Capítulo 113. Juntas y revueltas (4/11/22)
Después del trabajo, Vanesa y García habían quedado en ir a buscar a Olivia y a Rosa respectivamente e irían a tomar unas cervezas al The Dubliners. La jornada laboral del viernes había terminado y querían juntarse los cuatro.
El fin de semana Vanesa y Olivia habían alquilado una casita en la sierra madrileña y sólo pensaban salir de ella para hacer algo de senderismo o perderse con la moto por algún precioso paraje de la sierra. Aunque ellas habían aprovechado la primavera para salir algunos fines de semana con la moto, con la llegada del frío pensaban descansar en Madrid, pero justo ese fin de semana daban unas temperaturas que debían aprovechar para salir por ahí, porque sabían que las bajas temperaturas estaban al caer. Era la válvula de escape de ambas el perderse por bellos y recónditos lugares de toda España. La moto, ellas y un precioso y relajante paraje era lo que necesitaban para recargar las pilas. Solían salir al menos dos fines de semana al mes y ambas lo disfrutaban muchísimo. Al final, las dos se parecían más de lo que creían, o por lo menos tenían unos gustos muy parecidos.
Cuando llegó Vanesa al anatómico, ya estaba Olivia esperándola en la puerta.
-¿Qué tal preciosa?¿Llevas mucho esperándome?
-¡Qué va, Vane! Acabo de salir - le dijo la forense a su novia.
Vanesa se retiró el casco para poder besar a Olivia. Y una vez que se besaron, se sonrieron y se dijeron con la mirada que se amaban, se pusieron ambas el casco y se dirigieron al pub.
Rosa y Marco ya estaban sentados esperándolas y tomándose ya unas cervezas. Las dos mujeres entraron al local cogidas de la mano.
-Hombre, pareja, anda que esperáis - les dijo Vanesa a su compañero y a Rosa sonriendoles a los dos.
-Joder Vanesa, estábamos sedientos. Venga, sentaros. Olivia, ¿Cómo fue en el anatómico? Menos mal que te volvieron a contratar. Si es que eres buena de cojones - le preguntó Marco a su amiga mientras Vanesa se iba a la barra a pedir sus bebidas.
-Hoy estuvo el día tranquilo, un par de autopsias nada más. Echo de menos el ajetreo, la verdad. Y sí, me han dado otra oportunidad, pero el jefe me lo hizo pasar mal.
-Lo sé, te tuvo un mes en casa aburrida y sin hacer nada...Eso no se le hace a una forense de tu categoría. Pero también te fuiste rápido y corriendo, dejándolos tirados, se puede decir.
-Lo sé - dijo Olivia mientras miraba a Vanesa traer las cervezas para ellas - pero de eso ya ha pasado casi un año y estoy demostrando lo que valgo.
-Sí, eso ellos ya lo saben, Oli.
-Ya estoy aquí chicos- dijo Vanesa sentándose al lado de Olivia y cogiéndola de la mano. Le gustaba sentirla mientras tomaban algo, solas o acompañadas.
-¿Y vosotras? ¿Qué os contáis? Se os ve la una para la otra. Dais asco, que lo sepáis - les dijo Rosa a Vanesa y a Olivia bromeando.
-Nosotras felices de la vida. Estoy feliz de que Vanesa viniera a mi casa a buscarme. Si no llega a venir, no sé qué hubiera hecho. Y se lo debo a Marco - dijo Olivia mirando a su amigo - eres el mejor amigo que se puede tener, que lo sepas. Y bueno, aquí estamos, juntas, como debemos estar. Por cierto, mañana nos vamos a la sierra a pasar todo el fin de semana.
-¡Qué bien os lo montais! Aprovechad que estáis solas. Nosotros con los niños no podemos hacer eso, salvo si los dejamos con los abuelos.
Vanesa y Olivia se miraron a los ojos. Y fue Vanesa la que se animó a hablar.
-Chicos, estamos pensando en ampliar la familia. Vamos a ir a una perrera a coger un perro.
-¿Ah, sí?¿Desde cuándo os gustan los animales?
-Desde siempre, Marco - le contestó Vanesa- además, ahora somos dos para cuidarlo. Seguro que nos lo montamos bien entre las dos. El tema es que antes era imposible encargarnos de un animal estando solas, y ahora, si no lo cuida una, lo hará la otra.
-Seguro que sí, chicas. Vais a ser unas mamás divinas - dijo Rosa muy feliz por la pareja.
Las dos parejas estaban muy a gusto hablando de unas cosas y de otras, pero Vanesa y Olivia ya tenían ganas de estar a solas. Por lo que fueron despidiéndose de Rosa y de Marco.
A la media hora, estaban las dos mujeres en casa de Vanesa. Los días laborales los pasaban en casa de la forense y los fines de semana en la de Vanesa. Ésta estaba pensando en vender su piso, porque Olivia llevaba tiempo deseando que la inspectora se fuera a vivir con ella. Vanesa sabía que si querían avanzar como pareja, y además coger un perro entre las dos, debían irse a vivir juntas. Y esa noche le iba a dar una bonita sorpresa a su novia, había llegado el momento de dar un paso hacia adelante en la relación.
Nada más llegaron al apartamento, Olivia no pudo aguantar más y abrazó por la espalda a su chica. Cerró los ojos y suspiró mientras la besaba por el cuello. Vanesa se enderezó. Y lentamente se dio la vuelta para poder besar a Olivia en los labios.
Olivia se separó suavemente de Vanesa, cogiéndola de la mano y llevándola a la habitación.
-Ven conmigo, anda- le dijo Olivia mientras llegaban a la habitación. Vanesa la siguió en silencio y muy excitada.
Olivia le pidió a Vanesa que se sentara en el borde de la cama. Ésta obedeció al momento. Estaba deseosa de tener a Olivia encima suyo. Se moría por tocarla entera y por hacerle el amor.
Olivia, como pensó Vanesa, se subió el vestido que llevaba de botones, y se sentó sobre su chica. Ésta no podía quitar la mirada del escote de Olivia, mientras se iba desabrochando los primeros botones del vestido.
-Olivia...
-Vanesa...¿Vas a poseerme? Quiero que me hagas tuya - los ojos de la forense pasaron de un azul cristalino a un negro intenso.
-Oli, espera...Quiero desnudarme también, quiero sentir mi piel con la tuya.
-Yo quiero lo mismo - Olivia se levantó para dejar a Vanesa desnudarse. Y cuando por fin se quedó sin nada de ropa, Olivia se mordió el labio sensualmente, porque lo que tenía ante sus ojos, para ella era algo inigualable.
Olivia volvió a sentarse sobre Vanesa, pero ahora fue ésta la que siguió desabrochando los botones del vestido que seguían abrochados, mientras Vanesa rozaba suavemente con sus nudillos la cálida piel de Olivia, haciendo que ésta se erizara con el roce. Los pechos de la forense volvían loca a la inspectora. Cuando consiguió retirarle el vestido, llevó sus dedos directamente al brasier de Olivia, y se lo quitó con cuidado.
Olivia estaba tan excitada que comenzó a moverse sensualmente sobre Vanesa, además llevaba unas braguitas muy finas y la inspectora estando como estaba, se las rompió de un tirón. Las dos mujeres iban a llegar en nada a un orgasmo conjunto y único.
Mientras Olivia seguía moviéndose suavemente sobre Vanesa, ésta se limitó a besarla con una pasión casi dañina. Sus manos acariciaron los brazos, la espalda, el abdomen y los pechos de Olivia, consiguiendo que todo su cuerpo se estremeciera.
Finalmente los pechos de ambas mujeres se acariciaron entre ellos al unísono con el movimiento de las caderas de Olivia. Cuando iban a experimentar las dos una explosión de emociones indescriptibles, Vanesa llevó sus manos a las nalgas de Olivia, y por fin, entre gemidos mezclados de ambas, consiguieron tocar el cielo a la vez.
Mientras recuperaban ambas la respiración, Olivia abrazó a Vanesa con una necesidad desmedida. Después de unir ambos cuerpos, le gustaba mantenerse unida a Vanesa abrazándola. Y aún estuvieron en esa misma posición unos largos minutos.
-Oli, cariño...Quiero decirte algo.
-Umm, miedo me das. Dime - le dijo Olivia sin poder soltar a la inspectora.
-Tienes razón, ha llegado el momento de vivir juntas. El lunes si te parece comenzaré a traer cosas.
Olivia la miró de nuevo con sus clarísimos ojos azules, los cuales destacaban en la penumbra de la habitación, pero estos se tornaron acuosos a los segundos. No se podía creer que Vanesa quisiera dar ese paso con ella, sabiendo que tenía miedo de darlo por cómo había acabado con Sara. Y eso significaba mucho para Olivia. Estaba viviendo un sueño con la mujer que ella amaba.
-Vane, amor, no puedo ser más feliz, te amo y me muero por vivir contigo y compartirlo todo.
-Yo también Oli. Le he hecho caso a Marco cuando me dio un consejo muy acertado, y sabes lo mejor, que no me he indigestado dejándome llevar por lo que siento. Eso me dijo él, que me arriesgara a vivir y que disfrutara mientras lo hacía. Y en eso estoy, siendo una mujer nueva, a tu lado, y con un trabajo que me apasiona.
Las dos mujeres se acostaron, desnudas y abrazadas. Ambas sabían lo que querían, con quién y cómo lo querían, y sabían también que estaban hechas la una para la otra. Las dos mantendrían sus respectivos trabajos, con el apoyo y el respeto de la otra, y las dos pasarían todo el tiempo posible solas o acompañadas de más personas, pero apoyándose y respetándose mutuamente, siempre. Por lo pronto, el fin de semana era sólo para ellas, para disfrutar de la naturaleza y de ellas mismas, las dos se merecían unos días de descanso, y de pasar tiempo juntas, que era lo que verdaderamente querían. O eso pensaban las dos, porque esa misma madrugada, casi a las tres de la mañana, el móvil de Vanesa comenzó a sonar, y la inspectora, a pesar de haberse dormido con medio cuerpo de Olivia encima suyo, abrió los ojos al instante, palideciendo. Esa llamada sólo podía ser de una persona, y solo podía significar que su compañero y ella tenían un nuevo caso. Cuando la inspectora observó bien la pantalla, no era una llamada de su compañero, pero sí un mensaje de él donde le decía que abriera bien los ojos porque le iba a enviar un mensaje anónimo que le habían mandado a una periodista conocida por García, dirigido a la inspectora, y el mensaje decía lo siguiente:
"Cuando la noche llega, la oscuridad arrebata al monstruo su cordura, y éste, ávido de sangre, deja de ser humano para ser libre entre el horror y el mal. Pero cuando el monstruo se encuentre encerrado, su aprendiz, y siempre de madrugada, llevará a cabo el trabajo que se quedó sin hacer de su maestro".
Cuando Vanesa consiguió leerlo casi sin parpadear, se incorporó bruscamente y ese movimiento tan desesperado, despertó al momento a Olivia.
-¡Cariño! ¿Qué pasa?- Preguntó Olivia a la inspectora, abriendo los ojos de golpe y posando su cálida mano sobre la de Vanesa.
-Oli...Joder...Pasa que se nos terminó la tranquilad.
FIN.
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