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*ੈ✩‧₊˚
𝒟𝑎𝑚𝑒𝑙𝑜 𝑡𝑜𝑑𝑜 𝑦
𝒯𝑢𝑦𝑎 𝑦𝑜 𝑠𝑜𝑦.
Satomi miró con aburrimiento las clases, se arrepintió de venir hoy al instituto pero necesitaba buscar un par de niñas nuevas y ya tenía un par de ojitos en algunas.
Además de tener qué llevar a unas tontas qué tendrían la gran oportunidad de acompañar a un narcotraficante a Corea el fin de semana.
La pelinegra salió inmediatamente tocaron el timbre para el segundo receso, bajo las atentas miradas. Ella abrió su chupetín y se lo metió en la boca para sonreír.
Al acercarse a un par de chicas, les dio una propuesta demasiado tentadora.
︈─..¿Y qué tenemos qué hacer?
︈─ Es fácil, un par de besos, palabras cariñosas y...ir a la cama con ellos, a cambio de todo lo que ustedes quieran. ︈─ Alzó sus cejas, sonriendo
Estaba segura qué le dirían qué sí, puesto qué había investigado sobre estás chicas y al ser de un barrio medio pobre, sus padres tampoco tenían mucho dinero.
Cuándo le hablas de dinero al mono, esté se activa sin importar el método.
︈─ Está bien, te esperaremos el viernes. ︈─ Aceptaron.
︈─ Así me gusta, chicas inteligentes, no brutas. Nos vemos luego, niñas ︈─ Se despidió entre cortas risas.
Emma se acercó rápidamente a ella, ambas se saludaron y empezaron a hablar.
︈─ ¿Que hay esté fin de semana? ︈─ preguntó, emocionada
︈─ Veo qué estás muy feliz, Nakamura te consintió mucho, ¿Eh? ︈─ Emma ríe y le muestra alegremente sus nuevos accesorios.
︈─ Así es, me compró muchísima ropa de marca, un nuevo celular y me dio dos millones de yenes. ︈─ Satomi sonríe, feliz por su amiga.
︈─ Con razón quieres repetir, eh. Hasta yo quisiera ︈─ La pelinegra niega entre risas. ︈─ Pero, Nakamura ya no está en el país peeerooo...para tú buena suerte, un nuevo narco llegó de visita a Japón. Llevaré a un par de niñas, alístate porqué el sábado nos vamos de fiesta.
︈︈─ ¡Estaré ahí, definitivamente! ︈─ Dijo con una sonrisa.
︈─ Así me gusta, una niña inteligente. ︈─ Satomi le dio un beso en la mejilla y ambas se tomaron de la mano para caminar por los pasillos.
︈─ ¡Emma! ︈─ La voz de Manjiro resonó por el pasillo.
Cuándo ambas chicas voltearon, manjiro dirigió su vista en la pelinegra. Un poco más alta qué emma..
De tes morena, cabello largo de color negro y puntas moradas, ojos violetas. Sus labios rosados brilloso por aquél chupetín qué mantenía en su boca, su cuerpo bien cuidado. Sus piernas descubiertas por la mini falda qué llevaba, la camisa le quedaba algo apretada del pecho y la llevaba desabotonada, mostrando parte de su pecho.
Llevaba aretes algo grandes, un par de pulseras y unos calentadores. Aquella mirada terminó por confundir un poco a Manjiro.
¿Era ella la nueva amiga de Emma?, parecía sacada de una película. Era toda una modelo.
︈─ ¿Quien es él, emma? ︈─ preguntó
︈─ Él es mikey, mi hermano mayor. ︈─ Ambos se miraron tras las palabras de Emma.
La sonrisa coqueta, tan perversa de la diabla cautivó al pandillero qué se sintió perdido ante su mirada y su sonrisa.
Pero la pelinegra solo le guiño el ojo y se marcho, dejando a los hermanos en un silencio muy idiota.
︈─...¿Mikey? ︈─ Emma trató de devolverlo a la realidad pero su hermano había caído ante aquella mirada perversa.
︈─ Emma, ¿Esa es tu amiga? ︈─ Preguntó Draken.
︈─ Sí, ella es Sato. ¿Por qué? ︈─ Emma inclinó un poco su cabeza mientras miraba a draken
︈─ Esa chica yo la conozco. Le dicen “La diabla” y es una proxeneta. ︈─ Él arrugó su ceño.
Una proxeneta. Una chica tan bella con ojos cautivadores que fácilmente podría ser una modelo profesional.
︈─ Sólo son rumores, no exageren. ︈─ Ella rodó sus ojos.
︈─ Mm, igualmente me gustaría hablar con ella personalmente.︈─ Habló Manjiro, empezando a caminar.
Emma miró cómo su hermano se marchaba con una notable prisa por dónde se iba Satomi, ciertamente nerviosa.
Su amiga no se dejaría espantar de su hermano, o al menos eso esperaba.
Mientras tanto, la de cabello morado miró con una sonrisa a una de las chicas que tenía en idea.
︈─ Ya ves, a mí me gustan las niñas inteligentes, no tontas. Nos vemos el viernes a las 5, ya sabes cómo vestirte. ︈─ Le guiño el ojo y ambas se despidieron.
Satomi volteó, para encontrarse con aquellos ojos negros tan vacíos y sus cabellos rubios.
︈─ El hermano de emma, ¿No? ︈─ Lo miró con cierta curiosidad.
︈─ Mikey. ︈─ se presentó.
︈─ Satomi, un gusto. ︈─ Ella extendió su mano mientras lo miraba con una sonrisa.
︈Él apretó su mano, mientras ambos se miran a los ojos.
︈─ Tú hermana es un encanto, muy buena chica. ︈─ Ella dio un paso adelante.
Satomi era un poco más alta qué Mikey, ambos se rozaron ante la cercanía mientras sus miradas no se despegaban.
︈─ Dile qué la espero para la pijamada del fin de semana. ︈─ Sin más, satomi le dio la última mirada y se fue.
︈Sí, claro. Una pijamada.
E
l viernes había llegado y Mikey junto a sus amigos miraban cómo su hermana salía de su casa para tomar un taxi qué la iba a dejar en la casa de su amiga.
︈─ ¿Por qué debemos seguirlas? ︈─ preguntó takemichi.
︈─ Shhh, harás qué nos descubran.︈─ Mikey le dio un zape.
Emma se bajó del taxi, haciendo qué ellos se escondieran. Al entrar a la casa de Satomi, se quedaron esperando algo sospechoso.
Habían muchas más chicas allí qué empezaban a llegar. Después de un rato, la tal satomi salió.
Mikey la miró, quedando embobado. Con un conjunto deportivo y su pelo atado, parecía haber estado haciendo ejercicio.
Un par de camionetas aparecieron, ella empezó a hablar con los hombres qué estaban allí de una forma entretenida y poco después recibió un par de fajo de billetes bastante grandes.
Las chicas salieron pero entre ellas no estaba emma, cosa qué alivió a Mikey.
Pero era cierto, aquella satomi era la famosa "diabla", qué usaba a chicas jóvenes cómo prostitutas.
Es decir, ella es la diabla, la mejor proxeneta de Japón.
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