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Capítulo dos.

Ambos se volvieron a besar con suavidad, con una calma compartida, uno se arrodilló reposando su cuerpo sobre sus piernas, el adverso le apegó acariciando sin precipitarse en su espalda, tomando más control de los pensamientos que llenaban su cabeza, la tela del vestido era suave, pero sabía que la piel de su novio lo era más.

Sus muslos que no podía evitar apretar, y su cintura que era acentuada por el traje. Debido al ósculo, sus párpados cubrían sus ojos, empero no era obstáculo para reconocer el cuerpo de quien amaba. Pronto las hebras rubias se enredaron en sus dedos, acariciando y subiendo a su cráneo, sabía que allí Stave se calmaba como nunca, soltando risas por la sensibilidad de su cuero cabelludo.

— Te quiero. —Susurró Outer.

— Y yo también, algodón. —Siseó, suspirando cuando sus labios rozaron su cuello cubierto de pecas, era una sensación gratificante— Aún seas un tonto.

— Tu tonto.

Sus lamidas por su cuello eran escalofriantes, jugó con los cabellos del mayor al abrazarse a él, estirando su cabeza dándole más espacio, su respiración aceleraba por más caricias que aumentaban su juego coqueto. Su cabello, columna, su cintura por su cadera hasta llegar a sus glúteos, amaba como se removia bajo sus brazos.

Se unieron en otro beso, abriendo sus mandíbulas y moviendolas a un son que aumentaba poco a poco, otra vez Stave se alzó dejando que Outer levantara el vestido solo para poder tocar, el ósculo se volvió apasionado, sus lenguas se tocaron y deslizaron, hasta sentir la saliva caer por su comisura.

Jadeó bajo, mirando con un rubor en sus mejillas el como Outer apretó sus manos en sus muslos, el rubio desabrochó su vestido por arriba, dejando descubierto su pecho, una propuesta sugerente que el pelo azul no ignoró, degustaba su piel, sabrosa, dulce, era todo un sabor embriagante que al mayor le encantaba, aunque estaba un tanto incómodo al estar sentado, tenía menos chance de hacer sentir a su novio como en el paraíso como siempre le gustaba.

No había más desesperación, Outer hizo un camino de besos hasta su vientre en donde topaba su ropa interior, sin vergüenza alguna acarició su entrepierna, ganando la tensión en las piernas ajenas, Stave se mordió el labio, apoyando su frente sobre la cabeza ajena, se estaba excitando, la estimulación tiraba escalofríos pasando por todo su cuerpo, Corrientes potentes que paraban en su miembro que reaccionaba por los toques sobre su prenda.

— Esto es... mh... Vergonzoso.

— No puedo evitarlo, me quedo sin oxígeno al estar en este espacio, pero vale la pena estar cerca del astro que me acalora.

— No te entiendo...

— Lo sé.

Hizo un poco de fuerza para controlar el cuerpo ajeno que ya estaba temblando, mordió con cuidado el borde de su bóxer y entretanto Stave se recostaba en la cama el adverso le quitaba tal prenda, dejando sus piernas desnudas además de su miembro expuesto y totalmente estimulado, palpante de querer más atención.

Amaba verle así, quizás no era tan tímido como las primeras veces pero esa sonrisa pese su condición sumisa le enamoraba.

Acarició su mejilla, y el rubio inclinó su cabeza, estaba calmado, estaba seguro en sus brazos, levantó sus manos tomando su corbata, Outer sonrió relajado, dejándose besar y permitiendo que Stave tomara parte del control en el tierno beso que le depositó en sus labiales, amaba esa grata sensación, su sabor dulce embriagando su paladar, superaba en creces el café que tomaba cada mañana, a cualquier algodón de azúcar.

Al separarse, Outer notó que estaba sin su corbata, siendo desbotonado con algo de torpeza, algo adorable de su parte. Al estar con el torso descubierto, volvió a lo suyo, besando su mejilla hasta su pecho, era todo lujo al ser acariciado con suavidad mientras Stave se reía por algunas cosquillas, ya era hora de la siguiente parte.

Tomó sus piernas, besándolas y haciendo un camino donde de vez en cuando mordía, el rubio se aferró a las sábanas, esperando que no se atreviera a hacer lo que creería que haría, mas sus presentimientos se tornaron en la realidad cuando el mayor manipuló su miembro con su mano dándole un masaje de arriba y abajo, un gemido bajo y algo agudo se le escapó.

— N-Nn... Te gusta torturarme...

— Son preparativos, estrellita, quiero que disfrutes lo máximo.

— ¿Eso quiere decir que esto me va a doler todavía? —Se quejó haciendo un puchero, jadeando casi inaudible, se cubrió sus ojos con el antebrazo— Ya... Llevamos haciéndolo hace... dos años...

— Esta vez... Tengo una sorpresa.

El menor alzó una ceja pero no pudo preguntar ante el movimiento enardecedor, giró el rostro a un lado por el vaivén en su falo, era una velocidad torturante y placentera, hasta su cadera se movía inconsciente por desear más de ese gozo, Outer no se limitó y seguía besando sus piernas dejando muy leves marcas de territorio allí, sentía su pantalón apretar y ante los estremecimientos ajenos sabía que era mejor no hacerle llegar a un climax tan rápido.

Se apartó estirándose para abrir el cajón de la mesita de noche, se desabrochó el pantalón y tras su preparativo, mostró un envase donde el menor rió para quitar todos los nervios.

— ¿Fuiste a... un sex-shop solo por mí?

— Es especial para ti, no te producirá reacciones alérgicas y te relajará. —Explicó apenado— No quería que sintieras más dolor.

— Te imagino encapuchado preguntando con mucha vergüenza todo eso... —Volvió a reír, también ruboroso, posteriormente suspiró divertido— Gracias.

— Fue difícil, pero puedo hacer muchas cosas para ver brillar a mi luna.

Outer apoyó una mano al lado de la cabeza adversa siendo abrazado al instante, sus manos delgadas apretaron su espalda cubierta por su camisa abierta, pasó el gel por un par de dedos y suavemente los introdujo dentro de su pareja, éste se apretó los labios con fuerza pero el de ojos azules le besó para distraerlo, con sus dedos podría hacer mejor efecto el anestésico, Stave no hizo quejas, empezando un vaivén con su mano.

Stave murmuraba con una sonrisa pequeñas frases, parecía muy feliz de no sentir el dolor que siempre tenía en un principio, siempre llegaba a llorar y esperar un buen rato antes de acostumbrarse, pero la tortura era un mal rato que querían ambos evitar, ahora que estaba más dilatado, no paraba de reír y decir. "Está frío."

Dejó de estimularle con los dedos, pasándose estos por su propio falo y rozar con suavidad, su pareja se notó algo tensa, pero le esbozó una tierna sonrisa al mayor, eso era suficiente para continuar. Entró en él, una introducción lisa que le hizo detener al creer que podía pasar de largo y exagerar, Stave rasguñó su espalda sacando un quejido a Outer.

— ¿Te duele...?

— Casi nada... nhg... —Jadeó.—O-Outer...

— Shh... Tú me dices cuando continuar.

— N-No... No es eso... Es solo que... M-Me gusta...

Su rostro que expresaba un sentimiento tímido pero deseoso hizo en Outer estragos, tomó sus piernas para dejarlas sobre sus hombros logrando penetrar más al fondo y empezar un suave movimiento que se hacía más rápido conforme pasaba el tiempo, el rubio sentía escalofríos cada vez más placenteros, sus músculos interiores estaban relajados haciendo que el vaivén fuera suave y sin complicaciones, era placentero logrando que de sus cuerdas vocales se formularan una pequeña seguidilla de bajos gemidos, su voz no era suelta, pero tal placer sin dolor le producía el doble de gozo.

Dejó caer los párpados sin cerrar por completo sus ojos, su cabello desordenado por el movimiento estaba esparcido por toda la almohada, Outer con cariño aún en sus movimientos le arregló su cabellera, ganando risitas con jadeos por parte impropia, amaba su sonrisa, parecía que era la primera vez que de verdad estaba disfrutando de las relaciones como tal.

Hubieron palabras melosas de por medio, caricias en sus cuerpos y un cambio de postura donde el peliazul estaba detrás abrazando el cuerpo ajeno por su cintura, Stave no se demoró en buscar su boca, besándose y evitando soltar roncos sonidos debido a las embestidas que se hicieron paso, solo era el deleite que los volvía ciegos, no existían barreras para frenar, ambos lo disfrutaban y se notaba, el menor sentía sus piernas temblar.

Stave se apartó de golpe del jugoso beso debido a unas olas potentes de placer, girando su torso para aferrarse a la almohada, casi abrazarla abriendo su boca sin poder pronunciar nada ante los empujes en su interior, Outer había hallado su punto sensible, su pareja no dejaba de jadear ahogando los quejidos con el cojín, y el mayor separó mejor sus piernas para la mejor fricción sintiendo su miembro ser apretado, el calor le sofocaba, queriendo culminar también pronto ante la lubricación.

— ¡Mhgf...!

Stave gimió al llegar a su clímax, manchando un poco, ante su contracción Outer gruñó mordiendo el hombro de su amado quien se quejó bajo, eso sí dejaría marca. Hubieron unas últimas estocadas antes de separarse, sin acabar antes con una sesión de besos pasionales que se volvieron suaves tras los jadeos, el rubio se quedó observando en medio de un ensueño al mayor, ambos mirándose con total cariño.

— ¿Entonces... Valió la pena la velada, Stave?

— Tonto. Ya sabes mi respuesta.

Se rieron bajo, y Outer le ayudó a quitarse el vestido que Stave ni se acordaba que portaba, pero antes que su pareja se quitara la camisa, le abrazó, un agradecimiento silencioso por todo lo sucedido y el sacrificio de pasar vergüenza por él, se sentía bien, no sabía si tendría dolores al siguiente día debido al no ser tan bruscos, pero era mucho no haber sentido malestar en medio de un acto que debía ser a gusto, lo habían disfrutado plenamente. Antes no habían podido debido a la alergia que le producía los otros lubricantes.

— Tengo un pijama extra por si necesitas.

— Sí, por favor, no quiero usar el vestido para volver al departamento cuando me vaya.

— Muy bien, deja botar esto y te lo traigo.

Outer besó su mejilla y se levantó, riendo por los silbidos del de pecas a su espalda, botó el preservativo con un nudo y se colocó ropa interior y después su propio pijama tras tirar otro par a su pareja, ambos se vistieron y volvieron a la cama para esta vez acurrucarse con las sábanas encima, ya mañana se darían un baño, ahora con las luces apagadas se observaban en medio de la oscuridad, sonriéndose como si estuvieran viendo lo más bello del universo, así lo veían ellos.

— Outer...

— ¿Sí?

— ¿Estás contando cuántas pecas tengo?

— Sí, pero me pierdo en tus ojos.

— No seas bobo, astronauta, es que estamos a oscuras, apenas puedo verte.

— ¿Y sentir esto?

— ¡Brr...! ¡Deja de tocarme con tus manos del polo norte!

— Es divertido. También...

— No te atrevas...

— Soplar...

Stave se removió cual espasmo cuando Outer le sopló el cuello, para evitar que lo hiciera de nuevo, el rubio tomó sus mejillas, frunciendo el ceño.

— Sé un flojo y duerme.

— ¿Cuántas veces has fomentado mi pereza?

— Seguro que en universos paralelos, va, cierra tus ojos.

— Lo haré, lo haré.

Ambos se acurrucaron, cerca y sintiendo su calor corporal, Stave susurró un "Te amo" antes de quedarse dormido, dejando la fiesta en el olvido.

No pasaron más de cinco horas cuando la luz de la madrugada traspasara las cortinas, había sido un sueño reparador y muy agradable, abrir sus párpados y encontrarse con el rostro de su pareja dormida, se veía como siempre, pacifico.

Se pasó la mano por los ojos tratando de despertar, bostezando y sentándose con cuidado, siempre cuando despertaba después de haber tenido relaciones le quedaba doliendo bastante su cadera, sin embargo no tuvo dolor solo una sensación un tanto extraña pero no incomoda. Fue imposible no sorprenderse, sonriendo como idiota zarandeado suavemente el cuerpo del peliazul, despertando con un gruñido bajo.

— Outer, Outer.

— Mh... ¿Qué pasa...?

— Pfft, hombre, ese lubricante de verdad funcionó.

— ¿No te duele...?

— No, no me duele~.

Outer aún en medio de su sueño observó la sonrisa infantil ajena, al seguir durmiendo le daba gracia la felicidad de su novio ante el milagro del gel, se abrazó a la cintura ajena evitando que se levantara, no quería despegarse y el rubio solo pudo reír bajo, amaba cuando su novio estaba enojon por ser interrumpido en su sueño.

Tras poco rato donde el más bajo besaba la cara del mayor, ambos se levantaron, de todos modos Outer debía ir a atender algunas cosas y Blard estaría preocupado si no volvía a tiempo.

— Cuando llegues me avisas. —Dijo Stave— Aunque si me llega a doler te voy a llevar en medio trámite y gritaré que me duele el trasero.

— No creo que sea necesario, si te duele de daré mimos.

— ¿Y si no?

— También.

Stave se retiro riendo bajo, alistando el vestido que estaba en su brazo y también su cabello, debía verse formal o podría ser molestado por su hermano. Caminando de vuelta a su departamento, alzó una ceja confundido, la puerta no tenía llave.

La abrió algo preocupado, pero la sorpresa fue distinta a la esperada.

En el suelo yacía ropa desparramada, justamente las de anoche, los disfraces fueron tirados por ahí y en el sofá estaba su hermano sobre su pareja durmiendo desnudos, lo único que los tapaba era apenas una manta que se estaba resbalando y solo cubría la espalda baja hasta los muslos de ambos.

Era imposible no reír, llegando a carcajear cuando Blard por el ruido de la puerta abierta se había despertado y ante su reacción torpe casi destapa a ambos, Geno se despertó de golpe asustándose por ser encontrado de ese modo tan vergonzoso, su rostro totalmente rojo hasta las mejillas ruborizadas de su hermano fue suficiente para secarse las lágrimas y despedirse con la mano.

— Vaya que disfrutaron la noche, ¿Eh? Valió la pena echar al hermanito menor.

— ¡S-Stave, te voy a tirar la sandalia!

— ¡Pffhaha!

El rubio se retiró dejando a los dos novios solos, Blard se rió por lo tontos que se veían al ser descubiertos, besó la mejilla ajena.

— Al menos no tuvo una mala noche. Así como nosotros. —Guiñó.

— Eres un tonto.—Dijo dándole un golpesito, mas suspiró al menos tranquilo que su amigo estuviera animado.

Nadie pasó una mala noche.

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