Capítulo 1. Primer círculo
Una fría mañana de abril de 1974, el alba estaba en pos de iluminar tenuemente una universidad. Estaba prevista de una estancia para la practica de carrera olímpica, en la cual, un adolescente entrenaba junto a sus compañeros, vistiendo la misma camisa deportiva blanca con pantalón azul y franjas blancas.
El chico contaba con un pelo laceó y rubio, patillas que acompañaban las orejas, y al levantar la vista tenia un síndrome en los ojos, dándole la especial condición de tenerlos de diferentes colores, del lado izquierdo almendra y el derecho de azul.
La practica acabó y este se encontraba desganado y sin fuerzas suficientes, su aliento entrecortado le dejaba con la ansiedad de coger aire sin poder, sus oídos estaban aturdidos al igual que su vista, por lo que no pudo percatarse de la aproximación de un amigo que lo llamaba sin cesar:
—Oye Raúl, ¿estas sordo o que?, —el con la vista al suelo respondió meneando la cabeza afirmativamente, y continuó el amigo:— ¿te parece si después de clases pasamos por el cine, los tres?—era un joven de pelo negro, un poco mas alto que Raúl, de rasgos extranjeros europeos, y con un rostro palidecido igual que Raúl por el esfuerzo físico.
—Mira Mikel, —intento levantarse pero Mikel afinco un brazo sobre su espalda para molestarlo, y de manera casi inmediata Raúl lo retiro de un golpe— no puedo hoy, es que ya no puedo salir mas contigo, o con tu novio, veras, ya no quiero quedar de por medio, es incomodo—Raúl miro el confundido rostro de Mikel y casi maquinalmente intuyó un mal entendido.
—¿Espera, somos amigos siempre salíamos justos los tres, ahora que el es mi novio, no quieres salir mas por algo...?—Raúl no lo dejo terminar y rápidamente contesto respirando profundo por el cansancio:
—No, no es nada de eso, es incomodo y ya, quisiera una novia pero siempre ustedes hacen que no pueda, haciendo pensar a los demás que...—se detuvo al ver el furioso rostro de Mikel ante él, Raúl solo quería dar un mensaje pero el pensaba que no había usado las palabras correctamente.
—En serio, eso es... —Mikel puso toda su fuerza en el pie de Raúl, y veía en su rostro un odio que demostraba en su fuerza— mira maldito, tal vez tuviste las agallas para decirme que necesitabas una novia, pero, ¿enserio eres capaz de terminar nuestra amistad por una mierda intolerante como esa?.
—¡No, no, no...!—Raúl intento detener a Mikel, pero ya era tarde para hacerlo cambiar de parecer y este individuo opto por empujarlo al suelo, desplomándose ante los ojos de todos.
—¡No es lo que piensas! —decía Raúl— me refiero a que le hacen creer a la gente una idea errada sobre mi, eso es todo.
—Que asco me das, —Mikel levanto la vista y se detuvo al ver a la multitud de estudiantes alrededor de ellos, mirando con repudio no a Raúl que se levantaba, sino a él— ya no te quiero volver a ver...homofóbico—terminó por escupir al suelo y se alejó, evitando las miradas.
—¿Estas bien?—dijo una chica acercándose a Raúl.
—Si estoy bien, —cuando vio alrededor de sí la multitud, levanto un poco su gruesa voz— estoy bien, pueden seguir con sus actividades—todo el mundo difícilmente se olvido del asunto y siguieron con sus vidas, Raúl pudo ver mas allá de la dispersa multitud a Mikel con su novio, este le susurraba y luego ambos miraban hacia él, con una evidente molestia, alejándose de allí.
—¿Que paso, todo esta bien con Mikel?—pregunto ella mirando a los ojos de Raúl, pero este recogía sus cosas sin hacer contacto visual.
—Tuve que decirle que no volveremos a salir, el asunto es que no quiero que me vean mas con el, pero siento que me pase de la raya, yo no quería que esto sucediera Ágata.
Ella era pelirroja, con una escasa cantidad de pecas y unos ojos de color café.
—Raul...se que eres nuevo desde hace una semana, tienes que tener tolerancia, somos una familia, esto ya no es la maldita escuela...—antes de que ella pudiera decir algo mas, Raúl dijo entre dientes:
—No Ágata, estoy cansado de lo mismo, esta vez tuve razón...nos vemos mas tarde tengo un examen dentro de media hora—el recogió las cosas mientras ella solo se le quedo mirando hasta el momento en que se fue.
Mas tarde ese mismo día, ya después de la prueba, hallaba sé en su cuarto compartido de la universidad, con ambos brazos detrás de la nuca, sentado sobre el único escritorio del lugar mirando hacia la amplia ventada de marco verde.
Estaba esperando a que salieran los estudiantes de una prueba, hasta entonces el estaba mirando al exterior vacío del campus. En esa instancia llego su compañero de litera, un joven de la misma reciente llegada a la universidad que Raúl, pero era mas bajo y escuálido que el ya mencionado personaje.
—¿Que haces...?, ¿por favor, no puedes dejar de acosarla?—pregunto él, lanzando su bolso al suelo junto al de su compañero.
—Ya hice el examen, no tengo nada que hacer, ya podremos salir de este lugar en una semana—decía Raúl, recordando la semana al año que tenían para salir de la universidad y hacer cualquier cosa en la ciudad.
—Deberías de dejar de hacerlo...por tu bien—decía su compañero cerrando las persianas frente a él.
—Recuerdas que casi quemamos estas persianas al llegar—se mantuvo mirando el borde de las mismas que estaban chamuscadas soltando una risa al recuerdo melancólico.
—Igual, no las abras, raro...—el compañero estaba mirando a Raúl abrirlas otra vez.
Esta vez salio del edificio por una puerta de madera, una docena de estudiantes, entre ellos estaba la persona que tenia la vista puesta Raúl, Ágata.
Veía detenidamente su caminar con sus bolso y sus cuadernos a mano, y aquel pelo rojizo que había visto mas temprano. No tuvo nunca la oportunidad de decirle lo que sentía por ella, pero siempre que conversaba con ella la intentaba evitar por miedo, eso explicaría aquella ocasión en que hablo con ella mas temprano.
—Deberías invitarla a cenar, en vez de seguir viéndole siempre como un acosador—Raul lo ignoro completamente y solo se mantuvo viendo su paso concurrido, hasta perderse en uno de los pasillos del complejo.
—Tienes razón, —se levanto del escritorio y lo miro de frente— la invitare mañana—se lanzo sobre la cama y sostuvo un balón anaranjado, lo miro un instante, pensando en las implicaciones de pedirle una cena a Ágata, y se lo lanzo a su compañero.
—Sabes, ¿que sucedió con Mikel y tu?—dijo el compañero lanzando el balón de regreso.
Raúl mostró cierta furia ante la pregunta, pero le invadió de inmediato indiferencia al atrapar el balón.
—Solo peleamos, ya no voy a ser su amistad mas, ¿de acuerdo?—el termino por lanzar el balón con fuerza hacia la pared, tal así que una grieta quedo como marca y susurros del otro lado demostraron un disgusto ante esto.
Su compañero de cuarto sentía una especie de ofensa directa, pero como conocía a Raúl sólo por un lapso de unos días opto por no ondear en el problema. Sabia que Mikel era su amigo y vecino en la secundaria, pero prefirió seguir en sus atareados estudios.
Mas tarde se organizo una fiesta, casi todos los del bloque de dormitorios fueron, a excepción de Raúl y Ágata, la cual se encontraba sola. Ella estaba deambulando de entre los pasillos vacíos, y fue allí donde vio una luz que se escapaba escasamente de debajo de una de las habitaciones. Siguió entonces por entrar y para su sorpresa era la habitación de Raúl.
Para su sorpresa ella quedo cegada al segundo exacto en que de encamino a abrir la puerta. Lo que había sucedido era que simple y llanamente un balón termino impactado sobre su rostro.
—¡Oh dios mio, como lo siento mucho, ¿estas bien?!—Raúl estaba allí sosteniendo su afligido rostro, ella le sonrió diciendo con el dolor de por medio que estaba bien, pero este bienestar no duro mucho hasta que de su nariz saliera un hilo de sangre.
—Dejame buscarte algo para detener el sangrado, —decía Raúl mientras de forma apresurada removía sus cosas desordenadas— el balón ya estaba en el aire cuando abriste la puerta, además ¿porque no estas en la fiesta?—al mismo tiempo le puso algodón con gasa medica sobre la fosa nasal, después de que ella lo sostuvo con fuerza, explico:
—Por que soy igual que tu.
—¿No puedes dormir por los exámenes?.
—No, yo también tuve una discusión con alguien, y ya no puedo verle, es por eso que no pude ir a la fiesta, además pienso en una disculpa—ella se paso sobre la ventana de la habitación, mirando hacia la fiesta de afuera.
Raúl pensaba que era coincidencia como no la conocía mucho solo de un par de días, entonces pregunto de forma tonta:
—¿Enserio, te esta pasando lo mismo que conmigo y Mikel?—ella se volvió hacia el, y se veía en su rostro como no había entendido la simple indirecta.
—¡No tonto! —dijo sonriendo para no hacerlo tan incomodo, pero volvió a su mirada dulce de siempre— me estoy refiriendo a ti y a Mikel, ¿vas a disculparse, verdad?.
—No es tu problema...pero tienes razón, me quede aquí para no confrontarlo de frente como un cobarde, y además nos conocemos desde la secundaria y no quiero perder su amistad, es verdad que estoy pensando en una disculpa, pero claro que no deberías de estarte incumbiendo—evitó hacer contacto visual con ella mientras se sentaba afligido en la cama, a lo que Ágata respondió por sentarse en la cama de al lado, la de su compañero.
—Esta bien, tienes razón, no es de mi incumbencia, solo trataba de hablar contigo, —de repente Raúl sentía que ella estaba hablando de forma mas intima— se que me has estado mirando, es un poco raro de tu parte, pero me parece un halago, aunque me gustaría que me lo dijeras tu mismo, sobre lo que sientes hacia mi—ella sonrió otra vez, con aquella felicidad sutil, pero que en esta ocasión estaba mezclada con cierta malicia.
Raúl quedo sin palabras, ella sabia exactamente que era lo que quería él, pero lo que no se esperaba era esa directa petición, un amor a simple vista que parecía ser mas rápido de lo que pensó por su timidez.
—Pues...yo, realmente...quería...—se detuvo de imprevisto, ella lo beso para acabar con la tensión.
Aunque ella parecía dulce, sus besos eran picantes, y él continuó por cerrar los ojos para disfrutar del momento. Pero algo mas incómodo se cernió sobre ambos.
—Puedes esperar un momento...tu nariz...sigue sangrando—decia Raúl desvaneciendo el momento, pero al separarse de ella, el parecía manchado de sangre sobre una mejilla.
Los dos se miraron unos escasos segundos, y prosiguieron a besarse mas y no parar, aun así si ella seguía derramando sangre de por medio.
—¡¿Que es lo que sucedió aquí?!—gritaba el compañero de cuarto de Raúl, con una voz pesada y en evidente estado de ebriedad.
El estaba afuera de la habitación y había sorprendido a la pareja saliendo del cuarto. Vio al dúo manchado de sangre tanto en el rostro como en sus cuellos, pero aunque el estaba ebrio tuvo la dicha de recordar que al mirar mas abajo se percato de que también había sangre alrededor de la hebilla del cinturón de Raúl, que ya de por si estaba abruptamente cerrado. Al instante de que notó esto miro a otro lado y siguió su trayecto al cuarto.
Raúl intento explicarle pero el compañero prefería no escuchar. La pareja termino en la habitación de ella, pero la estancia de él solo fue por unos instante para ayudar a detener el sangrado nada mas, y para lavarse el rostro, y cualquier otra parte que haya quedado manchada de sangre.
—Muchas gracias por la noche, espero que podamos ser mas que amigos por la mañana—dijo ella frente a Raúl.
—¿Pensé que nuestro amor había demostrado lo contrario?—dijo él.
—Claro que no, tenemos que conocernos mejor, esto solo fue una cosa de noche, tenemos que aprender mas del otro, sino esta relación seria un mal chiste—Raúl parecía desconcertado, pensaba que deberían ir mas lento, después de ese momento no quería que fuese así, pero si ella lo deseaba lo haría sin dudar.
—Entonces nos veremos en la mañana—decia él junto al marco de la puerta, ella miro hacia abajo, pensando en no decir un chiste, y al subir el rostro ella pronuncio con la mas posible dulzura:
—Hasta mañana, Raúl—continuó él por irse hacia su habitación.
Estando ya allí en ese oscuro lugar, hizo lo mas posible para no despertar a su compañero, y con movimientos encarecidamente silenciosos se escurrió por junto a su cama, y por acto siguiente se sentó mirando por la ventana, aquella imponente luna que iluminaba el oscuro cuarto.
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