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𝒯𝑜𝑑𝑜𝑠 𝑑𝑒𝑠𝑒𝑎𝑛
𝒞𝑜𝑔𝑒𝑟𝑚𝑒.
Satomi decoró sus orejas con unos nuevos aretes bastante caros, mirando su hermoso reflejo en el espejo.
Pintó sus labios con un dulce color pastel para luego ponerse sus zapatos, quitó su gorro y dejó su largo pelo caer, totalmente perfecto.
Ella se puso de pie, ya con el uniforme del colegio. Tomó su bolso, agarró sus llaves y celular.
Miró algunos mensajes, mientras tiraba su bolso en su auto. Ni siquiera se molestó en despedir a su madre o en desayunar.
Al subirse a su auto, soltó su teléfono y arrancó. Se puso sus gafas de sol y una canción de britney spears en la radio.
Se detuvo frente a la casa de su gran amiga Emma, quien salió inmediatamente escuchó el sonido del claxón de su auto.
Cuándo la rubia se subió, ambas se dirigieron al "colegio", con una sonrisa la rubia se puso sus gafas de sol.
︈─ Hoy hice una cita en la estética para las dos, no importa sí me desvío, ¿No? ︈─ Preguntó la pelimorada.
︈─ ¿Eso no es muy caro?, además, el colegio y...
︈─ Tú hermano ni siquiera va al colegio, ¿Qué tiene qué tu faltes un día para verte más bella de lo qué eres? ︈─ Satomi se detuvo en semáforo rojo.
Justamente un par de motos se detuvieron a su lado, empezando a chiflarles.
︈El Auto de Satomi, el cuál era un deportivo bastante caro descapotable. Un narco se lo había regalado para que pudiese andar mucho mejor.
︈─ Oye, rubia. ¿Cuánto cobras por la hora? ︈─ preguntó uno de ellos.
︈─ Más de lo qué tú y tú patético cuchitril puedan llegar a valer, pobre. ︈─ Satomi le sacó el dedo del medio y arrancó.
︈─... Eso fue cruel.
︈─ Pero justo.
︈─ Bueno, tienes razón. ︈─ Ambas chocaron los puños mientras reían.
Ambas se detuvieron en una gasolinera, al estacionarse. Satomi abrió el baúl de su auto para mostrarle un bolso.
︈︈─ Siempre hay que tener ropa de emergencia. ︈─ Dijo entre pequeñas risas.
Ambas fueron a cambiarse en los baños para salir con ropa totalmente diferente.
La Nara vestía una mini falda, con un cinturón negro. Su blusa de tela fina sin mangas color blanco con escote que dejaba ver parte de su ajustado escote marcando sus grandes senos.
Sus botas negras de tacón qué eran para pisar hombres sin dinero qué intentarán coquetearle, junto a su fiel collar qué valía más que una casa.
Mientras qué emma llevaba puesto un top lace cami de color azulado, junto a unos shorts estilo jean bastante ajustado junto a unos tacones de aguja.
Ambas salieron entre risas bajo las atentas miradas de aquellos morbosos hombres qué jamás podrían tener algo con una de las dos.
Dos bellezas bastante caras que venden su cuerpo a hombres qué pueden pudrirse en dinero una y mil veces.
Al subir al auto, satomi miró su teléfono con una sonrisa. Y arrancó junto a su gran amiga.
Al llegar, ambas se bajaron del auto. Había sido un viaje ciertamente largo, habían ido de una zona a otra.
La zona de los juegos y cosas caras, nada más ni nada menos qué Roppongi.
Al entrar al salón, emma miró nerviosamente los detalles, se veía bastante caro pero Satomi parecía estar en ambiente.
︈─ Oh, satomi. Querida, es un gusto volver a verte y veo qué vienes acompañada. ︈─ Comentó un hombre alto.
︈─ Emma, te presento a Hiroshi, es uno de los mejores estilistas de la zona. ︈Hiroshi, ella es mi amiga emma, quiero qué la dejes más hermosa de lo qué es. ︈─ Dijo satomi con una sonrisa
︈─ Sabes que puedes confiar en mí, querida. ︈─ Dicho esto, emma fue llevada a otro lado.
Mientras Satomi se iba a resolver unos autos. Se puso sus gafas nuevamente mientras sonreía.
Su teléfono sonó y sin esperarlo, contestó.
︈─ ¿Ya llegaste, bonita?
︈─ Estoy justamente frente al salón, espero me pagues muy bien. ︈─ Dijo entre cortas risas burlonas.
Ella hizo a un lado su largo cabello mientras colgaba a un lado su teléfono.
Tras un rato, aquellos dos chicos habían llegado con una pequeña sonrisa traviesa.
︈─ hehe, ¿Qué tal?, tanto tiempo sin verlos. ︈─ Satomi aceptó la mano del más alto de trenzas para dar una vuelta.
︈─ Digo lo mismo, Satomi. Cada día te pones más buena ︈─ Ran acarició una parte de su abdomen.
︈─ No señor, ya sabes las reglas. ︈─ Dijo con una sonrisa, mientras extendía su mano.
︈─ Bien, bien. Pero, ¿La trajiste?
︈─ Pero claro, jamás decepcionaría a mi querido amigo rin. ︈─ Ella se burló de Rindou
Él rodó sus ojos y le entregó la black card, Satomi ríe mientras aquellos digitos que tanto le gustaban estaban en sus manos.
Sus primeros amigos del bajo del mundo, además de ser de sus primeros clientes.
︈─ Me costó traerla, el idiota de su hermano es demasiado molesto. Además, ese tipo, un niño llamado Takemichi me está molestando. ︈─ Arrugó su ceño
Días antes, un tal Takemichi había interrumpido su salida con emma para llevarla a uno de los clubes de uno de sus amigos.
Satomi perdió mucho dinero por aquél idiota de cabello rubio y ojos azules, necesitaba vengarse de él.
Y de Manjiro también, eran un obstáculo en su camino para seguir ganando dinero con emma.
Aunque, consiguió una nueva chica qué era muy linda pero tenía los senos ciertamente pequeños pero nada qué no pudiese resolver.
︈─ Podemos resolver eso por tí, preciosa. ︈─ Ran acarició su mejilla.
Ella ríe dulcemente mientras mueve sus hombros.
︈─ Ustedes solo golpean físicamente, esos golpes se recuperan. .︈─ su sonrisa se convirtió en una más perversa. ︈─ A mí me gusta golpear en dónde jamás puedan olvidarme.
Satomi le quitó lentamente la ropa a Emma frente a los Haitani mientras la sano sonreía.
Ambas teniendo la falda del uniforme escolar más corta de lo habitual, estando únicamente en sostén.
︈─ Mm, sin embargo...tú y yo, nos iremos otra habitación. ︈─ Satomi jalo la corbata qué llevaba Ran en su cuello para arrastrarlo.
Emma y Rindou se quedaron solos, la rubia empezó a bailarle de forma sensual. Recordando el por qué lo hacía.
Lo qué ella haga con su vida, es cosa suya, no de los demás.
Ella también quería todo lo que tenían las demás chicas de barrios ricos, ella puede obtener todos esos lujos.
El dojo de su familia se estaba yendo por el caño, ya nadie iba a las instrucciones y no había casi ingresos.
Con todo este dinero, podrá darse cada lujo qué quiera y llevar el pan a la mesa.
Esta es su condición, no una maldición. Lo hace por ella, por su familia.
Sus caderas se movían de una forma provocativa mientras empezaba a quitarse lentamente la falda hasta quedar en aquella ropa interior de encaje.
El humo inundó de la habitación mientras los cuerpos sudados chocaban, sus caderas se movían encima de aquél cuerpo desnudo.
Sus glúteos chocaban contra sus pelvis mientras sus movimientos circulares, sus paredes apretaban su pene hasta hacerlo gemir.
Sus manos se deslizaron hasta su largo cabello mientras las embestidas resonaban por toda la habitación.
Su cabello morado cubría parte de su rostro mientras sus movimientos frenéticos hacía arder su interior.
Cada movimiento suyo lo volvía loco, mientras sus manos se deslizaban por aquél cuerpo tan candente.
Sus grandes senos, firmes, tan apetitosos. Sus glúteos redondos qué rebotaban con cada sentón.
Su piel morena, qué hacía contraste con aquellas sábanas rojizas.
Era una diabla, se movía cómo una. Era mala, tan candente capaz de hacer pecar a cualquier hombre con aquél cuerpo.
Las horas pagadas terminaron, debía llevar a Emma a su casa. Satomi se puso su ropa cómo si nada mientras miraba a Ran acostado.
︈─ ¿Ya te depositaste el dinero? ︈─ preguntó, con una sonrisa.
︈─ Así es, ¿O acaso quieres darme más? ︈─ ella se inclinó, ya teniendo su ropa interior puesta.
︈─ Mm, quizás. Tú y tu boca me encantan. ︈─ Él se acercó, en busca de darle un beso.
Pero ella lo detuvo con su dedo índice.
︈─ Lo siento, amor pero tú tiempo de besarme ya pasó. Me iré con mi chica, tú y tu hermano pueden irse sí quieren.
Dicho esto, Satomi se puso su ropa, recogió sus cosas y se fue en busca de Emma.
Abrió la puerta, encontrando a Rindou sentado y emma acostada.
︈─ Ya nos vamos, querida. Espero la hayas tratado bien, Rindou. ︈─ Dicho esto, emma se apresuró para cambiarse.
Cuándo recogió sus cosas, ambas se marcharon en el auto de Satomi. Quién terminó por detenerse en un cajero para sacar todo el dinero.
Le dio su parte a Emma.
︈─ Wow, ¿Realmente tienen tanto dinero los haitani?
︈─ Ellos cómo tal no, sus padres son empresarios muy importantes y famosos en todo Japón. ︈─ Explicó.
Una vez habían llegado, ella dejó a Emma frente a casa para luego despedirse.
︈─ Alto ahí. ︈─ La voz de Manjiro hizo qué Satomi maldiciera en su mente.
Ella levantó sus gafas para ponerlas en su cabeza. Arrugó su nariz al ver al pelinegro de cabello largo, el llorón estúpido y otro par más.
︈─ ¿Dónde andabas emma?, ¿Por qué llegas ahora? ︈─ preguntó su hermano, molesto.
︈─ Oye, déjala. Después del colegio fuimos al salón de belleza a arreglarnos. ︈─ Dijo la morena, al salir del auto mikey guardo silencio.
Sus tetas se veían apretadas en la camisa del instituto, mientras ella caminaba hacia ellos.
︈─ Incluso llamé a su abuelo para decirle qué íbamos a llegar algo tarde, ¿O tienen algún problema con eso?
︈─ Sí, sí tengo un problema...¡Eres una prostituta! ︈─ Acusó Takemichi.
El sonido sordo resonó, mientras la mejilla de Takemichi estaba roja. Satomi lo había golpeado.
︈─ ¿¡Cómo me dijiste?!
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