Capítulo 89. La casa de los horrores.
Ambulancias y varias patrullas de policía no tardaron en llegar. García no se separó ni de Teresa ni de su compañera. Ambos policías lloraron de felicidad cuando García pudo confirmar que la joven seguía viva. Prefirieron no pensar en lo que a partir de ese momento le esperaba a Teresa, porque no querían amargarse más de lo que ya estaban. García la soltó con sumo cuidado y como le dijo su compañera, la tendió en el suelo y la tapó con su gabardina, aunque ésta estaba empapada.
El policía se moría de ganas de ver qué había en el frigorífico doméstico, pero no podía separarse de las dos mujeres, por lo que decidió que una vez que se las llevaran a las dos al hospital, él se quedaría para descubrir todo el horror que guardaba ese sótano, y por supuesto, sería el primero en abrir el frigorífico.
-García...Llama para que detengan a Carlos. Seguro que está en su casa durmiendo plácidamente.
-Sí, Vanesa, ahora llamo, me ha dado tiempo a inspeccionar media casa y no hay rastro de él. Y que no lo pierdan de vista porque no queremos que haga de las suyas. Ese tipo es extremadamente inteligente y peligroso aunque su apariencia física nos indique que nunca rompió ni un plato.
-Y por favor...Llama a Olivia también...
-Claro compañera. Ella necesita saber que estamos bien los dos.
El inspector se dispuso a llamar algo agitado a Olivia, y cuando por fin ésta cogió el teléfono, Marco la notó muy nerviosa. Estaba esperando esa llamada desesperada, así que lo primero que hizo fue decirle que estaban los dos bien, pero que a Vanesa se la habían tenido que llevar al hospital. Olivia por fin pudo respirar tranquila. A los minutos, colgaron la llamada, puesto que García tenía mucho trabajo y a Vanesa se la iban a llevar al hospital.
Nada más Olivia colgó la llamada con Marco, necesitó sentarse en una silla de la cocina para poder respirar más lentamente mientras digería todo lo que había escuchado en esa llamada. Se notó mucho más nerviosa que de normal y cuando vio el nombre del policía en la pantalla del móvil, estuvo a punto de desmayarse ya que ella esperaba que fuera Vanesa la que la llamara, no Marco. No iba mal encaminada con el mal presentimiento que la había acompañado toda la madrugada, pero se alegró sobremanera de saber que Vanesa estaba sana y salva. Sólo esperaba que no hiciera falta operarla, conociéndola no aguantaría mucho tiempo encerrada en una habitación de hospital. Esa mujer había nacido para ser una mujer completamente libre y activa.
Cuando ya consiguió relajarse un poco, se fue para la ducha mientras se desnudaba por el camino. Luego, cuando terminó de ducharse, se acercó al vestidor y cogió lo primero que encontró. Unos jeans negros y un jersey beige muy abrigado. Como tenía el estómago hecho un nudo, prefirió no desayunar nada. Y mientras salía de casa, llamó al anatómico para decirles que esa mañana o incluso todo el día se iba a ausentar de su puesto de trabajo. Su compañero ya la cubriría, no tenía problema con ello porque cuando era al revés y era él el que necesitaba que ella lo reemplazara, Olivia lo hacía sin pestañear.
Por fin llegaron los médicos y los policías al sótano, y para su asombro, los periodistas ya se habían hecho eco de la noticia. Justo cuando estaba amaneciendo, sólo que la lluvia seguía haciendo de las suyas. También habían avisado al forense y al juez de guardia, y estos aparecieron algo después.
A Teresa y a Vanesa no tardaron en llevárselas al hospital. García estaba ya deseoso de que atendieran a su compañera, porque ésta hasta el último momento no dejó de darle instrucciones de lo que debía hacer, y García sólo quería que su amiga se relajara y dejara el trabajo a un lado. Esa mujer era una profesional de los pies a la cabeza, y él no podía estar más orgulloso de ella. Era todo un honor tenerla como compañera, y así se lo hizo saber a los periodistas cuando llegó el momento de hablar con ellos.
Cuando ya estaba todo el equipo distribuido por toda la casa, García se dispuso a examinar el sótano. El instrumental de tortura que había empleado Carlos consistía en unos ganchos, unas pinzas, un dildo,cadenas, tenazas, anzuelos, un martillo, una sierra...Los ojos de García quedaron horrorizados viendo todo ese material. Y cuando abrió, por fin, el frigorífico, no pudo evitar alejarse de él y vomitar.
Álvaro había metido el cuerpo desmembrado de una joven. Debía ser Carmen, la chica desaparecida de las citas. Además, ese cuerpo, a parte de estar desmembrado, se encontraba mutilado. El policía sabía que este caso iba a calar muy hondo en la vida de todos los españoles. Toda España se encontraba ante uno de los peores y más sanguinarios asesinos en serie de la historia del país. Ahora sí lo podían llamar así, porque ya tenían tres cuerpos y estuvieron a punto de tener un cuarto de no haber llegado a tiempo. Y a pesar de todo el horror vivido, García se alegró, en ese instante, de haberse cargado a Álvaro. Sólo faltaba detener a Carlos y todo Madrid podría descansar tranquila.
García atendió primero a sus compañeros y éstos se pusieron manos a la obra. Había mucho trabajo que hacer en esa casa.
El forense enseguida se encargó tanto del cuerpo de Álvaro como del cuerpo que se encontraba en el frigorífico. Y García no tardó en compartir sus impresiones con sus compañeros, y sobre todo con la jefa, que acababa de llegar a la casa recientemente.
-García, buen trabajo. Gracias a vosotros por fin la ciudad puede descansar tranquila - le dijo Ana Domínguez, la jefa de García y de Vanesa.
-Jefa, gracias, pero todo el mérito fue de Vanesa. Esa mujer está hecha sólo para este trabajo. Fue ella la que descubrió todo. Por ella vinimos los dos esta madrugada aquí.
-Joder, esa mujer no sé qué tiene en la cabeza. Porque...Seguro que fue como siempre. Vino aquí sin ninguna prueba, ¿No?
García sonrió a su superior. Ya la conocían en toda la policía de Madrid. Y sabían cómo era capaz de llegar al meollo incluso sin pruebas. Sólo ella podía conseguirlo.
-Exactamente, así fue. Vanesa es la mejor en ésto. Aunque también le digo que la hipótesis que desarrolló ella sola mientras dormía esta noche, estaba completamente llena de sentido. Por eso yo la apoyé y me vine para aquí.
-García, me consta que siempre la apoyas. Hacéis una pareja laboral estupenda. Creo que los dos os merecéis unos días de vacaciones,¿No te parece?
A decir verdad García estaba agotado. La investigación lo había dejado exhausto, y le constaba que Vanesa estaba igual. Así que sí, esos días les vendría muy bien a los dos. Seguramente Rosa y Olivia se alegrarían mucho por ellos, había llegado el momento de descansar tanto física como mentalmente.
-Sí, jefa, de verdad que lo necesitamos los dos. Estamos agotados. Por cierto, ya sé qué titular le van a poner a la noticia cuando la hagan pública, "Por fin apareció la casa de los horrores ".
La jefa de García asintió dándole la razón al policía, esa casa se había convertido en eso, no tenía otro calificativo que le viniera mejor.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro