Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 15. Cuarto círculo

          Raúl y Teriaxum estaban sentados a la intemperie de la noche en el bosque. Estando frente a una fogata, rodeados de carpas de interesantes materiales que se escapaban de las estructuras mas exóticas de cuatro paredes. Algunos eran de extractos verdes de las hojas, que se elevaban en una choza con la fortaleza del acero, habían otras que usaban el suelo mismo para erigirse.

          Raúl de a ratos quitaba la vista del fuego fantasmal hacia una de las cabañas mas alejadas del campamento, una donde en su entrada estaba Elisa en un estado taciturno, era una mezcla de melancolía e impotencia.

—Lo mejor es no pensar mas en eso—se le escapó a Teriaxum con pesadez, palpando el fuego sin reacción alguna.

          Estuvo a punto de hacerle caso a la entidad no por ordenes sino por criterio propio, cuando un pensamiento o algo parecido a una voz le llamó desde el interior:

«Ella necesita ayuda, tienes que comprender su dolor»

          Él miro hacia Teriaxum, y al estar ocupando su vista en la flama Raúl se levantó y se encamino a unos pasos de su entidad.

«Pero Ray, creo que ella no...»

          Fue interrumpido abruptamente por una voz diferente:

«Cierra la boca Raúl, tu no puedes saber lo que ella quiere con certeza, no sabes si esta sola, o si esta lamentándose por lo ocurrido»

         Él respondió:

«¿Úrnoel, como puedes saber lo que ella necesita?»

          A esto respondió Ray con su voz átona:

«Ella esta triste, eso se nota, pero piensa, su marido se fue, y solo se pudieron ver unos segundos a los ojos antes de separarse...ella se siente sola ante los problemas del mundo»

«¿Pero su Maldad Oculta no le puede ayudar?»

          Ray dijo de nuevo:

«No pienses de esa forma la soledad, a ella no le sirve la compañía de esa forma, ella lo que necesita es alguien que la entienda, los demonios son caóticos y vacíos, no conocen nada más»

«Realmente no te esperaba ver por aquí Raúl»

          Esta voz era ajena a cualquiera que tuviese en su cabeza, una que no se esperaba. Al volverse al otro lado vio que ella estaba parada ahí, de brazos cruzados y con una leve sonrisa.

—¿Como pudiste...?—pronunció Raúl, pero al instante se detuvo abruptamente, por ella que decía:

—Recuerda que yo escucho tus pensamientos, y esta bien que esas personas te ayuden.

—Lo lamento mucho yo...—Raúl nuevamente fue interrumpido por ella que asintió a manera de calma, a su vez que se le acercaba.

—No tienes porqué, no pudiste hacer nada...y escuche que ibas a hacerme compañía, pero no me sirve la compasión ni de ti, ni de ellos—al referirse a ambas cosas apunto dos veces hacia Raúl.

          Se miraron a los ojos y ella bajó la vista, y dijo de nuevo:

—Por lo que hizo mi marido merece ser llamado héroe, y debe quedarse así, no podemos hacer nada—seguía cruzada de brazos, demostrando lo aislada que estaba.

—Lo peor de todo —decía Elisa con una voz temblorosa y apagada— , es que hoy es su cumpleaños.

          Raúl intento en lo mas posible de hacerle saber su compasión y una forma para que se sintiera mejor. Pero no pudo, sabia que ella estaba distante, y mas que eso Elisa se dejo atrapar por sus impulsos entrando en la carpa antes de romper en llanto.

«Esta muy mal, deja que ella misma se ayude por su cuenta permita sanar el dolor. Aunque se vea muy vacía, realmente es fuerte»

          Dijo pesadamente Ray, y sin que Raúl dijera algo, los otros dos le demostraron que tenia razón, y que no debía hacer nada más.

          Camino de nuevo cabizbajo hasta la fogata, y se dejo bañar parcialmente el rostro con el decaído fuego en el centro. Al voltear la mirada de forma pesada, vio como Teriaxum le miraba. Raúl no veía sus ojos compasivos, sino aquellos cabellos rojizos que danzaban al viento, pareciéndose al mismo fuego mágico de la fogata.

—Y tu —preguntaba Raul— , conocías a Sindier?—ella dio un ademán negativo con la cabeza.

          Raúl, se deslizo donde estaba, y se sentó en el césped, teniendo en la espalda un tronco. Mirando con melancolía a la fogata.

          En ese momento de calma, la mas solitaria brisa apenas y agitaba con lentitud las copas mas altas de los arboles oscuros y tétricos, gracias al casi inmóvil fuego.

          Abruptamente el viento invadió los arboles y las carpas improvisadas, azotando sin piedad al fuego que murió en el acto. Todos los Maldad Oculta que yacían en los proximidades del campamento, y aquellos que seguían cerca de las carpas se sobresaltaron ante una presencia.

          Los primeros mortales en sentirlo fueron aquellos que tenía poderes sobre un espacio desconocido, entre ellos se encontraba Raúl. Se levantó junto con su Maldad Oculta al sentir como esas ráfagas frías, traían una especie de energía muy pesada, pero a tal grado que la luz de la luna no le regalaba reflejo.

          De inmediato se levantaron el resto de portadores de sus carpas, la mayoría por una llamada de sus entidades. Todos veían ahora en medio de la penumbra que dejó la fogata, como una niebla completamente negra, consumía las copas de los arboles, y se acercaba hacia el campamento.

          Raúl miró hacia el otro lado del claro, y para su sorpresa sucedía lo mismo. Una masa enteramente negra que se acercaba desde lo mas alto hacia el campamento.

—¿Que es esto?—Raul no recibió respuesta de su entidad, pero al esta voltearse solo le comunico una mirada de pánico, peor que al darse cuenta de lo que le había sucedido a la Mansión oscura.

          Ningún portador, ni ninguna entidad sabia que era lo que les rodeaba con esa lentitud desquiciada. Los primeros en atacarle eran aquellos que además de valor, tenían el poder de la luz, una táctica lógica.

          Pero de nada sirvió, aquello absorbía la luz como si fuese la misma luna sobre sus cabezas. Eso que se movía no reflejaba nada de luz, lo único que podía delimitarlo en el espacio, era la clara ausencia de esta.

          Raúl alzó los brazos y un fuego lo comenzó a consumir de los pies a la cabeza, de un azul flamante y poderoso. Fue tal su poder conjurado que el bosque se ilumino cual incendio. Pero ni eso dejaba ver el contenido de esa masa fluctuante.

          Entonces fue así que Raúl se elevo del suelo por tal energía, y sus ojos encendidos en un fuego azul, le permitían ver mas allá de lo físico de las cosas, mas exactamente los diferentes planos astrales.

          Miro a la criatura en el primer plano astral, y no tenia una forma definida. Fue entonces que lo observo en la segunda y en la tercera. Pero era lo mismo, una aberrante masa negra que era igual a todos los planos y que no cambiaba de esa forma.

          Todos los portadores empezaron a atacar a esa cosa sobre sus cabezas. Lo hacían con la materia, con la mente y con lo etéreo, pero nada daba resultado.

«Intenta usar todo tu poder»

          Le comunico Teriaxum por el pensamiento, y a esto le vio oportuno Raúl, ya que era mejor probar todo sobre algo desconocido, no sabia que tan poderoso era, al no pertenecer a ningún plano astral ¿que mas podía ser?.

          Concentró todo su poder y antes de soltarlo, ya su cuerpo se había elevado unos cuantos metros. Cuando llego a la copa de los arboles, a la altura de la masa, movió sus brazos hacia su centro de energía, su cabeza. Al sujetar su sienes con ambas manos, estaba listo para lanzar el ataque, cuando algo le llamo la atención.

          Eso era la apariencia relativa que tenia esa cosa, era algo familiar pero no podía distraerse, tenia que hacerlo de una vez. Pero aun así la duda perduraba, aquella que le nacía no solo en la memoria, sino en su corazón, eso que le había despojado de algo preciado por él.

          Si, eso era, aquello que se había llevado a su padre, esa cosa que era capaz de destrozar un plano astral completo, con el poder suficiente de destrozar la existencia metafísica de ese lugar.

          La ira lo dominó, y con ello el fuego azul que emanaba de cada fibra de él, se intensificó. Fue tan intenso que una porción de la cosa se dejo al descubierto, y antes de que pudiera soltar toda esa energía oscura demoniaca, pudo ver el interior de esa hórrida amalgama de energía oscura.

          Tenia infinidad de orificios sangrantes y de cuernos destrozados. Antes de que la locura lo consumiera cerro los ojos, y solo le quedo soltarlo todo, aquello que debía hacerlo, lo hizo en ese segundo.

          El bosque a kilómetros a la redonda se aterro ante el gigantesco estallido de energía. Los animales a la lejanía del suceso salieron corriendo peor que ante un depredador. Aquello parecía una explosión mas que nuclear, algo sin precedentes.

          Antes de que todo eso tuviera lugar, algunos portadores y entidades se llevaron a todo el campamento a otro lugar mas apartado, en uno donde el parque se terminaba, y donde se podía admirar el cataclismo.

          Una esfera enteramente blanca se elevaba del bosque, y crecía sin control, consumiendo todo a su paso. Para los demonios fue un espectáculo que les recordaba a los mejores peleadores que tuvieron a su lado, y que murieron siglos atrás.

          Mientras la energía se disipaba sobre el iluminado bosque, a su vez le arrebataba la claridad a todo. Una centella parecía caer desde el cielo con una tranquilidad y calma casi levitando. Lentamente su luz comenzó a apagarse, y entonces dejando ver un hombre consumido por el fuego azul, que bajaba con lentitud hacia donde la amalgama negra estaba.

          Cuando abrió los ojos, la amalgama parecía una manta retorcida sobre el campamento, que ya se había desalojado desde minutos atrás. Cuando apenas Raúl llegaba a la altura de los arboles, esta masa se comenzó a retraer, en una aberrante búsqueda de escape.

          De inmediato del cuerpo de Raúl emergió Teriaxum, con sus cabellos rojizos danzando igual al fuego. Ella se acerco a la masa, a lo que esta respondió por intentar huir, pero la entidad lo confino con sus poderes al claro en el bosque sin que se pudiera mover, bueno tal vez no era correcto llamarlo bosque nunca mas.

          Lo que alguna vez fueron arboles, se convirtieron en troncos tan negros como la noche, y el suelo ya no era verde, sino de color cual carbón.

          La a prisión de la cosa produjo que esta cambiara su hórrida forma, a una de carácter humano y pequeño. Teriaxum al tocar el suelo, camino decididamente de entre los restos de la masa, para llegar hasta la nueva figura que había tomado.

          Raúl cuando se poso al lado de su entidad pudo ver claramente aquello que se había llevado a su padre con tanta maldad, que estaba decidido a atraparlo a él también. Aquello tenia un rostro cadavérico, siendo sus huesos tan blancos como la luna el principal atractivo.

          Vestía un esmoquin formal negro, que se mezclaba con sus extremidades sin piel, que dejaban al descubierto sus vísceras negras. Estaba en una agachada, cuando estuvo a punto de levantarse. Teriaxum y Raúl se prepararon para lo que viniese, pero Raúl era el único que estaba en pos de aventarle un golpe en una ira que nacía de su ser. Pero su entidad le detuvo con su brazo, para que no hiciera locuras.

—¿Asi que ustedes conforman la ultima pieza del trío oscuro?—pregunto esté.

—¿Quien es usted?—dijo la entidad con furia al escuchar aquellas palabras, que denotaban una altanería sin comparación.

—Soy un enviado de Lucifer.

          Para Raúl se le revolvió el estomago. Pero su pavor no fue peor que él de Teriaxum, ya que nunca había visto a ese dios en su vida, pero los cuentos bastaban. En el silencio abismal pronuncio otras palabras que le atestaron mas terror sobre la mente de ellos:

—Soy también hermano de Mr.Kat—profierio entonces una sonrisa horrible con su mandíbula huesuda, tal vez se le era difícil , y tal vez sus cuencas oculares estaban vacías, pero se podía sentir aquella maldad que solo los demonios podían tener.

—Pero, ¿tu sabes quien soy?—Teriaxum dio unos pasos hacia adelante al decir estas palabras, mientras con una mirada penetrante veía ese despojo en frente.

—Soy el maldito Teriaxum.

          El cuerpo negro y cadavérico, se sorprendió a tal grado de sus cuencas casi doblarse en pos de alzar unas cejas que alguna vez tuvo.

          A Raúl no le gustaba nada de lo que pensaba estaba por acontecer, temía lo peor.

          Al instante en que Teriaxum se abalanzó sobre la entidad y le atravesó con su brazo, teniendo una energía intensamente oscura que le rodeaba.

—Esto, es por Sindier y Karma—dijo la entidad.

          Continuó por cerrar su puño en el interior de las entrañas de aquel demonio. Por siguiente, la calavera alzó su rostro contra el firmamento en un alarido penetrante y tan gutural, que no pertenecía a ese mundo.

          La criatura término por explotar en una marea de energía ardiente, una masa negra y un hórrido hedor pútrido.

          Raúl casi padecía de espasmo al presentarsele esa escena, que mas de escapar de su imaginación, rasgaba su cordura a tal punto de mover los ojos a otro lado, ya que eso se había desparramado sobre su rostro.

—Al fin, hemos acabado con uno de sus seguidores—decia Teriaxum limpiándose el cabello.

          Ahora Raúl estaba perplejo, tal vez su odio era raíz de eso, de la necesidad de venganza. Pero igualmente Teriaxum ni le dispuso del tiempo necesario para saber donde estaba, a lo que le pregunto:

—¿Pero que has hecho?, había secuestrado a mi padre, y ahora nunca sabremos de su paradero—Raúl mas que anonadado lucia furioso.

          Teriaxum bajó la mirada, mientras media sus palabras con alguna intención oculta, que escapaba mas allá de lo caótico que eran los demonios.

«Esta asustada»

          Esta era meramente una voz átona, aquella que le traía calma y tristeza a la vez en su cabeza.

—Ya no se que hacer —una inverosímil lágrima se deslizó sobre la tez de la entidad— , ya nada es como antes, no sabemos que hacer, no podemos...

—¡Pero que dices! —se acercó a su entidad con una furia en sus ojos— somos capaces de hacer cualquier cosa...tu ya viste lo que hemos hecho, no hay manera que con lo que tenemos no podamos contra los ángeles.

          La entidad se llenó de una verdad mas cruda al entender sus palabras inocentes, y decidió armar una oración por mas que inquietante, reveladora. Una que ante le retumbaría al portador en sus oídos por la eternidad:

—Eres tan ingenuo como insignificante ante los gigantes del universo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro