capitulo seis
Cuando despierta hay un individuo de túnica blanca mirándolo fijamente con notable preocupación. El rostro es tan familiar como los demás, así que baja la mirada a su broche, pero no entiende la escritura y tuerce el gesto.
—¿Cómo te llamas? —pregunta con la voz seca.
—Malin —responde, sin quitar el gesto de preocupación de la cara—. ¿Cómo se encuentra?
Taehyung no siente nada en el momento, seguramente necesitando moverse para comprobar su estado. Pasa su mano por el vientre, donde ya no hay sensación de quemadura ni nada que parezca ahogarlo, aliviándolo. Pero en el momento en que se mueve para sentarse, un dolor le atraviesa el cuerpo, desde su ano hasta su espalda, entumeciendo gran parte de su pecho también.
—Tranquilo. Vuelva a costarse, le daré algo para el dolor —avisa Malin, volviéndose hacia una bandeja con flores y unas cuencas vacías donde comienza a aplastarlas, convirtiéndolas en una masa con muy poco líquido. Toca la frente de Taehyung, asegurándose de que no tenga fiebre y baja la mirada a sus labios rojos e hinchados—. Por favor abra la boca para darle la medicina.
Taehyung no tiene tiempo para dudar, cualquier cosa es mejor que sentir el dolor agonizante que lo tiene paralizado, por lo que abre la boca y mastica las flores, poniendo mala cara por su sabor amargo y la textura viscosa, para nada agradable a su paladar.
—El príncipe —recita Taehyung después de tragar, mirando a su alrededor— ¿Dónde está él?
—El príncipe me ha pedido que cuide de usted. Se marchó hace unas horas.
El humano recuerda haber despertado en cierto momento, sin embargo, su cuerpo estaba tan seriamente agotado que volvió a cerrar los ojos, durmiendo lo que para él se siente como días, pero con la vaga sensación de haber sido minutos.
—Horas... —repite, consternado.
—Ha estado durmiendo por seis horas, Kim Taehyung —aclara, ayudándolo a sentarse—. Parece que la medicina está surtiendo efecto. No duele tanto como antes, ¿verdad?
Taehyung mira a través de una ventana oscilante por encima de él, y nota que la luz del día brilla con más intensidad, lo que indica que es tarde. Mira a Malin, sintiéndose inquieto.
—¿Puede darme agua?
Malin asiente y sale un momento de la habitación antes de entrar con una botella de agua echa de vidrio.
—¿Lo tomaron de la tierra? —pregunta Taehyung, dando un sorbo.
—Solamente tomamos lo que puede no ser tan nocivo para nuestro planeta.
Taehyung asiente, dando sorbos cortos, pensativo. Baja la mirada a su propio cuerpo y repara en que está vestido con su túnica, reconociéndolo por el broche y los bordes color oro. También mira sus tetillas y las toca por encima de la tela, siseando poquito al sentirlas inflamadas.
—¿Usted me limpió?
—Así es.
—¿No se supone que el único que puede verme desnudo es el príncipe?
—Directamente estoy a cargo de usted y él lo entiende.
—Ya veo... —susurra y vuelve la mirada a la máquina, donde se supone debe de almacenarse su néctar, pero no hay nada—. Supongo que no hubo leche —dictamina y Malin arruga en el entrecejo—. Qué pérdida de tiempo, ese aparato es una tortura simplemente. Tengo el pecho hinchado por su culpa.
—No fue una pérdida de tiempo —comunica y Taehyung se estremece, mirándolo con aversión—. Usted dio buena leche. De hecho, me parece que los embriones del príncipe podrían desarrollarse más rápido a este paso...
—Esos embriones... ¿Puedo verlos? ¿Son... como bebés de la tierra?
Malin vuelve a arrugar el entrecejo, pensativo.
—Eso creo. Los embriones se toman a partir de la simiente del creador, como ustedes, así que si... Son como bebés de la tierra.
—Pero, ¿se parecen a un feto?
El makibiano mira hacia otro lado, caviloso, como si estuviera a punto de ir a buscar un diccionario para reconocer la palabra "feto".
Taehyung inspira profundo, mirándose las manos, notando contornos oscuros alrededor de las muñecas. El recuerdo de lo que pasó en la mañana lo golpea con tal fuerza que se sonroja. Mira de nuevo sus tetillas y siente un bajo grado de repulsión hacia sí mismo. Un hombre lactando. Ríe discretamente, masajeándose el cráneo para despejar la mente.
Malin se acerca al humano, intentando ignorar lo que desconoce todavía del planeta tierra.
—Después de que los embriones se desarrollen, si están en buenas condiciones, usted no tendrá que seguir lactando por un corto periodo de tiempo, sin embargo, si alguno de ellos presenta algún retroceso en su formación, me temo que tendrá que seguir viniendo al centro embrionario.
—¿Tendré que venir todos los días? —pregunta con pavor, poniéndose pálido como el papel.
Malin menea la cabeza.
—Una vez a la semana. Los embriones estarán listos en nueve meses.
Taehyung ancha los ojos, agarrándose del borde de la cama.
—¿Nueve meses?
—Si no fuera por ustedes los humanos, tardarían hasta dieciséis meses en estar listos.
—Eso es...
—... Demasiado tiempo. Por eso están ustedes aquí.
—¿Lo han hecho antes? ¿Han traído otros humanos aquí?
—Por supuesto.
—¿Y nunca es suficiente?
Malin frunce los labios y da un paso adelante.
—Salgamos a caminar. Le mostraré los embriones.
Taehyung tiene curiosidad, así como miedo. Se apoya en Malin y sale de la habitación, caminando por estrechos pasillos. A medida que avanza su fuerza mejora, hasta que deja de apoyarse en el alienígena para comenzar a avanzar por su cuenta. El ascensor se detiene en un piso con multitud de individuos con túnicas blancas, todos volteando a mirarlo en cuanto él entra.
No muy lejos, Taehyung observa a un humano, lo reconoce al instante porque luce como uno sin usar traje y, por primera vez, no se siente tan solo, aun cuando solamente lo ha visto de lejos. Quiere que el humano alce la cabeza y le sonría, pero se mantiene cabizbajo, siguiente a otro makibiano hacia una puerta que desconoce.
—Sígame —le indica Malin, llamando su atención y guiándolo por una puerta doble. El pasillo es más amplio y hace más frío, pero la túnica le impide congelarse. Cuando van a pasar por una segunda puerta, Malin se devuelve—. ¿Está preparado?
El humano pasa saliva y asiente, dubitativo. Malin no puede comprender del todo el gesto, así que voltea y abre las puertas. Adentro, parece haber cientos de huevos trasparentes y grandes, con embriones dentro. Embriones que a Taehyung le parecen más humanos que otra cosa, además no han terminado de formarse, por lo que su verdadera naturaleza es desconocida todavía para él.
—Estos embriones están en éxtasis. Los embriones que están en formación están en la otra sala. —Se gira en punto, mirando el gesto curioso de Taehyung—. Los embriones atrás de esas puertas, son lo que usted está alimentando —agrega, señalando a su izquierda otras puertas dobles.
—¿Cuántos embriones?
—Diez.
Taehyung se estremece sin ninguna razón, ladeando la cabeza.
—¿Diez? Creí que Jung... El príncipe... —se corrige, notando la confusión en Malin—. Creí que él tendría un descendiente, o dos a lo mucho.
Malin aplaca el gesto su rostro y exhala por la boca.
—Taehyung. —Pronuncia su nombre con un tono tan firme, que el susodicho se queda quieto, un poco tembloroso—. Todos los embriones que están éxtasis son de nuestro príncipe. La razón por la que usted no podría volver a casa nunca, es porque debe alimentarlos a todos. Los únicos que pueden tener un solo descendiente, somos nosotros, sus súbditos. Incluso los hermanos del príncipe tienen derecho a procrear cuantos embriones deseen.
—¿Quiere decir...? —Retrocede, perdiendo su voz—. Yo... El resto de mi vida... El resto de mi vida la pasaré alimentando a cientos de embriones. Viniendo aquí y... —Hiperventila, sus ojos hundiéndose en horror y su boca paralizándose—. No...
—Por favor cálmese. Con el tiempo se acostumbrará. Y cuando llegue a la vejez, seguramente el príncipe buscará a otro humano para ayudarle.
—¿A-Ayudarme? ¡Seré un anciano!
—Usted va a lactar hasta que su corazón se detenga, Kim Taehyung, sin importar cuan viejo esté.
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