena...suerte—Elisa se volteó un instante y luego se volvió a su oscuro trayecto.

Going underEvanescense

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro