Capítulo extra #2. 🦋
Val
Desperté temprano, me di una ducha reparadora y me puse ropa cómoda para ir a la universidad. Jean entraba antes que yo al colegio y pasaba el transporte por ella, así que no me tenía que preocupar por llevarla e irme a la universidad. Mi hermana era muy independiente y no tenía que estar detrás de ella persiguiéndola para que hiciera sus tareas.
—Buenos días, mi niña —saludé a Effie cuando entré a la cocina. Esa mujer despertaba temprano y preparaba el desayuno antes de que Jean se fuera al colegio.
—Hola, Effie.
—Te veo más feliz que antier —le ayudé a servir el desayuno.
—Estoy muy feliz, Effie. Sigo pensando que es un sueño. Carson está aquí.
—Mi niña, te ves tan enamorada —se sentó frente a mí para empezar a desayunar.
—Lo estoy, Effie. Estoy más enamorada que nunca —confesé —. Y quiero ser feliz cómo lo merezco. Ya nada se va a interponer para que Carson y yo estemos juntos.
No quería pensar en lo que sucedió aquella noche, pero era imposible no hacerlo cuando eso determinó todo lo que vino después. Yo lo maté y no me arrepentía por hacerlo. Sabía que si no lo hacía él iba a ir a dar a prisión y a aun así no me iba a dejar en paz. Yo era de su propiedad, compró una esposa para retenerla a su lado y que le diera un heredero, cuando ya no le sirviera me iba a desechar como basura.
—No hay nada que les impida ser felices. Tú y Carson lo merecen por todo lo que han tenido que pasar —le agradecí con una sonrisa.
—Quiero tener una relación normal con él, ser novios y salir a citas. Quiero que me pida matrimonio y casarnos, vivir juntos y tener hijos.
—Todo eso suena maravilloso —suspiró —. Yo quiero estar ahí cuando tengas a tus hijos. Quiero cuidarlos cómo las cuidé a ti y a Jean.
—Eres tan linda, Effie —me acerqué y cogí su mano por encima de la mesa —. Nunca me dejaste sola.
—Y nunca te voy a dejar sola, mi niña —apretó mi mano —. No te corro, pero apúrate, se te va a hacer tarde —miré la hora en mi celular. Desayuné y le ayudé a Effie a recoger los platos. Esta vez no me quedé a lavarlos, porque tenía que cepillarme los dientes. Metí mis libros y mi laptop a la mochila.
A las ocho en punto de la mañana recibí un mensaje de Carson avisando que estaba abajo esperando.
—¡Effie, me voy! —le avisé abriendo la puerta. Effie salió de la cocina.
—¿Qué quieres que prepare de comer?
—Lo que sea está bien.
—Oye —me detuve antes de salir —. ¿Y si invitas a Carson a comer? ¿Crees que quiera? —Effie era una maravillosa persona.
—Le voy a preguntar y te aviso —asintió.
—Con cuidado —le mandé un beso, salí del departamento y cerré la puerta. Al bajar, Carson me esperaba fuera del auto. Al verme se acercó y me ayudó con la mochila. Me saludó con un beso en los labios y me abrió la puerta para subir. Al estar arriba del auto me trajo muchos recuerdos de cuando era mi guardaespaldas y me protegía de todos. Siempre se portó a la altura de la situación y cada día me enamoraba con cada uno de sus detalles.
—¿Cómo estás? —preguntó. Encendió el motor y condujo en dirección a la universidad.
—Aún no creo que estás aquí —puse una mano en su brazo —. Pienso que es un sueño.
—Pero no lo es, princesa —cogió mi mano y dejó un beso en mi dorso —. Esta es nuestra nueva realidad.
—¿Me ibas a buscar? —pregunté de repente.
—Sí.
—¿Cuándo?
—Le pedí a McKay vacaciones para ir a Edimburgo e ir a buscarte. Yo cumplí con lo que acordamos y ya no podía soportar no verte.
—¿Y si tu padre no te daba esas vacaciones?
—De todos modos me iba a ir. No le iba a pedir permiso —apoyé la cabeza en su hombro.
—Te amo mucho, Carson.
—Y yo te amo a ti, princesa —sonreí. Extrañaba que me dijera así.
Dejó un beso en mi cabello.
Me sentía tan bien al estar así de nuevo. Carson era mi cómplice, mi compañero y mi pareja. Me gustaba la conexión que teníamos y lo mucho que compartíamos juntos.
—No te voy a dejar nunca más —prometió —. Es un juramento que pienso cumplir hasta el último de mis días.
Estaba tan agradecida por la oportunidad que se me estaba dando de empezar de nuevo en una nueva ciudad, pero con el amor de mi vida. Carson llegó cuando más lo necesitaba e hizo las cosas más fáciles, sin él no sé qué hubiera sido de mí, tal vez Mark seguiría vivo y yo encerrada en esa lujosa prisión en la que me tenía encerrada. Tal vez mi bebé estuviera vivo, pero ¿a qué costo? Me iba a costar la poca felicidad que aún poseía y nunca iba a estar satisfecha con esa vida que nunca quise.
—Y no quiero que lo hagas —le miré y me sonrió.
Antes de llegar a la universidad pasamos por un café y un rico chocolatín. Carson decía que no muy lejos se encontraba su trabajo, así que le sería fácil pasar por mí cada día para llevarme a la universidad y pasar a dejarme al trabajo. Siempre fue un amor de hombre, pero ahora que ya no nos teníamos que esconder lo era mucho más.
—Supe que van a enjuiciar al padre de Rhona —le di una mordida al chocolatín y subí al auto —. ¿Sabes cómo está ella?
—Ella está mejor. Se casó con Neakail, pero a ella le fue bien con ese matrimonio. Sé por Beth que no quiere saber nada de sus padres.
—Y hace bien —le dio un sorbo a su café —. Ellos solo le han hecho daño y no se merecen a una hija cómo ella —asentí dándole la razón.
Solo deseaba que a Rhona le fuera bien en su matrimonio y que no fracasara cómo el mío que siempre estuvo destinado al fracaso. Al menos Rhona podía decir que amaba a su esposo, algo que yo nunca pude hacer, ni siquiera lo intentaba.
Carson condujo hacia la universidad y se quedó impresionado al ver la bonita construcción en la que estudiaba. Yo también me quedé así el primer día que vine a inscribirme.
—Es hermoso, ¿verdad? —asintió. Lo miré y sonreí. Era perfecto.
—No más que tú —me acerqué para dejar un beso en sus labios.
—Nos vemos más tarde —apoyé las manos en su pecho —. ¿Harás algo después de salir de trabajar?
—Nada, ¿por qué?
—Effie quiere que vayas a comer —una enorme y bonita sonrisa se dibujó en sus labios —. ¿Qué dices?
—Con gusto iré a comer con ustedes. Nunca he probado la comida de Effie, pero me imagino que cocina delicioso —asentí.
—Su sazón es muy rico. Te va a encantar cómo cocina.
—No se diga más. Paso por ti a la hora de salida, de acuerdo.
—Sí —me puse de puntitas para dejar un beso sobre sus labios.
—Te veo aquí a la hora de la salida para llevarte a tu trabajo.
—No tienes que hacerlo.
—Pero quiero hacerlo. Déjame hacerlo.
—De acuerdo —nos besamos apasionadamente sin importar quién nos pudiera ver. Ya no nos teníamos que esconder de nadie.
—Te amo demasiado —musitó sobre mis labios antes de besarme de nuevo —. No puedo estar sin ti.
—Y yo te amo a ti, Carson —sonrió y nos separamos.
—Me gusta cuando dices mi nombre —cogió un mechón de mi cabello y lo pasó detrás de mi oreja —. Te portas bien. Te veo más tarde —fruncí el ceño.
—¿Qué dices? Si yo me porto bien —entornó los ojos —. De vez en cuando —le sonreí con coquetería.
Antes de dejarme ir me abrazó con fuerza sin hacerme daño. Yo también necesitaba de estos abrazos y estas muestras de amor. Pasamos meses separados y ahora que nos encontramos de nuevo no me quería separar de él. Inhaló con fuerza y correspondí a su abrazo. Me reconfortaba tanto este abrazo. Lo necesité por días y ahora aprovechaba cada vez que lo tenía cerca.
—Tengo que entrar a clases —se apartó.
—Solo por eso te dejo ir si no...—insinuó algo que no terminó de decir.
—Yo también te amo —nos besamos una última vez. Tuve que entrar a la universidad y esperar que las horas pasaran para poder verlo de nuevo.
Toda la noche ansié que llegara la mañana y ahora quería que ya fuera la hora de salir para verlo de nuevo.
Recibí un mensaje y saqué mi celular. Era Carson.
"Ten un hermoso día. Te amo. 🌺"
Mi respuesta no tardó en llegarle.
Yo también te amo. Ten un maravilloso día".
Me sentía cómo una adolescente enamorada que veía todo de color rosa. Así era el amor de poderoso. Podía con todo y contra todo. Ahora podía vivir mi romance con Carson, ser una pareja normal cómo todas las demás que salen a citas, se ven para hacer algo o para no hacer nada. Ahora tenía la oportunidad de tener una relación cómo siempre lo quise y no iba a desaprovecharla.
Carson
Llegué al trabajo y bajé del auto para entrar a la oficina. Me senté en mi silla y Angus me miró raro, como si algo estuviera mal conmigo.
—¿Qué? —le pregunté al notar que no me quitaba la mirada de encima.
—¿Cómo te fue con la futura señora de Blackwood? No puedes evitar sonreír cómo un tonto enamorado. Si continúas así todos se van a dar cuenta de todo.
—No me importa lo que piensen los demás —le aclaré.
—Solo decía.
—Mejor no digas nada —le sugerí.
Me terminé el café y tiré el vaso al cesto de la basura.
—Carson —se acercó la secretaria de McKay.
—Dime.
—El agente McKay quiere hablar contigo —me levanté y fui detrás de ella. Me abrió la puerta, entré y cerré.
—¿Pasa algo? —me invitó a tomar asiento frente a él.
—Autorizaron unas pequeñas vacaciones para ti —me entregó una carpeta. Ni siquiera me tomé la molestia de abrirla y revisar lo que decía.
—Ya no lo necesito —frunció el ceño.
—¿Por qué? Ayer insistías que tenías que irte y necesitabas salir de aquí —se dejó caer contra el respaldo de la silla —. ¿Qué sucedió para que ahora te portes así?
—Me encontré con Valerie ayer por la tarde, así que ya no necesito ir a Edimburgo.
—¿Se encontraron? ¿Dónde?
—En el parque cerca de donde vivo. Se vinieron a vivir a Londres hace unas semanas.
—¿Dejó su vida en Edimburgo?
—¿Cuál vida? Ella ya no tenía nada allá. Sus padres están muertos, su hermano está huyendo. Perdió toda su herencia por culpa de su padre y de su hermano. Todo se fue al carajo desde que la vendieron a ese cerdo abusador.
—Carson...
—No me voy a callar. Graham fue lo peor que nos sucedió en esta vida. A ella y a mí nos arruinó por completo. Ahora está en el infierno, donde siempre debió estar —me miraba con extrañeza.
—¿Te sientes feliz por lo que hiciste?
—Lo hice para salvarlas, pero aun así Elsie falleció a manos de ese bastardo —espeté —. Ella no merecía morir, no así. Cuidó a Val todo el tiempo que estuvo en esa casa, le dio consejos cómo lo haría una buena madre y estuvo al pendiente de todo.
—Las personas buenas también mueren, Carson, tú mejor que nadie lo sabe —asentí —. ¿Ahora que vas a hacer?
—Sabes que la amo y ahora más que nunca voy a hacer todo lo que esté en mis manos para cuidarla. No me voy a alejar de ella por nada de este mundo. Quiero casarme con ella y hacerla feliz. Se lo merece —se llevó las manos debajo de la barbilla.
—Ya eres un hombre, Carson y sabes bien lo que haces. No te voy a decir que estás haciendo mal o te equivocas. Si ella te hace feliz estoy de acuerdo con las decisiones que tomas.
—No esperaba menos de ti.
—Maduraste a temprana edad. Pasaste por muchas cosas a muy corta edad. Eras un niño cuando mataron a tus padres y tuviste que alejarte de todo lo que conocías. Ya es hora de que seas feliz. Siempre te voy a apoyar en todo, por algo soy tu padre.
—Gracias, papá —sonrió. Casi nunca le decía así, pero cuando lo hacía era de corazón.
—Estoy orgulloso de ti, lo sabes.
—Lo sé. Me lo recuerdas siempre.
—Lo que decidas hacer te apoyo. Me gustaría conocerla más a ella y su familia. Es una gran chica, muy valiente y con una fuerza que no me imaginé que tuviera. Ahora entiendo por qué te enamoraste de ella.
—Voy a hablar con ella y te aviso. Sé que será feliz de que la quieras conocer —asintió.
—Yo quiero hacerlo —cogió la carpeta con los documentos —. Si necesitas darte unos días de vacaciones me dices. Te haría bien después de todo lo que has pasado.
—Por ahora estoy bien, pero si las necesito te aviso —me levanté.
—Carson —me detuve de golpe —. Sigue así y pronto vas a ocupar mi lugar en la SCD.
—No quiero ocupar tu lugar. Eres el jefe...
—Un día lo voy a dejar de ser. Me voy a retirar y me gustaría que tú te quedes a cargo. Eres el mejor de todos y sé que harías un gran trabajo cómo lo has venido haciendo estos años.
—Pero...—me detuvo alzando la mano.
—Piénsalo.
—Hay más agentes y con más años de experiencia que yo. No lo hagas solo porque soy tu hijo.
—Nunca lo haría por eso y lo sabes. Veo mucho potencial en ti y sé que podrás hacer las cosas bien.
—No creo que lo merezca —entornó los ojos.
—¿Por qué lo dices? Eres el mejor. Estuviste infiltrado en la casa de Graham por cinco años y nunca sospecharon de ti, no diste muestra de que eras un agente. Te mantuviste a la altura de la situación a pesar de todo el odio que sentías por ese sujeto —di media vuelta para evitar mirarlo.
—Carson...
—No lo merezco. Ese puesto. Hay agentes mejores calificados para ese puesto. Yo no... No creo que...—giré para verlo —. Ahí está Angus, hizo un buen trabajo de investigación por meses. Él lo merece más que yo.
—¿Por qué lo dices, Carson? —llevó las manos debajo de la barbilla y me miró —. ¿Por qué no lo mereces?
—No lo merezco y ya.
—¿No será porque mentiste en tu declaración y quien mató a Graham fue Valerie y no tú? —pasé saliva —. ¿Es por eso?
—¿Cómo lo sabes? ¿Desde cuándo? —me apoyé del respaldo de la silla.
—Hijo, por favor, no soy idiota. Tú querías ver tras las rejas a Graham no lo querías muerto. Por el contrario, ella sí lo quería ver muerto por todo lo que le hizo. Tú hubieras hecho todo lo posible para que no lo mataran. Te conozco. La amas tanto que solo tú te echarías la culpa para salvarla.
—¿Por qué no me dijiste nada?
—¿Para qué? Graham está muerto, que te lo dijera no lo iba a revivir. De todos modos Valerie iba a salir bien librada con su muerte porque la tuvo secuestrada por días, la agredía y por su culpa perdió a su bebé —exhaló —. Él se merecía lo que le sucedió. No los iba a dejar en paz.
—Ella lo sabía —le dije —. Él siempre le dijo que no importaba donde estuviera nos iba a hacer la vida imposible. Tenía contactos que harían lo que fuera por dinero.
—Hablando de eso. Ya empezaron los juicios en contra de todos esos... sujetos —asentí.
—¿Crees que los dejen libres?
—No. La noticia hizo mucho ruido en las noticias y redes sociales. No creo que lo dejen pasar así cómo así. Sabes cómo son las personas en estos temas.
—Ojalá que no porque sería una perdida de tiempo todo lo que hicimos.
—Confía en la justicia del hombre, hijo.
—Lo haré.
—Dile a Valerie lo de la cena y me avisas.
—De acuerdo. Gracias —salí de su oficina y me serví un poco de café.
No tenía ni idea de que McKay sabía lo de Graham y decidió no decir nada para salvarnos a los dos. Porque esto lo hizo por Valerie también. Sabía perfectamente que si a ella le sucedía algo yo me moría. Ella es mi todo y McKay no iba a permitir que ella pasara por todo el proceso que pasa una persona en esa situación.
A la hora de la salida de la universidad pasé por ella para llevarla al cine donde trabajaba. Era la encargada y eso no estaba mal, ella así lo quería. Pudo elegir otro trabajo, pero el cine le apasionaba y le hacía feliz trabajar en ese lugar.
No me pude quedar mucho tiempo a su lado porque tenía que regresar al trabajo, pero aproveché para besarla y decirle cuanto la amo.
Cuando su turno terminó pasé por ella para llevarla al departamento y comer los cuatro juntos.
—Mi padre quiere convivir contigo, con Jean y Effie —le dije. Me miró un poco sorprendida.
—¿Él quiere conocerme?
—Sí.
—¿Por qué?
—Sabe que te amo y que pronto vamos a vivir juntos. Quiere conocer mejor a su nuera —sonrió y exhaló —. Dijo que te avisara y que pongas la fecha y el lugar.
—Podemos cenar en el departamento o en el tuyo. Donde sea está bien para mí —puso su mano encima de la mía —. Yo también quiero convivir más con tu padre.
—Se ve serio, pero solo es la apariencia. Es un gran sujeto.
No le iba a decir lo que McKay ya sabía acerca de Graham. No la iba a preocupar con eso cuando estaba bien y estable. Valerie estaba disfrutando de su vida y sabía que si le decía la iba a preocupar. McKay tenía razón al decir que eso no iba a revivir a Graham, menos mal, así que no tenía caso decírselo.
Al llegar al departamento de Valerie fuimos bien recibidos por Jean y Effie. Ambas se veían contentas por mi visita y que haya aceptado la invitación a comer con ellas. Conviví muchos años con ellas, eran grandes personas y me agradaban. Las tres pasaron por mucho dolor y sufrimiento. Las tres sufrieron los abusos tanto del viejo Balfour, como de su hijo.
—¡Carson! —al verme Jean corrió hacia mí y me abrazó con efusividad. Era una niña muy linda y cariñosa.
—¿Cómo estás? —le pregunté sin soltarla.
—Estoy muy feliz de verte —dejé un beso en su cabello y nos apartamos.
—Yo también estoy feliz de verte, de verlas —añadí.
—Ven —me llevó al comedor.
El departamento no era muy grande, tampoco era pequeño. Tenía un bien tamaño para ellas tres. Se acostumbraron rápido a esta vida cuando en Edimburgo lo tenían todo, pero les faltaba lo más importante; el amor de su padre. Val y Jean crecieron llenas de lujo, dinero y joyas, asistieron a las mejores escuelas y tuvieron los mejores profesores ¿y de qué sirvió todo eso? Al final su padre falleció a manos de Graham, su hermano resultó ser un ladrón y estaba huyendo de la policía y ellas se quedaron solas, solo contando una con la otra para salir adelante.
—Carson —me habló Effie. Estábamos comiendo la rica comida que preparó para esta ocasión.
—Dime.
—Yo sé que no soy nadie para pedirte esto, pero solo quiero que hagas feliz a mi niña —Effie miró a Val por unos segundos —. Su madre era una amiga para mí y siempre me pidió cuidar de ellas, protegerlas de quien sea y velar por su felicidad. Ahora que sus padres no están es mi responsabilidad ver por ellas. Sé que eres un gran hombre y que has cuidado de mi niña siempre, desde que llegaste a su vida. Te pido que lo sigas haciendo.
—No me lo tienes que pedir, Effie. La voy a cuidar más que a mi vida. Y a Jean también —le aclaré. Jean me miró y sonrió.
—Effie, no solo eres nuestra nana, eres una madre para nosotras —Val cogió mi mano por encima de la mesa —. Carson siempre me va a cuidar de todos.
—¿Cuándo se van a casar? —preguntó Jean.
—Si por mí fuera nos casábamos ahora mismo, pero tu hermana merece una boda bonita —Val negó de inmediato.
—No quiero lujos ni extravagancias. Solo una boda sencilla donde nos acompañen nuestra familia y amigos. No pido más.
—Mereces más que eso, Val —le dijo Jean.
—Tal vez, pero no quiero pasar por lo mismo una vez más. Yo siempre quise una boda sencilla, sin nada de lujos. Solo quiero compartir ese día con las personas que más amo —nos miró a los tres —. ¿Entendido? —observó a Jean con insistencia.
—Sí —dijo Jean no muy convencida.
—Espero respeten mi decisión. Ustedes dos saben mejor que nadie que quería encontrar a un buen hombre que me amara y lo encontré —apreté su mano —. Carson es el amor de mi vida y quiero compartir mis días a su lado. Ni siquiera me importa si nos casamos o no —admitió —. Solo quiero compartir mi vida con él.
Le sonreí enamorado por cada una de sus palabras.
—El día que nos casemos todos nos vamos a vivir a nuestra casa —cogí la copa para brindar con ellas. Jean, en cambio, cogió un vaso con agua de sabor —. Este será un nuevo inicio para todos. Vamos a empezar de nuevo cómo lo merecemos, sin los fantasmas del pasado y sin las sombras de los que nos hicieron daño. Lo merecemos.
—Lo merecemos —habló Val. Miró a Jean y Effie.
—Lo merecemos —añadió Jean.
—Lo merecemos —terminó Effie.
—Todos lo merecemos.
Chocamos las copas y brindamos por esta nueva etapa que empezábamos juntos.
No las iba a dejar solas ahora que nos habíamos encontrado de nuevo. Estaría con ellas y para ellas en todo momento. Ahora también eran parte de mi familia y a la familia nunca se le abandona.
Al terminar de comer les ayudé a limpiar la mesa y lavar los platos. Jugamos un juego de mesa y reímos por las trampas que hacía Jean con tal de ganar. La pasé muy bien junto a ellas, eran divertidas y ocurrentes.
Al final de la noche moríamos de sueño y era hora de que fuera a mi departamento para ver a Mabel y sacarla a pasear un rato antes de ir a dormir. No me perdonaba que no la saque a pasear.
—Eres el hombre más maravilloso de todos —musitó sobre mis labios.
Mis manos se mantenían en su cintura.
—Elegí bien a mi futuro esposo y al padre de mis hijos —sonreí al escucharle decir aquellas palabras.
—¿Te imaginas cuando seamos esposos y tengamos a nuestros bebés? —sus ojos se iluminaron.
—Seré la más feliz porque te voy a tener a mi lado —acerqué mi rostro al suyo e inspiré en su piel. Siempre olía bien.
—Yo seré feliz también por tenerte conmigo. Estoy ansioso porque llegue ese día —dejé un beso en su mejilla.
—Ve a descansar. Mañana nos vemos —fruncí el ceño.
—¿Me estás corriendo?
—No, para nada. Pero Mabel te necesita.
—Es cierto —mantenía sus manos alrededor de mi cuello —. Mañana paso por ti —asintió.
—Descansas y sueñas bonito. Le das un beso a Mabel de mi parte.
—¿Y mi beso? —entornó los ojos y dejó un dulce beso en mi mejilla —. Te amo princesa.
—Y yo te amo a ti, Carson.
🦋🦋
¡Hola! Nos leemos de nuevo por aquí.
¿Extrañaban a Val y Carson? Porque yo sí.
Me gustaría saber que quieren leer en los siguientes capítulos extra. Qué escenas les emocionan más para yo así escribir lo que les gustaría leer. Espero sus comentarios.
Nos leemos en el siguiente extra.
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