Argentina, ese agradable país con una intimidante, pero al mismo tiempo adorable forma de ser, con sus dientes medio amarillentos por la consecuencia de tomar tanto de su tradicional bebida, su forma tan cómoda de vestir y un ojo ciego, se le dió un día hacerse un tur por europa.

Ni el sabia por que, probablemente solo por aburrimiento o la adrenalina que sentía al desobedecer una de las reglas más importantes: "siempre un countryhuman debe pedir un permiso antes de meterse a territorio ajeno", esa norma todos se la sabían, pero había un pequeño agujero, si se hacía pasar por un humano normal usando su forma humana y ganaba su propio dinero de forma justa, atravez de un sueldo en un trabajo tradicional, podría viajar a donde quisiera.

En ese momento, fue donde nació Gabriel Lombardi, un hombre de unos 40 años que trabajaba en una secundaria como profesor de historia en la ciudad de Buenos Aires, era alto y de cabello oscuro con un par de canas, con un ojo marron y el otro gris, obviamente nadie sospecharia quien era aquel agradable ciudadano, que mostraba su habilidad con la juventud enseñándole a sus alumnos de temas históricos con gran agilidad y carisma, logrando que se interesaran en el tema de tal forma que fue seleccionado como uno de los mejores profesores de toda aquella ciudad. Cosa que hizo que Argentina perdieran en su mayor objetivo, no llamar la atención.

Pero apesar de eso, logró reunir lo suficiente después de años de trabajo y se fue directo a europa, comenzando así a hacer turismo mientras se burlaba en la cara de aquellos importantísimos permisos que tanto se exigían, logrando mandar al carajo aquella norma.

¿Porqué eligió Europa precisamente? Simple: para tener una excusa también de visitar a su viejo en modo de sorpresa, siendo este el primer lugar a donde iría, España, él cual obviamente estaba impresionado con su hijo y prometió guardar bien el secreto.

Pero como siempre todo lo bueno tiene que acabar, y a Argentina le quedaba solo lo justo para visitar un país más y luego volver a sus tierras, eligió Londres, principalmente por que también quería fastidiar de forma silenciosa a Uk. El británico no se había visto o dejado ver en años, unos doscientos más o menos, los únicos que lo habían visto eran sus hijos y su ahora ex esposa, nadie sabía por qué se había retraído tanto de la sociedad, pero al argentino tampoco le importaba lo suficiente como para poder saberlo.

Pero algo interesante pasó en el primer día que Argentina llegó a las tierras londinenses.

Había llegado directamente del aeropuerto al hotel, en ese momento le apetecía algo para tomar, para su suerte, había oído que relativamente cerca había una cafetería, así que decidió ir después de haber tomado una siesta.

Cuando llegó, el lugar se notaba tranquilo y acogedor, con un agradable olor a café y a galletas en el aire, eran aproximadamente las cinco de la tarde, el clima era bastante frío, ya que para su mala suerte, había llegado en invierno.

Se sentó en una de las mesas frente a la ventana y se puso a mirar la calle, Argentina tenía que admitir que la ciudad era bastante bonita, por supuesto que en su opinión no superaba las suyas, pero aún así estaba bien, cerró un momento los ojos para descansarlos un poco y su mente quedó en blanco durante unos segundos, al abrir los ojos de vuelta estos se fijaron en una persona en específico.

En unas dos mesas cerca de la suya, se encontraba un hombre que estaba tranquilamente leyendo un libro, este tenía la apariencia de alguien de unos 60 años, cabello largo y lleno de canas atado en una coleta, nariz aguileña y vestimentas adorablemente formales, pero lo que más llamaba la atención, eran sus cicatrices, le hacía falta una parte de su labio superior, dejando ver sus ancias, parecía tener cortaduras por toda la cara y en el ojo izquierdo se notaba que tenía un párpado caído, Argentina no sabia por que, pero sus mejillas se pusieron rojas al verlo, sus manos comenzaron a sudar y su corazón comenzó a acelerarse.

__Ese humano...__susurro para si mismo, mientras se apoyaba su mejilla contra su palma__es lo más bonito que he visto en mi vida.

Vio como una camarera le daba un té a aquel hombre y le decía algo en Inglés, cuando vio que la mujer estaba cerca de él la llamó.

__Excuse me, lady (disculpe, señorita)_vió como la mujer se acercaba a él__who is sitting at the hall table? (¿Quien es el que está sentado en aquella mesa?).

La mujer se giró a ver a quien se refería, al ver al hombre se giró de vuelta a Argentina__He's Mr. Wright, he's a regular customer of the coffee shop. (Él es el señor Wright, es un cliente habitual de la cafetería).

Argentina se mantuvo callado un momento, mirando a aquel desconocido con fascinación, sonrió, se levantó de la mesa, le agradeció a la camarera y tomando todo su valor, se hacercó a él.

__hello__conenzó el argentino, el desconocido levantó la mirada de su libro y devolvió el saludo.

__hello.

Y con esa simple palabra, todo comenzó.