Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

16. Meg

Veo la maleta en la esquina de mi habitación. Sólo hay una cama y un armario prácticamente vacío exceptuando la ropa que usaré para el aeropuerto. Acomodo por quinta vez mi cabeza sobre mi mano sobre la almohada, no encuentro la comodidad suficiente. O mis pensamientos no deja que la encuentre, como regularmente sucede.

Logramos que Ellen negociara el departamento si estábamos unos días antes en la ciudad, de mala gana aceptó y fue bastante claro en eso de que no quería retrasos con el pago. Por suerte, si logramos cancelar por adelantado los dos meses que Ellen acordó con el dueño y repitió una y otra vez que lo hacia por ser una vieja amiga. Dudo que él quiera que sea sólo su amiga.

Siento que mi equipaje tiene ojos y sabe perfectamente cada cosa que me pasa por la cabeza, incluyendo mi último encuentro con Jay. Estuvo conmigo la noche entera la vez que vino hasta acá para saber si estaba bien. Cuando desperté no estaba. Desde ese entonces no hemos tocado más el tema ni por mensajes de texto ni mucho menos por llamada.

 No supe cómo sentirme, pero sí se que esta vez fue distinta, no pensé en qué pasaría después como veces anteriores, me enfoqué en él y en la forma que logró quitar de mi cabeza todas las emociones y situaciones que me abruman. Cada vez estoy peor.

Suspiro y me levanto de mi cama, la maleta no cierra sus ojos adivinos, mis ojos de persona normal se niegan a cerrarse y descansar. La casa está a oscuras menos la luz que ilumina el mesón en la cocina donde papá está sentado con un sándwich a medio comer de un lado y hojas en frente de él y de sus lentes, no lo escuché entrar. Tomo asiento en la silla opuesta sin hablar.

—Te creí dormida—dice sin levantar la mirada, con el bolígrafo sobre la página.

—No podía dormir.

Marca otra línea en la página.

—¿Qué haces?—me atrevo a preguntar.

—Un paciente.

—¿Qué es?—me inclino un poco en su dirección, levanta su vista y me ve unos segundos.

—Nada importante—echa a un lado su trabajo—. Dime porqué no podías dormir.

Retengo aire antes de hablar.

—Me iré a Nuevo Goleudy—suelto más rápido de lo que quería.

—Sí, eso lo sé—no luce sorprendido—. Pensé que estaba más que decidido y fue el trato. Te admiten, vas. Además—hace un ademán con la mano—, fue una tradición estúpida el estudiar medicina que impuso el papá de tu abuelo.

—¿Querías ser otra cosa?—dejo caer mi cabeza en las palmas de mis manos, espero no estar preguntando demasiado. Jamás me he imaginado a papá haciendo otra cosa que no sea ser doctor.

—Nadador olímpico—sonrío—. Lo digo en serio, pero como ves, la historia fue otra.

—¿Por qué no te negaste?

—No fui tan valiente como tú—mis cejas se levantan involuntariamente, mis palpitaciones marcan unos segundos—. Lo siento, Meg.

Se quita los lentes y me toma una mano.

—Tu madre me hizo darme cuenta de lo ridículo que fui. No tenía y tampoco tengo razones para obligarte a estudiar algo que no te hace feliz. No voy a contarte lo que pasó la última noche con tu madre, pero la única razón para forzarte era el dinero.

—Entiendo, papá.

—Fui tonto. No me arrepiento de haberte tenido, hija—me permito volver a sonreír—. Pero hubiese querido que fuera diferente. Me concentré tanto en alejarme de tu madre con mi trabajo que no me di cuenta que perdía algo mucho más importante; pensé que tu madre era distinta contigo, pensé que alejarte de ella divorciándome te haría daño, cuando lo que te hirió fue al revés. No puedo arreglar el pasado pero sí arreglar lo que vendrá para el futuro.

Se levanta y lo sigo con la mirada hasta su habitación. Sale de ahí con un sobre en la mano, me lo extiende. Dudo en tomarlo un momento, lo abro y realmente me deja sin habla.

—Te mantendrá viva lo suficiente—bromea.

—¿Todo esto... Es para mi?—digo con sorpresa, el sobre luce como una pequeña almohada.

—No quiero que digas que no.

—Iba agradecértelo—lo abrazo sin su permiso—. Gracias, papá.

—Pensaba dártelo en el aeropuerto, pero teníamos cosas de las que hablar. Perdonarme no será fácil, pero quiero que sepas que quiero esforzarme.

Le sonrío. Hay cosas que debo tratar dentro de mi como el perdón, no es una cosa de un día a otro pero poco a poco se abre espacio dentro de mi; hace un esfuerzo por explicarme las razones y no debe ser sencillo. Me convenzo a mi misma de que si de verdad no se preocupara por mi no me hubiese pedido venir aquí sabiendo que aún así me iré.

—Lamento no asistir a tu graduación, seguía buscando un lugar digno de vivir. Y no quería seguir molestando a Ellen por dejarte tanto tiempo en su casa—ríe.

—Me dice que le encanta tenerme ahí.

—Lo sé, gracias a ellos eres una buena chica.

Conversamos el resto del tiempo, papá me cuenta algunas anécdotas de cuando era pequeña y era bastante traviesa para el gusto de cualquiera, especialmente cuando mis padres estaban en casa. El abandono no es algo fácil de superar, siempre fui una niña solitaria hasta que Jay entró en mi vida. Tuve que valerme por mi misma un frío intervalo y me acostumbré, lo veía normal hasta que observaba a la familia de Jay.

Roy llegaba a tiempo para la cena, saludaba a Ellen con un beso y a sus hijos con abrazos. Pasaban el mayor tiempo posible juntos, veían películas en noches familiares y planeaban días de campo. Me sentía como una intrusa. Roy y Ellen me incluyeron sin yo darme cuenta, me hicieron una fiesta sorpresa en mi cumpleaños e incluso mi mamá le dio permiso a Ellen de asistir por ella en las reuniones escolares para ser mi representante porque estaba muy ocupada en su trabajo. 

Todo fue complicado en mi tiempo de soledad, pero la familia no siempre tiene que ser de sangre. Ahora, por más estúpido que pueda sonar, cumpliendo un pequeño sueño que escondía en lo más recóndito de mi, el compartir con mis padres. O mi papá, en esta ocasión. No fingir ser una familia, que es lo que hacia mi mamá con todos, sino serla. Agregarlo de verdad en mi corazón por amor y no por obligación.

—Tu madre—comienza, es tarde para un chocolate caliente pero me pone una taza en frente con muchos malvaviscos, quizás heredé su exagerado gusto por el dulce—, es complicada.

—Ni me lo digas.

—Más de lo que crees. Su mayor complejo desde que la conozco es no tener el suficiente dinero para considerarse rica—tomo un sorbo de mi taza escuchándolo con atención—. Amaba a tu madre, Meg. Profundamente, creí que ella también lo hacía. Nos conocimos un año antes de ella terminar su carrera, yo tenía poco tiempo de haberme graduado, pero tu abuelo era reconocido y conseguí trabajo rápido. Fue en la fiesta de un amigo, era una chica hermosa y también misteriosa. Yo siendo joven con una suma de dinero heredada y un trabajo estable, la llené de regalos bastante costosos pero no éramos nada más que amigos extraños. Un tiempo después quedó en estado. Su padre la obligó a casarse conmigo. Deseaba casarme con ella. Jamás imaginé que ella no, me confesó su obligación en una discusión, sabes como lo hace.

—Sí, lo sé—me pierdo en toda esa información difícil de digerir. Mi madre después de todo no quería tenerme.

Siempre estuve un guarderías y muchas clases de música cuando crecí, veía a mis padres salir en las mañanas y a tardías horas de la noche por clases extra de piano. Era terrible en mis primeros años de estudio, todo se me dificultaba. Quien me ayudaba era la maestra y Ellen cuando Jay y yo nos volvimos amigos. Es terrible tener que admitir que tengo que superar el rechazo de mi mamá, un familiar tan directo.

—Yo fui quien te puso tu nombre—dice papá—. Cuando eras bebé y te vi por primera vez supe que jamás amaría a nadie tanto como a ti. A todos los viajes que hacía me encargaba de llevar una fotografía de cuando eras niña.

—¿La fotografía con la tortuga del zoológico?—asiente sonriendo, trago mis lágrimas.

—La última vez que salimos juntos, sí—papá me llevó una tarde que el maestro no pude darme clases particulares, dejo su trabajo ese día, tenia ocho años—. Lamento no haberte llevado a más cosas cuando eras niña.

—Podrías compensarlo un poco yendo mañana al aeropuerto.

—Prometo estar ahí.

De una u otra forma, veo las cosas de un ángulo distinto en mucho tiempo.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro