Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

O5

*ੈ✩‧₊˚
ℋ𝑜𝑦 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑟𝑎́𝑠 𝑐𝑜𝑛𝑚𝑖𝑔𝑜
ℰ𝑛 𝑒𝑙 𝒫𝑎𝑟𝑎𝑖𝑠𝑜.

S

atomi soltó una pequeña risa de triunfo viendo cómo Hina le daba una vuelta mostrándole su resultado.

Las chicas desesperadas por ser lindas y llamar la atención son tan fáciles de manipular, más aún cuándo son niñas de casa qué están hartas de estar encerradas.

Era fácil, ahora qué tiene nuevos lujos y más cosas, querrá más y más. Así funcionaba aquél negocio, una joven qué no desea trabajar y debe hacer dos cosas tan fáciles;

Dar amor y cuerpo. Sonaba tan fácil qué era imposible qué no hubiese alguna mentira de por medio, osea, ¿me estás diciendo qué puedo ganar millones solo con dar besos y luego ir a la cama con alguien importante?

Satomi había logrado su cometido principal; destrozar a Takemichi Hanagaki.

Su novia ahora era una pre pago, se había acostado con un Yakuza y ahora tiene senos firmes, un poco más grandes y operados.

La primera parte de su plan ya fue ejecutada, ahora sigue la segunda qué le va a generar más placer.

Miró cómo Manjiro había visto la foto y fue incapaz de responder, Satomi sabía bien qué aquél muchacho la deseaba.

Su mirada era diferente, sus manos se tensaban al igual qué su rostro, mientras apretaba su mandíbula.

Logró notar una erección aquella vez qué le había susurrado encima de su oído, ¿Necesitaba mencionar más señales?

Y podía deducir, qué Manjiro esa noche había vuelto tener una erección.

Realmente, estaba en lo correcto. Aquella noche qué manjiro miró los mensajes qué "Emma" le había mandado, había entrado furioso para ver qué excusa era.

Pero se encontró con el número de teléfono de Satomi junto a una foto de sus senos desnudos, mientras ella sostiene un chupete entre sus carnosos labios.

Inmediatamente miró esa foto, guardó el número. No le iba a escribir o algo por el estilo.

Al menos no ahora. Ahora mismo tenía un problema y era qué tenía esa intensa necesidad de darse “cariño” así mismo.

No entendía bien el efecto qué causaba aquella chica de cabello morado y ojos violetas, de piel morena, con aquél cuerpo ardiente.

Su imaginación voló, sus caderas moviéndose, su trasero rebotando encima suyo. Sus senos moviéndose mientras su cuerpo se desliza encima del suyo.

Con aquella voz melosa gritando « Manjiro » no se dió cuenta cuándo el mismo había sacado aquél pedazo de carne palpitante de sus pantalones.

Tiró su cabeza hacia atrás, mientras los jadeos escapaban de forma involuntaria, aquél enorme impulso era más grande que su uso de razón.

La mente de manjiro nubló cualquier preocupación por emma junto a los chismes sobre qué Satomi era una perra malnacida.

Ahora en su cabeza sólo estaba ella y sus tetas junto a sus intensas ganas llenas de frustración por cogerla.

Su mano iba y venía, se deslizaba con rapidez mientras apretaba la tela de su camiseta.

« Llámame cuándo quieras, tú y yo podemos ser... buenos amigos. »

Maldijo en su mente mientras sus caderas temblaban, su mano apretó con fuerza su pene qué palpitaba, anhelando estar entre las paredes vaginales de Satomi.

Manjiro bajó su cabeza mientras temblaba, aquél espeso líquido de un color blanco salió de él. Su respiración agitada estaba en busca de regularizarse.

De su cabeza no salía aquella imágen, tampoco su estúpida voz. Necesitaba ese calor.

La necesitaba a ella.

︈─ ¿Dormir en tu casa, emma?, ¿Estás segura? ︈─ preguntó Satomi.

︈─ sí, es una pijamada. Le comenté a mi abuelo y me dijo qué sí. ︈─ Respondió con alegría.

︈─ Mm, está bien. Nos vemos en un rato entonces ︈─ Dicho esto, colgó.

Una pijamada en la casa de Emma... algo curioso, pero tentador. Satomi se levantó y abrió su closet, viendo con una sonrisa pícara su almacén de pijamas.

Tomó aquél baby doll qué se veía más disimulado pero al mismo tiempo, tan sensual.

Además de elegir su ropa para ir a la casa de los sano. Miró con una sonrisa su teléfono, notando qué se acercaba la hora acordada así qué decidió ir a bañarse.

Aunque, alguien irrumpió su paz. Se dirigió a la puerta para abrir, notando de quién se trataba.

︈─ ¿Ahora qué quieres, payaso? ︈─ le preguntó mientras rodaba sus ojos.

︈─ ¿Así tratas a tu familia, zorrita proxeneta? ︈─ preguntó él, mientras arqueaba una ceja.

︈─ Ay ajá, ¿Y el flacucho con cara de vagabundo qué? ︈─ preguntó ella.

︈─ Viene conmigo, tú sólo déjame pasar. ︈─ Dicho esto, se hizo a un lado para que pudieran pasar.

Satomi llevó sus manos hacia su cintura, mientras arrugaba su ceño.

︈─ Kisaki, no me gustan las visitas sorpresas a menos qué sean para darme dinero, ¿Qué quieres? ︈

︈─ Escuché por ahí qué te vieron discutiendo con Manjiro sano. ︈─ Dijo con diversión.︈─ Al parecer eso de volver a su hermana una prepago no te va muy bien.

︈─ Para tu información, esa niña me está dando mucho dinero y además, manjiro sano no es ni la piedra qué pueda hacerme tropezar. Ahora, el estúpido niño llorón del qué me hablaste, me ha estado espiando. ︈─ Se cruzó de brazos.

︈─ Ese idiota me frustra la paciencia, no entiendo porque siempre está en dónde menos le llaman.

︈─ ¿Has pensado en sí tienes algún traidor o algo?, los estúpidos niñitos pandilleros qué dicen ser leales se venden muy... fácil. ︈─ Ella desvío su mirada hacia el más alto.

︈─ Nah, a mí no me mires, por cierto, qué buena estás. ︈─ Kisaki soltó un suspiro al escuchar las palabras de Hanma sobre su prima.

︈─ Ya lo sé. Pero mira el otro lado, Kisaki. Su novia, la que se llama Hinata Tachibana está entrando a mi negocio. ︈─ Satomi le lanzó su teléfono al de lentes.

Él miró la foto de Hinata junto a uno de los amigos de Satomi qué pertenece a la Yakuza.

︈─ Desgraciada, ¿cómo puedes meterla en esto?, ¡Te dije qué sin meterla!

︈─ Ugh, la niña me insistió y ya la operé. Además, ya váyanse, ya voy a recibir a alguien más antes de irme. ︈─ rodó sus ojos.

︈─ Tsk. Más te vale no involucrarla demasiado, satomi. ︈─ Dicho esto, Kisaki se levantó y se fue junto a Hanma.

El último le guiñó el ojo además de hacerle una mímica de qué lo llamé.

Rato después, Satomi se preparó para recibir a alguien. Arregló su cabello y se puso una blusa ajustada con estampado de leopardo junto a una micro falda ajustada de jean.

El timbre sonó, cuándo abrió la puerta, se encontró a su próxima presa.

Bueno, a sus próximas presas.

─ Es un gusto volver a verte, Takeomi. Wakasa, cuánto tiempo. ︈─ Satomi los hizo pasar.

Los tres iniciaron una conversación casual mientras Wakasa le pasaba parte del dinero a Satomi.

Era hora de una buena actuación, de eso estaba claro. 

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro