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Capítulo 38. 🦋

Carson

Me encontraba tan débil que apenas me podía mover. Hasta respirar se sentía cómo una tortura. Me dolía todo y estaba seguro de que tenía un par de costillas rotas. En el momento que escuché a Valerie gritar intenté ponerme de pie, quería levantarme y correr e ir por ella para escapar juntos. Mabel ladraba en mi habitación y me dolía escucharla en ese estado. Mi pobre bebé estaba sufriendo tanto y yo no podía hacer nada.

—Val...—dije con las pocas energías que aún conservaba en mi cuerpo.

—Te dije que no te metieras con la mujer de Graham —habló Henderson —. Pero no hiciste caso y ahora debes pagar las consecuencias.

Disparó tan cerca de mi cabeza que pude sentir el aire de la bala rozarme la piel. Retuve el aliento unos segundos. Mabel llegó a mi lado y empezó a lamer mi mano, callándose de golpe.

—¿Qué vamos a hacer ahora? —le preguntó Ramsay. Me miró y sus cejas se hundieron —. Perdón amigo, tenía que hacerlo —me estaba costando mucho trabajo respirar.

—Hay que hacerle creer al jefe que está muerto y cuando MacKay nos dé luz verde hacemos lo que él nos diga —Henderson también me miró con lástima —. ¿No crees que se te pasó la mano? —le dijo a Ramsay.

—¿A mí se me pasó la mano? Ya viste cómo lo dejaste —empecé a toser y me pusieron de lado para que no me ahogara con mi sangre.

—Tenemos que llevarlo al hospital —Ramsay negó con la cabeza.

—Graham se puede dar cuenta y nos va a matar a los tres —le dijo.

Escuché golpes en la puerta y me imaginé lo peor. Tal vez era Graham que había regresado para cerciorarse de que estuviera muerto o él mismo hacerlo para dejar de ser una carga para él. Henderson se acercó a la puerta, ni siquiera preguntó quién era porque abrió y dejó pasar a la persona que tocaba a esas horas de la noche.

—¿Cómo está?

—¿Qué no lo ves? —respondió Ramsay. Aquella persona se colocó frente a mí y se agachó. Al abrir los ojos me di cuenta de que era Angus.

—Angus...—puso una mano en mi frente.

—¿Ves cómo sí necesitas que te cuide? —sonrió —. Ya estoy aquí, amigo y no voy a dejar que te mueras —cerré los ojos —. Vamos, tenemos que sacarlos de aquí antes de que Graham regrese.

Perdí la consciencia y no puse más de mí. Estaba tan débil y moribundo que bien pude haber muerto de camino a donde sea que me iban a llevar. Me preocupaba que dejaran a Mabel sola, pero los tres sabían lo importante que era para mí y no la iban a dejar sola ahí a su suerte. Confiaba en ellos y que la llevarían conmigo a donde sea.

****

No sabía bien a donde me habían llevado, de lo único que estaba seguro es que ya no me encontraba en mi departamento y que me hicieron pasar por muerto para que Graham así lo creyera. Estábamos a nada de detenerlo y no podíamos cometer más errores si queríamos que ese bastardo pagara por sus crímenes.

Desperté perezosamente. Por un momento llegué a pensar que estaba muerto, ya que las paredes y todo era blanco, tan impoluto que parecían nubes. Pero al ver a Angus sentado en una silla a mi lado supe que no estaba muerto.

Hojeaba el periódico y se tomaba el tiempo para leer alguna noticia que le parecía importante.

—Creí que ya no ibas a despertar —dijo sin bajar el periódico.

—Eso quisieras, ¿no? —pasó la hoja.

—La verdad es que no. Te dije que no te enamoraras de esa mujer, pero no me hiciste caso y ahora estás pagando las consecuencias —chasqueó la lengua —. Pero bueno, que te puedo decir que no te haya dicho ya.

—Ya no sigas —me deslicé hacia arriba. Me quejé cuando el cuerpo me dolió —. ¿Dónde estamos?

—En un lugar seguro —respondió.

—¿Cuántos días han pasado?

—Casi una semana desde esa noche.

—¿Y Mabel?

—Ella está bien, ha venido a verte todos los días. La dejamos que duerma contigo porque si no se pone a llorar —mi pobre Mabel.

—¿Y Val? ¿Cómo está ella? —esta vez bajó el periódico y lo dejó en la silla de al lado.

—Graham la tiene encerrada en su casa y no la deja salir para nada. Ni siquiera asistió al funeral de su padre —abrí los ojos de par en par.

—¿Cómo que su padre está muerto? —Angus asintió.

—Graham lo mató en medio de una acalorada discusión. Se deshizo de él.

—Valerie está embarazada.

—Valerie estaba embarazada —corrigió —. Perdió el feto por la golpiza que le dio Graham.

—Tengo que verla —intenté ponerme de pie, pero me dolían las costillas y solté una maldición.

—Ni creas que te vas a levantar de esa cama. Te rompieron dos costillas, tienes una herida en la pierna y el cuerpo magullado por la golpiza que te dieron Ramsay y Henderson.

—¿No crees que se pasaron un poco? —me deslicé hacia arriba apoyando la espalda en las almohadas —. Y eso no me importa, tengo que verla y saber qué ella está bien —Angus entornó los ojos.

—Ya te dije que ella está bien. Henderson se ha estado reportando y dijo que está descansando, su hermana está con ella.

Eso no me bastaba para saber que se encontraba en buenas manos. Graham era un monstruo y era capaz de hacer lo que sea con tal de vengarse de ella. Decía que Valerie le había fallado cuando él lo hizo antes de casarse y me parecía una hipocresía de su parte decir que Valerie lo engañó cuando él lo hizo muchas veces.

—No conoces a Graham.

—No, no lo conozco en persona, pero conozco a personas cómo él y sé de lo que son capaces. Si Graham descubre que estás vivo los va a matar a los dos juntos. ¿Quieres eso? —preguntó severo. No respondí —. Lo suponía. Ahora descansa, tienes que estar en pie el día que vayamos por esa basura.

—¿Sabes algo de ese tema? —pregunté.

—MacKay no se ha comunicado, pero ahora que sabe lo que te sucedió no tarda en venir para ver que su hijito esté bien.

—Ya sé lo que me va a decir —cerré los ojos.

—¿Y qué se supone que te voy a decir? —abrí los ojos de golpe al escucharlo hablar. Ni siquiera escuché cuando entró a la habitación. MacKay se encontraba de pie frente a la camilla con los brazos cruzados a la altura del pecho. Tenía esa mirada cargada de decepción que solo dirigía hacia mí. No sé si estaba más enojado o decepcionado de mí o las dos juntas.

—No sé, sueles decepcionarte fácilmente de mí —respondí.

—No te voy a decir "Te lo dije" Porque ya te lo había dicho y no entendiste —Angus asintió con la cabeza dándole la razón —. No te puedo decir más de lo que seguramente Graham ya te dijo cuando te golpeaban —exhaló —. No me gusta verte así, hijo —confesó —. No me gusta en nada, lo juro —bajó los brazos y destensó los hombros. Rodeó la cama y se sentó a mi lado izquierdo en la camilla.

—No te creo —dije sincero —. No sé por qué siento que te da gusto lo que pasó.

—No digas eso, no me gusta verte así —cogió mi mano —. ¿Crees que me hace feliz verte en este estado?

—No sé, tú dime.

—No me gusta verte así, Evan. Y te juro que Graham va a pagar por lo que te hizo —lo miré fijamente —. Por lo que les hizo —corrigió.

—Tienes que encerrarlo antes de que mate a Valerie...

—Si no es que ya lo hizo —añadió Angus. Lo miré mal —. No dije nada —se cruzó de brazos.

—Evan, la orden de aprehensión está por salir. El juez tiene todas las pruebas para detener a Graham.

—¿Y cuándo va a salir esa maldita orden de aprehensión? —cuestioné molesto.

Pronto. El juez está revisando todas las pruebas...

"Pronto" era demasiado tiempo para mí. Valerie no podía pasar más días a su lado, la iba a matar.

—Que deben ser muchas —comentó Angus y MacKay le dio la razón.

—Son muchas cajas de documentos llenos de información y pruebas en contra de ese bastardo —espetó —. En dos días Graham junto a sus compinches serán detenidos.

—Y yo tengo que estar ahí —MacKay negó con la cabeza.

—No, ni creas que te vas a mover de esa cama —señaló MacKay.

—Tienes que descansar —añadió Angus —. Estás convaleciente.

—Tengo que estar ahí cuando la saquen de esa casa. Quiero verla y que sepa que estoy bien. Le hicieron creer que estoy muerto.

—Y lo estarías si no te hubiéramos traído aquí —comentó Angus un poco molesto —. Te puede pasar algo.

—Ese algo ya me pasó —le dije —. ¿Qué no me ves? —señalé lo obvio —. ¿Qué más me puede pasar si voy con ustedes y les ayudo a rescatarla de ese horrible lugar? Voy a ir con ustedes y no acepto un no como respuesta —zanjé.

Nadie me haría cambiar de opinión con respecto a esto. Valerie tenía que saber que estaba bien, un poco golpeado y adolorido, pero estaba vivo. Tenía que ser yo quien la sacara de ese lugar y tenía que ser yo quien detuviera a Graham, solo así me sentiría bien sabiendo que le hice justicia a mis padres y ese bastardo no iba a salir de prisión en lo que le restaba de vida. Me iba a encargar de que su vida en prisión fuera miserable. Pude haberlo dejado pasar, pero que le hubiera puesto la mano encima a Valerie fue la gota que derramó el vaso. Iba a sufrir en carne propia haber tocado a la mujer que amo. Se iba a arrepentir de hacerle daño. Perdió a su hijo por su culpa y aunque estaba confundida con respecto a eso él no tenía derecho a quitarle la vida a su hijo. Graham sufriría en prisión por todo lo que hizo.

Valerie

Habían transcurrido algunos días desde aquella noche y yo no podía dejar de llorar por lo que pasó con Carson. Estaba muerto y me sentía tan culpable por eso. No dejaba de pensar en lo mal que lo pasó antes de perder la vida. El amor de mi vida estaba muerto y cuando saliera no tendría una tumba a donde irle a llorar. Ni siquiera me pude despedir de él y decirle que lo amaba con todo mi corazón y que me hubiera gustado hacer una vida a su lado, casarme y tener hijos, todos los hijos que él quisiera tener conmigo.

Me hubiera gustado decirle tantas cosas que no dije por qué no tuvimos tiempo y ahora que ya no estaba a mi lado me sentía tan mal y triste y solo quería llorar y dormir. No había salido de esa cama desde que Mark me trajo a esta casa, tampoco es que quisiera salir y no podía hacerlo, ya que Mark me tenía bien vigilada y no permitía que pusiera un pie fuera de su casa, tampoco quería hacerlo, no tenía ánimos para verle la cara o tener que soportarlo.

Jean se quedaba a dormir conmigo. Entre ella y Elsie me cuidaban y agradecía tanto que estuvieran ahí para mí en este momento que más lo necesitaba. No sé qué hubiera sido de mí en ese momento si mi hermana y Elsie no hubieran estado a mi lado. Necesitaba a Beth, pero no la quería meter en este problema porque no lo merecía. Mark podía hacerle algo peor de lo que me hizo a mí y eso sí no me lo iba a perdonar. Beth era mi mejor amiga y se merecía solo cosas buenas no una vida llena de miseria y tristeza.

—Val —desperté a medio día. Cómo dije, no tenía ganas de estar despierta, solo quería dormir y no saber nada de nadie.

Jean dijo que Effie se hizo cargo del funeral de papá y que asistieron muchas personas, ella junto a Mark sí asistieron y tuvo que inventar que estaba enferma para no asistir al funeral de mi propio padre. Mark le pidió que mintiera y para no meterse en problemas tuvo que hacerlo.

Tal vez tuve problemas con papá y le tenía rencor por todo lo que me hizo y por obligarme a casarme con Mark. Lo odié por mucho tiempo y quise que desapareciera de mi vida, pero no de esta manera. No sé sí merecía morir así o tenía que ser diferente, pero me hubiera gustado verlo y despedirme de él. Me hubiera gustado cerrar ese capítulo de mi vida.

—¿Qué pasa, Jean? —bostecé y me deslicé hacia arriba. Jean entró y cerró la puerta.

—¿Cómo te sientes? —se sentó en la orilla del colchón.

—Mal —le dije sincera. Tal vez mi cuerpo estaba sanando, pero mi corazón y mi alma estaban hechos añicos —. No me siento nada bien.

—Te ves muy mal, Val —cogió mi mano —. Deberías ir al hospital —negué.

—Mark no va a querer que salga de esta casa ni porque se esté incendiando. Él lo dijo, Jean —mi hermana me miró con pena, con melancolía —. No me mires así, yo me lo busqué. Yo tengo la culpa de lo que está sucediendo.

—No digas eso. Tú no tienes la culpa de que papá te haya casado con ese imbécil. Ni de haberte enamorado de Carson. No tienes la culpa de nada.

—Pero sí tengo la culpa de su muerte —sentí una punzada en medio del pecho. Recordé todo lo que sucedió en su departamento y de su penosa muerte. Él no merecía morir de esa manera cuando solo estaba buscando justicia por la muerte de sus padres y no la obtuvo por mis malas decisiones.

Yo haría justicia por él, yo mataría a Mark para vengar la muerte de mi Carson y de sus padres. No sabía cómo, pero le haría pagar por todo lo que me hizo, por cada golpe, por cada insulto y cada lágrima que derramé gracias a él.

—¿En qué estás pensando? —la miré.

—Tengo que hacer algo —le dije en un susurro. No quería que Mark supiera lo que iba a hacer. No quería que arruinara mis planes como aquella vez en la luna de miel. Si lo hubiera matado esa noche nada de esto estaría sucediendo, pero yo estaría muerta o en prisión. Y no quería ir a prisión por su culpa, no pisaría una cárcel solo por la muerte de ese bastardo.

—¿Qué tienes que hacer? —indagó.

—Tenemos que salir de aquí.

—¿Y cómo lo vamos a hacer si nos tiene vigiladas y no podemos salir? —dijo.

—Mark tiene que estar muerto —abrió los ojos de par en par.

—Val, no...

—Jean, sí. Solo así podemos salir de aquí y librarnos de esa basura humana. No hay otro modo, Mark no nos va a dejar salir porque sí y no sabemos cuando van a tener esa orden de aprehensión en contra de Mark —apreté su mano.

—No puedes matarlo —murmuró mirando hacia la puerta —. Te van a encarcelar.

—Muchas personas quieren ver muerto a Mark.

—Sí, pero tú serás la principal sospechosa porque eres su esposa y sabes cómo son sus padres. La bruja de su madre no se va a quedar con los brazos cruzados. Te odia.

—Y yo la odio a ella —mascullé.

—Tienes que esperar a que lo detengan.

—¿Y luego qué? —frunció el ceño —. Voy a seguir siendo su esposa y hará de mi vida un infierno. Mark tiene mucho poder y conocidos, personas que harían lo que fuera por él. No me va a dejar en paz, no podremos ser libres mientras él esté con vida —le quería hacer entender lo que era más que obvio. Mark no me iba a dejar en paz hasta que estuviera muerto. Solo así me iba a poder librar de él.

—Tiene que haber otra solución —negué con la cabeza.

—No la hay, Jean. No hay otra manera para ser completamente libres de esa basura —musité —. Tengo que matarlo —Jean pasó saliva.

—Hoy es la boda de Rhona —asentí.

—Se está cansado con Kail y ojalá que él si la trate bien, la cuide y la respete cómo ella se lo merece —me limpié debajo de los ojos —. Cómo todas lo merecemos —Jean asintió.

—Tú también mereces una bonita relación. Alguien que te trate bien, te cuide y respete cómo lo mereces —la miré con los ojos llenos de lágrimas —. No mereces nada de esto, Val, ni los golpes ni los insultos.

—¿Te das cuenta de que Mark es un peligro estando vivo? —Jean asintió.

Escuchamos que alguien tocó a la puerta. Tenía que ser Elsie, Henderson o Ramsay, solo ellos podían entrar a la habitación y hablarme, ya que los demás empleados tenían prohibido dirigirme la palabra.

—Adelante —me limpié las mejillas de las lágrimas que había derramado. La puerta se abrió y era Ramsay quien entró a la habitación. Entró y cerró la puerta detrás de su espalda.

—Señora.

—¿Qué quieres? —pregunté arisca. Les tenía un gran rencor por lo que le hicieron a Carson. Solo de pensar que pereció en sus manos me daba más coraje y quería írmele encima para golpearlo, para descargar todo el coraje que llevaba dentro.

—Me mandaron a decirle que esté preparada esta noche —se mantenía impasible de pie frente a la puerta.

Miré a Jean, algo confundida por la repentina visita de Ramsay y sus palabras.

—¿Quién te mandó, Mark? —negó.

—No puedo decírselo —dijo serio.

—¿Es secreto? —le preguntó Jean.

—Solo me pidieron que le diga esto. Estén preparadas para esta noche. A media noche —repitió.

Seguía sin entender quién lo mandó y por qué.

Sin decir más nos dio la espalda y salió de la habitación. Cerró la puerta y nos dejó solas.

—¿Quién lo mandaría? ¿Podemos confiar en él?

—No, no podemos confiar en él ni en nadie. Solo en Elsie —Jean asintió —. Cuando salgamos de aquí la vamos a llevar con nosotras y a Effie también.

—La quieres mucho —asentí.

—Con ella aquí me siento menos sola y me ha apoyado mucho. No puedo dejarla a su suerte o sola, ella no lo ha hecho. Y Effie, ella ha estado ahí desde que mamá murió —me dio la razón.

—No podemos dejarlas solas —negué —. A ninguna de las dos.

—No, a ninguna de las dos.

—¿Entonces qué vamos a hacer? —preguntó.

—Tenemos que estar preparadas para lo que sea que ocurra hoy a media noche —exhalé.

—Le voy a decir a Elsie —se levantó del colchón.

—Sí, pero ten cuidado de que nadie te escuche —asintió —. Tenemos que ir con mucho cuidado en esta casa, Jean.

—Ahora regreso. Si quieres puedes dormir —no le dije que no ni que sí.

Me quedé en la cama, pero no pude dormir, ya que en ese momento pensé en las personas que estaban allá afuera. Beth, Rhona y Effie. ¿Cómo estarían? ¿Se preguntaban cómo estaba y porque no me había comunicado con ellas? Estaba segura de que Beth sí lo hacía. Nos hablábamos diario o nos mandábamos mensajes para saber cómo estaba la otra y que desapareciera de un día para el otro debía ser raro para ella. Beth me conocía tan bien y en ese momento estaba preocupada porque no sabía nada de mí.

Pensé en Caris, en mi niña hermosa y ahora más que nunca quería verla y abrazarla. Quería decirle cuanta falta me hacía y verla, solo eso pedía, verla antes de que Arya la adoptara. Esperaba verla antes de irme de ese lugar.

Me levanté de la cama con el cuerpo adolorido todavía. Los golpes empezaban a sanar, pero las heridas del alma se encontraban abiertas y sangrando. Me dolía lo sucedido y que las cosas hubieran terminado así. Ojalá que Carson y yo hubiéramos tenido otro final porque lo merecíamos.

Me quedé mirando desde el barandal. Los hombres de Mark andaban de un lado de la casa al otro. Llevaban armas largas y vigilaban cada esquina de la propiedad. Mark nos tenía bien vigiladas para que nadie entrara y saliera de aquí. Si es que Beth vino a buscarme no pudo dar un paso dentro porque no la iban a dejar entrar.

No me quedé a esperar a Mark, no me importaba si llegaba tarde o no llegaba, hubiera sido mejor para mí que no volviera a casa para mi tranquilidad. Era la boda de su hermana y quizá regresaba tarde de la gran fiesta que habían preparado para los novios.

Jean se quedó a dormir a mi lado, ni siquiera se lo tenía que pedir por qué lo hacía por mí y por ella. Sabía que así Mark no se atrevería a dormir a mi lado y tampoco la iba a correr de la habitación. Mark no se atrevería a tocarme si Jean se encontraba a mi lado.

—Val —me llamó Jean —. Val —abrí los ojos perezosamente —. Creo que Mark llegó a la casa —no le di importancia porque no la tenía. No me importaba si Mark regresaba o no.

—¿Qué horas son? —indagué. Jean miró la hora en el reloj.

—Van a dar las doce —murmuró. Cerré los ojos de nuevo.

—Duérmete —la abracé —. No importa —asintió y durmió de nuevo.

Si Mark había regresado quería decir que la fiesta había terminado y tal vez Rhona junto con Kail estaban yendo a su luna de miel. Le pedía al cielo que le fuera bien y Kail la respetara y llegara a amar en algún momento.

Esto iba a terminar pronto para nosotras y en algunos meses estaríamos lejos de aquí donde solo nos habían ocurrido desgracia tras desgracia y solo pedía que esto terminara ya. Quería ser libre y vivir en paz para ser completamente feliz.

Minutos después escuché ruido en la parte de abajo, como si se hubiera roto una taza.

—Creo que alguien entró a la casa —le dije a Jean. Asintió.

—Hay alguien abajo —miré en dirección a la puerta. La habitación se encontraba sumida en la oscuridad. No veía nada, solo el halo de luz que se colaba por la rendija de la puerta —. ¿Qué hacemos? —preguntó.

—No sé —de repente se escucharon disparos y voces.

—Ay Dios —Jean se llevó la mano a la boca y contuvo un grito cuando las detonaciones fueron en aumento. Las voces se convirtieron en gritos y los gritos en órdenes desesperadas.

—Tenemos que salir de aquí —le dije a Jean.

—No, Val —quise salir de la cama, pero Jean me cogió de la mano deteniéndome de bajar.

—Jean, está pasando algo y no podemos quedarnos aquí —le dije.

—Val —suplicó. Encendí la lámpara al lado de la cama.

—Tenemos que salir de aquí antes de que nos maten —no solté su mano. No la solté en ningún momento ni cuando salimos de la habitación y cruzamos el pasillo. Elsie nos encontró antes de llegar a la escalera y nos llevó con ella a una de las tantas habitaciones con las que contaba la casa.

—¿Qué está pasando? —le pregunté a Elsie en cuanto cerró la puerta.

—Hay muchos hombres allá afuera —respiraba con dificultad. Su pecho subía y bajaba —. Están vestidos de negro y tienen un logo en su ropa.

—¿Qué logo?

—Creo que...—apretó los ojos para recordar —. SC...SCD —apreté la mano de Jean. Me miró extrañada.

—Ahí trabajaba Carson —se me llenaron los ojos de lágrimas.

—¿Qué? —preguntó, Jean.

—Carson era un agente secreto de la SCD. Él estaba infiltrado buscando pruebas en contra de Mark —omití decirle que también estaba buscando pruebas en contra de mi padre. Ya no tenía caso ensuciar más su nombre cuando en ese momento ya estaba pagando por todos los crímenes que había cometido. No quería que Jean supiera la clase de monstruo que fue nuestro padre y que se decepcionara más de él.

—No lo puedo creer —musitó Jean.

En ese momento la puerta se abrió de golpe y nos encontramos con un Mark molesto y agitado. Su respiración era irregular y las paletas de su nariz estaban abiertas.

—Mark...—me cogió del cabello y me arrastró lejos de Jean y Elsie.

—¡Déjala! —le gritó Jean. Mark le apuntó con la pistola a mi hermana y después a Elsie.

—¡No la toques! —le grité, desgarrándome la garganta —. Te juro que si le pones un dedo encima te mato, maldito bastardo —llevé mis manos donde se encontraban las suyas cogiendo mi cabello.

Mark soltó una risotada que retumbó en la habitación. Afuera se escuchaban los gritos y las detonaciones.

—¿Crees que te tengo miedo? —me miró con ese odio acérrimo que sentía por mí y que era bien correspondido —. Lo único que has traído a mi vida desde que nos casamos con desgracia tras desgracia. Debí matarte cuando tuve la oportunidad.

—Yo debí matarte aquella noche y así me hubiera ahorrado muchos problemas —escupí. Mark me apuntó con la pistola. Jean gritó y detrás de ella Elsie. Al escucharlas gritar Mark les apuntó a ellas.

—¿A quién debo matar primero? —preguntó. El arma se movía de Jean a Elsie y así una y otra vez —. ¿Debo matar a tu pequeña hermana? ¿O a la mujer que te ha estado solapando todo este tiempo? —Elsie abrazó a Jean mientras temblaban de miedo.

—No te atrevas —su agarre se hizo más fuerte.

—¡No eres nadie para decirme que hacer! —agitó la pistola entre cada palabra.

—¡Si me vas a matar hazlo ahora! —le grité —. ¡Estoy harta de esta vida! ¡Hazlo, mátame de una maldita vez! —lo reté. Mark disparó el arma y apreté los ojos, los abrí rápidamente encontrándome con la horrible escena de una Elsie desangrándose en el suelo con mi hermana sosteniendo su cabeza —. No, no, no —Mark me soltó y gateé hacia Elsie. Puse una mano en la herida intentando parar el sangrado —. No, Elsie, no.

Fue inevitable no llorar al verla en ese estado. Temblaba e intentaba hablar, sin embargo, al abrir la boca un poco de sangre salió de entre sus labios, los mojó y manchó sus dientes.

—Val, cuídate. Cuídense —cerró los ojos.

—Elsie, no —apreté su cabeza a mi pecho —. ¿¡Qué hiciste, malnacido!? —no me inmuté en el momento que me apuntó con su maldita pistola a la cabeza —. Hazlo de una vez porque te juro que si no lo haces tú lo haré yo —dije con los dientes apretados.

Mark le quitó el seguro a la pistola y apuntó en dirección a mi cabeza. No cerré los ojos porque quería verlo a la cara cuando disparara. Ya no le tenía miedo, ahora lo odiaba más que a nadie y quería matarlo con mis manos para que ya no se robara el aire de los demás.

Cuando creí que iba a disparar la puerta se abrió estrepitosamente desde afuera. Mark giró y uno de los agentes lo derribó dándole una patada en el pecho. Eso lo desestabilizó y lo mandó al suelo, tosiendo y quejándose. El agente entró a la habitación, la recorrió con la mirada y nos observó a Jean y a mí. Podía ser cualquiera detrás de ese balaclava que cubría por completo su cabeza y solo permitía ver sus ojos. Y al verlo pude jurar que yo ya había visto ese par de ojos.

—¿Están bien? —preguntó.

—Queremos salir de aquí —le dije. Asintió. Mark intentó levantarse, pero antes de que lo hiciera al agente se deshizo de la prenda que cubría su cara. Al verlo quedé sin palabras. Todo mi mundo se detuvo al ver a mi Carson frente a mí. Todavía tenía las secuelas de la golpiza que le dieron Ramsay y Henderson, pero estaba ahí frente a mí y ya nada importaba —. Carson —musité.

—Princesa...


🦋🦋

¡Hola!

¿Qué tal el capítulo? Espero que les haya gustado.

Estamos en los últimos capítulos. Haciendo cuentas quedan unos tres para decirle adiós a Valerie y Carson. Pero, en cuanto termine este libro llega uno nuevo. El título estará relacionado con Placer Oscuro y los otros que vienen también.

Nos vemos en el siguiente capítulo

Disfruten su lectura. ❤

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