Capítulo extra #1. 🦋
Valerie
Todo se sentía tan irreal, como si fuera un sueño y no quería despertar de ese sueño que me mantenía en las nubes. Por muchos años viví en una pesadilla y siempre quise despertar de ella, gritaba para salir de ese mundo oscuro y lleno de maldad en el que mi padre me mantuvo presa y después Mark. Ambos se encargaron de arruinarme hasta que caí en un pozo muy profundo del que me costó mucho salir. Ambos se encargaron de hacerme infeliz.
No quería que me quitaran lo que ya tenía, esta paz que llegó a mi vida después de tantas batallas perdidas. Estaba bien con lo que poseía y no me refería a lo material porque de eso tuve mucho y aun así fui infeliz, lo decía por la felicidad que sentía en ese momento de mi vida. Estaba estudiando lo que me gustaba, tenía a mi hermana y a Effie a mi lado y había encontrado a Carson de nuevo. Me mostró lo que sería nuestra vida de ahora en adelante y me gustó lo que me ofrecía. Siempre me dijo que el día que Mark ya no estuviera en nuestras vidas todo sería diferente y sí que lo era.
Yo también llegué a pensar que un día iba a pagar en prisión todo lo malo que había hecho, pero las personas cómo él no tienen suficiente con eso. Mark se hubiera encargado de hacernos la vida imposible dentro de la prisión y eso no lo podía permitir. Tenía que arrancarlo de nuestras vidas de raíz, cómo la mala hierba que fue.
—¿En qué tanto piensas? —preguntó de repente.
Me encontraba recostada con la mitad de mi cuerpo arriba del suyo. Mi mejilla apoyada en su pecho. Carson metía sus dedos entre mis cabellos dejando un rico masaje con las yemas. Estaba a nada de quedarme dormida cuando decidió hablar.
—Me gusta estar así, en este lugar a tu lado —le escuché reír suavemente.
No me había dado cuenta de lo mucho que había extrañado su risa hasta que lo escuché reír a mi lado.
—A mí también me gusta estar a tu lado —lo miré. Llevaba el cabello más corto que cuando lo conocí, pero aun así se veía sexy y encantador —. Me gusta el olor de tu cabello y tu piel. Me gustan tus mejillas sonrojadas después de que terminamos de hacer el amor —reí en el momento que su nariz rozó mi mejilla. Se inclinó y dejó un beso en mi cuello —. Me gustas tú completamente —nos miramos directamente a los ojos —. Y me gusta lo que me haces sentir cuando estamos juntos —apretó sus labios contra los míos.
—Y to te amo a ti, Carson —deslizó su mano por mi garganta y la dejó bajo mi nuca, hundiendo los dedos en mi piel —. Te amo demasiado —devoró mi boca en cuestión de segundos, comiéndome los labios, chupándolos y succionando.
—Me vuelves loco, princesa. Eres mi dosis —sonreí sobre sus labios —. No puedo estar sin ti, necesito que seas mi esposa —abrí los ojos de golpe tras decir esas palabras. Frunció el ceño al ver mi expresión de confusión.
—Quiero ser tu esposa. Quiero ser la señora Hutcherson —Carson negó con la cabeza —. ¿No?
—No vas a ser la señora Hutcherson, vas a ser la señora Blackwood —ahora yo fruncí el ceño.
—¿Cómo? —rio.
—Decidí que no quiero dejar atrás el apellido de mis padres, quiero honrarlo y mantenerlo en pie generación tras generación. Quiero que nuestros hijos se sientan orgullosos de lo que somos y lo que tuvimos que hacer para estar aquí. Es por eso que decidí dejarme el apellido de mis padres —explicó.
—¿Entonces eres Evander Blackwood? —indagué.
—Soy Carson Blackwood. Una vez dijiste que te gustaba más ese nombre, así que decidí dejarme ese nombre que tanto te gusta —le sonreí.
—¿Lo hiciste por mí?
—Tú no sabes lo que yo haría por ti, princesa —me mojé los labios.
—Sí lo sé porque tú te echaste la culpa de la muerte de Mark, sabiendo que fui yo quien disparó esa arma y mató a ese bastardo —le dije —. Sí sé lo que eres capaz de hacer por mí y no tengo cómo pagártelo —musité.
—No tienes nada que agradecer, princesa, lo hice porque sabía que a mí no me iban a interrogar ni presionar de la manera que lo harían contigo. Lo hice porque no podía permitir que te llamaran a declarar cuando hiciste lo que tenías que hacer para defenderte. Te amo tanto que no me hubiera importado ir a prisión con tal de salvarte de ella —negué de inmediato.
La idea de que lo llevaran a prisión por mi culpa me ponía mal. Yo maté a Mark. Yo apreté el gatillo del arma que le quitó la vida. Yo tenía que pagar, él no. No hubiera permitido que Carson pagara culpas que no tenía que pagar.
—Nunca hubiera permitido que pasaras por eso —cogió mi mano sin soltar mi cuello.
—Pero no pasó y ahora estamos aquí —asentí —. Ahora podemos ser felices. Yo quiero ser feliz a tu lado, princesa. ¿Tú quieres ser feliz a mi lado?
—Para toda la vida —respondí.
Me besó de nuevo con ese ímpetu que me decía que había estado esperando este momento tanto o más que yo. Me besó lentamente y después con una pasión ya conocida. Se tomó el tiempo de probar mis labios y saborear mi lengua. Me recostó en el suelo y se acomodó arriba de mí, despacio y con cuidado. Abrí las piernas permitiéndole meterse en medio de mis piernas. Rozó su miembro contra mi húmeda intimidad y fue imposible no mojarme ante tal descaro.
—Hazme tuya, Carson —se apartó unos centímetros de mis labios —. No me hagas suplicar —rogué con la voz y la mirada.
—Nunca te haría eso, mi amor. Nunca —me besó de nuevo a la vez que metía su mano entre su cuerpo y el mío. Cogió su miembro y lo metió dentro de mí con lentitud.
Mis manos se deslizaron de su pecho a su espalda y lo atraje a mi cuerpo. Me embistió sin piedad y no es que se lo pidiera, me gustaba que fuera lindo y apasionado a la vez. Me gustaba que me besara mientras me hacía el amor. Me gustaba que dejara pequeños besos en mi garganta y mi cuello. También me gustaba cuando gemía sin temor a ser juzgado y era él conmigo. Me gustaba cuando yo era suya y él era mío.
Nos sincronizamos en los movimientos, sus caderas y las mías. Nuestros sexos rozándose sin pudor. Nuestras bocas comiéndose a besos y nuestros cuerpos encontrándose de nuevo.
—Carson —siseé. Me acerqué a su cuerpo y hundí el rostro en su hombro.
—Lo sé —jadeó —. Córrete, princesa, hazlo sin pena —no me contuve en el momento que gemí su nombre en medio de un rico orgasmo que me robó el aliento. Las piernas me temblaron. Carson se corrió dentro de mí. Me sostuve agarrándome de sus hombros. Jadeamos al mismo tiempo y no me soltó cuando terminó. Me sostuvo hasta que los estragos de nuestro orgasmo abandonaron nuestros cuerpos. Me dejó sobre el suelo y en ese momento no me importó si estaba frío y duro.
Sonrió tímidamente. Pasé mis nudillos por su mejilla y dejó un beso en mi mano cuando la acerqué a sus labios.
—Te amo tanto, cómo no tienes idea —musitó.
—Y yo te amo a ti, mi amor
Se recostó a mi lado y dejó salir una exhalación.
—Quiero casarme contigo cuanto antes para vivir aquí como esposos —me miró.
—Yo también quiero casarme contigo —dibujé una mueca en los labios —. Pero en este momento no estoy bien económicamente. Tuve que rentar un departamento en la ciudad y no sale barato hacerlo, además de que estoy pagando el colegio de Jean y todos los gastos que tengo mes con mes.
—Tengo dinero —dijo tras guardar silencio. Levanté la mirada hacia él —. No soy millonario, pero mis padres me dejaron dinero que MacKay supo invertir hasta que cumplí la mayoría de edad y después de eso le pedí que lo siguiera haciendo. Tenía dos empleos, ¿lo olvidas? Trabajaba para la SCD y para Graham.
—Lo recuerdo —le dije.
—Así que podemos pagar la boda y la luna de miel —le sonreí —. ¿A dónde te gustaría ir de luna de miel? —preguntó.
—A donde sea, pero que sea contigo —sonrió.
—Hay muchos lugares a donde quiero llevarte, princesa e iremos a todos ellos. Lo prometo.
—Ya te dije que iré contigo hasta el fin del mundo —me acomodé sobre su pecho y dejé que el tiempo sucediera afuera, ya que dentro todo se sentía diferente como si todo se hubiera congelado y solo existiéramos él y yo.
Disfrutamos de nuestra compañía. Hablamos mucho, de todo lo que hicimos desde el momento que nos dejamos de ver hasta el último segundo antes de vernos en el parque. Hablamos de nuestros planes a futuro y de lo que haríamos de ahora en adelante. Yo quería tener una relación con él de lo más normal, ser novios cómo debió ser desde el principio y Carson estuvo de acuerdo, aunque decía que él ya quería ser mi esposo cuanto antes.
—Te apoyo en lo que decidas hacer —habló mientras se ponía la camisa negra de vestir. Acostumbraba vestirse de ese color y me encantaba cómo se veía con ese color de ropa —. Pero me parece una falta de respeto que siendo mi mujer quieras vivir en casas separadas —negué y sonreí.
—¿Tu mujer? ¿Soy tu mujer? —asintió.
—Has sido mi mujer desde el primer segundo que te vi —tragué en seco.
—Qué posesivo —me puse la ropa y los zapatos. Giré y él también ya se había puesto la ropa y menos mal que lo hizo si no sería el momento que no pudiéramos salir de la habitación. Era tentador tenerlo desnudo o con ropa, no importaba la manera en la que se viera yo quería tenerlo en mi cama todo el día, todos los días.
—Eres mía, princesa, solo mía —asentí —. ¿Entendido?
—Solo tuya porque así decidí que fuera —sonrió y nos acercamos.
—Eres magnífica —me abrazó de la cintura y me atrajo a su cuerpo.
—Y tú eres maravilloso —apreté mis labios a los suyos —. Tenemos que regresar a casa —asintió.
—Que más nos queda —musitó.
Salimos de la casa y se aseguró que estuviera bien cerrada y con las luces apagadas. Tomamos un taxi y le indiqué por donde ir para llegar al departamento. Carson le pagó al taxista y bajamos del auto.
—¿Aquí viven? —miró el edificio de hito en hito.
—No es cómo la casa en Edimburgo, pero nos gusta —abrí la puerta principal con la llave y me dejó pasar primero.
—Dijiste que no vendiste esa casa —negué. Subió detrás de mí. El departamento se encontraba en el primer piso, así que no teníamos que usar el ascensor.
—Al final no pude hacerlo. Effie tenía razón al decir que ahí vivimos muchas cosas buenas con mamá y no pude hacerlo —Carson cogió mi mano al terminar de subir. Bajé la mirada a nuestras manos enlazadas y después lo miré a él.
—Podemos quedarnos en tu casa cuando vayamos a Edimburgo.
—Lo haremos —le sonreí y caminamos en dirección al departamento.
Saqué la llave y abrí. En el momento que empujé la puerta Mabel ya se encontraba frente a nosotros, pegando saltitos de alegría. La cargué en mis brazos mientras Carson cerraba la puerta.
—¡Llegaron! —Jean corrió hacia nosotros y abrazó a Carson, él le correspondió el abrazo. Ambos se veían tan felices por estar juntos de nuevo —. ¿Qué pasó? ¿A dónde fueron? —preguntó mirándonos.
Carson y yo nos miramos preguntándonos si debíamos decirle a Jean a donde fuimos, no lo que hicimos, pero sí a donde fuimos. La mirada que me dio Carson me dijo que ya podía darle la sorpresa de la casa en donde íbamos a vivir en unos meses porque yo no podía pasar más tiempo separada de él. Sí quería un noviazgo normal cómo siempre debió ser, pero también quería ser su esposa.
—Carson me llevó a la que será nuestra casa cuando nos casemos —Jean miró a Effie que salió de la cocina.
—¿Se van a casar? —preguntó.
—Claro que sí, Jean —respondió Carson —. Nos vamos a casar y todos nos vamos a ir a vivir a esa casa. Tú también Effie.
Effie sonrió ante las palabras de Carson.
—Tal vez suene egoísta, pero no me quiero separar de mis niñas —habló Effie —. Ellas son todo lo que tengo en esta vida —estrujó el trapo que sostenía con los dedos.
Jean se acercó a ella y la abrazó por los hombros. Effie le sonrió y me miró a mí.
—Tú vas con nosotras a donde sea que vayamos —le dije.
—Gracias —musitó.
—¿Y cuándo va a ser la boda? —Jean me miró y después a Carson.
Bajé a Mabel cuando los brazos me empezaron a doler. La vi caminar hacia la sala y oler todo lo que se encontraba a su paso. Se subió a uno de los sillones y se acomodó ahí.
—Aún no hay fecha —le dije a Jean.
—Si por mí fuera nos casábamos mañana mismo —habló Carson —. Pero tu hermana merece una boda hermosa con su familia y amigos.
Y fue precisamente eso lo que me enamoró de él.
—Entonces tenemos mucho qué hacer —Jean chasqueó los dedos —. Beth se va a poner feliz cuando sepa la noticia.
—No le digas todavía —la señalé —. Le quiero decir cuando venga de visita —la sonrisa de mi hermana desapareció de golpe —. Que sea una sorpresa —soltó a Effie y se cruzó de brazos.
—Ni modo —se quejó —. Yo...Voy a ver que horas son —se llevó a Effie con ella y juntas se quedaron en la sala.
—No puede ser más obvia —le dije a Carson. Se acercó a mí y me tomó de la cintura.
—A mí no me importa que nos dejen solos —reí en el momento que su nariz rozó deliberadamente con mi oreja. Sentí un cosquilleo en el estómago y me aparté cogiendo sus mejillas.
—Espera —me miró con el ceño fruncido —. No estamos solos —se apartó unos centímetros.
—Siempre puedes ir a mi departamento y pasar la noche a mi lado.
—¿Me estás proponiendo hacer cosas sucias?
—Todo depende de lo que tú quieras hacer —dibujó una sonrisa lasciva en sus labios.
—No me hagas ese tipo de propuestas, sabes que soy débil cuando se trata de ti —me apretó a su duro pecho.
Era inevitable no sentir "cosas" cuando se me acercaba de esa manera y me miraba así. Carson era perfectamente atractivo y demasiado sexy y estaba segura de que en su trabajo había más de una que le puso los ojos encima, pero lo conocía tan bien que podía jurar que él ni siquiera se daba cuenta.
—Eres perversa, princesa —dejó un casto beso sobre mis labios y nos apartamos rápidamente —. ¿Ya empezaste a ir a la universidad? —soltó mi cintura y apartó un mechón de mi cabello, poniéndolo detrás de mi oreja.
—Hace unas semanas.
—¿Te puedo llevar a la universidad? Déjame ser el novio perfecto y llevarte a la universidad. Quiero cuidar de ti cómo lo hice todos esos meses en la casa de Graham. No me prives de ese privilegio, por favor.
—Nunca lo haría. Y sí quiero que me lleves a la universidad —sonrió.
—Entonces paso por ti —asentí —. Dime a qué hora.
—A las ocho, ¿puedes? —levanté la mirada hacia sus ojos —. ¿Sí?
—A esa hora voy a estar puntual aquí —me puse de puntitas y rodeé su cuello con mis brazos —. Ya estás en tu casa, sana y salva —dejó un toquecito con la punta de su dedo en mi nariz. La arrugué y sonreí.
—Eres tan divino —dejé un beso sobre sus labios —. Te veo mañana —asintió —. A las ocho.
—A las ocho de la mañana voy a estar aquí, mi amor.
—Me gusta cuando me dices mi amor —apoyé mi mejilla con la suya —. Se siente tan irreal estar así juntos —me abrazó con fuerza y me gustó sentir sus brazos alrededor de mi cuerpo.
Me gustaba estar a su lado en una noche normal en mi vida normal. Me gustaba esto. Me gustaba la rutina. Me gustaba ir a la universidad y estudiar lo que siempre quise estudiar. Me gustaba no tener otras responsabilidades ni tener que cuidarme de mi padre o mi maltratador esposo para no recibir una paliza por hacerlos enojar.
—Hasta mañana entonces —nos separamos. Carson le llamó a Mabel y ella bajó del sillón rápidamente y corrió hacia él.
—Los acompaño —la cargó entre sus brazos y salimos del departamento para bajar a la entrada del edificio. Bajamos a la acera y esperamos que un taxi pasara. El lugar donde vivíamos era transitado, así que no iba a tardar en pasar un taxi.
—Te amo. Nunca lo olvides —dijo.
—Y yo te amo a ti y soy tan feliz por estar a tu lado una vez más —Carson le hizo la parada a un taxi y nos despedimos con un beso en la boca antes de que junto a Mabel subieran al auto. Subí de nuevo y cerré la puerta. Para ese momento Jean y Effie esperaban frente a la puerta —. ¿Qué?
—¡Se van a casar! —las dos me atraparon y acorralaron con sus brazos.
—¡Nos vamos a casar! —las abracé a las dos —. Me voy a casar con el amor de mi vida.
Por fin mi vida estaba cobrando sentido y cosas buenas estaban sucediendo. Después de tantas tragedias y dolor, de tanto llanto y golpes, la vida nos estaba recompensando por todo lo malo que tuvimos que pasar.
Carson
Llegué al departamento y cerré la puerta. Mabel corrió a su tapete para hacer del baño aun cuando la bajé antes de entrar al edificio para que hiciera sus necesidades. Era una señorita decente y no le gustaba hacer en la calle.
—¡Vaya!, hasta que llegan —Angus salió de la cocina con un emparedado en la mano —. Estaba muy preocupado por ustedes —le dio una mordida al emparedado. Entorne los ojos —. Te llamé a tu celular y no respondiste.
—Estaba ocupado —pasé a su lado y me lavé las manos para después servirme un poco de agua y beber.
—¿Ocupado haciendo qué?
—No te debo explicaciones, pero cómo sé que eres feliz cuando soy feliz te lo voy a decir. Me encontré con Valerie y estuvimos juntos toda la tarde —dejó de masticar y me miró con los ojos bien abiertos.
—¿Qué? —tomó asiento en el banco frente a la barra —. ¿Ella está aquí? —asentí.
—Llegaron hace unas semanas —me serví más agua y la bebí —. Viven a unos quince minutos de aquí.
—¿Viven? —lo miré mal.
—Ella, Jean y Effie —asentí.
—Vaya. Pensé que se iba a quedar en Edimburgo.
—No fue así. Ella quería estudiar cinematografía y aquí está. Cumpliendo sus sueños.
—Esa sí es una mujer perseverante —dejé el vaso dentro del fregadero.
—¿Ahora entiendes por qué me enamoré de ella? —asintió —. Es una mujer maravillosa, inteligente y valiente. Quiero casarme con ella y ser el padre de sus hijos.
—Estás todo enamorado de ella.
—No me avergüenzo de ello —negó con la cabeza.
—¿Y ahora qué va a pasar? —preguntó.
—Vamos a tener una relación cómo siempre debió ser. Seremos novios hasta que le pida matrimonio y se convierta en mi prometida. Después de eso nos vamos a casar y viviremos juntos en la casa que compré para ella.
—¿Y me vas a dejar aquí solito? —formó un puchero.
—No seas ridículo. Vives aquí porque no te gusta vivir solo y nadie más te va a soportar más que yo —le dije.
—Pero tú aceptaste este trato —musitó.
—No es cómo que me voy a ir mañana mismo, Angus. Faltan meses para eso —sonrió de oreja a oreja.
Me sorprendió cómo cambiaba de estado de ánimo así de repente.
—De acuerdo —le compartió un pedazo de jamón a Mabel.
—Me voy a dormir. Hasta mañana —le dije.
—Hasta mañana —caminé a mi habitación y detrás venía Mabel. Cerré la puerta cuando entramos y encendí la luz.
Mi celular empezó a timbrar y lo saqué para mirar quién me llamaba a esa hora de la noche. No me sorprendió ver que era ella. Mi princesa.
—Hola —respondí.
—Hola. ¿Ya estás en tu departamento?
—Sí, acabamos de llegar —me senté en la orilla del colchón para quitarme los zapatos y el abrigo.
—Solo quería saber que estás bien. Aún no supero que nos hayamos encontrado —sonreí —. Me siento cómo en un sueño cuando estoy contigo.
—Yo me siento igual, princesa —me deshice de la camisa y el pantalón.
—¿Nos vamos a ver mañana?
—Voy a pasar por ti para llevarte a la universidad y si quieres te puedo llevar a tu trabajo. Me dijiste que trabajas en un cine, cierto.
—Síp —respondió —. Así es.
—Solo si quieres que lo haga...
—Sí quiero —habló rápido —. Sí quiero todo eso contigo.
—Entonces no tienes nada de que preocuparte porque de ahora en adelante las cosas van a ser diferentes. Ya nadie nos va a separar —la escuché exhalar.
—Carson, ¿me amas?
Su pregunta me desconcertó.
—¿Por qué me preguntas eso? Claro que te amo, princesa. Te amo mucho.
—Yo también te amo, Carson —se escuchaba más tranquila —. Entonces nos vemos mañana.
—Hasta mañana, princesa.
—Hasta mañana, Carson —colgué unos segundos después y dejé el celular sobre el colchón.
Me cambié de ropa y me acosté a dormir junto a Mabel. A ella también la hizo bien ver a Valerie. Esa noche dormí cómo un bebé. Me sentía tan feliz de verla y saber que no me dejó de amar, que estaba dispuesta a casarse conmigo y formar una familia juntos.
Pensé que mi vida había terminado en el momento que Graham disparó esa arma y que jamás iba a sentir de nuevo. Creí que todo había acabado, pero cuando conocí a Valerie mi vida empezó y fue un gran comienzo. Ahora tenía la oportunidad de hacer las cosas bien e ir por el buen camino cómo siempre debió ser.
Haría feliz a Valerie. Le daría la boda que siempre debió tener y le daría la vida que una vez le negaron. Tendríamos los hijos que ella quisiera y seríamos felices hasta el fin de nuestras vidas.
Yo no podía pensar en otra cosa que hacer feliz a esa mujer.
🦋🦋
¡Hola! Nos vemos aquí de nuevo. Espero que les haya gustado el capítulo.
Este es el primer capítulo de varios que vamos a tener en este libro. Todavía faltan muchas cosas que leer de Valerie y Carson. Cuando la lleve a la universidad, ella en su trabajo, el día que se comprometan, su boda, el embarazo de Valerie, etc. Yo sé que ustedes también quieren leer todo eso y lo vamos a leer, no se preocupen.
Nos leemos en el siguiente capítulo. 😘
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