Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

40. Meg

Busco entre las cosas de mi bolso mi teléfono gritando internamente como Regina George. Balbuceo mil palabras que ni siquiera yo puedo entender lo que significan, incluso siento mi rostro caliente.

No puedo creer que estaba dispuesta a pedirle disculpas, soy el ser más patético de la tierra entera. Si tan sólo pudiera...

—¿Te pasa algo?—me sorprende la voz de Andrea.

Volteo a verla con algunos cabellos rebeldes en el rostro. Andrea cubre su cuello con una bufanda y tiene una mano dentro de su abrigo, me mira con cautela, también con algo de preocupación.

—Perdón. No te vi—digo, me siento con algo de fuerza en el banco de madera.

—Está bien, acabo de llegar—toma asiento junto a mi—. ¿Estás bien?

Hoy me han hecho demasiadas veces esa pregunta.

—Sí, son dramas estúpidos de gente estúpida.

—Si te afecta, no es estúpido—medio sonríe—. Hace algo de tiempo que no hablamos.

—La última vez Gregor golpeó a Jay—baja su vista.

—Lo siento por eso. ¿Cómo está Jay?

—Bien. Debe estar con Britney en algún lugar del universo.

—¿Con Britney? ¿De cuánto me he perdido?—creo ver algo de ese brillo del que conocí cuando hablamos por primera vez.

—No tienes ni idea—vuelve a encogerse, suspiro—. Lo siento, Andrea.

—No te preocupes—toma un par de segundos y se acerca a mi—. Tengo que hacerte una pregunta.

Uno mis cejas. No es el mejor momento, pero sé muy bien lo que está viviendo.

—Por supuesto—respondo.

—¿Es... Cierto lo que me dijiste el otro día? ¿Sobre si necesitaba ayuda?

Antes de responder, me tomo unos segundos para pensar. Por supuesto que era cierto, y que lo considere me ofrece algo de tranquilidad en medio de todo.

—Claro que hablaba en serio.

Siento como un peso de sus hombros se aligera, me mira con alivio y sus ojos brillan una vez más.

—Gracias—me abraza de sorpresa. Tardo en entender, pero le devuelvo el abrazo. De todas formas, también necesitaba uno.

—Puedes escribirme a mi teléfono. Ya tengo uno—sonrío.

Deja su número en la lista de contactos. Debajo de su ojo, cubierto por maquillaje, creo ver un tono más oscuro que su piel. Andrea se ve temblorosa e incluso más delgada desde la última vez que la vi.

Me compadezco de ella, obligo a recordar enviarle un mensaje apenas pase esta tormenta. Desde el momento en que la vi, supe que podríamos ser amigas por la sinceridad que mostraba. Y aunque todavía no la conozco lo suficiente, tengo todavía la sensación de que podríamos ser cercanas.

—Debo ir a trabajar—se levanta y se detiene—. Gracias, Meg. No sabes cuánto.

Con el teléfono en mano, asiento y sonrío con honestidad. Antes de retirarse, me mira por última vez, como si fuese una pequeña victoria. Le ofrezco una sonrisa tranquila y se va.

Deslizo mi espalda por la pared en medio de un suspiro. El asunto de Andrea logró que me calmase. Iba escribirle cosas a Jay de las que tal vez iba a arrepentirme. Como de que era un gusano desleal. Ahora que lo pienso, suena increíblemente estúpido, y muy seguramente en vez de enojarlo, se reiría.

El tono de llamada vibra en mi palma, pero no es Jay. Respiro y dudo antes de responder.

—¿Estás lista? ¿Paso por ustedes?

—Sí—masajeo mi sien—. Sí... Ya estoy lista.

—Voy con los chicos, espero que no te moleste.

—No. Está bien—asiento como si pudiera verme.

.
.

Heron espera por mi fuera de Timotie's en su auto descapotable rojo. Puedo ver a sus amigos sentados de forma desordenada y cantando canciones a todo pulmón, incluso alcanzando las miradas de algunas personas de la calle.

—¿Quién es ese?—pregunta Sarah mientras arreglo la muñeca de mi chaqueta.

—Un amigo.

—¿Un amigo?—cruza los brazos—. Quiero conocer a ese amigo.

—Puedes venir con nosotros—le ofrezco.

—Mi vida adolescente se acabó hace muchos años.

—Ni siquiera eres completamente una adulta—río, suspira resignada.

—Lo sé, cállate. Pero será para otra ocasión—me da un beso en la mejilla de despedida—. ¡Escríbeme!

—¿Quién era esa?—pregunta Heron acercándose.

—Una amiga—repito una vez más, me sube una ceja con picardía—. Es bastante para ti, no te hagas ilusiones.

—Tú eres bastante para mi y aquí estoy—le subo ahora una ceja mientras me abre la puerta del copiloto del vehículo.

—No te pases de listo—le advierto con un dedo.

—Me dejas en claro que eres más lista que yo.

—Soy más lista que tú—cierra la puerta por mi, Tonya y Chris me saludan.

—Lo eres—dice cuando entra, enciende el motor—. Y las chicas listas son las que más llaman mi atención.

Cierro mis ojos un momento cuando empezamos a andar, tratando de pensar en blanco. De simplemente detenerme, o detener el mundo a mi alrededor para poder respirar.

No converso demasiado, intento prestarle atención a lo que hablan para estar al corriente. Pero, es imposible mientras observo la pantalla del celular esperando por un mensaje.

¿Qué si está en casa, y me está esperando? Suspiro. Llamo dos veces, pero responde la contestadora.

¿Está así de molesto que ni siquiera quiere hablar?

—No vino tu novio el estirado—dice Heron.

—No es un estirado. Tampoco mi novio—ríe con cinismo.

—No sabes mentir.

—Te sorprendería—respondo.

—Siempre misteriosa—sonríe haciéndole un cambio a la palanca.

—Se ve buen chico. Sólo que Heron es demasiado orgulloso para aceptarlo—lo defiende Tonya.

—¿Dónde están Sandra y los otros chicos?—pregunto, evadiendo el comentario.

—Ya deben estar ahí. Son lo suficientemente vagos para llegar temprano e irse lo más tarde posible lo más borrachos que pueden.

Río.

—Espero que el conductor no se vaya lo más borracho posible—digo, Heron bufa.

—Le quitas lo divertido a la vida.

El club está repleto de personas, pero sigue habiendo espacio como para bailar y divertirse. La iluminación cuenta con tonalidades púrpura y parece moderna con la decoración neón que está por donde se mire. Heron va detrás de mi poniéndome una mano en la cintura. Adelanto mi paso para quitar su mano sutilmente.

Tonya grita cuando ve a Sandra, ella grita y le planta un beso rápido en los labios que la deja descolocada pero ríe, Sandra ya está algo bastante borracha.

Chris saluda a Tyler y Mike con los puños, las luces intermitentes hacen que tenga que forzar un poco más mi vista para distinguirlos. Me incomoda el hecho que ambos estuvieron burlándose de mi todo el rato, y Chris era quien debía controlar sus comentarios.

Tyler me levantar del suelo con un abrazo, su aliento huele a alcohol y cuando me baja se tambalea. Me recompongo estirando mi chaqueta desde los bordes.

—Perdónalos—sonríe Heron—. Ya están algo pasados...

—¿Tú dices?—lo codeo. Chris me tiende un pequeño vaso con liquido.

—Esto está bastante fuerte. No quiero volver a llamar a ese amigo tuyo.

—Créeme que no lo harás—llevo el contenido detrás de mi garganta de un tirón recibiendo un bullicio de apoyo por parte de sus compañeros.

—Estás más acostumbrada a esto de lo que creí—dice Heron.

—No me hagas ver como una alcohólica—respondo.

—¡Vamos a bailar!—me grita Tonya agarrándome por un brazo, con Sandra a mi lado.

Me encojo de hombros en dirección a Heron quien me observa divertido mientras me encamino con ellas a bailar.

Siempre me ha gustado bailar. Me dejo llevar por la música y por la esencia de todos los cuerpos que sienten lo mismo que yo ahora, permito que mi cuerpo en movimiento se lleve lejos a Jay y a mi estrés, me permito sentirme en paz. Sandra hace que de una vuelta y Chris me tiende otro vaso que bebo sin dudar.

Pero esta noche no deseo embriagarme, quiero dejar que todas las cosas que llevo por dentro, fluyan, y quiero sentir cómo se alejan, sabiendo que quizás regresen, pero mientras yo tenga el control, se mantendrán a distancia.

Aunque lo estoy disfrutando, riéndome con Sandra, brindando con Chris y saltando con Tyler y Mike... Jay regresa a mi. Pienso súbitamente en las fiestas a las que hemos ido, y me doy cuenta de que me siento mejor cuando visitamos otros lugares, recuerdo cómo me sentí en el Parque de los Álamos, tan pacífico y tranquilo, casi mágico.

Nuestras visitas a la playa detrás de Trinidad para ver el atardecer, Jay intentado enseñarme a surfear sujetándome fuerte para no caer de la tabla, las noches de películas.

Lo estoy disfrutando pero, ¿por qué ya no me siento igual en un lugar como este? Pensar en nuestra discusión hace que repentinamente sienta un agudo dolor en el pecho.

Noto el agarre suave de mi muñeca, choco con el pecho de una persona cuando me atrae a su cuerpo. Levanto la mirada y me encuentro con la sonrisa pícara de Heron. Manteniendo sus manos en mis muñecas, las guía alrededor de su cuello y se acerca a mi rostro, bailando conmigo.

—No bailas mal.

—¿Coqueteas conmigo?—le digo mientras bailamos.

—Gracias por darte cuenta, lo estoy haciendo desde que llegaste a esta mugrosa ciudad—ríe.

—¿Por qué mugrosa? Es lo más bonito que he visto.

—Entonces no has visto mucho.

—He visto lo suficiente. No se compara a los atardeceres de Ciudad Solar, pero es precioso—acerca un poco más su rostro para poder escucharme.

No me responde, pero me mira mientras desliza una de sus manos a mi cadera y me pega a su cuerpo, le mantengo mi mirada firme mientras se mueve con agilidad. Tampoco baila para nada mal, sonríe.

—No he ido a esa ciudad todavía.

—Deberías. No puedes decirme que no he visto mucho si no has estado ahí.

—¿Quieres ir a otro lugar para hablar?—subo una ceja.

—Te golpearé si intentas otra cosa—ríe mostrando sus blancos dientes.

—No te prometo nada.

Lo sigo. Sus amigos se perdieron de vista hace un rato así que supongo que no preguntarán por nosotros hasta que se den cuenta de nuestra ausencia.

Salimos del club, tengo uno de sus dedos entrelazados con uno de los míos, lo suelto con algo de rapidez cuando vuelvo a oír las bocinas de la calle en conjunto con el sonido retumbante de la música del interior.

Caminamos un poco hasta llegar a un local de hamburguesas, Heron me invita a pasar primero. Sólo hay otra pareja sentada conversando.

—No es de primera clase—dice, me retira una silla para invitarme a sentar—, pero tienes cara de que te gustan las hamburguesas y las malteadas.

—Acertaste en algo—le guiño un ojo.

Mientras Heron pide en la caja, cruzo mis piernas en posición de indio sobre la silla. Reviso mi teléfono secretamente esperando encontrar algún mensaje de Jay. No hay nada.

Pero hay uno de un número desconocido.

Llámame.

Tengo el número de Hailee registrado. Trato de hacer memoria de algún número que por casualidad no haya guardado. Papá está, hay un mensaje de él que no he abierto todavía. También Sarah y recientemente Andrea.

—¿Está todo bien?—Heron toma asiento en frente de mi, levanto mis ojos.

—Sí, ¿por qué?

—¿Por tu cara?—responde como si fuera obvio.

—¿Mandaste algún mensaje a mi teléfono de otro número?—arruga sus cejas.

—No que lo recuerde. ¿Es ese el problema?

Respiro. No puedo volverme paranoica, seguramente debe ser una equivocación.

—No. Está bien, debe ser una equivocación—sonrío.

Un chico de gorra con el logo de la franquicia trae el pedido. Realmente huele bien, no he tenido casi tiempo de comer en casa.

—Entonces—comienza Heron dándole el primer mordisco a su hamburguesa—, ¿te gustaba Ciudad Solar?

—No sé.

—¿No lo sabes?—suspiro.

—Es complicado.

—¿Por qué es complicado?—muerdo mi hamburguesa y lo señalo.

—No te pases con las preguntas—sonríe con la boca llena.

—¿Eres siempre tan cerrada?

—Con esas cosas sí. También debes tener tus secretos—cierro un ojo inculpándolo.

—No muchos. Los necesarios para ser un badboy de primera clase—echo mi cabeza hacia atrás con una risotada.

—Claro. ¿Se supone que yo tengo que ser la chica asustada e inexperta en todo ámbito de la vida?

—Básicamente—sube un hombro—. Bien. Una más simple. ¿Qué son tú y tu amigo?

—Esa también está bastante complicada—juego con una papa frita y la kétchup—. Lo sigo averiguando. Ahora yo, ¿por qué tanto interés en saber de mi?

Se acerca.

—Me pareces interesante.

Resoplo.

—Sí. Soy muy interesante.

—Bastante—certifica—. Admitamos que Sandra puede que te tenga algo de envidia. Ella era la interesante del grupo.

—No soy de tu grupo.

—Claro que sí—bebe de su refresco—. Chris te compró licor. Eso es un símbolo de amistad.

Río. Puede que haya subestimado al chico de cabello negro frente a mi.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro